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06 agosto 2013

Viajando a los lugares más tormentosos del mundo

Ya seas meteorólogo o simples amante de la sensación de resguardarse en una casa mientras afuera llueve, truena y el viento azota los árboles, sin duda uno de los lugares habitados donde el tiempo resulta más cambiante, ciclotímico e interesante es Calgary, en Canadá.

Si lo que queréis ver son muchos rayos, tal vez porque estáis buscando regresar al futuro en vuestro Delorean, entonces el lugar apropiada es la cuenca del río Catatumbo, en Venezuela, al sur del lago Maracaibo. La tormenta que dura unos 160 días al año y que genera unos 300 relámpagos por hora.

Sin embargo, si no os gusta estar quietos y queréis viajar mientras a vuestro alrededor se desencadena el Apocalipsis climático, entonces tengo buenas noticias para vosotros: imaginaos 40.000 kilómetros de autopista meteorológicamente agresiva. Bien, en realidad no es una autopista, sino el Ecuador, la franja imaginaria que corta la Tierra en dos.

Es lo que se llama Zona de Convergencia Intertropical, que comprende las regiones que hay entre los dos trópicos, a uno y otro lado el Ecuador. ¿Cuál es la razón de esta particular climatología? Según José Miguel Viñas, en su libro Curiosidades meteorológicas:

La fuerte insolación reinante calienta el aire y favorece el crecimiento de enormes torreones nubosos que terminan convertidos en poderosísimas tormentas. (…) Dependiendo de la longitud geográfica y de la época del año, esa banda de tormentas ocupa unas u otras posiciones, complicando el tiempo a lo largo de una vasta región terrestre.

Aquí, las formaciones nubosas son tan extensas a nivel vertical que incluso los aviones comerciales, que vuelan a unos 11 km de altura, no pueden superarlas, viéndose obligados a rodearlas.

Si el mar y el aire no es lo vuelto y preferís navegar entre olas, lluvia y fuertes vientos para sentir un riesgo de naufragio mayor que el producido en el Triángulo de las Bermudas (que en realidad es un mito: aquí hay muchos naufragios sencillamente porque la región está cruzada por muchas rutas comerciales), entonces deberéis viajar a “Los 40 rugientes”. Es decir, una franja longitudinal que discurre entre los paralelos 40 y 50 del Hemisferio Sur.

A lo largo del siglo XIX, los clípers, con sus grandes arboladuras, surcaron los mares del Sur a toda velocidad, aprovechando el impulso de los fuertes vientos del Oeste que dominaban en el citado pasillo marítimo, conectando Europa con el Extremo Oriente, Australia y Nueva Zelanda.

Particularmente, si queréis ráfagas de viento muy violentas, nada como la navegación entre los estrechos y cabos del sur de América (estrecho de Magallanes), África (cabos de Buena Esperanza y de Agulhas) y Australia (estrecho de Bass).

Con todo, a nivel marítimo, posiblemente la región de condiciones meteorológicas más adversas del mundo sea “Los 60 bramadores”, el cinturón de borrascas que rodea la Antártida.

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