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Mostrando las entradas con la etiqueta BRASIL. Mostrar todas las entradas
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15 febrero 2010

Brasil: Bahía, la seductora

Salvador de Bahía parece emerger desde el Atlántico como un manto de color interminable, que se esparce resguardado tras las fortificaciones portuguesas que se construyeron en el siglo XVI para protegerla. Y no sólo es en su arquitectura colonial donde se advierte ese mix afro-brasileño-portugués que la vuelve única, sino también en los aromas que se desprenden del aceite de dendé y de la leche de coco, presentes en su comida típica. Los rasgos distintivos de la ciudad más "negra" de Brasil también se revelan en el contoneo rítmico de los cuerpos moviéndose al compás de los sonidos del axé, de la samba y de los tambores de la capoeira.

Salvador de Bahía se fundó en 1549. Convertida en uno de los enclaves arquitectónicamente más espléndidos de toda América, la ciudad fue capital y sede de la administración colonial de Brasil hasta 1763. En ese año, Salvador perdió su estatus de capital, que pasó a Río, pero no por ello dejó de ser una ciudad vibrante, reconocida por su cultura.

Bahía es una metrópoli de sorprendente trazado urbano, que está dividida en dos niveles. Su parte alta, situada a 72 metros por sobre el nivel del mar es el famoso Pelourinho, un centro histórico que alberga a uno de los más grandes legados de la arquitectura colonial del mundo. Desde ahí el visitante puede ir hasta la parte baja, a través del Elevador Lacerda, una imponente construcción de estilo art deco emplazada en la plaza municipal Thomé de Souza, junto al Palacio Rio Branco, que fue inaugurada en 1873.

En la parte baja, hay que visitar la Iglesia de Nuestro Señor de Bomfim, la imagen más popular de Bahía, y que se conoce en otros países por las famosas cintitas multicolores de deseos.

"Es un regalo", le prometen los vendedores a cada turista, para luego demandarles una "colaboración", de uno o dos reales.

De otros tiempos

La magia del Pelourinho (centro histórico bahiano declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1985) va revelándose en cada esquina. Y, aunque recibe su nombre de la columna de piedra que antiguamente se emplazaba en el centro de las plazas, para amarrar y azotar a esclavos y criminales, deja en claro que está bien lejos de sus orígenes: el Pelourinho es hoy un centro cultural a cielo abierto que agrupa, junto a la magnificencia de su arquitectura, a artistas de todos los géneros.

Por sus calles angostas y empedradas deambulan las bahianas ataviadas en sus típicas vestimentas blancas. Faldas anchas y acampanadas y coloridos turbantes que protegen del sol al mismo tiempo que emulan al Candomblé, el culto afrobrasileño que cuenta entre sus deidades con Iemanjá, la diosa del mar. Ella es la responsable de que en las playas del centro puedan verse las ofrendas de flores y comida que algún devoto ofreció al mar.

Dentro del Pelourinho, no se puede dejar de visitar la Plaza 15 de Noviembre, más conocida como Terreiro de Jesús, debido al nombre de la Iglesia de los Jesuitas y actual Catedral Basílica, un templo de corte manierista de la segunda mitad del siglo XVII. Esta plaza está rodeada por la primera escuela de medicina del país, y los museos Afro-brasileño, el de Arqueología y Etnología. Otros imperdibles: la Iglesia de Nossa Senhora do Rosario dos Pretos, (construida por los negros, ya que tenían la entrada prohibida a los demás templos); y la Fundación Casa de Jorge Amado.

Riquezas y contrastes

Pero, es en los muros del Convento de San Francisco donde quedó el registro de la descomunal riqueza y los fuertes contrastes sociales que marcaron los años en que nació Bahía. Conocida como la Iglesia de oro, su ornamentación barroca está íntegramente trabajada con tallados y arabescos en lámina de oro y ornamentos de jacarandá. Diseños en los que pueden descubrirse guiños secretos, y no tanto, cincelados en venganza por los esclavos al haber sido forzados a trabajar en la construcción del templo. Así, algunas figuras muestran los rostros un tanto desfigurados; y las muecas de los ángeles parecen mofarse de los presentes.

Antes de dejar el Pelourinho, el imperdible es una comida en el Museo de Gastronomía Bahiana, un reducto ambientado con estética de "fazenda", y en el que se sirve la tradicional "moqueca", un guisado especiado de pescado y camarones que deja en los paladares una fusión de sabores oceánicos y tropicales. El sabor de Salvador de Bahía.

05 febrero 2010

La ventaja de hablar la lengua de un país en tus viajes

La posibilidad de que un viaje soñado sea una experiencia única, enriquecedora y a la vez sea una oportunidad donde practicar un idioma es una combinación única. Brasil brinda la posibilidad de “vivir y sentir” el Portugués desde el mismo momento en que uno comienza a planificar su itinerario de viajes y visitas.

Cada verano, viajan a Brasil miles de argentinos, el intercambio comercial y cultural con la vecina nación no para de crecer. La posibilidad de visitar territorio brasilero es para los argentinos una posibilidad de revalorizar su historia, tradiciones, sabores y sonidos, una aproximación a la naturaleza y un contacto con el silencio y la tranquilidad tan buscada. Para muchos viajeros argentinos, visitar Brasil es una experiencia chocante, ya que el idioma Portugués presenta dificultades, tanto en la forma oral como en la escrita. Por eso, para aquellos viajeros con planes de visitar el vecino país, es muy recomendable exponerse al idioma previo a la fecha de su viaje.

El Portugués para viajeros representa la posibilidad de aprender vocabulario clave y todas aquellas destrezas necesarias para poder comunicarse con tranquilidad en el avión, en la aduana, en la reserva de hoteles y traslados. Todo este aprendizaje impactará sobre la estadía, la cercanía a cada nuevo sitio histórico y en cada charla informal con los habitantes de cada región, resultando en experiencia más gratificante a nivel humano. La aproximación a la lengua previa al viaje puede hacerse de forma dinámica, interactiva, a través de videos, degustaciones, muestras de arte, lectura de revistas y materiales originales, para que el acercamiento cultural y afectivo sea apropiado por todos los sentidos.

15 enero 2010

Viaje a Sao Paulo, guía de turismo

Sao Paulo es como una pequeña Nueva York que cada día crece más rápido. Es una auténtica jungla urbana, llena de playas relajantes y sol, un paraíso para las compras, comer bien y una apasionante vida nocturna. En Brasil se la conoce como la ciudad donde viven los ricos. Podéis visitarla en cualquier época del año, aunque, a ser posible, evitar que sea en verano, cuando el calor es muy sofocante por la humedad.

Los mejores meses para visitar Sao Paulo son entre abril y diciembre, cuando la ciudad se llena de música, arte y festivales culturales. En su origen, Sao Paulo era una ciudad de misioneros, fundada por sacerdotes jesuitas en 1554, a orillas del río Tiete. La ciudad se enriqueció con el cultivo del café en el siglo XIX, y los grandes comerciantes se instalaron aquí.

Hoy en día es una ciudad de 16 millones de habitantes, por lo que os podéis imaginar el caos en el que se puede convertir el centro de la ciudad. A pesar de todo, es una ciudad vibrante, llena de cultura, y que bien merece la pena una visita. ¿Queréis conocerla un poco más?. Pues veniros con nosotros, que ya tenemos en nuestra maleta a Sao Paulo.

VISITAS EN SAO PAULO

- Museo de Arte

Un gran edificio de hormigón alberga este museo en la Avenida Paulista. Contiene una importante colección de arte occidental, con grandes obras de artistas europeos de los últimos 500 años. Abre todos los días, y es gratis los jueves. El complejo incluye un restaurante a precios razonables. De viernes a miércoles abre de 11.00 a 18.00 horas, y los jueves de 11.00 a 20.00 horas. La entrada cuesta 15 dólares y gratis para los niños menores de diez años.

- Mercado Municipal

En la Rua da Cantareira se halla este mercado, situado en un edificio de estilo neogótico que data de 1933. En este gran mercado se vende fruta, verduras, quesos y otros productos. Os impresionarán sus amplias vidrieras, que representan escenas de las plantaciones de café y otras actividades agrícolas. Para que no os perdáis, el edificio se halla al norte de la Praça da Sé.

- Parque Ibirapuera

Con sus dos millones de metros cuadrados verdes, es la versión del Central Park neoyorquino en Sao Paulo. Hay rutas para pasear a pie o en bicicleta, conciertos al aire libre los domingos por la mañana, una biblioteca para leer en el parque, y una serie de museos, como el de Arte Moderno, el Museo Afro Brasil y el Auditorio de la Oca.

- Basílica de Sao Bento

Esta basílica data de 1910, y es impresionante, con su mezcla de mármol, madera y vidrieras. En su interior hay que destacar el impresionante órgano alemán, con más de seis mil tubos. La misa de los domingos a las 10.00 horas se oficia con ese órgano y con cantos gregorianos. También hay cantos gregorianos los viernes y sábados a las 07.00 horas.

- Catedral Metropolitana de Sao Paulo

Es una curiosa estructura, mezcla de estilos alemán, bizantino y gótico. La construcción se inició en 1911, y no se concluyó hasta 1954. La fachada de la Praça da Sé es maravillosa, ya que alinea junto a preciosas palmeras. Abre de lunes a sábado de 08.00 a 17.00 horas, y los domingos de 08.00 a 13.00 y de 15.00 a 18.00 horas.

- Casa das Rosas

Esta bonita mansión fue construida en 1928 por Ramos de Azevedo. Se halla en la Avenida Paulista, y hoy alberga un centro cultural, con exposiciones de arte. Si en ese momento no hay ninguna que os interese, visitar el precioso jardín de rosas. Abre de martes a domingo de 10.00 a 18.00 horas, y la entrada es gratuita.

GASTRONOMÍA EN SAO PAULO

Muchos la conocen como la Capital Mundial de la Gastronomía. En ella se puede comer de todo, desde cocina tradicional a cocina internacional. Curiosamente, cuenta con más restaurantes que Londres o París. No es de extrañar ver los bares y restaurantes llenos a cualquier hora del día, o bien después de ir al teatro por la noche. Así que lo mejor es siempre reservar mesa si váis a comer o cenar aquí.

VIDA NOCTURNA EN SAO PAULO

La vida nocturna de Sao Paulo casi se podría decir que comienza a la medianoche. La ciudad es la capital cultural de Brasil, con su lujoso Teatro Municipal, construido en 1903, o la Sala Sao Paulo, situada en la vieja estación de tren de Julio Prestes. En ambos lugares tendréis lo mejor de la música clásica, el teatro, la danza y la ópera de Sao Paulo.

Los jóvenes entre 18 y 30 años se concentran en Vila Olimpia, con grandes discotecas y muchos bares. La gente entre 25 y 45 años se dirige a Vila Madalena, con bares, restaurantes y salas de fiesta. En Vila Olimpia los bares se concentran en la Rúa Profesor Atilio Innocenti. Allí encontraréis Bar Favela, Athilio Music, o Pennélope.

COMPRAS EN SAO PAULO

Los paulistas dicen que si hay algo que no se puede comprar en Sao Paulo, no lo podréis comprar en todo Brasil. Quizás tengan razón, porque en Sao Paulo hay tiendas de todo y para todo. La zona de los Jardines es conocida por sus tiendas de alta moda, ropa cara, joyerías y tiendas de regalos, todas ellas de lujo.

El centro de la ciudad, sobre todo en la Rúa 25 de Março, es donde suelen ir a comprar tanto turistas como residentes. Allí hay mercadillos y pequeñas tiendas baratas de todo tipo. Eso sí, llevar la cartera en lugar seguro, porque suele haber mucha gente. Si buscáis algo oriental, lo mejor es acercaros a Liberdade, el barrio japonés de Sao Paulo. Todos los domingos tienen un mercado grande, en donde se vende desde bonsais hasta pequeñas estatuas de Buda.

La mayoría de tiendas abren de 09.00 a 18.00 horas de lunes a viernes, y de 09.00 a 13.00 horas los sábados. Otra cosa son los centros comerciales, que abren de 10.00 a 22.00 horas de lunes a sábado. La mayoría de tiendas aceptan las tarjetas de crédito, aunque quizás, si pagáis en efectivo, os hagan un pequeño descuento.

CLIMA EN SAO PAULO

El clima de Sao Paulo es caluroso y soleado. Las temperaturas más bajas son las de julio, con 12 grados, y las más altas las de febrero, llegando a los 30 grados. La lluvia en la ciudad, curiosamente, suele venir en los meses de verano, aunque no mucha.

CÓMO LLEGAR A SAO PAULO

La mejor forma de llegar a Sao Paulo es a través de su Aeropuerto Internacional Guarulhos, que se halla treinta kilómetros al noreste de la ciudad. Para llegar a Sao Paulo hay taxis, aunque suelen ser un poco caros. También hay un autobús lanzadera, que llega a los principales hoteles. Además hay autobuses disponibles, y oficinas de alquiler de coches.

TRANSPORTES EN SAO PAULO

En una ciudad tan grande como Sao Paulo, las carreteras siempre están colapsadas, por lo que lo mejor y más recomendable es usar el metro, la opción más rápida para desplazarse por el centro de la ciudad. Cuenta con una línea norte-sur, que incluye la estación principal de Tiete, una línea este-oeste, y una línea céntrica en la Avenida Paulista.

Asimismo hay cientos de autobuses que recorren la ciudad. Operan desde las 05.00 de la madrugada hasta la medianoche, pero generalmente suelen ir llenos de gente. Hay taxis, pero con el tráfico, y lo poco fiables que son, lo mejor es que sólo se utilicen a modo de urgencia y para movernos de noche, ya que hay varios barrios de Sao Paulo por los que, por seguridad, no se debe ir a pie de noche.

13 noviembre 2009

La escultura de Brigitte Bardot en Búzios (Brasil)

No cualquier estrella de cine puede jactarse de contar con una escultura que la represente, que lleve su nombre, que se encuentre en un espacio público y que sea uno de los puntos más fotografiados de un destino. Pues Brigitte Bardot puede hacerlo ya que en Búzios, Brasil, se la homenajea de esa manera.

Esto se debe a que esta ciudad, que nació como un pequeño pueblo pesquero, agradece a la hermosa actriz francesa el hecho de que ella la hiciera famosa y la posicionara como un destino turístico.

27 octubre 2009

El mejor destino extranjero elegido en el Reino Unido son las Cataratas del Iguazú

El prestigioso periódico británico The Guardian realizó una encuesta entre sus lectores, que fue respondida por 19.000 personas, para indagar en cuál es a criterio de la mayoría el mejor destino turístico en el extranjero.

Las Cataratas del Iguazú resulto el merecedor del Premio Viaje, como destino vacacional preferido.

Estos espectaculares saltos de agua se ubican en las inmediaciones de la Triple Forntera entre Argentina, Brasil y Paraguay, y son uno de los principales motores de la economía regional.

Jeanine Pires, presidenta de Embratur – Ente Brasileño de Turismo – la distinción de los lectores de The Guardian “demuestra que Foz de Iguazú esta consolidada como destino brasileño en el extranjero y además es el segundo destino más visitado por turistas extranjeros que vienen al Brazil buscando el ocio”.

Por este motivo, los esfuerzos futuros se centrarán en potenciar la ruta Río De Janeiro – Foz de Iguazú, como el itinerario preferido del turismo internacional.

Vía: Expreso

15 octubre 2009

Río aumentará su capacidad hotelera para los juegos olímpicos del 2016

Ante el reciente anuncio de que Río de Janeiro será la sede olímpica de los juegos del 2016, y a sus atractivos turísticos y ya expandida capacidad hotelera, le sumará aún más plazas para albergar a quienes quieran presenciar las competencias.

En efecto, además de los esfuerzos que el gobierno brasileño ha hecho para quedarse con esa sede, se suma el de muchos empresarios privados que ampliarán su infraestructura para recibir a los turistas del mundo.

El proyecto entregado al Comité Olímpico Internacional garantiza 52,8 mil habitaciones, siendo que el mínimo exigido por el COI es de 40 mil habitaciones.

La cadena hotelera Red Windsor, por su parte, sumará 1.830 nuevas plazas en cinco nuevos hoteles, dos en Barra da Tijuca y en Copacabana, las zonas cariocas más exclusivas. Otros hoteles de la cadena, serán a su vez remodelados.

11 hoteles en total han comprometido esfuerzos a mejorar la capacidad hotelera de Río, como así también de otras subsedes como San Pablo, Salvador de Bahía, Belo Horizonte y Brasilia.

Vïa: locura viajes

31 agosto 2009

Museo de Imagen y Sonido en Brasil

El estudio Diller Scofidio + Renfro fue el ganador del concurso abierto para diseñar el nuevo Museo de Imagen y Sonido que tendrá lugar en Río de Janeiro, Brasil. El importante museo incluirá galerías, áreas de educación, auditorios, cafés, bares, restaurantes y como si esto fuera poco, una sala de cine al aire libre sobre su techo.

Se estima que su construcción concluirá en el año 2011. La arquitectura del Museo de Imagen y Sonido de Río toma como punto inicial las playas de Copacabana en sí; mar, arena, montañas, peatones, bañistas y bicicletas. Es así como nace este peculiar museo, siendo parte de la continuación de la rambla que bordea la playa, constituyendo una suerte de pasarela que se quiebra, formando diferentes niveles a medida que aumenta su altura.

De esta forma, el museo se hace llamar como boulevard vertical, siendo parte indiscutida del entorno, e invitando a los turistas y pobladores a disfrutar de sus exposiciones y enseñanzas, intercaladas mediante espacios interiores y exteriores que se asoman a la costa.

El Museo se concibe como un instrumento de apreciación de la ciudad de una manera diferente: sus grandes pasarelas permiten dar al turista una visión de la playa Copacabana y de la ciudad en sí en forma panorámica, siendo un sitio privilegiado para tomar un aperitivo, comer platos típicos, disfrutar de la cultura y ver un filme bajo la luz de las estrellas.

26 agosto 2009

El metro en Brasil comenzará a instalar asientos para personas con sobrepeso

La obesidad se está convirtiendo en una verdadera epidemia que acompaña al desarrollo, y lamentablemente son cada vez más las personas que sufren esta enfermedad. Brasil, por ejemplo, ve crecer cada vez más el porcentaje de población afectada.

Pero no menos cierto es que las personas con problemas de peso tienen derecho a viajar con comodidad en los diferentes medios de transporte: de corta, media o larga distancia.

Las estaciones del metro brasileñas incorporaron estos asientos azules para personas obesas, que son casi el doble de anchos y que además pueden soportar hasta 250 kilos sin quebrarse.

De todas formas, los responsables de la compañía afirman que no son usados, porque las personas con sobrepeso se sienten avergonzadas de hacerlo.

Tal vez la culpa sea de un cartel por encima del asiento que indica que son prioritarios para personas obesas, y tal vez muchos sientan incomodidad de sentarse junto a los discapacitados o personas mayores.

Vía: austriantimes

18 agosto 2009

Brasil: Bahía, por ese palpitar

Doña Canó vive en Santo Amaro -a unos 70 km de Bahía- y no suele ir a San Salvador a menos que haya una razón especial. Cuando el actual presidente de Brasil, Luiz "Lula" da Silva, quiso conocerla, tuvo que ir hasta su casa -siempre de puertas abiertas- en el 179 de la Av. Ferreira Bandeira. Quizá porque Claudionor Veloso -mejor, Doña Canó- lo amerita: es una institución bahiana, con sus 101 años, a punto de cumplir los 102, el próximo 16 de setiembre. Secular y memoriosa; enjuta y de ojos vivaces, es la madre de Caetano y María Bethania, dos músicos geniales nacidos en esta región de azúcar, café, arena y mar.

Como un prodigioso caldero

Tierra de poetas como los inefables Vinicius de Moraes y Dorival Caymmi -ambos vivieron en Itapuá, la playa más conocida del litoral-, Bahía es un caldero prodigioso donde se guisaron las prosas de "Doña Flor y sus dos maridos" y de "Gabriela, clavo y canela" por quien supo marinar los placeres de la carne con los de la poesía, don Jorge Amado.

Se ha dicho hasta el hartazgo: Bahía es un vientre fértil del que surgieron cientos de artistas como Joao Gilberto (el padre de la bossa nova), intérpretes como Gilberto Gil, voces como la de Daniela Mercuri o María Creuza, y ritmos sincréticos afro-pop brasileños como los que identifican a Carlinhos Brown, quien toma su nombre del rey del soul, James Brown y de H. Rap Brown (ambos exponentes de la música negra).

Un viaje al corazón de la ciudad no admite la mirada distante, "de postal". No se puede "hacer turismo aséptico" en Bahía. Es imposible no involucrarse con sus historias, su magia, su espíritu profano y su sagrado catolicismo saturado de iglesias.

Es inútil sustraerse a los perfumes intensos del aceite de dendé, donde crujen esos camarones enrojecidos de pimientas que impregnan el aire.

Y aunque uno se resista, el cuerpo no obedece y se va, calle abajo, sambando al compás del berimbao. La música ao vivo se improvisa en las esquinas al ritmo de lo que haya para golpear en síncopa o se filtra a través de las janelas (esas ventanas felizmente entreabiertas) que dejan entornadas los tabuleiros (bares típicos con mostrador) para que escapen los vapores de la cachaça, el humo de los cigarros y las melodías antiguas de algún chorinho.

No se puede hacer "turismo distraído". Y menos aquí. Fue la primera ciudad de Brasil y su capital, entre 1549 y 1763. Hoy tiene casi 4 millones de habitantes y el ochenta por ciento son negros.

Como dijo Amado: "Su misterio te envolverá; jamás podrás olvidarla. El aceite de su densa belleza te bañó, su realidad mágica te perturbó. Le darás tu corazón para siempre".

Las dos ciudades

Negros africanos, portugueses y nativos. Una mixtura con buena parte de mulatos. Música, comida y poesía. He aquí de qué está hecha la ciudad, amén de sus paisajes. Construida sobre los morros de una península con costas caprichosas, San Salvador está partida en dos: la ciudad baja, portuaria, y la alta, donde está lo más preciado, el Pelourinho, su casco colonial, Patrimonio Cultural de la Humanidad (UNESCO, 1985).

Un acantilado provoca el cisma pero las distancias se salvan gracias a funiculares, autopistas y el emblemático elevador Lacerda (hecho en 1873, que usan a diario unas 35 mil personas). Justo frente a este ascensor está el Mercado Modelo Beira Mar, un edificio neoclásico de dos pisos, inaugurado como aduana en 1861 y devenido en feria en 1912.

Es famoso por sus artesanías, sus comidas típicas y sus ilustres visitantes: antes, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvouir, Pablo Neruda, Aldous Huxley y Orson Wells. Ahora, Gabriel García Márquez, Leo DiCaprio o Ana Belén, entre otros.

Aunque quien dejó la mayor impronta fue, sin duda, Jorge Amado. Sus novelas de mulatas con mal de amores, fogosos burdeles y poderosos hacendados nacieron con manuscritos hechos sobre las mesas de los bares del Mercado.

Sus relatos se inspiraron aquí. "En Bahía, la cultura popular entra por los ojos, por los oídos y por la boca", escribió en "Bahía de todos los santos", en 1945.

En 1977, Amado rehízo el libro y lo transformó en una guía de la vida cotidiana de los bahianos más marginados, el misticismo y la musicalidad citadinas.

Un escenario emblemático

Es en su casa del Pelourinho -tenía otra en Ilheus, junto a la playa- donde está la Fundación que lleva su nombre y guarda su obra. Es también aquí donde se encuentra ubicado el Largo do Pelourinho, la plaza que tomó el nombre de la estaca donde se castigaba a los esclavos.

Alrededor, las fachadas de las casonas que fueron de los ricos fazenderos, después ocupadas por los sin techo y luego recuperadas y pintadas de rosa, azul, verde y amarillo.

Este es el escenario icónico de Bahía, rodeado por cinco iglesias barrocas, bañadas en oro puro. Sobre una de estas callejuelas empedradas y próximas, está la Escola de Sabor e Arte, la misma donde estudiaba Doña Flor.

La directora -doña Edna Leal- supo preservar la tradicional cocina bahiana, mezcla de ingredientes africanos como el dendé (aceite de palma) y pimientas fuertes, que iban a fusionarse con la mandioca y el coco de los aborígenes, y los cocidos portugueses.

Gran paradoja y mejor ejemplo éste, el de la comida, que no separa el menú del conquistador y el conquistado, que pone en el mismo plato la moqueca de peixe (con dende y leche de coco), el vatapá (con jengibre, maníes y camarones) o los beiju (finas galletas de tapioca). La típica, es una cocina de tres continentes con marcado influjo africano. Y es una culinaria de ofrendas a los Orixas (divinidades afrobrasileñas) preparada por las primeras cocineras africanas con recetas "transliteradas" y servidas en bandeja de plata a sus amos.

En algunas esquinas, negras de blanco con varios discos de faldas almidonadas, preparan los tradicionales acarajés, unos bollitos de verduras y mariscos. En otras, grupos de Capoeira reviven la lucha de los esclavos y los tambores redoblan la herencia africana.

Los cuatro elementos

Misteriosos son los terreiros del Candomblé, espacios de culto a los Orixás y las deidades de los Yoruba (con origen en Nigeria), que simbolizan los cuatro elementos. En el panteón, se venera a Oxalá Dacum que es la Paz y el Amor y a Yemanjá, diosa del Mar y la Fertilidad.

Y si bien en lo religioso la fuerza católica separó los ingredientes que la gastronomía mezcló, los dioses se colaron en ese gran pastel y, para no morir, cambiaron de nombre: Yemanjá trasmutó en Nuestra Señora de la Concepción y Oxalá en el Sagrado Corazón de Jesús. El último día del año, la imagen del Bom Jesús sale de la Iglesia de Boa Viagen y visita a la Virgen en la iglesia de Concepción da Praia.

Miles de barcos, miles de velas

Lo hace a bordo de un saveiro -una barca típica- acompañado de miles de embarcaciones. En este navío del Señor dos Navegantes, Yemanjá está de polizón. Su fiesta será recién el 2 de febrero y en la playa del río Vermelho. Será el momento en que los favelados bajarán del morro y se mezclarán con los turistas, pescadores y todo aquél que tenga fe.

La noche se iluminará con miles de velas y se arrojarán al mar canastos repletos de flores de color blanco, barquitos de papel con pedidos y promesas, y también un gigantesco pez de madera.

Nadie nunca las contó, pero dicen que Bahía tiene 365 iglesias -tal vez, sean más- y una de ellas es la más visitada. Está en una pequeña colina y es la de Nosso Señor do Bomfim, el salvador de los náufragos y el señor de la lluvia.

Aquí están las fitinhas, esas cintas de colores que se atan a las muñecas. La fiesta de Bomfim es a mediados de enero y dura una semana. Entre los crucifijos y la iconografía del santoral católico que representa a este protector de los navegantes, está escondido Oxalá, descubierto por los miles de fieles que, agradecidos, le llevan el pago de sus promesas. Cuestión de fe. Y aquí es lo que sobra.

Todas las voces

Los músicos son la voz de Bahía. Llevan sus canciones por todo el planeta y sus versos reflejan la dura realidad nordestina. No todo es amor, playa y mar en las letras brasileñas; no todo es un romántico paisajismo. Esa suerte de tradición lírica del canto popular se quebró cuando "Pedro pedreiro", la canción de Chico Buarque, introdujo contenido político al narrar las desventuras de un obrero de la construcción.

En los 60 y a fines de esa década, el Tropicalismo o la Tropicália tuvo un abanderado, Caetano Veloso. Y miles de músicos afiliados a ese movimiento escribieron las verdades de un Brasil real. No fue como la bossa-nova que había nacido con un fin artístico, sin compromiso social. Dictadura militar y exilios mediante, los cantautores regresaron a sus filas y proclamaron la libertad, pero nunca abandonaron la descripción de su exultante natureza.

La letra de "Samba da Bencao", que Vinicius de Moraes compuso con Baden Powell, dice: "Porque el samba nació allá en Bahía" y, afirman los que saben, que la bossa-nova también, ya que serían las lavanderas de Juazeiro (ciudad natal de Joao Gilberto) a quienes él habría escuchado canturrear al compás repiqueteado de sus tablas de fregar.

Una identidad única

Traje de baño, protector solar, sombrero, ojotas... Tudo bom y en cualquier época del año, porque la temperatura media del agua es de 26 grados. Pasajes, documentos, dinero y expectativas previas al viaje. Tudo legal. Pero e bom demais advertirlo: aquél que decida conocer Bahía lleve toda su sensibilidad, porque será una vía ineludible para conocer la "bahianidad", un sentir y un ser únicos, que quedarán para siempre en la memoria emocional.

24 junio 2009

Brasil: Un tour por las favelas cariocas

Río de Janeiro es uno de los destinos turísticos más apreciados del mundo, ello no es ninguna novedad. Pero como en la mayoría de las grandes ciudades de Latinoamérica, en esta ciudad conviven la pujanza y el desarrollo con la abrumadora realidad de la pobreza, que afecta a 2 millones y medio de habitantes de las urbes latinas más pobladas: el 29% de su población.

Lo que es un fenómeno verdaderamente curioso que se da en Río y en otras ciudades también, es que las favelas – como llaman los cariocas a los barrios pobres – se han convertido en punto turísticos, y hay itinerarios que ofrecen a los extranjeros recorrer las calles de los barrios marginados para saber cómo viven sus residentes.

Los contrastes lo chocan a uno: sobre la línea del mar, los barrios acomodados y las suntuosas casas de playa. Hacia la cima del morro – suerte de cerros que desembocan al mar – se amontonan las precarias viviendas de miles y miles de caricoas menos favorecidos. La Rocinha es la favela más grande de Latinoamérica, donde viven nada menso que 200.000 brasileños.

Se dice que en las favelas se esconde un número indeterminado de terroristas islámicos, de narcotraficantes y de maleantes de toda índole. Grupos comando antagónicos conviven en esta zona y a veces desatan verdaderas guerras.

Sin embargo, estos barrios tienen una vida propia y una cultura muy rica. La mayoría de los habitantes son trabajadores pobres que no pueden pagar los departamentos de otros barrios. Es bastante segura la visita, ya que como se quiere evitar que aparezca la policía, no roban.

Por más contradictorio y controversial que pueda ser, este tipo de visitas hace que uno conozca la realidad más profunda de un país, aquella cara que se quiere ocultar al turismo convencional.

Vïa: Ocho leguas

09 mayo 2009

Brasil: El Bondinho, en tranvía por Río

Hoy quiero dejar las grandes rutas y los grandes viajes en tren, para recorrer en su hermano pequeño, el tranvía, el interior de una las grandes ciudades sudamericanas, Río de Janeiro. Hablo del pequeño tranvía que, desde hace ya 113 años (que se dice pronto), y día tras día, ha recorrido el centro de la popular ciudad brasileira para incorporarse al mismo corazón de los barrios más pobres de Río. Es el Bondinho, como cariñosamente lo conocen allí los del lugar.

Apelativo simpático con el que lo bautizaron quienes hoy luchan por él, por mantenerlo vivo en la ciudad, por una tradición tan típica como añeja, y tan querida como pueda serla su Pan de Azúcar, sus playas o el Cristo Redentor.

El Bondinho nos llevará desde el centro de la ciudad hasta los barrios altos de Santa Teresa, un lugar en Río que años atrás era el lugar de las clases altas brasileñas. Es una zona de casa antiguas pero muy bellas, de calles adoquinadas y cuestas empinadas. Precisamente estas cuestas son uno de los atractivos de este pequeño viaje en el Bondinho.

Podemos tomar el tranvía en la parada que hay en el centro de la ciudad junto al edificio de Petrobrás. Desde allí iremos ascendiendo al cerro que nos lleva al barrio de Santa Teresa. Hay varias paradas intermedias que están muy bien, como la del Largo de Guimaraes, donde hay varios locales típicos tanto para comer la típic feijoada algo como para comprar artesanía. Además, no os preocupéis si perdéis uno de los trayectos porque sale uno cada 20 minutos, y además, cuesta poco… sólo unos 15 céntimos de euro al cambio. Curiosamente, sin embargo, quienes viajan de pie agarrado al estribo, viajan gratis, por lo que es bastante habitual que el tranvía esté abarrotado por fuera y los asientos estén vacíos.

El encanto de este pequeño tranvía está en que es cuidado y mantenido gratuitamente por los mismos vecinos del barrios. Ellos se encargan de tenerlo funcionando desde hace muchos años, y de hecho, fue el único que no desapareció en los años 60 de Río de Janeiro. Por el amor y el cariño que le profesaban, el Bondinho se ha mantenido tal cual durante años y años, con la misma maquinaria y el mismo tren.

Y es ese mismo cariño el que ha movilizado ahora a todo el barrio en defensa de su Bondinho al que quieren sustituir por uno nuevo.

Os dejo con un video del Bondinho, para que disfrutéis de su viajecito desde vuestro salón…

08 abril 2009

En 2014 todos a Maracaná (Río de Janeiro)

El estadio de Maracaná es junto con el Cristo Redentor y el Pao de Açucar, otro de los símbolos no solamente de Río de Janeiro, sino de todo Brasil. Además, este emblemático recinto fue durante muchos años el más grande del mundo.

El pasado 30 de octubre de 2007 la FIFA asignó oficialmente a Brasil la organización de la Copa del Mundo de fútbol de 2014. Por lo tanto, los brasileños tienen claro que la final se celebrará en este mítico estadio y ya lo están preparando para la ocasión.

Si viajamos a Río de Janeiro, tenemos la posibilidad de visitar el campo que está considerado como el templo del fútbol. ¿Os apetece un tour por el estadio en el jugaron, juegan y jugarán los mejores futbolistas del mundo?

No será la primera vez que se celebre una final de la Copa del Mundo, ya que en 1950 la selección de Uruguay le ganó a Brasil en un partido que pasó a la historia como el ‘Maracanazo’. A este encuentro asistieron más de 200.000 personas y de está manera se batió un récord en cuanto a asistencia de público a un partido oficial.

La superficie total ocupada es de unos 200 mil metros cuadrados y su forma oval ocupa un perímetro de 800 metros. Solamente estadios como el Azteca de México le superan en tamaño y número de espectadores.

Por unos 22 reales podemos comprar una entrada para realizar el tour por el Maracaná. Al contrario de lo que ocurre cuando visitamos estadios como el Bernabéu en Madrid, en el Maracaná no hay sala de trofeos, ya que no pertenece a un único equipo. El Maracaná es compartido por clubs como el Flamengo o el Fluminense.

Podemos visitar los vestuarios, las gradas y el palco, bajar al césped y al entrar al estadio podemos ver las firmas y las huellas de los pies de los mejores jugadores de la historia como Pelé, Maradona o Ronaldo.

Via: diariodelviajero

19 marzo 2009

Brasil: Praia do Rosa, la bella bahía y el mar azul

Hay cambios, es cierto. La Praia do Rosa de hoy está lejos de parecerse a la de mediados de los setenta, cuando comenzaban a desembarcar los primeros hippies, ante la atenta y cordial mirada de los locales. Pero, por suerte, la esencia no se perdió. Y al parecer, pasará mucho tiempo hasta que este paraíso de arenas blancas, resguardadas por unos salvajes morros verdes, vecinas del transparente mar y cálidos lagos, deje de ser considerada como una de las 10 bahías más hermosas de Brasil.

Naturaleza virgen

La consigna de los lugareños es clara: mantener la naturaleza intacta. A partir de esto se entienden las diferencias con la clásica y cercana Florianópolis (a 70 km).

Aquí el invierno pasa desapercibido: la temperatura oscila entre los 25 y los 35 grados todo el año. Esto resulta ser un imán más para atraer a los turistas. Sí, sólo uno más, porque son innumerables los encantos de este destino con aires de villa de pescadores.

Sin dudas fue más una adaptación que una transformación la que sufrió Praia do Rosa en los últimos años. Al principio, eran más las familias que llegaban en busca de un lugar tranquilo y seguro para descansar con sus hijos en el verano. Para eso, las amplias posadas, como Vida, Sol e Mar y Caminho do Rei, estaban preparadas para recibirlos. Más tarde, cuando fue ganando popularidad, llegaron los jóvenes. Y con ellos, la movida nocturna, con diferentes bares y boliches, como Pico da Tribu, Jamaica o Mar del Rosa, que mantienen su vigencia en plena temporada alta. Ahora, en la baja (de marzo a junio), el panorama muta en Praia. No hay chicos ni adolescentes. En esta época, el silencio sólo se ve interrumpido por el rumor del mar. Muchas parejas llegan en busca de una tranquilidad soñada. Y no sólo de eso. También se transforma en la preferencia de los más gasoleros, que se encuentran con tarifas más económicas.

En la playa, ya desde temprano, cerca de las 9, los cuernos de los bueyes se asoman entre la vegetación. De a dos, tranquilos y fuertes, tiran de una carreta que lleva las tablas hasta la escuela de surf ubicada en el centro de los 2.600 metros que tiene la playa.

A medida que se va acercando el mediodía, los visitantes van acomodando sus lonas y sombrillas. Para unos, la jornada se disfruta con caminatas o trotes. Para otros, con surf, windsurf y kite. Los más aventureros optan por conocer, embarcados, otras costas cercanas, como la de Ferrugem, la de Guarda do Embaú o la de la deslumbrante Ilha do Papagaio, y hasta se atreven a investigar el mundo acuático, buceando o practicando snorkel.

También hay quienes simplemente prefieren contemplar el sol y el mar o las lagunas saladas -formadas por pequeños ríos y aguas de lluvia- y saciarse con algunos choclos y cervezas.

Al atardecer surgen otras actividades que aprovechan quienes todavía tienen algún resto de energía. La cabalgata por las selvas que descansan en los morros es la preferida. Aunque algunos también salen a caminar por las estrechas y empinadas calles hacia el pequeño centro comercial.

Los que buscan relajarse en las posadas, toman masajes, beben alguna caipirinha en las piletas o recuperan algo de sueño enroscados en las hamacas paraguayas.

Cuando se pone el sol, aparece un atractivo que ha evolucionado a pasos agigantados en esta zona: la gastronomía. Uno de los restaurantes lujosos más visitados es Tigre Asiático. Decorados balineses y tailandeses, con imágenes de Buda, rompen con el modelo brasileño. La cocina fusiona comidas típicas de Japón, Tailandia e Indonesia. Para recomendar, la sopa a base de langostinos y como plato principal fideos salteados tailandeses, con una mezcla de camarones frescos y secos. El que pretende algo más tradicional, la opción es la pizzería La Rueda, con una decoración de estilo rústico. Las pizzas son a la piedra y bien crocantes. Como sugerencia, la pizza hecha con muzzarella, peperoni, rúcula y tomates secos.

Praia do Rosa está hecha para disfrutar de todos sus atractivos. Por eso, el encanto de su pueblo, su bella bahía y ese mar tan azul invitan a buscar cualquier excusa para no abandonarla o, al menos, para volver.

15 marzo 2009

Brasil: San Pablo con niños

Totalmente energética puede ser su visita a la metrópolis paulista.

Zoo Safari

Cuatro kilómetros de recorrido ofrece este safari, en un espacio de 80 mil metros cuadrados, en plena Mata Atlántica. Más de 350 animales de 42 especies distintas, tanto nativas como exóticas, viven libremente en este lugar (distintos tipos de monos, tigres, leones, jacarés, hasta una ¡llama!).

Hopi Haw

Este parque de diversiones, a 35 minutos del centro de Sáo Paulo, simula ser un país, con capital, bandera e himno. Está dividido en cinco espacios temáticos, cada uno con sus propios juegos y espectáculos. Por ejemplo, Wild West recrea el lejano oeste americano, con cantina, indios y cowboys. Pura fantasía. Revise el sitio web para precios y promociones de entradas.

Wet´n wild San Paulo

Para pasar el calor, este entretenido parque acuático ofrece ¡siete millones de litros de refrescante agua! Tendrá que tomarse un día completo para poder disfrutar de las múltiples atracciones que ofrece. Además, hay mini toboganes para los más pequeños. Revise el sitio web para precios y promociones de entradas.

O mundo Da XUXA

La famosa cantante-modelo-actriz Xuxa, éxito en los ‘80 y ‘90 en América Latina, tiene su parque de diversiones con juegos como montaña rusa, carrusel, fábrica de chocolates, muro de escalada, tienda y más.

Museu Instituto Butantan

El principal centro de investigación científica del país, creador de vacunas y sueros antivenenos, tiene un museo para conocer y observar los propios animales sobre los que investigan: serpientes, lagartos, arañas y escorpiones. Además, un museo de microbiología y otro histórico.

Via: viajesdestinos

05 marzo 2009

Brasil: Caprichos nocturnos en San Pablo

La ciudad brasileña de San Pablo, como toda gran urbe, nunca duerme – una virtud que hoy en día no es sólo de Nueva York –. En este sentido, ofrece muchas alternativas para quienes tienen un antojo de madrugada, y desean comer algo sabroso, digamos, a las 3 ó 4 de la mañana. Las opciones son ilimitadas y para todos los gustos.

Sujinho es un clásico para ir a comer de madrugada, en particular su sucursal de la Rua da Consolação, que se especializa en comida a las brasas. Su bisteca bovina de 700 gramos es la sugerencia.

Para turistas más jóvenes, se recomienda sitios de comidas rápidas como Joakin´s, Burdog y Black Dog. Las clásicas hamburguesas, patatas fritas, hot dogs, waffles y milk shakes, bien al estilo americano. Pero si os tienta más una porción de pizza, debéis dirigiros a O Pedaço de Pizza, valga la redundancia, donde se puede ordenar una sola porción, de la variedad que más nos guste, incluyendo la de chocolate.

Kayomix es un sitio oriental, para quien guste de esta cocina étnica. Y si sólo se necesita un poco de café con algo que lo acompañe, la alternativa son las panaderías, como la Galeria dos Pães, Bella Paulista, Dona Deôla o Vanilla Caffé, donde no faltarán un cappuccino y un pedazo de tarta, por ejemplo.

Nada más reconfortante que irse a dormir satisfechos y con el estómago lleno, para al día siguiente seguir descubriendo San Pablo.

01 marzo 2009

El carnaval de Río de Janeiro ya tiene su nueva campeona

Hace algunos días comentábamos sobre el carnaval carioca y toda su magia, y también, la reñida competencia entre las doce principales escolas do samba para obtener el campeonato del carnaval 2009. Este año les tocó en suerte a Académicos de Salgueiro, una de las favoritas que no ostentaba este título desde hacía 15 años.

Cuando desfilaron en la segunda velada, el público en las gradas sacó a relucir los estandartes rojos y blancos – colores distintivos de la agrupación – mientras coreaban “campeá” – campeona – ya que la gente la había elegido antes que el jurado.

Este es el 9no. título que obtiene Salgueiro. Hay que tener en cuenta que Beija Flor, la segunda, obtuvo 398 puntos, apenas uno de diferencia con la actual campeona. Beija Flor fue campeona dos años seguidos, el año pasado y el anterior. Portela y Vila Isabel fueron terceros y cuartos respectivamente.


El tema o enredo de Salgueiro para 2009 fue “Tambor”, haciendo referencia a la influencia de ese instrumento de percusión en la historia de la humanidad, en el plano religioso y cultural, por ejemplo.

17 febrero 2009

Brasil los otros nombres del paraíso

Amable. Una ciudad y un estado muy amables. Ese es el primer calificativo que viene a la mente de quien se aventura en este destino brasileño poco conocido y menos promocionado, empeñado ahora en captar los favores del turismo internacional. Hasta hace poco, Vitória, la capital del Estado de Espíritu Santo, a 525 kilómetros de Río de Janeiro y de Belo Horizonte, era la ciudad costera elegida por el turismo minero -entiéndase: los habitantes del estado de Minas Geráis.

A ellos pertenece la mayoría de los modernos edificios que siguen la línea de la costa y le dan a la ciudad fundada a mediados del siglo XVI ese perfil pujante y desarrollado, quizá lo único que le faltaba a esta geografía bendecida por las bellezas naturales, que fue relegada durante décadas. El descubrimiento, hace poco más de quince años, de yacimientos petrolíferos, sumado al boom de la construcción con granito y mármol provistos por las canteras aledañas y los esfuerzos gubernamentales por poner a la región al mismo nivel de sus estados vecinos, le dio el empujón que necesitaba.

La modernización está a la vista: junto a las anchas veredas de dibujos ondulantes, se extienden a lo largo de kilómetros de playas, canchas de fútbol, básquet y vóley, auditorios para shows, rampas para skaters, pistas de patín y juegos para niños entre los que se intercalan flamantes barcitos.

Todo luce limpio, nuevo, seguro. El uso público es una prioridad y el buen trato, un imperativo. No por nada la ciudad alcanzó el tercer puesto dentro de las que tienen mejor calidad de vida en Brasil.

La ciudad de los puentes

Primero se lo llamó el puente del gato, porque no quería adentrarse en el agua; después el puente del pato, porque no quería salir del agua; por último, el puente de la tortuga, porque nunca llegaba. Los capixabas (así se los denomina a los nativos de la zona, un nombre indígena de origen tupí que significa pequeña plantación de arroz) recuerdan con picardía la demorada construcción del puente Darçy Castello que es el emblema de la ciudad. Vitória es la mayor de las 34 islas que componen el archipiélago donde se desparraman un conjunto de municipios. Frente a ella, a sólo 5 km, se levanta Vila Velha, la ciudad más antigua del estado. De uno y otro lado, así como también desde la Ilha de Boi, las vistas panorámicas causan admiración, sobre todo de noche, cuando las luces titilan y la brisa suave del mar aplaca el fragor del día. Pero ninguna supera a la que se obtiene desde el Convento da Penha, construido hace cuatro siglos sobre un promontorio al que se accede tras una empinada caminata a través de la vegetación tropical, refugio seguro para decenas de macaquinhos (monitos tití de cabeza blanca) acostumbrados a la peregrinación de turistas y devotos.

Entre arenas y marlines

Más abiertas que las de Vitória, las playas de Vila Velha son las preferidas, en especial, Praia da Costa, que además cuenta con los infaltables barcitos donde es imposible resistirse a los platos de camarones y cangrejos fritos, tan comunes en la zona. Aquí también se concentran los negocios más sofisticados y la movida nocturna que, a diferencia de los balnearios argentinos, empieza y termina más temprano. Antes de la medianoche los bares y las discos están repletos y la seguridad no parece ser un problema: por lo menos en esta parte de la ciudad, nadie teme caminar de noche.

Si se trata de conocer playas menos urbanas, la brújula apunta hacia el sudoeste. Guaraparí queda a 50 km de Vitória y es famosa por las propiedades medicinales de sus arenas monacíticas. Frecuentada con fines terapéuticos, hoy es lugar de relax y placer también por otros motivos: las aguas claras invitan al buceo y el avistaje de variadas especies submarinas. Réplicas de un ejemplar de marlín azul (636 kilos), capturado hace unos años, se repiten como un ícono en las veredas costeras.

Los paseos en barco hasta los manglares y la práctica de deportes náuticos son otros tantos atractivos. Una mención aparte merece la gastronomía: el circuito que arranca en Vitória y termina en Anchieta, un poco más al sur de Guaraparí, es conocido como la "Ruta del sol y de la moqueca" (ver recuadro), un plato bahiano típico que, en esta región, como resultado de la importante inmigración italiana de fines del siglo XIX, moderó su sabor reemplazando los fuertes condimentos nordestinos por otros más mediterráneos. Los numerosos restaurantes y bares de la costa se especializan en este plato y en otros en los que el pescado y los camarones son protagonistas.

La montaña mágica

Los inmigrantes -italianos, austríacos, alemanes y suizos- llegados al puerto de Tubarao, en Vitória, pronto buscaron un lugar donde aclimatarse. Así subieron la montaña (a dos horas de viaje por una carretera serpenteante y de vegetación frondosa) y se establecieron en el municipio de Domingos Martins, que hoy luce más parecido a una comarca alpina que una región de Brasil, no sólo por su apariencia de cuento sino también porque las temperaturas promedio son notoriamente más bajas. Allí se asentaron haciendo lo que sabían: sacar provecho de lo mejor que la tierra tenía para ofrecerles. Y vaya que lo tenía. Hoy la región muestra orgullosa la exquisita elaboración de sus productos, pero también la organización de un importante circuito de agroturismo alrededor de la insólita Pedra Azul (una masa granítica pelada a 1.900 metros de altura que cambia de color según la posición del sol), en el parque del mismo nombre.

El municipio de Venda Nova do Inmigrante es una buena muestra de esta actividad que hace del esfuerzo rural una ocasión para el disfrute de los visitantes. Allí se pueden recorrer establecimientos dedicados a la elaboración de embutidos, dulces, conservas, licores y quesos -todo casero-, visitar plantaciones de café y de frutillas, y también realizar cabalgatas en esforzados caballos noruegos de la raza Fjord, especialmente dotados para los caminos de montaña; almorzar en los comedores de las fazendas, junto a enormes cocinas a leña; hacer trekking, probar suerte en los lagos de pesca abundante y visitar el deslumbrante orquideario de Marechal Floriano. Gozar en un mismo destino de la playa y la montaña con un desplazamiento insignificante es la respuesta ideal para quienes hacen de la alternativa una cuestión de vida o muerte. Si se puede hacer todo, ¿para qué elegir?

28 enero 2009

Brasil mucho más que sol y playa

Hasta no hace mucho, los viajeros que llegaban a Bahía solían complementar la visita a la ciudad de Jorge Amado con unos días de playa en sitios como el morro de San Pablo o Porto Seguro. Pero comenzaron a aparecer otras alternativas en sitios más tranquilos. A 50 km de Bahía, Praia do Forte es uno de esos lugares, un antiguo pueblo de pescadores conocido por sus hermosas playas y por ser la sede del proyecto Tamar, dedicado a la preservación de las tortugas marinas en distintos puntos del litoral brasileño.

La zona donde se emplaza Praia do Forte es uno de los territorios con mayor impronta histórica de Brasil, ya que por allí ingresaron muchas de las primeras expediciones colonizadoras portuguesas y, por ello, en sus alrededores hay numerosas edificaciones y testimonios del nacimiento de Brasil como nación. Además, la villa en sí misma es un típico poblado de aires coloniales y calles empedradas, que refuerza la sensación de estar visitando un lugar detenido en el tiempo.

La presencia de la naturaleza es una de las características principales de Praia do Forte. El pueblo y su franja costera forman parte de la Reserva de Sapiranga, un área de preservación ecológica que posee 600 ha de virginal mata atlántica, el ecosistema de selva tropical del litoral brasileño. Las playas son amplias y están cercadas por frondosas palmeras que llegan casi hasta el mar y funcionan como sombrillas naturales.

El pueblo está presidido por la antigua capilla de San Francisco de Asís, de muros blancos y azules, que mira hacia el mar. En torno a ella serpentean callejuelas en las que hay encantadores restaurantes, tiendas y bares.

Casi todas las noches en los bares hay música en vivo y bailes que surgen de manera espontánea. Como es de esperar, las especialidades son las cervezas heladas y las caipirinhas o caipiroskas, preparadas con distintas frutas tropicales.

Los domingos al mediodía los restaurantes se llenan de comensales que se reúnen para celebrar el rito culinario de la feijoada, acompañada por caipirinhas y arrullada por la música de grupos de samba.

Tesoros del mar

La sede del proyecto Tamar está en el corazón del casco urbano y es, desde hace tiempo, el gran atractivo de Praia do Forte. Es un centro de investigación especializado en la protección de tortugas marinas, que cuenta con un acuario al aire libre en el que se pueden ver rayas, tiburones y, por supuesto, diferentes tipos de tortugas, algunas de ellas verdaderamente gigantes. Es un sitio ideal para ir con chicos, ya que hay visitas guiadas, juegos y actividades pensadas para despertar la conciencia ecológica.

En las afueras del pueblo está el castillo Garcia d'Avila, una casa-fortaleza levantada en el siglo XVI por el que fue uno de los primeros terratenientes de Brasil. Ese fuerte -que es el que da nombre al pueblo- fue la cabecera de los dominios del adelantado portugués Garcia d'Avila, quien se instaló en las costas brasileñas en 1549, pasando de ser un simple soldado a dueño de extensiones de tierra que cuadruplicaban a las de todo su país de origen. El edificio es un excelente ejemplo de la arquitectura residencial-militar portuguesa y alberga un interesante museo.

El pueblo de Praia do Forte se encuentra a pocos km del castillo, casi pegado al Tivoli Eco Resort, el hotel más tradicional de la zona. Es un complejo de 248 habitaciones que miran hacia el océano y que ofrece servicios como spa, diferentes restaurantes, varias piscinas (una de ellas situada casi dentro del mismo mar), espacios para chicos y un bar donde por las noches tienen lugar actuaciones de grupos locales.

La filosofía del hotel se basa en impactar lo menos posible en el entorno natural, por lo que uno de sus mayores atractivos es que brinda la sensación de estar alojado en una especie de reserva natural.

Desde el hotel parten excursiones al castillo Garcia d'Avila, a la reserva natural de Sapiranga y hacia la ciudad de Bahía, donde se encuentra el maravilloso barrio del Pelourinho, cuna de varios de los más grandes artistas y músicos brasileños.

15 enero 2009

El Pantanal de Brasil: consejos sobre cómo llegar, alojarse y elegir tour

El Pantanal es la superficie pantanosa más grande del mundo distribuyéndose sus más de 180,000 metros cuadrados por los estados brasileiros de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, Paraguay y Bolivia. Esta maravilla de la naturaleza sirve de hogar a más de 1,000 clases diferentes de pájaros, 400 tipos de peces -incluyendo la famosa piranha-, 300 mamíferos -siendo la capybara el más característico- y 480 tipos de reptiles, con el caimán a la cabeza.

Yo, personalmente, lo descubrí en una librería dublinesa en una fría tarde de marzo -cuando aún este viaje en el que ahora me encuentro inmerso era sólo una especulación algo lejana e inconcreta- a través de un volúmen de grandes dimensiones y tapas duras que mostraba un gran número de fotografías de esta maravilla de la naturaleza. Desde el primer momento me cautivó y comenté a mis colegas de viaje que debíamos incluirlo en nuestros planes y allí pasamos los últimos días del pasado mes de Noviembre.

Estuvimos allí 3 noches y cuatro días que os relataré en otro artículo. Aquí os comento sólo los temas logísticos.

Cómo llegar:

Al Pantanal se puede acceder, principalmente, desde dos poblaciones: Corumbá al norte y Campo Grande al Sur. Cruzando toda su extensión sólo existe una carretera, la Transpantaneira, que en la estación lluviosa puede incluso llegar a quedar anegada por las aguas.

Nosotros accedimos a él desde la ciudad de Mato Grosso do Sul, Campo Grande.

Para llegar allí tienes varias compañías -¡será por agencias de buses en sudamérica!- que te llevan desde los distintos puntos del país. Nosotros viajamos por unos 95 R$ desde Sao Paulo en un bus semi-cama que tardó unas 15 horas en llegar.

Para cualquier desplazamiento de larga duración en Sudamérica -la mayoría lo son, debido a las largas distancias que separan los lugares de interés- os aconsejo que toméis buses nocturnos. En Brasil no tienen los más cómodos -que son los argentinos- pero después de dos o tres yo ya puedo dormir casi perfectamente en estos semi-camas brasileiros. Con ésto -aunque no es lo mismo que una cama confortable- consigues llegar medianamente descansado a tu destino y además ahorras una noche de alojamiento, pudiéndolo descontar del precio del billete. Un inconveniente sería que no puedes contemplar el paisaje durante el trayecto, pero te aseguro que por casi la totalidad de las largas horas de bus, éste apenas cambiará y habrás preferido poder dormir.

Una vez llegamos a nuestro destino a las 10 de la mañana, nos esperaban en la Rodoviaria de Campo Grande varios agentes de viajes que representan a las dos agencias con más nombre en cuanto a excursiones en el Pantanal se refiere: Pantanal Discovery y Ecologial Expeditions.

Como en cualquier lugar de cierta fama turística, aquí se suele entablar la típica batalla dialéctica que nadie quiere sufrir después de 15 horas de bus y desembarcando en un lugar en el que ya tienes 35 grados de temperatura a las 10 de la mañana.

Nosotros optamos por lo más fácil, favoreciendo con ello a Ecological Expeditions. Es decir, nos fuimos a descansar a la terraza del Youth Hostel International que hay justo enfrente de la Rodoviaria -terminal de bus brasileira- y dijimos a todos los comerciales que primeros descansaríamos y después decidiríamos.

Ecological Expeditions tiene su sede en este hostel, siendo hostel y agencia una misma cosa, como Espinete y la actriz que lleva dentro. Con este movimiento les concedimos cierta ventaja sobre Pantanal Discovery y ganaron aún más puntos cuando nos dijeron que nos dejaban una noche de alojamiento gratis -a elegir entre la de antes o después del tour- y nos invitaban a comer.

Aún así, no queríamos sentirnos presionados por la estratagema y por la tarde fuimos a consultar la oferta de Discovery.

En cuanto a precio no hay grandes diferencias, moviéndose ambos por los 350R$ -para dormir en hamacas- y 400 R$ -para dormir en camas normales con ventiladores- o 500 R$ - con aire acondicionado- por el tour de 3 noches (a los de Discovery tuvimos que presionarles un poco para alcanzar ese precio, pero el de Ecological viene más o menos establecido) pero, para nosotros, la diferencia principal estribaba en la localización de la Fazenda que nos serviría de alojamiento y de base para nuestras aventuras y actividades en el Pantanal.

Discovery nos mintió diciéndonos que la suya estaba más profunda en el parque, pero en el mapa vimos que era la de Ecological la que te llevaba a adentrarte más.

Con todo y después de conocer a los guías de Ecological, nos quedamos con ellos y abonamos los 400 R$ para dormir en camas y ventilador. Después supimos de alguna chica que lo bajó a 380, así que imagino que hay oportunidades para aquellos que gusten -y se les dé bien- el regateo tipo Messi.

En cuanto a elegir entre camas y hamacas, depende de cada uno. La parte de la Fazenda que tenía los cuartos resultó servir mejor comida y tener sala de juegos de mesa, futbolín, ping pong, billar y DVDs que nos sirvió de punto de reunión para las horas muertas. Sin embargo, en las hamacas se dormía mejor por el calor asfixiante que teníamos en las habitaciones, a pesar de los ventiladores. Ambos lugares están equipados con mosquiteras.

En cuanto al alojamiento, decidáis lo que decidáis en cuanto al tour -también Discovery ofrece pagar la noche de alojamiento- os aconsejo que os quedéis en el Youth Hostel. Por 75 R$ la triple -incluyendo desayuno- dormimos los 3 en una habitación básica pero con aseo propio y el hostel tiene internet gratis y una pequeña piscina que es absolutamente necesaria para pasar los días allí.

Via: viajablog

04 enero 2009

Brasil: Todas las formas del agua

Cascadas, ríos artificiales, toboganes, una piletas con olas, baldes gigantes que arrojan litros y litros de agua. Adrenalina en su extremo máximo, por un lado; paseos relajantes por otro. Así de variado y hasta exótico por momentos, es el parque acuático más grande de América Latina. Y si es "o mais grande", lógicamente no puede estar en otro lado sino en Brasil. Se trata de Beach Park, un parque y complejo turístico ubicado a 22 km de Fortaleza, en el estado de Ceará. Abrazado por playas de arenas blancas, tupidas palmeras y frutas tropicales, el paisaje invita al descanso y la diversión.

Un combo perfecto para lograr el desenchufe. El nombre de la ruta que se toma desde el aeropuerto de Fortaleza para llegar al parque ya anticipa el clima: es la Ruta del Sol Naciente escondida entre dunas que le dan justamente el nombre a la playa Porto Das Dunas. La situación privilegiada de estar a pasitos del Ecuador hace que ahí se acumulen 2.800 horas de sol al año y reine una temperatura media de 28°, la misma del mar. Es un lugar donde el invierno resulta desconocido y el visitante tendrá que acostumbrarse a que el día arranca muy temprano. Los primeros rayos del sol asoman poco antes de las seis de la mañana. Y sin titubeos ese mismo sol se desploma en el horizante a la misma hora de la tarde. Por eso, los juegos de agua son la mejor alternativa.

Una fotito de cada visitante que queda registrada en una computadora, un pase por el molinete y a disfrutar del Beach Park.

Mojados hasta el alma

Si Walt Disney hubiera sido brasileño, Beach Park hubiera sido un invento suyo. Por muchas razones, pero sobre todo porque la fantasía aquí no da respiro. Todo comenzó como un restaurante de playa en 1985 y en 1988 se sumaron tres toboganes de agua, empezando a esbozarse lo que hoy es este gran parque de 170 mil m2, 8,5 millones de metros cúbicos de agua en movimiento y 78 juegos para todas las edades. Y no importa desde dónde se comience, rápidamente llega el chapuzón y la diversión.

Lo más importante es leer atentamente las indicaciones para elegir los juegos. Algunos son exclusivamente para adultos, otros sólo para los más chiquitos y un tercer grupo, para que lo comparta toda la familia.

El ejemplo de adrenalina pura es el "Insano". ¿Por qué ese nombre? Dos números lo explican: el visitante se lanza en caída libre desde 41 metros y a 105 km por hora. Los que se animan al desafío, que integra el libro de los récords Guiness, deben comprar la remera de recuerdo: "Yo sobreviví al Insano", (33 reales) para sellar en la memoria esos cinco segundos en que uno cae desde una altura equivalente a 14 pisos y se sumerge de un chapuzón en una piscina azul profundo.

Pero la emoción sin límites también puede vivirse de a dos y en gomón, en el "Kalafrio". Desde unos 11 metros se lanza a un pista en la que los valientes se quedan a una inclinación de 90 grados como en una rampa de skate y se desliza vertiginosamente para sacudirse a 22 kilómetros por hora. Otra opción es "Sarcófago", un tobogán por el que uno se lanza a oscuras, a 80 km por hora. Algunos admiten que abren los ojos recién al final del recorrido.

Los aventureros a toda prueba tienen además dos toboganes de 23 metros de alto para deslizarse por "La Esfinge" para terminar en un tanque de agua después de viajar a 60 km por hora.

El gran baldazo

Existen además juegos para que disfruten grandes y chicos juntos. Por ejemplo, el "Atlantis", con gomones para tres en pista ondulada, o el "Hupa & Hopa", unos tubos de emociones rápidas y con curvas para terminar despatarrados en el agua. Los más chiquitos también tienen lo suyo: la "Isla del tesoro" es uno de sus patrimonios, con barco pirata incluido, fuerte y artillería de agua; el "Arca de Noé", donde aparecen las rampas con motivos de animales, cascadas y piletas de no más de 80 centímetros; el "Pórtico de la Atlántida", para tomar un baño relajante y jugar entre estatuas clásicas y gruesas columnas.

Para un poquito más grandes, el catálogo presenta atracciones como "La Corriente Encantada", que consiste en un viaje de 300 metros durante un recorrido de 7 minutos por un río artificial en cómodos gomones. Otra propuesta es "Maremoto", la mayor piscina de ondas de América Latina, en la que uno se zambulle en 3 millones de litros de agua en movimiento.

Pero la diversión más simple y absoluta es el impresionante Acqua Show con plataformas de altura desde las que los cañones disparan agua. La estrella en este juego es el balde de 1.800 litros. Irresistible no ponerse allí abajo y esperar la ducha refrescante de ese inolvidable baldazo.

La felicidad, ahora

Cuando el sol cae, el parque cierra. La actividad se traslada entonces de la playa y el parque a los complejos hoteleros que bordean al mismo Parque. Se trata del Beach Park Suites Resort y del recientemente inaugurado Acqua Resort, sumando más de 10 mil m2 de hoteles estacionados a metros de la orilla. Todos tienen sus propias piscinas con bares para beber y seguir jugando si es que quedan energías. El atardecer es ideal para un paseo en buggy o caminatas a lo largo de las extensas playas. A las siete, la oscuridad es total. El equipo de entretenimiento de los dos resorts siempre tendrá alguna actividad para los más chicos. En Beach Park, en Fortaleza, no hay tiempo para el aburrimiento. Y eso lo resume el lema del Parque: "La onda es ser feliz ahora".

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