La Plaza de la Catedral: con el marco de la iglesia jesuita del siglo XVI, sus mesas al aire libre en restaurantes y sus shows musicales, el ambiente de la plaza es imperdible.
El Malecón. Nadie pasa por La Habana sin pisar su Malecón, la explanada en la bahía con ocho kilómetros de extensión, donde pareciera que todo sucede. En el Malecón, la vida social de la ciudad se entremezcla con los turistas. Los sábados por la noche es el lugar donde divertirse.
Paseo Martí, Paseo del Prado. con un boulevard arbolado, que a fines del siglo XVIII era epicentro de los paseos en carruajes, en medio de palacios y mansiones, el Paseo Marti conserva un aire nostálgico, con construcciones en ruinas pero recordando el esplendor de la zona, junto a numerosos vendedores y artistas callejeros.
Feria de artesanías. En la Calle Tacón, funciona el mercado de artesanías al aire libre de La Habana, un lugar ideal para pasear y descubrir pequeñas obras de arte para llevar de recuerdo. No muy lejos, funciona el mercado de libros de segunda mano.
Parque Central. En uno de los extremos del Paseo Martí, se encuentra el Parque Central, un punto de reunión donde los habitantes de la ciudad se sienten muy a gusto al aire libre, y junto al magnífico edificio del Capitolio.