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31 agosto 2009

Argentina: Las cumbres en las que reinó el inca

A diez años del gran hallazgo arqueológico de Llullaillaco, una visita al museo, las momias y las ruinas de Sta. Rosa de Tastil.

Cuentan que más de un visitante se mostró indignado al observar las vitrinas del Museo Arqueológico de Alta Montaña (MAAM) por pensar que allí se exhibían réplicas del hallazgo arqueológico conocido como "Los Niños del Llullaillaco". Es que las tres momias y sus 170 objetos de ofrendas se encuentran casi intactas, tal como las dejaron los incas hace cinco siglos en la cima del volcán Llullaillaco, en Salta.

Creado para resguardar, estudiar y difundir uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de los últimos años, el museo se encuentra equipado con la más moderna tecnología pese a ocupar un edificio señorial de mediados del siglo XIX ubicado frente a la plaza principal de la ciudad de Salta. A metros de la Catedral y del Cabildo histórico, tiene como prioridad la conservación de su colección preciada, con un control automático de sus salas que mantiene el aire filtrado y desbacterizado, a una temperatura constante de 18° C y una humedad relativa de 45 por ciento. Además, cuenta con un sistema de iluminación que varía su intensidad en las vitrinas ante la presencia o no de público.

Según explica el director del MAAM, Miguel Xamena, en una visita guiada al pasado incaico, para las culturas americanas precolombinas la naturaleza era sagrada, en especial, las montañas. Es por eso que el estado inca le dio suma importancia y construyó en las cimas pequeños edificios para los rituales religiosos, hoy llamados "adoratorios o santuarios de altura". De las 200 montañas con restos arqueológicos situados en la Cordillera de los Andes, sólo Salta tiene 40. Y de todos los picos de la región, el volcán Llullaillaco es el más alto, con 6.739 metros de altura, en el límite con Chile.

Precisamente, este año se cumple una década desde que el arqueólogo norteamericano Johan Reinhard, junto a colegas argentinos y peruanos, descubrió las tumbas incas más altas de la región y, quizás, del mundo. Recientemente, la antropóloga forense Angélique Corthals dirigió una nueva investigación de los cuerpos momificados en busca de respuestas sobre la muerte de los niños que fueron reveladas en un documental de National Geographic Channel.

"No son simples objetos que se exponen en una vitrina. Son seres humanos cuya exhibición puede generar diferentes tipos de reacciones y sentimientos. Por eso el visitante puede elegir si desea o no observar los cuerpos, con respeto y silencio", se advierte.

El ritual y la polémica

Uno de los rituales más importantes del calendario inca era la Capacocha, que puede traducirse como "obligación real". Entonces se hacían fiestas de gratitud y sacrificios. Los niños de Llullaillaco tuvieron que recorrer 1.600 km desde Cusco hasta el volcán de la ofrenda, vestidos con su mejor ropa. En el camino, les daban de beber chicha (alcohol de maíz) para bajarlos dormidos a un pozo de 1,67 m de profundidad, junto a un rico ajuar. Para los incas, los niños no morían, sino que se reunían con sus antepasados.

Entre los objetos encontrados hay ushutas (sandalias de cuero y lana), vasijas, peines y estatuillas de camélido y antropomorfas (cuerpos de oro y plata vestidos en miniatura y tocados de plumas).

En cámaras con cápsulas crioconservadoras a 20° bajo cero, el MAAM guarda las tres momias. La "Doncella", de 15 años, está sentada con las piernas cruzadas y un vestido marrón claro. Fue encontrada con un tocado de lana y plumas blancas, que hoy se exhibe junto a una estatuilla de plata. Su largo cabello está peinado con pequeñas trenzas y su rostro pintado con pigmento rojo. El "Niño", de 7 años, está atado y sentado con la cara sobre las rodillas. Los rastros de sangre y saliva en su manta indican una lesión interna, por lo que Corthals sospecha una muerte violenta. Sin embargo, Mario Bernaski, ingeniero del MAAM, tiene su hipótesis: "Puede haber sufrido un edema pulmonar por la altura del volcán y pueden haberlo atado porque estaba agonizando o muerto cuando llegó a la cima".

Para su preservación, se muestra un niño por vez y rotan cada 4 meses. Ahora está expuesta la "Niña del Rayo", de 6 años, sentada con el rostro en alto y parte del cuerpo quemado por el rayo que la alcanzó después del entierro.

Ruinas de Santa Rosa de Tastil

Son 100 km hasta Santa Rosa de Tastil, para continuar el tour arqueológico en busca de vestigios indígenas. Se llega por un camino inolvidable, entre montañas multicolores de formas fantásticas. Lo mejor es visitar las ruinas con un guía, para entender la disposición de estas viviendas, petroglifos y espacios públicos preincaicos que abarcan 12 ha, a 3.200 mts. de altura. En este caso, Christian Vitry explica la reciente teoría sobre la presencia del inca en el lugar. Es que estas tierras guardan tantos tesoros como misterios.

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