El sitio arqueológico de Pisaq (o Písac), se sitúa al este de la
Cordillera de Vilcabamba, dentro del Valle Sagrado de los Incas, a
treinta y cinco kilómetros de Cuzco, en el noreste de Perú.
Está
claramente dividido en dos partes (media una distancia de un kilómetro y
medio entre una y otra), la más antigua es la de la parte alta, y la
actual es la que se halla en el Valle de Urubamba y data de la época del
colonialismo español.
Lugares sagrados
El
Río Vilcanota fluye atravesando el Valle Sagrado entre Pisac y
Ollantaytambo, y en el norte se reúne con los ríos Apurimac y Ucayali,
que son las fuentes donde nace el Río Amazonas. La palabra vilca se
traduce como sagrado.
Al norte de Perú se lo conoce
como Urubamba y allí tiene varios tramos navegables, en algunos mapas se
le da erróneamente el mismo nombre a todo su recorrido.
Las
ruinas se dividen a su vez en cuatro sectores (Pisaqa, Intihuatana,
Kinchiracay y Callacasa) que descansan a distinta altitud y están
separados por terrazas de cultivo, las cuales se pueden usar hoy en día
porque el sistema de irrigación permanece intacto y funciona
perfectamente; el llegar arriba no cuesta mucho y es divertido porque se
tienen maravillosas vistas, se mire hacia donde se mire.
En
el sitio arqueológico llama inmediatamente la atención el color de las
piedras con las que se levantaron los edificios, ya que las mismas son
rosadas. Se pueden ver numerosas casas, patios, depósitos, escaleras,
acueductos y hasta túneles construidos; con una perfecta unión entre las
piedras que los componen.
Las artesanías del pueblo inca
El
lugar, al igual que la ciudadela de Machu Pichu, cuenta con su propia
Piedra de Intihuatana (inmenso reloj de sol labrado en la piedra) dentro
del Templo del Sol. Desafortunadamente, y debido al vandalismo
demostrado por los conquistadores españoles, muchas partes de ella se
perdieron. Cada ciudad poseía una pero la única que permaneció a salvo
fue la de Machu Pichu gracias a que nunca conocieron su exacta ubicación
y no pudieron acceder a ella.
Los días de la semana
en los que se instala el mercado en el pueblo de Písac es tanta la
cantidad de visitantes que apenas se puede caminar entre un puesto y
otro. La mayoría de ellos ofrecen bellas y coloridas artesanías, tejidos
y cerámicas principalmente.
Son muchos los tours que
en dos o tres días nos llevan a ver todas las antiguas ciudades de la
cultura incaica diseminadas por el valle y vale la pena tomar cualquiera
de ellos puesto que las distancias a veces son muy largas para
recorrerlas sin tener un buen conocimiento de la zona.
Písac, con su historia de heroicas defensas y trabajo fecundo de la tierra, nos aguarda, no podemos eludir su llamado.
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28 marzo 2013
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