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17 febrero 2009

Argentina: Vacaciones en los centros de esquí

En pleno verano, los centros de esquí de nuestro país cambian el tradicional manto blanco por laderas verdes, arroyos y cascadas, y ofrecen una amplia gama de actividades para disfrutar a pleno de la montaña y la naturaleza: visitas a nieves eternas, excursiones a cráteres de volcanes, lagos o lagunas, relax en placenteros baños termales o senderos de trekking, caminatas y cabalgatas. Además, desarrollan actividades específicas y originales como tirolesas, toboganes o circuitos de canopy a la luz de la luna. Para no perdérselo.

Tirolesas y toboganes

La Tirolesa del Grito es la atracción que presentó este verano el centro de esquí Las Leñas, en el sur de Mendoza. Es una tirolesa de casi 400 m de largo que cruza el valle sobre los medios de elevación, a un máximo de 80 m de altura, con un doble carril que le da estabilidad y seguridad. Otra propuesta original es una cabalgata de 3 días hasta los restos del avión de los rugbiers, que cayó en 1972 en plena Cordillera. Se llega a los 3.700 metros de altura, cerca del límite con Chile, en una excursión con pensión completa, caballos y mulas, equipo completo de montaña y primeros auxilios, y teléfono satelital. También se puede optar por buceo de altura en la laguna de Valle Hermoso, o practicar rappel y escalada en la Pared de los Morros o de Gendarmería. Pack Aventura Clásica (7 noches, pensión completa y 3 activ. de montaña de medio día) cuesta $ 2.320; Aventura Premium (7 noches, pensión completa y 6 actividades full), $ 2.650.

Cerca de San Martín de los Andes, en tanto, Cerro Chapelco presenta distintas propuestas, entre las que destacan el Tobogán Andino -un tobogán zigzagueante de más de 800 m de largo en el que se desciende con carritos que alcanzan hasta 30 km/h- y el High Jump -para saltar sobre una cama elástica, sujeto con tensores-. La propuesta de Chapelco se organiza en cuatro áreas temáticas: Diversión (paintball, arquería y mini golf), Aventura (mountain bike, High Jump y Tobogán), Naturaleza (cabalgatas, trekking, palestra y circuito guiado de cuatriciclos) y Extreme (recorrido de canopy que desciende desde la cota 1.700 hasta la 1.600).

Otra actividad es el arborismo, que consiste en trepar por redes y trasladarse por puentes colgantes entre los árboles. Y si se decide ascender a la cumbre, no se olvidará la visión del lago Lácar, el volcán Lanín, los cerros Castillo y Azul, la Laguna Verde y los volcanes Villarica y Choshuenco, en Chile. Pasaporte de 5 actividades, $ 95; de 7, $ 135. Pasaporte mini (chicos hasta 6 años), $ 45. Medios de elevación hasta la cumbre,$ 45 con bici propia; parapente, $ 250; canopy, $ 55; cuatris, $ 70.

Skate y cabalgatas

El Mountain Board es seguramente la más novedosa actividad de Cerro Catedral, en Río Negro, este verano. Se trata de una tabla de skate con cuatro ruedas de goma infladas, que permiten descender con gran estabilidad por una pista de 8 km, que cuenta con un medio de elevación especial. Tabla, rodilleras, cascos, muñequeras y guantes se proveen con el equipo. A 19 km de Bariloche, Catedral ofrece también varias actividades gratuitas, como trekkings guiados por la montaña, escalada en roca, tirolesa y una palestra para aprender lo básico del montañismo, y practicarlo. Además, el novedoso "Pase bike", que aplica al mountain bike la lógica del esquí: subir en la telecabina cuádruple Amancay con la bici y bajar haciendo mountain bike ($ 55 por todo el día). Otras opciones son bajadas de rappel y salidas a caballo y en cuatriciclos por senderos de montaña cruzando arroyos y pistas y recorriendo un frondoso bosque de lengas.

El volcán Copahue es uno de los destinos preferidos para el senderismo y las cabalgatas desde Caviahue, el centro de esquí del norte de Neuquén. Una de las cabalgatas se combina con trekking, ya que el recorrido a caballo atraviesa el pueblo, y a un km del cráter del volcán se inicia un ascenso a pie hasta la cima. Caviahue es punto de partida para caminatas y travesías entre mallines, arenas volcánicas y pedregosas y bosques de araucarias. Ofrece distintas cabalgatas, como a las cascadas del río Agrio (aprox. 3 hs, $ 70), del Basalto, La Cabellera de la Virgen, La Culebra o del Gigante. Otros recorridos permiten ascender por bosques de araucarias y alcanzar el hito Pucón-Mahuida, límite con Chile (4 hs, $ 80), o adentrarse en tierras mapuches.

Además, elel volcán Copahue y los cerros Negro y Pirámide son ideales para aprender o practicar ascensos, con ayuda de cuerdas y arneses. También se puede llegar a caballo a la laguna Hualcupen ($ 90), y pasar una noche en la montaña, con cena típica y vino caliente ($ 200). Y en la laguna Escondida se avistan aves y se disfruta de espectaculares paisajes (cabalgata de 2,5 hs, $ 60).

A la luz de la luna

Cerro Bayo, en Neuquén, presentó este verano el programa Club de Montaña, un paquete de actividades recreativas de verano para toda la familia, y que sólo en enero convocó a más de 10 mil personas. Todos los días, entre las 11 y las 19, hay distintas alternativas para todos los presupuestos, a partir de las modalidades Pase Básico ($ 50 adultos y $ 35 menores), y Pase Club ($ 70 adultos y $ 35 menores). El esquema se extiende hasta Semana Santa, y en febrero rige la promoción 4x3 (4 pases al precio de 3). Se pueden usar los medios de elevación y realizar las 6 actividades incluidas en el pase: trekking, arco y flecha, palestra, parque mágico, granja y mountain board. Además, son toda una sensación las Canopy Nights -tirolesas entre las copas de los árboles, puentes colgantes, cuerdas para trepar-, que se realizan a la luz de la luna llena y culminan con cena al aire libre ($ 100).

Finalmente, en La Hoya, cerca de Esquel, Chubut, el paseo en telesilla cuesta $ 15 (menores de 5 y mayores de 65, $ 5), y permite llegar a puntos panorámicos, hacer trekking en senderos de montaña y avistar fauna silvestre, en medio de un frondoso bosque de lengas patagónicas.

Prevención de enfermedades en los viajes

Sin caer en falsos alarmismos, es cierto que viajar a determinados países – en especial aquellos en vías de desarrollo – puede conllevar el riesgo de adquirir varias enfermedades.

Mientras que algunas personas se tornan realmente exageradas en este sentido, muchos otros, la mayoría, no toma los recaudos que debe antes de viajar a una zona endémica. Como resultado, al menos 30.000 turistas al año contraen malaria, una enfermedad fácilmente prevenible con la toma de unas píldoras, días antes de viajar. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, sólo el 34% de las personas que viajan a sitios donde pueden contraer hepatitis, se inmunizan, y la bajísima cifra del 8% es la de quienes previenen la malaria cuando deberían hacerlo. Los datos, hablan muy mal de nosotros como viajeros.

Las vacunas que deberías aplicarte dependerán de cada país. Por ello, es una excelente idea que consultes con tu médico, o con alguna dependencia sanitaria gubernamental, que te indique las medidas a tomar antes de tu partida. Debes considera que algunas vacunas necesitan hasta un par de meses para ejercer su pleno efecto, por lo tanto no dejes este paso para último momento.


Aquí, el Ministerio de Sanidad brinda algunas medidas, pero siempre dependerá de tu destino lo que te corresponda. Y piensa que es mejor tolerar unas inyecciones, que volver con enfermedades graves – sin mencionar que se arruinan por completo tus planes vacacionales.

Brasil los otros nombres del paraíso

Amable. Una ciudad y un estado muy amables. Ese es el primer calificativo que viene a la mente de quien se aventura en este destino brasileño poco conocido y menos promocionado, empeñado ahora en captar los favores del turismo internacional. Hasta hace poco, Vitória, la capital del Estado de Espíritu Santo, a 525 kilómetros de Río de Janeiro y de Belo Horizonte, era la ciudad costera elegida por el turismo minero -entiéndase: los habitantes del estado de Minas Geráis.

A ellos pertenece la mayoría de los modernos edificios que siguen la línea de la costa y le dan a la ciudad fundada a mediados del siglo XVI ese perfil pujante y desarrollado, quizá lo único que le faltaba a esta geografía bendecida por las bellezas naturales, que fue relegada durante décadas. El descubrimiento, hace poco más de quince años, de yacimientos petrolíferos, sumado al boom de la construcción con granito y mármol provistos por las canteras aledañas y los esfuerzos gubernamentales por poner a la región al mismo nivel de sus estados vecinos, le dio el empujón que necesitaba.

La modernización está a la vista: junto a las anchas veredas de dibujos ondulantes, se extienden a lo largo de kilómetros de playas, canchas de fútbol, básquet y vóley, auditorios para shows, rampas para skaters, pistas de patín y juegos para niños entre los que se intercalan flamantes barcitos.

Todo luce limpio, nuevo, seguro. El uso público es una prioridad y el buen trato, un imperativo. No por nada la ciudad alcanzó el tercer puesto dentro de las que tienen mejor calidad de vida en Brasil.

La ciudad de los puentes

Primero se lo llamó el puente del gato, porque no quería adentrarse en el agua; después el puente del pato, porque no quería salir del agua; por último, el puente de la tortuga, porque nunca llegaba. Los capixabas (así se los denomina a los nativos de la zona, un nombre indígena de origen tupí que significa pequeña plantación de arroz) recuerdan con picardía la demorada construcción del puente Darçy Castello que es el emblema de la ciudad. Vitória es la mayor de las 34 islas que componen el archipiélago donde se desparraman un conjunto de municipios. Frente a ella, a sólo 5 km, se levanta Vila Velha, la ciudad más antigua del estado. De uno y otro lado, así como también desde la Ilha de Boi, las vistas panorámicas causan admiración, sobre todo de noche, cuando las luces titilan y la brisa suave del mar aplaca el fragor del día. Pero ninguna supera a la que se obtiene desde el Convento da Penha, construido hace cuatro siglos sobre un promontorio al que se accede tras una empinada caminata a través de la vegetación tropical, refugio seguro para decenas de macaquinhos (monitos tití de cabeza blanca) acostumbrados a la peregrinación de turistas y devotos.

Entre arenas y marlines

Más abiertas que las de Vitória, las playas de Vila Velha son las preferidas, en especial, Praia da Costa, que además cuenta con los infaltables barcitos donde es imposible resistirse a los platos de camarones y cangrejos fritos, tan comunes en la zona. Aquí también se concentran los negocios más sofisticados y la movida nocturna que, a diferencia de los balnearios argentinos, empieza y termina más temprano. Antes de la medianoche los bares y las discos están repletos y la seguridad no parece ser un problema: por lo menos en esta parte de la ciudad, nadie teme caminar de noche.

Si se trata de conocer playas menos urbanas, la brújula apunta hacia el sudoeste. Guaraparí queda a 50 km de Vitória y es famosa por las propiedades medicinales de sus arenas monacíticas. Frecuentada con fines terapéuticos, hoy es lugar de relax y placer también por otros motivos: las aguas claras invitan al buceo y el avistaje de variadas especies submarinas. Réplicas de un ejemplar de marlín azul (636 kilos), capturado hace unos años, se repiten como un ícono en las veredas costeras.

Los paseos en barco hasta los manglares y la práctica de deportes náuticos son otros tantos atractivos. Una mención aparte merece la gastronomía: el circuito que arranca en Vitória y termina en Anchieta, un poco más al sur de Guaraparí, es conocido como la "Ruta del sol y de la moqueca" (ver recuadro), un plato bahiano típico que, en esta región, como resultado de la importante inmigración italiana de fines del siglo XIX, moderó su sabor reemplazando los fuertes condimentos nordestinos por otros más mediterráneos. Los numerosos restaurantes y bares de la costa se especializan en este plato y en otros en los que el pescado y los camarones son protagonistas.

La montaña mágica

Los inmigrantes -italianos, austríacos, alemanes y suizos- llegados al puerto de Tubarao, en Vitória, pronto buscaron un lugar donde aclimatarse. Así subieron la montaña (a dos horas de viaje por una carretera serpenteante y de vegetación frondosa) y se establecieron en el municipio de Domingos Martins, que hoy luce más parecido a una comarca alpina que una región de Brasil, no sólo por su apariencia de cuento sino también porque las temperaturas promedio son notoriamente más bajas. Allí se asentaron haciendo lo que sabían: sacar provecho de lo mejor que la tierra tenía para ofrecerles. Y vaya que lo tenía. Hoy la región muestra orgullosa la exquisita elaboración de sus productos, pero también la organización de un importante circuito de agroturismo alrededor de la insólita Pedra Azul (una masa granítica pelada a 1.900 metros de altura que cambia de color según la posición del sol), en el parque del mismo nombre.

El municipio de Venda Nova do Inmigrante es una buena muestra de esta actividad que hace del esfuerzo rural una ocasión para el disfrute de los visitantes. Allí se pueden recorrer establecimientos dedicados a la elaboración de embutidos, dulces, conservas, licores y quesos -todo casero-, visitar plantaciones de café y de frutillas, y también realizar cabalgatas en esforzados caballos noruegos de la raza Fjord, especialmente dotados para los caminos de montaña; almorzar en los comedores de las fazendas, junto a enormes cocinas a leña; hacer trekking, probar suerte en los lagos de pesca abundante y visitar el deslumbrante orquideario de Marechal Floriano. Gozar en un mismo destino de la playa y la montaña con un desplazamiento insignificante es la respuesta ideal para quienes hacen de la alternativa una cuestión de vida o muerte. Si se puede hacer todo, ¿para qué elegir?

13 febrero 2009

Holguín, un destino diferente en Cuba

Como ya sabemos, Cuba cuenta con una amplia gama de atractivos que va más allá de las playas o de las hermosas riquezas folklóricas sino que también cuenta con localidades de gran encanto que los viajeros no pueden dejar de conocer.

Estamos hablando en esta ocasión de Holguín, una ciudad apartada de lo que comprende el circuito turístico tradicional a unos 750 kilómetros en dirección este de La Habana, para ofrecer a los viajeros imponentes montañas y bosques.

Los grandes tesoros históricos de la localidad constituyen otro de los principales atractivos que junto que la belleza del celeste mar, hacen la zona un paraíso imperdible ideal para pasar unas vacaciones descansando a pleno.

La distribución de la arquitectura respeta los clásicos estándares de las construcciones llevadas a cabo por los españoles colones donde se puede observar la combinación de plaza-iglesia y casa de gobierno, marcando un entorno realmente particular.

Un destino sorprendente ideal para quienes desean viajar al Caribe y conocer un poco más aparte de las hermosas playas con palmeras y los tradicionales paseos.

Vía Viajes Norteamerica

Yapta, ahora con una herramienta para funcionar a través de Twitter


Yapta, un sitio web que permite a los potenciales viajeros, en especial a aquellos que acumulen muchas millas canjeables de vuelo, poder acceder al billete de su preferencia, en cuanto a día, horario y destino.

Como explicábamos entonces, el sistema de fidelización de viajeros frecuentes no funciona a discreción, sino que abre y cierra sus ofertas de acuerdo a la cantidad de pasajeros que se apunten. Por ello, encontrar ese vuelo que necesitamos puede ser una tarea tediosa, que Yapta se encarga de hacer por nosotros, avisándonos luego con un correo electrónico cuando la oferta ideal haya aparecido.

Ahora, gracias a Twitter, una red social de microbloggin, nos pude llegar un mensaje de texto al móvil – que debemos tener linkeado a Twitter –, que nos informa instantáneamente que la oferta deseada ha aparecido, con lo cual nos resta lanzarnos al ordenador más cercano – algo que hoy en día no es complicado de hallar – y hacer la reserva.

Claro que este complejo, pero conveniente sistema está disponible con aerolíneas americanas, y Twitter tampoco está disponible para móviles en todos los países. Pero si la tecnología existe y puede aplicarse en otras latitudes, hay que exigirles a las compañías que las implementen en nuestros respectivos países, ¿verdad? No son de tanta complejidad como para que no podamos aprovecharlas en todas partes.

Como siempre decimos, saber que estas herramientas ya están disponibles, nos da la pauta de que es posible que pronto la tengamos entre nosotros. Y si no, hagamos fuerza porque así sea, ya que todos tenemos el mismo derecho a viajar barato.

Un crucero de Buenos Aires al Cabo de Hornos

Partir desde Buenos Aires y visitar por algunas horas los puertos de Montevideo, Puerto Madryn, Punta Arenas y Ushuaia; sortear luego el Cabo de Hornos y regresar hasta Punta del Este y Porto Belo, con llegada a Santos, Brasil, como punto final. Finalmente, desde San Pablo, emprender el retorno por vía aérea. Esa fue la propuesta de la empresa Royal Caribbean Internacional en su viaje inaugural al extremo sur de América: a lo largo de catorce días y trece noches, el Radiance of the Seas, crucero de 90 mil toneladas y 300 metros de largo, albergó a huéspedes de 45 nacionalidades llevándolos hasta lo más austral del continente americano, en un viaje realmente inolvidable.

Luego de realizar el check in en la terminal de cruceros Quinquela Martín del puerto de Buenos Aires (conviene hacerlo previamente por Internet) embarcamos con la suficiente antelación a efectos de ubicar el camarote, reencontrarnos con el equipaje y comenzar a conocer la que sería nuestra casa flotante por varios días. Para prevenir cualquier contingencia, junto con la papelería del viaje, la empresa entrega anticipadamente una cartilla explicativa personalizada en la cual figuran lugar, fecha y hora de embarque, número de camarote y cubierta, horario de comedor y la lista de preparación para el crucero, donde se detalla la documentación requerida y el equipaje, además de amplia información sobre el barco, el itinerario y la vestimenta adecuada para las distintas ocasiones durante la travesía.

Las naves de la clase del Radiance se caracterizan por sus amplias áreas exteriores vidriadas, un gran espacio abierto y más balcones que otro tipo de cruceros. Antes de partir, una primera recorrida por alguna de sus trece cubiertas -nueve de altura, con su atrio en la parte central del barco-, que ofrecen variadas opciones de alojamiento, actividades y entretenimientos. para subir y bajar amplias escaleras y ascensores de cristal con vista al mar, que conforman la red de accesos a las amplias cubiertas. Y para familiarizarnos con sus camarotes -internos, externos con vista al mar y externos con balcón privado- amplios y confortables, con todo lo necesario para una estadía más que placentera durante las dos semanas de navegación.

Mar abierto

Zarpamos de Buenos Aires por la noche, mientras conocíamos durante la cena a los integrantes de la mesa que compartiríamos día tras día. Por casualidad -o probablemente no-, la mayoría de los grupos integrados la primera noche, tanto en mesas para cuatro personas como en una como la que nos tocó compartir -para doce-, fue excelente. En el Radiance, las opciones gastronómicas son varias, en cinco restaurantes diferentes: Portofino, Chops Grille, Cascades, buffet Café Windjammer y Seaview Café. Después de la cena bien se puede optar por el Casino Royale, el Colony Club o el Safari Club -con mesas de billar autoniveladas-, o por bares como Champagne Bar o Schooner Bar. Para bailar, con diversos ritmos, las cubiertas 11 y 13.

Después de partir de Montevideo -primer puerto que tocamos- disfrutamos de todo un día a mar abierto, con proa a Puerto Madryn. Ideal para actividades en cubierta, piscina, solarium, spa y centro de acondicionamiento físico, simulador de golf y minigolf, pared de escalar y adventure beach, con actividades para niños y jóvenes (de 6 meses a 17 años).

Como parte del servicio, diariamente se informa al pasajero sobre el estado del tiempo, las comidas y bebidas disponibles, los entretenimientos y horario de actividades y deportes y las posibilidades para realizar compras, practicar juegos de azar, acceder a producciones teatrales, disfrutar de programas de actividades para niños y jóvenes y de distintas excursiones en tierra, además de todo lo necesario para disfrutar a pleno de un buen viaje de vacaciones.

Madryn nos recibió con un día espectacular, que aprovechamos a pleno para recorrer la playa, hacer excursiones a la pingüinera y visitar colonias de lobos marinos, antes de regresar nuevamente al barco. Quizás, un poco ansiosos por alcanzar el objetivo principal: Ushuaia y el Cabo de Hornos, pasando antes por el pintoresco puerto de Punta Arenas.

Desafío de corsarios

El hecho de pensar en recorrer legendarias rutas marítimas, como el Estrecho de Magallanes o el Canal de Beagle, y luego navegar frente al Cabo de Hornos, considerado todavía como uno de los mayores retos náuticos, despertó en todos nosotros el espíritu de aventura que, sospecho, habrá animado a Charles Darwin y el capitán Fitz Roy a desafiar esa zona en la que chocan las dos grandes masas de agua del Pacífico y el Atlántico.

Esperábamos encontrar un mar revuelto y agresivo; sin embargo, para nuestra sorpresa, nos adentramos en aguas calmas y silenciosas. Muchos recordábamos que, sólo entre los años 1850 y 1900, más de un centenar de navíos naufragaron en las inmediaciones de este Cabo. Quizás por eso, a bordo sólo se escuchaban suaves murmullos y comentarios a media voz, como si temiéramos romper ese raro sortilegio del momento. Cientos de navegantes que poblábamos las cubiertas del Radiance nos sentimos hermanados por un instante con marinos y piratas que osaron alguna vez desafiar esas aguas.

Con la impresión de haber vivido una experiencia imborrable, el barco puso rumbo hacia el Norte. Y si bien el recorrido habitual sigue por el Pacífico hasta el bellísimo puerto chileno de Valparaíso, en este viaje inaugural regresamos por el Atlántico. Nos esperaban las arenas cálidas de Punta del Este y Porto Belo.

05 febrero 2009

Cuba: Recorrido por el Centro de la Habana

Ha llegado el momento de dejar la playa por un momento y dedicarnos a conocer la verdadera Cuba. Y para ello, qué mejor que visitar su capital, La Habana, para recorrer sus calles, disfrutar de su historia, conocer a sus pobladores, probar su gastronomía y perderse en sus angostas calles.

De este modo volvemos a Cayo Coco para abordar el avión que tras 50 minutos en el aire aterrizará en el aeropuerto de La Habana. Allí llegamos y, a primera vista, apreciamos una ciudad quedada en el tiempo donde los coches particulares, reconocibles gracias a su matrícula color amarillo, tienen, al menos, entre 40 y 50 años de antigüedad. Estos se mezclan con modelos más nuevos, los de matrículas azules que son los pertenecientes al estado y las bordó que son los de alquiler. Al recorrer sus calles pueden observase en algunos muros diferentes frases que hacen referencia al sistema y a la revolución, muchas de ellas, pertenecientes a José Martí.

La Habana puede, entonces, dividirse en cuatro grandes barrios o zonas: Centro Habana, el Vedado, La Habana Vieja y Miramar. Así, Centro Habana es la zona limitada entre las avenidas de el Malecón al norte, el Prado al este y la Calzada de la Infanta al oeste. Se trata este de un sector popular, ruidoso y superpoblado en el que pueden apreciarse edificios que son verdaderas joyas arquitectónicas muy deterioradas, fruto de los años dorados de Cuba.

Es realmente lamentable ver el estado de las construcciones y los casi inexistentes trabajos de restauración pero, sin dudas, las imágenes callejeras de esta zona son verdaderas postales del país. Casas compartidas por varias familias, ropa secándose en sogas que atraviesan las calles y, por sobre todo, la alegría, la educación y la buena predisposición de su gente.

Pero veamos, que además de sus calles y las casas, Centro Habana también cuenta con otros atractivos como la fábrica de la famosa marca de tabaco Partagás que se alza detrás del Capitolio, justo en el límite con La Habana Vieja. Allí pueden disfrutarse de visitas guiadas pagas y de una tienda para adquirir habanos de gran calidad.

Por su parte, el Barrio Chino podrá encontrarse muy cerca y con facilidad. Si bien esta zona se extiende por varias calles, un pasaje cubierto por adornos orientales y carteles es considerado el centro de este sector. Allí abundan los restaurantes donde se podrá disfrutar de la comida china y otros que fusionan a ésta con la gastronomía cubana.

Y si de arquitectura se trata la Iglesia de la Caridad es otro atractivo de esta parte de la ciudad dado que es allí donde el catolicismo se entremezcla con la santería, es decir, con el rito traído a América por lo esclavos africanos. Frescos, mucho dorado, velas e incienso son los protagonistas de este lugar.

En tanto, para caminar y disfrutar de la fresca brisa marina, el Malecón es el sitio. Se trata del paseo marítimo que se extiende por 5 kilómetros en el que las olas rompen empapando las veredas y alguna persona que pasea por allí. Durante el día pueden verse personas pescando y otras vendiendo sus artesanías, mientras que por la noche el lugar se ve invadido de parejas y personas o grupos musicales dando rienda suelta a su arte con los sonidos típicos del Caribe.

Via: diariodelviajero

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