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14 mayo 2010

Turismo: Beverly Hills, la fruta de la pasión

Puede que sea un viaje de negocios o a raíz de un congreso. Entonces la oportunidad de ver lo más jugoso de Beverly Hills se presenta como una fruta madura. No es La Gran Manzana -Nueva York- pero si jugamos con analogías, esta ciudad enclavada en otra, la gigantesca Los Angeles, en California, sabe también a fruta, a fruta de la pasión. Cara, rara y siempre de moda. Es un ombligo de frivolidad que a veces causa rechazo, aunque siempre provoca asombro.

Para las mujeres que viajan solas, Beverly Hills es un paraíso aún sin un dólar extra. Y aunque quisiéramos agotar la tarjeta jamás llegaríamos a tenerlo "todo". En pocas horas, el último modelo se hace viejo porque uno nuevo ya está en las vidrieras.

Pares únicos de Manolo Blahnik -prototipos que pisaron una sola vez la pasarela-, vestidos de Versace que no están ni en Milán... Toda la ciudad es una enorme tienda de lujo, con calles plagadas de cirujanos plásticos, autos deportivos y casi 200 restaurantes junto a otras tantas clínicas para adelgazar. Un culto al placer. Una locura. Un espectáculo para contemplar.

Ricos y famosos

Para debutar en este mito urbano de ricos y famosos, conviene hacer un city tour de medio día y tener libre el resto. La mirada panorámica es importante para un pantallazo o para comprender que uno o dos días no alcanzan. Y menos tratándose de Los Angeles, un condado gigante.

Otra es hacer foco pura y exclusivamente en Beverly Hills; pero es mejor ver la ciudad en su contexto.

Sugerencia uno: tour clásico de mañana, que termina en el Farmer's Market -en la 3rd.St.- a la hora del almuerzo.

El tour en bus recorre los íconos y confirma lo que ya sabemos: el negocio del cine en Hollywood; las mansiones de las estrellas en Bel Air, Beverly Hills y Holmby Hills y el shopping, el gran deporte nacional. El itinerario hilvana China Town, el Centro de Música con el Dorothy Chandler Pavilion (antiguo escenario de los Oscars) y el Walt Disney Concert Hall, una increíble carabela metálica diseñada por el arquitecto Frank Gehry. Sigue por Olivera St. (calle fundacional) y el Centro Cívico para tomar una autopista y acceder a las colinas de Hollywood (allí donde están las letras), bajar por Hollywood Bvrd. y detenerse frente al Camino de la Fama y los teatros Chino y Kodak; continúa por Sunset Bvrd. donde se filmó la serie de tevé "77 Sunset Strip" e ingresa a Beverly Hills.

Aquí se verán los portones de las casas de los famosos y se encontrará camiones de filmación esquina por medio. Enseguida está Bel Air, con más casas fabulosas y luego Rodeo Drive con sus exclusivas tiendas. Sugerencia dos: no alquile auto porque es fácil perderse y reserve la caminata para las calles que más le interesaron. Sugerencia tres: lleve un mapa y tome nota de los sitios a los que desee volver. Averigüe por un trolley-tour (dura 40 minutos) si no quiere caminar.

Mujer bonita

Si hay imágenes indelebles, una es la de Julia Roberts de compras por Rodeo Dr. en la película "Mujer Bonita". Rodeo es la calle más cara del mundo con sólo tres cuadras. Al 200, Louis Vuitton y Bulgari; al 300, Dior, Zegna, Gucci, Fendi y Dolce & Gabbana; al 400, Lacoste, Max Mara, Armani y Hermés, y sólo son algunos.

Sin embargo, detrás de estas etiquetas, prohibidas para un bolsillo normal, hay un circuito vintage, con piezas de diseño a pequeña escala en La Cienega Design Quarter (Beverly Bvrd. y La Cienega Bvrd.).

Belleza americana

En Beverly Hills, el combo del bienestar es "moda + salud + belleza". La obsesión del cuerpo perfecto envuelto en lo más fashion se suma a la necesidad de sentirse y verse siempre bien. Por eso existe The Rodeo Collection (421 N Rodeo Dr.), un complejo de cinco pisos con las mejores tiendas Health & Beauty -belleza y salud- y los centros más avanzados de medicina estética. Es para "internarse" y hacerse de nuevo. Especialmente en el Ora Dental Spa, donde se practican de implantes a infalibles tratamientos blanqueadores de dientes y encías esculpidas. En otro piso está Valence Detox Slimming Anti-aging, empresa dermocosmética con productos únicos para revitalizar la piel. La mayoría proviene de Japón o Corea y cada frasquito cuesta una fortuna.

¿Peluquerías? Varias. En Joseph Martin Hair & Beauty puede ocurrir que si entramos para un corte (desde U$S 150) tengamos que sentarnos junto a Brad Pitt, Liv Tyler o Paris Hilton. En planta baja, Mauro Hair Studio ofrece una línea de aromaterapia para el cabello, capaz de "resucitarlo". Los servicios exigen reservaciones y el parking se llena con limusinas.

El Hotel Four Seasons de Beverly Hills tiene junto a la pileta una terraza con geranios y limoneros donde funciona el Cabana Restaurant, un espacio tan delicioso como su menú, con platos antioxidantes y energéticos ¿esnobismo? En absoluto. Su clientela es gente que "se cuida para estar en forma": confía en la buena alimentación, hace gimnasia, va a algún spa y se somete a una cirugía estética al año.

En los alrededores del hotel proliferan las clínicas de cirugía plástica, gimnasios y spas a un promedio de uno por cuadra. Tratamientos de rejuvenecimiento, dietas y lo que sea para tener diez años menos (o aparentarlos) constituyen un mercado casi tan poderoso como el de las películas. Crece el número de institutos para desintoxicarse de vicios varios. Todo -o casi todo- se arregla con bisturí, peeling, resurfacing, burbuja 02 (aire puro y diamantes), cremas con caviar, polvo de perlas y proteínas de seda. No hay gordos ni se ven arrugas.

Un párrafo final para los "locos por el cine". Recomendamos sentarse en el lobby del histórico hotel The Regent (Wilshire Bvrd. y la entrada sur de Rodeo Dr.) y recordar que en la Suite Presidencial (U$S 5.500 por día) se rodó la citada "Mujer Bonita"; que por varios años Warren Beatty vivió en el Penthouse (U$S 7.500); que al final de los 50 se hospedó en un cuarto mientras filmaba en los Estudios Paramount y que John Lennon -en un intento de alejarse de Yoko Ono- pidió después la misma habitación.

Todo esto para los nostálgicos. Porque los famosos "vivitos y coleando" están en las calles, en los restaurantes de cocina italiana o en el Urth Caffé (sólo café orgánico y blends de tés con hojas de recolección manual). Aquí desayunan Jessica Alba y su hijita Honor Marie así como Paz Vega y Natalie Portman, una joven generación health-food que se aplica a lo vegetariano y natural sin privarse de otros placeres, claro.

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