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21 septiembre 2009

Provincia de Buenoa Aires: Por las calles de San Isidro

A través de los enormes ventanales de la habitación del nuevo Plaza Hotel se ven las torres de la catedral neogótica de San Isidro -recién restaurada- recortadas contra el cielo. Una bella imagen que funde dos épocas, como en un viaje relámpago en el tiempo: el San Isidro antiguo o clásico, ese que creció en torno a la primera ermita levantada en el siglo XVII y luego se coronó con casonas coloniales y neoclásicas; y el actual, movedizo, moderno, en que el mercado de artesanías de la plaza se mezcla con los pubs y restós a la vera de las vías del Tren de la Costa, y que apuesta al turismo de la mano de dos elegantes hoteles en pleno casco céntrico.

Uno es el hotel Del Casco, en un palacio neoclásico de 1892, muy bien restaurado y equipado con piscina, sauna y gimnasio. El otro, el recientemente inaugurado San Isidro Plaza, un moderno hotel boutique de 22 luminosas habitaciones diseñadas estilo lofts. De nuevo fusión de épocas: donde está este nuevo hotel supo levantarse en otros tiempos el cine y teatro Acassuso, donde en 1933 llegó a actuar el mismísimo Carlos Gardel. Una crónica de años posteriores relata que "el morocho del Abasto" llegó en un auto con chofer, y sus guitarristas, en tren: "Caminaron desde la estación del ferrocarril por la calle Belgrano, y al amparo de los naranjos, con sus guitarras a cuestas, arribaron al cine-teatro", cuenta. En el lugar ya no está el cine-teatro, pero sí cómodas habitaciones, un moderno gimnasio, piscina, sauna y jacuzzis, como para relajarse de la mejor manera.

Los ombúes de Mariquita

Aunque el silencio y la tranquilidad invitan al sedentarismo, vale la pena caminar una cuadrita hasta la calle Mercedes Aguirre de Anchorena, que rodea la Catedral. En ella se levantan la ex Quinta Ford y el colegio San Juan el Precursor, casona que perteneció a los Anchorena y cuyas visitas guiadas -al menos una vez al año- permiten admirar pisos de Bélgica, mármoles de Carrara y mayólicas sevillanas. Y pasando las barandas pintoresquistas del Paseo de los Paraísos, ya al filo de la barranca, la Quinta Los Ombúes -Monumento Histórico-, donde hoy funciona el museo, biblioteca y archivo histórico Horacio Beccar Varela.

Los orígenes de esta casona neocolonial datan de 1760, con una pequeña residencia rural que luego se amplió y tomó importancia desde 1784, cuando la compró el padre de Mariquita Sánchez de Thompson. En estas salas y jardines, Mariquita organizó muchas de sus famosas tertulias, y en el actual museo se exhiben algunas de sus pertenencias, como la reproducción coloreada de un daguerrotipo, la imagen más real que se conoce de ella. Entre muchos otros objetos, hay dos esculturas de Lola Mora, aunque la pieza más antigua del museo -de 1778-, es la pila bautismal de la vieja iglesia, que se exhibe en una sala con fotos e ilustraciones de aquel San Isidro de chacras y bueyes chapoteando en el barro.

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