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28 enero 2010

Los pedidos más excéntricos de los huéspedes millonarios

Los conserjes de los hoteles más lujosos del mundo están acostumbrados a los pedidos más estrafalarios de los huéspedes millonarios, acostumbrados a satisfacer hasta sus más descabellados caprichos. Divirtámonos conociendo algunas historias de los pedidos más excéntricos de los huéspedes millonarios .

En el Setai, de South BeachMiami –, un cliente solicitó convertir la habitación en un “burdel” y que se le compre “lencería barata” a su esposa. Otro, solicitó embarcar un tigre desde Miami a Londres en dos días, puesto que un cliente se enamoró de una mujer a la que invitó a vivir con él en la capital británica, pero ella no se iría sin su “mascota”.

En el famoso Plaza de Nueva York, un cliente pidió un bote de tarántulas vivas, para llevarse a su casa, y comerlas asadas.

En el Ritz Carlton de Cancún, un cliente solicitó ver una película en la playa privada enfrente al hotel, pero no le gustaba la sensación de la arena en sus pies. Por ello, los conserjes debieron alfombrar todo el camino hacia la playa, y un sector de la misma.

En el Sagamore Resort, de Lake George – estado de Nueva York –, un huésped solicitó cambiar el sistema del hogar, de uno a gas por otro más tradicional, con leños. Otro, con poca señal en su móvil, solicitó la instalación de una torre de telefonía móvil.

En el Hotel Adlon Kempinsky de Berlín, una familia llegó para darse cuenta que la hija menor, de cuatro años, había olvidado su conejito de peluche en casa y no podía dormir sin él. Un conserje debió conducir cinco horas hasta Hanover para recuperar el juguete, para alivio de la pequeña.

En el Brown’s Hotel, de Londres, los conserjes debieron llevar 21 renos vivos, como regalo especial para el cumpleaños número 21 de la hija de un poderoso magnate del Medio Oriente.

En el Le Saint-Sulpice, de Montreal, se alojó una estrella pop que insistió con que debía desayunar cada mañana con leche cruda, directamente de la vaca, siguiendo una estricta dieta. Por ello, un conserje debió viajar a una granja situada a dos horas del hotel cada madrugada para satisfacer la demanda.

Vía: Forbes

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