-
-
-
-

09 octubre 2012

La Península Valdés, en Argentina, muy al sur del planeta

Una de las provincias argentinas que conforman la región denominada Patagonia es Chubut. Está en su extremo Este, descansando sobre el Mar Argentino, una extensión de territorio: la Península Valdés (con una superficie de 3.620 kilómetros cuadrados), que forma dos golfos con puertos naturales y ensenadas, que cuentan también con puntas rocosas que se adentran en las aguas. Hacia el Norte se encuentra el Golfo San José y hacia el Sur el Golfo Nuevo. En el primero se ha constituido un Parque Marítimo Provincial y en el segundo una Reserva Faunística. La belleza de la zona es espectacular, tanto hacia la costa continental como hacia la costa oceánica.

Territorio increíble

Podemos acceder a ella desde la bella ciudad de Puerto Madryn; son cuatrocientos kilómetros de costas cambiantes que para el deporte de la pesca y el turismo son todo un Paraíso. Maravilla recorrer el estrecho istmo Ameghino que se interpone entre los dos golfos uniendo a la península con tierra firme.

Aquí se registran las mareas con más diferencia de nivel del mundo entero, cada cuatro horas las aguas suben en uno de los golfos y bajan en el otro. Su desnivel es tan marcado que se ha considerado a la península como una extraordinaria fuente de energía mareomotriz, con un potencial de producción eléctrica increíble.

Pero Valdés no es sólo uno de los accidentes geográficos más espectaculares de la Argentina. Sus condiciones climáticas (la temperatura no excede nunca los treinta grados centígrados ni desciende por debajo del cero), su topografía y su ubicación geográfica la convierten en una de las reservas de fauna más importantes.

Los lobos y los elefantes marinos, que tienen allí poblaciones estables con más de cien mil ejemplares, se alternan con colonias de pingüinos de diferentes variedades, cuyo número supera ampliamente el millón de individuos.

Recorrido por el paraíso

Como si tanta belleza natural no bastara, como si tanta majestuosidad no fuera suficiente, entre los meses de junio y diciembre (invierno y primavera en estas regiones australes), convocadas por la gran concentración de plancton y krill que hay en las costas y las temperaturas reinantes correspondientes a un clima templado oceánico, ingresan en los golfos San José y Nuevo, provocando un sensacional espectáculo, las ballenas francas (la variedad más antigua y de mayor tamaño que existe en la actualidad).

Nuestros ojos contemplan atónitos el extraño ballet de esas moles de unas treinta toneladas de peso. Emergen, saltan y caen de espaldas al mar. Miles de turistas no pueden cerrar sus bocas ni dejar de fotografiarlas y filmarlas; la experiencia será inolvidable.

Es un viaje que siempre recomendaremos a nuestros amigos porque sabemos que nos lo agradecerán.

Noticias del mes (revisa por meses)