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29 abril 2009

Argentina: Colores y sabores de Calamuchita

Lleva un nombre indígena que significa "abundancia de talas y molles", y recientemente fue declarada oficialmente ciudad, con una población de 13.500 habitantes. Sin embargo, a Santa Rosa de Calamuchita, en la provincia de Córdoba, también se la podría denominar "la ciudad que nunca fue fundada", ya que no existe documento oficial que lo acredite. Por eso suele tomarse 1784 como el año de su nacimiento, cuando se fundó la antigua capilla, preciado tesoro histórico convertido en el Museo de Arte Religioso Santa Rosa de Lima.

Cada verano la pintoresca villa, enclavada en pleno Valle de Calamuchita, entre las Sierras Chicas y las Sierras Grandes o de Comechingones, recibe unos 100 mil visitantes. Pero durante todo el año quienes se acercan aquí encuentran, además de un ambiente sosegado y paisajes de ensueño, sitios ideales para realizar múltiples actividades, que satisfacen todos los gustos.

Aventura, sabores y ecoturismo

La travesía 4x4 al Cerro Champaquí -el más alto de la provincia, con 2.884 metros- y los circuitos de mountain bike y trekking por el cordón de las Sierras Chicas son algunas de las opciones más buscadas en la zona, que ofrece además tirolesas y alquiler de cuatriciclos y de motos enduro, para desandar escarpados senderos.

En materia de ecoturismo, el parque ecológico-educativo El Faro permite recorrer senderos en medio de un bosque poblado por una gran variedad de árboles autóctonos a los que se propone reconocer, mientras se realizan avistajes de avifauna.

Entre las actividades rurales se destacan la apicultura, las visitas a bodegas y viñedos, los paradores ecológicos y una destilería de esencias serranas, además de los clásicos fiambres artesanales que se elaboran en la zona. La artesanía aborigen -en particular los telares- es otro elemento destacado, y en el Paseo de las Artes se exhiben trabajos en madera y cerámica, pintura en tela, grabados en cuero y exquisiteces caseras. Además, la galería de artes Quiroga muestra obras de diferentes autores cordobeses; y en Tawa, un taller en el que predominan la creatividad y el arte, se admiran exclusivas piezas de alfarería.

De jesuitas y dominicos

En otros tiempos centro de la cultura precolombina de los comechingones, Santa Rosa de Calamuchita registra huellas de una historia milenaria. Fue en estas onduladas tierras, por ejemplo, donde se produjo el primer encuentro entre los españoles y los pueblos originarios, en tiempos en que la ciudad de Córdoba ni siquiera había sido fundada. De aquel encuentro nació la leyenda de la "Ciudad de los Césares", cubierta de oro y plata, mito que se distribuyó por toda América. Pero, además, hizo posible que Calamuchita se formara en la cultura de las poblaciones originarias prehispánicas y continuara con la colonización española, dando forma así a una multiculturalidad particular, en la que la mezcla de costumbres e idiosincrasias es un elemento fundamental.

Muchos de estos pueblos conservan de forma latente su raíz y su identidad. Estancias y antiguas capillas son visita obligada que destacan el legado jesuítico y su impronta, y a ellas se suman sitios arqueológicos, museos, circuitos histórico culturales y parques temáticos que reflejan el perfil de cada comunidad. Santa Rosa figura, además, en las crónicas de los Padres Dominicos y sus tareas evangelizadoras en la zona, a fines del siglo XVII. En aquellos apuntes, los religiosos destacaban que durante el verano, el clima, el paisaje embriagador, el candor del río y, sobre todo, la abundancia de molles, convocaban a pueblos de distintas latitudes y "desataban los bríos festivos del espíritu", que se llamaban a sosiego cuando las temperaturas comenzaban a descender.

Infraestructura y actividades mediante, ahora esos bríos festivos se disfrutan todo el año, con la ayuda del amplio calendario de eventos que despliega la localidad durante el año, coronado por la Fiesta Patronal, en honor a Santa Rosa de Lima, que se hace durante la última semana de agosto. Una cita imperdible.

Aguas que bajan claras

Desde las sierras -tanto las Chicas como las Grandes- se desprenden innumerables vertientes naturales que originan arroyos y ríos que forman la cuenca hídrica más importante del centro del país, poblada de senderos, balcones naturales con vistas panorámicas, flora y fauna autóctonas e infinidad de rincones para disfrutar de la naturaleza o la pesca deportiva, que también se practica en los embalses -como dique Los Molinos, embalse Río Tercero, Cerro Pelado o Arroyo Corto-. Se dice que buenas truchas se pueden encontrar en los ríos, camino a Yacanto de Calamuchita, hasta el Paraje El Durazno, y distintas especies de salmónidos en el camping Río Grande.

Tantos ríos y embalses son también ideales para quitarse de encima los calores del verano o relajarse en contacto con el agua. Para ello, a lo largo de la costanera se suceden numerosos balnearios, como El Puchuqui, Puente Colgante, Playa Soleada, La Choza o Santa Rita, entre otros, con todos los servicios y entretenimientos para jóvenes y familias.

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