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Mostrando las entradas con la etiqueta BRASIL. Mostrar todas las entradas
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10 diciembre 2008

Bracil: Itacaré, sol y fronda, cacao y mar

Al sur de Salvador de Bahía, 455 km, exactamente, en la Costa do Cacao, se esconde Itacaré, uno de los secretos mejor guardados del nordeste brasileño. Tierra de orixás, capoeira, candomblé, Amado y moqueca, con ritmo de forró; tierra del dendé y del cacao. El universo bahiano tiene demasiados olores, demasiadas sonrisas blancas y profundas de su gente, demasiadas provocaciones. Todo eso sin mencionar sus kilómetros de playas vírgenes y paradisíacas.

Perdida al norte de Ilhéus, donde vivió, se enamoró e inspiró Jorge Amado para escribir su Gabriela, clavo y canela, entre la mata, la misma selva ni más ni menos, la playa y el estuario del río de Contas, se esconde y sobrevive Itacaré, uno de los últimos hallazgos en el mapa privilegiado que arma la arena blanquecina y el agua templada de Morro de San Pablo, Itaparica y Porto Seguro, entre otras playas, puertas de entrada a los portugueses.

Historia y sabor del cacao

El cacao -una planta que necesita la sombra de una nutrida foresta a su alrededor- explica gran parte del pasado del paraíso itacarense, pero también su presente y prometedor futuro. Tierra de capitanes e ignorantes herederos, los temibles barones del cacao sostuvieron durante siglos la pobre economía de la región en base del fruto amargo, indispensable para el mejor dulce, convirtiendo este pedacito de Brasil en el primer productor del mundo.

Esa singularidad económica y tangencialmente ecológica salvaguardó la mata atlántica que hoy protege la UNESCO y que ostenta mayor biodiversidad que la mismísima y similar selva amazónica. Pero en 1989 una plaga devastadora, el hongo "escoba de bruja", acabó literalmente con los cultivos de cacao. No fue suficiente para liquidar la suerte de algunos fazendeiros rápidos de reflejos que reconvirtieron sus latifundios en fastuosos resorts ecológicos.

La cercanía de los aeropuertos de la capital estadual San Salvador y de Ilhéus, sumada a la todavía más reciente rodoviaria, hicieron el resto. La Villa Sao José, por citar un caso, es ejemplo de lo anterior. Antigua plantación de cacao, hoy es un complejo de 200 hectáreas con grandes hoteles.

El Itacaré Village y el Itacaré Eco-resort son dos de las opciones posibles para descansar y disfrutar de la naturaleza sin forzarla. Su menú de actividades deportivas y ecológicas es inmenso: desde tirolesa -los viajes entre las copas de los árboles-, pasando por los náuticos kayacs, rafting y las más relajantes sesiones de spa y gimnasia en playa.

Mucho menos esfuerzo cuesta descansar, capirinha en mano, en las hamacas paraguayas idealmente ubicadas en cada balcón de la Villa y la región. Entre tanto relajo e invitación al romance, los más chicos tampoco se quedan afuera ya que disponen de un programa combinado de arte y entretenimiento a prueba de aburrimiento.
Prainha, una entre tres

Lo más espectacular para los residentes en la Villa o los visitantes ocasionales, que también pueden acercarse, es Prainha, catalogada como una de las 3 mejores playas del nordeste brasileño. Más allá de la arbitrariedad de semejante clasificación, Prainha provoca primero una liberación de adrenalina; y segundos después, un impulso pacífico invade el ánimo del turista más urbano y frenético que pueda llegar hasta esta costa surcada por grutas, erizos de mar y olas que convocan a un número acotado pero privilegiado de surfers.

Quince kilómetros más al sur, el cartel de ingreso a otra de las playas selectas de la costa de cacao: Itacarezinho, o "el paraíso", como la llaman sin sentir que exajeran. Lejos del lugar común o del fanatismo, se trata de un Edén con agua templada, 27° de temperatura promedio, bananeros, cocos, y el color de las santas ritas y rosas chinas que brotan en cada rincón.

Lejos del lujo de los eco-resorts, no es menos relajante romper la burbuja natural, adentrarse en el verdadero Itacaré y caminar por la principal y empedrada rua Pituba.

Sobrecargada de negocios con productos autóctonos y, como no podía ser de otra manera, de fábricas de chocolate, no faltan bahianas cocinando en plena calle, que como norma general siempre regalan -y nunca impostan- sonrisas blancas que contrastan con esas caras oscuras.

A la noche la calle Pedro Longo es el centro nocturno y la referencia obligada. Pero basta con caminar apenas otros cuatrocientos metros, tomar la transversal rua da Orla para divisar los edificios más antiguos y auténticos de la ciudad como la Iglesia de Sao Miguel, erigida en 1727. Enfrente se divisa la desembocadura del río de Contas.

En el estuario, donde la corriente fría del río se mezcla con la cálida que entra del mar, se estacionan los saveiros de los pescadores, grandes y pequeñas barcazas que terminan por pintar el cuadro. Escasos reales y un poco menos de vergüenza se necesitan para regatear con un lanchero un paseo por los canales de la zona. Si sobra el tiempo, vale remontar el río hasta la Pancada grande, uno de los saltos más espectaculares de todo el estado. Algo se quiebra, permanece para siempre en Itacaré. De manera definitiva también queda esa porción, instantánea única, irrepetible, de saudade bahiana.

20 noviembre 2008

Brasil: Natal, la novia del sol

Con toda justicia, en este caso poética, a Natal, la capital del estado de Río Grande do Norte, en Brasil la llaman "la novia del sol". No es sólo una metáfora. Fundada en 1599, tiene sol 300 días al año y goza, aseguran, del aire más puro de América gracias a los vientos alisios y a la ausencia de industrias. A esto se añaden las bellas aguas de un mar cristalino recorridas por las corrientes cálidas del golfo (22 grados promedio todo el año) y una infinidad de disfrutables alternativas.

En Natal, los días nacen a las 5 de la mañana y salir a recorrer la playa a esa hora es un placer que se completa al regresar al hotel, con el suculento desayuno: papaya, maracuyá, mango, plátanos, carnes, panqueques, cereales, zucos, tortas y panes de todos los sabores y colores.

Esquí de arena
Joaquim, nuestro guía, se encarga de introducirnos en la magia de Natal. Vamos por la Vía Costeira, el Barrio Ponta Negra, una zona de hoteles que se enhebran a lo largo de praia Ponta Negra, que termina en la inmensa duna Morro do Careca (morro del calvo). Una de sus laderas, bordeada de vegetación, resulta perfecta para el esquí de arena. Desde lo alto puede plantear dudas, pero vale la pena animarse: ¡hay que experimentar esa gloriosa forma de ir, pendiente abajo!

Un poco más tarde descubrimos las calles del pintoresco centro histórico. Se impone allí una visita a la Nueva Catedral, el Faro de la Mae Luiza y el antiguo barrio de la Riveira, donde se conservan las casas más tradicionales, incluida la del Club Náutico y la del gobierno.

Historias para ser contadas
Camino a la Fortaleza dos Reis Magos -construida por los portugueses a orillas del mar en la desembocadura del río Potengi- se puede ver la céntrica Praia de los Artistas, llamada así porque era frecuentada por personalidades famosas de Brasil y del exterior, entre otras la mítica Brigitte Bardot. En la fortaleza palpitan las historias de la flota comandada por Aires de Cuña, a servicio del rey de Portugal, que vino a colonizar las tierras de la región, y encontraron resistencia de los indios portiguares y los piratas franceses, que traficaban la madera conocida como palo Brasil.

Estos remotos acontecimientos le dan un consistencia especial a la estadía. Allí uno se entera de que los holandeses invadieron la ciudad entre 1633 a 1654 y Natal pasó a llamarse Nueva Ámsterdam. Eso hasta que la Segunda Guerra Mundial la transformó definitivamente: los americanos reconocieron su estratégica localización (queda a 3.000 kilómetros de Dakar) y la transformaron en base militar para sus operaciones en el norte de Africa.

De regreso al hotel, impacta el Parque de las Dunas, el segundo parque urbano más grande de Brasil e ideal para practicar senderismo. Este gigante de 1.200 hectáreas de mata atlántica y ejemplares únicos de fauna y flora esconde el Teatro Alberto Maranhao, escenario de conciertos y espectáculos de ballet.

El día ha sido intenso y la noche nos recibe en el restaurante del hotel Manary que forma parte de lo que allí llaman Roteiros de Charme (las rutas con encanto). Una fiesta de sabores: parrillada de mariscos y verduras.

Con rumbo a Pipa
El segundo día, Joaquim -un guía ideal, culto y paciente-, propone una aventura a 30 km de la ciudad. Partimos en cuatro buggy que atraviesan primero el puente Newton Navarro sobre el río Potengi (río de los camarones), y llegamos a Genipabú, una de las playas más famosas del estado.

Es una zona de dunas gigantescas, algunas de hasta 30 metros, salpicadas de palmeras, manglares y lagunas. Desde allí se tiene una vista magnífica de Natal que se recorta en el cielo azul.

Se puede pasear en dromedario, practicar sandboard, lanzarse con los buggy por las dunas y, desde luego, tomar una o más caipirinhas con ramas de canela en medio de la apacible lagoa de Pitangui: porque sí, ahí, en el centro, están instaladas las mesas con las sombrillas.

Pero es casi una ley: no se puede estar en Natal sin llegar hasta Pipa. Se viaja por la vía 101, entre plantaciones de caña de azúcar y los ojos se llenan de esa vegetación espesa y alta. A lo largo del camino hay pequeños pueblos con banderas rojas y amarillas en cada casita; con ellas, los pobladores expresan su adhesión o rechazo del candidato a prefeito.

En una de las curvas sorprende un lavadero municipal, una gran galería abierta atravesada por un arroyo donde las lavadeiras, en cuclillas, frotan las prendas a mano. Alrededeor, los niños juegan y practican capoeira. Una simple escena, bella y cotidiana, que se graba en la memoria.

Llegamos a Praia do Madeiro y después de instalarnos en el hotel Ponta do Madeiro bajamos los 150 escalones del acantilado que protege la playa. Allí los delfines se acercan hasta la arena a jugar con los bañistas. ¿Dos sugerencias? No desperdicie la oportunidad de hacer una caminata hasta praia de Pipa, en Bahia dos Golfinhos (Bahía de los Delfines). Le va a encantar. Y disfrute de un almuerzo en el restaurante del complejo Sombra e Agua Fresca, entre sus animales tallados en madera, perfectamente ensamblados en la agradable decoración.

Lo que no necesita ser sugerido es el inevitable paseo que hay que dar por Pipa, esta deliciosa y vieja villa de pescadores que conserva sus callecitas empedradas, angostas e intrincadas. Por ellas, la noche parece encenderse.

Son muy transitadas por viajeros de todo el mundo ya que el pueblo se instaló en la categoría de los destinos del turismo internacional. Hay que recorrerlas para descifrar sus encantos y no será mala idea visitar la llamada praia do Amor.

Para cerrar el día, la Pousada Toca da Coruja será una buena elección: cocina gourmet con tamales de camarón, róbalo y láminas de coco. Además, caipirinhas con mandarina y jengibre. Como en Natal, en Pipa el viajero siente que el cemento de las grandes ciudades es algo remoto.

03 noviembre 2008

Brasil: Un museo del fútbol en honor al Rey Pele

Desde este mes, los fanáticos del fútbol en todo el mundo cuentan con su museo, en donde a partir de modernos elementos multimedia podrán disfrutar de lo que es la historia de este deporte nacional para el populoso país de 190 millones de habitantes, cuyas tierras han dado una constelación de estrellas destacadas en el manejo del balón, pero el sol en ese firmamento, sin dudas tiene nombre y apellido, Edson Arantes do Nascimento, conocido como Pelé.

Brasil ha obtenido a lo largo de su historia cinco copas del mundo, siendo el equipo que más veces ha alcanzado este pedestal, y se autodenominan los “pentacampeones”. Dentro de las instalaciones del estadio Paulo Machado de Carvalho, “Pacaembú”, en la gigantesca San Pablo, un despliegue de 6.900 metros cuadrados da cuenta de esta historia, indivisible del adn brasileño.

La primera muestra del museo se denomina “la marca del Rey”, y hace referencia a las glorias alcanzadas por Pelé, de tales dimensiones que los seguidores lo coronaron como el monarca del fútbol, y sólo el argentino Diego Maradona ha podido estar a la altura de su trono. En ella, se exponen piezas y recuerdos, al conmemorarse el primer título mundial de los “verdeamarelhos”. En aquella ocasión, el astro se calzó la casaca de Brasil, tal como lo hizo en cuatro ocasiones más, tres de las cuales tuvieron como resultado el dorado trofeo en manos brasileñas.

Bajo las gradas del monumental estadio, los visitantes podrán conocer la historia de este deporte, en Brasil y en el mundo, aunque asombra la popularidad que ha alcanzado en este país, teniendo en cuenta que comenzó como un deporte de elite, exclusivo de los inmigrantes europeos que lo introdujeron.

El Ministro de Turismo Caio de Carvalho declaró que se esperan unas 600.000 visitas al año. Este lugar será sin dudas la meca de los fanáticos de este deporte, que despierta pasiones inexplicables.

Vía: Futbol Red


08 octubre 2008

Brasil Náutico

Recientemente, se ha lanzado una página web en Brasil dedicada a las prácticas náuticas. Siendo un país que cuenta con 8.500 kilómetros de litoral atlántico, la historia, la cultura y la vida de Brasil están íntimamente ligadas al mar. Por lo tanto, es un sitio ideal para los amantes de la navegación – que se complementa con un clima privilegiado – y por ello esta web es de suma utilidad para ellos.

La página ofrece información sobre distintos itinerarios turísticos y las actividades náuticas que en ellos se puede realizar. Desde luego, no faltan datos sobre el clima, permanentemente actualizados por el Instituto Nacional Meteorológico y la Marina de Brasil, y también sobre los atracaderos disponibles en cada ciudad, donde poder dejar la embarcación. Los mapas y las recomendaciones sobre las distintas rutas marítimas tienen su lugar, como así también todos los datos que podamos necesitar para nuestro viaje.


También hay artículos, sugerencias, calendario de eventos y competiciones. La historia de las diferentes rutas del mar es particularmente interesante, ya que se relaciona, como ya dijimos, con la historia misma de Brasil.

La página está hecha por navegantes experimentados y técnicos expertos en las distintas áreas, por lo tanto no sólo es confiable sino que también es completa. De esta forma, podemos disfrutar del inmenso mar de Brasil, que es lo mejor que el país tiene para darnos.

Vía: Expreso

12 septiembre 2008

Nace un mega centro turístico en Brasil

El nordeste brasilero cuenta con unas playas de ensueño. Un clima muy propicio y una distancia de vuelo más corta con los lugares de origen de los principales centros emisores de turistas, en comparación con sus “hermanas” del sur de Brasil.

Estas razones deben haber pesado sin dudas en la elección del Estado de Ceará para asentar un proyeco turístico de enorme envergadura.

Se trata de un mega complejo que incluirá: 13 hoteles de cinco estrellas, 14 resorts, seis condominios, tres campos de golf y una playa de 12 kilómetros. Todo ésto en una superficie de 11 millones de metros cuadrados en Itapipoca, cerca de Fortaleza.

El proyecto de la Ciudad Nova Atlántida (que así se llamará) tiene condimentos de novela, por momentos romántica, por momentos de suspenso, ecológica y hasta policial.

Todo comienza hace varias décadas cuando un español emigrado a Brasil compra una superficie enorme de tierra en una zona, por entonces, muy primitiva. El señor se cansa de hacer dinero por muchos medios y comienza a darle forma al sueño de su “Ciudad”.

Los planes permanecen dormidos muchos años por algunos problemas que tiene el señor dueño con la justicia por el manejo de un dinero aparentemente un tanto sucio. Pero aparecen grandes empresas que ven el filón comercial y se asocian con él para concretar el complejo turísico.

Además, una ONG que lucha por los intereses de los indígenas se opuso a la autorización de este desarrollo inmobiliario al levantarse, a su juicio, en una reserva indígena. Este tema está por salir de los juzgados con un previsible fallo a favor del comercio.

En los próximos meses comienzan las obras que darán nacimiento, como ocurriera con Cancún en su momento, a una verdadera “ciudad turística” en el nordeste brasilero.

Vía: www.diariodelviajero.com

19 agosto 2008

Ciudad de las Flores - Brasil

En la Sierra Gaúcha (Río Grande do Sul – Brasil) esta la Ciudad de las Flores. En ella se verán unas preciosas hortensias que según cuenta la tradición traen buena suerte.

La Ciudad de las Flores tiene raíces alemanas e italianas y como es de esperar por su nombre, está llena de flores por donde se la mire.
En sus calles se ve un orden y una limpieza impecable, si a eso le sumamos la calidez de su gente es fácil de entender porque esta ciudad ocupa el cuarto lugar del destino más elegido de Brasil para ir de vacaciones.
Tiene pintorescos bares y comercios. Otro lugar atractivo es la catedral, una calle techada (decorada con glicinas).
Frente a esta calle se efectúa el Festival de Cine Latinoamericano, en este festival se entrega el premio “El quiquito”.

En la Fiesta de Natal, en donde se prepara la navidad 7 semanas antes de que esta llegue la fiesta. No te pierdas la Casa de Papa Noel o el Parque Knorr (nombre de su creador). En este caso es literal, la Casa de Papa Noel es una fábrica de juguetes y una habitación donde Papa Noel guarda todas las cartas y los niños pueden dejar la suya.

Otro sitio digno de ver es el lago Negro, rodeado por árboles de la Selva Negra y azaleas fucsias. Las opciones cercanas incluyen la Excursión por Verdes Fazendas de las Sierras Gauchas, el Parque do Caracol con una linda cascada, Nova Petrópolis y su laberinto y Canela que posee una catedral de piedra.

Gramado posee una muy buena gastronomía que está influenciada por las culturas alemanas, italianas, portuguesas y brasileras.

Sin duda esta es una ciudad que es digna de ser visitada.

Via: www.paraconocer.com

15 agosto 2008

CRUCEROS :: Brasil entre otros grandes placeres

De Santos a Buenos Aires, una aventura inolvidable a bordo de un lujoso barco. La escala en Río de Janeiro.



Si se lo mira con segundas intenciones, el puerto de Santos podría encarnar el "dónde" de una novela posmoderna. Es una de esas pausadas ciudades coloniales que comparten colchón con la velocidad desenfrenada de lo moderno. Esta mañana, desde este puerto situado a 70 km de la populosa San Pablo, cinco cruceros de lujo embarcarán a sus huéspedes. Estamos a punto de iniciar un crucero de cuatro días en el Costa Victoria, una de las 12 naves de Costa Cruceros. Desde Santos, algunas horas de navegación permitirán ver el amanecer en el puerto carioca de Guarabá, antes de que estas 75 mil toneladas culminen su recorrido en el puerto de Buenos Aires.

Excepto por el apelotonamiento del abordaje, en el crucero no hay rastros del agobio típicamente urbano. En el Costa Victoria, los casi 800 tripulantes (de 31 nacionalidades pero mayormente jovencitos de Indonesia y Filipinas), aguzarán aún más sus miradas, afilarán su portugués básico y darán una bienvenida que se repetirá cada mañana: "Bom día, senhora&". Cada cena, Edwin, el mozo asignado a la mesa 175, desplegará la servilleta con ribetes dorados en las faldas de los comensales y hará de las recomendaciones del chef internacional, un guiño propio. Cada atardecer, la colombiana Paola recorrerá los pasillos del décimo piso atenta a que las toallas estén siempre inmaculadas, a que el hielo esté siempre sólido para tomar, por qué no, un trago en el balcón del camarote, un lugar que durante las noches en altamar, cuando no hay luz natural que ilumine, parece apoyado en el océano.

De aquí en más, los camarotes serán uno de los pocos espacios privados que habrá en este viaje. El resto del tiempo nos encontrará haciendo buenas migas con desconocidos entre fiestas temáticas nocturnas, cenas informales, cócteles de gala con el capitán y juegos alrededor de la piscina a los que, no se sabe bien por qué, resulta difícil negarse.

Un universo de sabores

Cada noche, en el quinto piso, los casi 2.400 huéspedes cenan en dos tandas. Eligen a gusto y piacere el restaurante Sinfonía o el Fantasía y los horarios son, de alguna manera, previsibles: europeos temprano, a eso de las 19.30; latinos tipo 22. Aunque el atuendo no plantea demasiadas exigencias, la tercera y la última noche (son las cenas de gala y la última cena a la carta en el Restaurante Magnífico), dan licencia a las señoras para desempolvar el vestido largo y cargarse de brillos.

En la variedad estará siempre el gusto: cóctel de gambas, daditos de pez espada, pastas rellenas, pato a la naranja, berenjenas a la napolitana y cinco platos por comida que varían en cada encuentro. Desayunos que para muchos resultan imposibles: de sardinas a huevos revueltos, de tocino a bizcochuelos, de frutas frescas a variedades de quesos. Es que la cocina es un submundo dentro de este pequeño gran universo: si se incluyen las comidas de los tripulantes, los 135 cocineros preparan 13.000 platos por día. En el Bar Sirena, en el Capriccio o en cualquiera de los 10 bares distribuidos entre la popa y la proa, habrá filas y autoservice. El resto de las comidas la sirven alguno de los 160 mozos.

Todo aquí huele a casero: las comidas, excepto el helado, son obra de los chefs internacionales. Hasta el pan y los grisines que acompañan en la mesa se hacen de madrugada en la panadería del barco. Decir entonces que el Costa Victoria es una pequeña ciudad flotante se parece cada vez menos a un lugar común.

Actividades para todos
El mito de que los cruceros son un escenario dominado por viajeros de edad avanzada es simplemente eso: un mito. Por todas partes hay grupos de amigos treintañeros que copan uno de los cuatro jacuzzis y enloquecen al brasileño encargado del servicio de bar con pedidos de cerveza helada. Sobran las parejas de luna de miel y, de a ratos, pasa una fila de chicos disfrazados de vaca y agarrados de los hombritos, hijos de matrimonios incipientes que se depositan en las reposeras o compran una excursión y los dejan al cuidado del competente equipo de animación infantil.

Cuando de entretener se trata, los animadores salen a la carga. Rodrigo, un brasileño de sonrisa indeleble, Luiz Felipe y los cuatro argentinos, son omnipresentes. Están de tarde, organizando competencias alrededor de una de las dos piscinas de la cubierta. Están de madrugada, en la "sexy night", con lentes oscuros, en cuero y moñito al cuello, agitando a los solos y solas. Están en el Concord Plaza, dando impulso a competencias de baile. Están en cada ítem del folleto abarrotado de actividades que cada noche Paola, nuestra latina encargada del servicio de habitación, dispondrá prolijamente en la cama para que cada quien arme su propia rutina. Hay quienes antes de cenar, van al teatro del barco a ver una puesta musical al mejor estilo Broadway, con tiempos y ritmos perfectos, con una veintena de cambios de vestuario impecables. Alérgicos a la luz solar, sin distinción de horario, hay quienes prefieren otras opciones: se nota cuando se oye el sonido metálico de los tragamonedas del casino.

"Clases de gimnasia china a las 9, bicicletas fijas al aire libre a las 10, sesión de aromaterapia a las 11, baño turco a las 12, almuerzo al aire libre a la 1&. Estoy agotado de tantas obligaciones", se oye bromear a un rosarino.

Entre las escalas obligadas del día -si es posible que aún quede un remanente de estrés- está el spa. Allí donde Benita enciende un sonido de fondo de mar, apoya una máscara de aceite de almendras para relajar los párpados, acomoda una toalla suave en el cuerpo desnudo y frota las esencias relajantes de lavanda en las manos, en los pies. En esas cabinas, no hay tiranía del reloj. El tiempo otra vez parece haberse detenido.

El esplendor de Río
El segundo día de navegación, el puerto antiguo de Río de Janeiro aparece frente a los balcones. Y el mar azul profundo y la brisa carioca. Sólo habrá unas pocas horas para conocer la "Ciudad maravillosa". El tránsito hace que el paseo sea lento y contemplativo. El destino final es el clásico Corcovado y en la travesía urbana se pasa por varios lugares legendarios que evocan melodías de bossa nova; sitios como las playas de Ipanema y Copacabana, o el Cristo Redentor, que domina desde lo alto la magnífica bahía de Guanabara, la laguna Rodrigo de Freitas y el casco urbano de la ciudad, en el que se mezclan iglesias coloniales, modernos edificios y la serpenteante presencia de las favelas sobre los morrros.

El ascenso en tren hacia el Corcovado está amenizado por cuatro músicos cariocas y sus ritmos. La vista de 360 grados de Río desde la cima paraliza.

Otra vez en el barco, el capitán, un napolitano fanático del guitarrista argentino Luis Salinas, apunta la proa hacia Puerto Madero. La silueta de Buenos Aires, reflejándose sobre las aguas marrones del Río de la Plata, devuelve a los viajeros la noción de tiempo. El Costa Victoria lleva varias horas atracado, pero, en tierra, el sistema de equilibrio de los huéspedes sigue engañado, el cuerpo sigue mareado. Tiene la ilusión de que aún está navegando.

Datos útiles
CUANTO CUESTA: Crucero de 4 noches en el barco Costa Victoria, del 7 al 11 de marzo. El itinerario: Buenos Aires, Punta del Este, Porto Belo y Santos. Tarifa: de US$ 569 a US$ 1.310, según la cabina.

Por: Gisele Sousa Dias.

08 agosto 2008

Rio de Janeiro en bici


Cualquiera que haya estado en Brasil, sabe que los brasileros son fanáticos del cuidado de su cuerpo. Bordear las playas de Rio de Janeiro es como meterse en un muestrario de actividades, deportes, prácticas, ejercicios, competencias y diversión.

Los cariocas acostumbran acercarse a la playa antes o después del horario laboral para practicar el deporte o ejercicio que gusten. Desde el surf a la capoeira están presentes a toda hora del día y de la noche sobre las arenas doradas de Rio.

Y así también, son amantes de trasladarse en bicicleta aunque la ciudad no tenga las condiciones óptimas para este tipo de transporte
. Un tránsito endemoniado, reglas de tráfico no siempre respetadas, distracciones, charlas y muchos automóviles convierten a las calles céntricas en lugares complicados para conducir la bici.

Además, la geografía del lugar, con sus subidas asombrosas a las laderas de los morros cercanos y curvas pronunciadas sobre el mar, necesitan un buen par de piernas para controlar la bici. De todas formas, la gente la ha adoptado como medio de transporte popular y económico. Ahora Rio de Janeiro tendrá su sistema de alquiler de bicis como los que venimos viendo en otras ciudades.



La ínstalación de un sistema de columnas con aparcamiento de bicis donde tomarlas y dejarlas, se anunció hace aproximadamente 1 mes
. Pero claro, al uso local, sin dar fechas exactas ni mayores precisiones sobre cómo, cuándo y costo del servicio. Habrá que esperar nuevas noticias. Mientras tanto, relájate al sol.

Vía: Diario do Rio

23 julio 2008

Una aldea marcada por dos culturas


Alcántara mantiene inalteradas las fuertes huellas de Portugal en tiempos de la colonia y el aporte africano.

Hacia algún lugar inquietante deben conducir las callejuelas de Alcántara, una mixtura de cultura y tradiciones de Africa y Portugal en Brasil.

Se trasunta en todo forastero que pone pie en el muelle de la bahía San Marcos y sube con ansiedad los pasillos empedrados. Los esporádicos murmullos corren por cuenta de los turistas, amontonados de a veinte en las cajas de camionetas gastadas, mientras -a los saltos- los vehículos rozan a taciturnos vecinos que caminan y moto-taxis. A los costados, una multicolor secuencia de imágenes conserva la atmósfera inalterada de la colonia portuguesa. Los rasgos africanos asoman desde las ventanas, adosados de una sonrisa y una mano dispuesta al saludo.



Tras el último desembarco, en esta orilla opuesta a San Luis (capital del estado de Maranhao), retoman su rutina los pescadores de róbalo, burijaba y pescada amarilla bamboleando sobre botes de madera, los guarás que despegan y aterrizan como flechas rojas en el ovillo de manglar y los clientes de precarias cantinas, animados por tragos de cachaça y reggae a todo volumen.

La historia fuerte del Imperio, la esclavitud y el Brasil que zafó de esas ataduras en el siglo XIX dejó marcas indelebles en Alcántara. Se dejan ver mejor en mayo y agosto, cuando el pueblo entero es pura efervescencia por las fiestas del Divino Espíritu Santo y de San Benedicto. Trece casas con banderas en el frente indican los lugares escogidos para la Fiesta del Divino, 50 días después de Semana Santa. Allí, la generosidad vecinal fue una garantía para la euforia generalizada. Gracias a donaciones de maíz, arroz, mandioca, dulces, licores y frutas, las familias propietarias dedicaron todo el año para preparar su rol de anfitrionas y cumplieron con una tradición sagrada: residentes y visitantes son invitados a comer y beber gratis en las viviendas "fiesteras" a lo largo de 12 días.



En la plaza principal
Pasiones y rituales ancestrales se encienden puertas adentro y en los callejones. La plaza principal no es más que el terreno baldío donde las ruinas de la iglesia San Matías (la fachada de ladrillos y el campanario, del siglo XVII) proveen algo de sombra a los niños que remontan barriletes.

La Plaza de la Matriz, enmarcada por construcciones de dos plantas, buhardilla y tejado, es el atajo para cortar camino hacia la calle De la Bella Vista, que los descendientes de esclavos rebautizaron De la Amargura. En este lugar de paso, la curiosidad se transforma en conmoción ante una columna de piedra blanca, el pelourinho donde los trabajadores del algodón y la caña de azucar eran forzados a aceptar la explotación a puro azote.

El océano Atlántico recubre con un manto turquesa los restos de las mansiones de los terratenientes. Ya no se ven las carabelas que llevaban a estudiar en Europa a sus hijos, acosados por los barcos del pirata Francis Drake. En su mayor parte, los dueños de las tierras productivas -golpeados por la decadencia económica hace más de un siglo- optaron por radicarse en San Luis y ahora son los propios afrobrasileños los que se hacen tiempo para rezar en la Iglesia del Carmo (de 1665) y los Passos de Cuaresma, oratorios de paredes blancas y tejas rojas que conforman el Vía Crucis.



Los guías Danilo y Juan Pitacco apuntan la recorrida hacia el Museo Histórico, una silenciosa extensión de lo que muestran las calles y expresa la gente con amabilidad y un dejo de timidez. Documentos y reliquias delatan que fueron los franceses quienes se adelantaron en 1612 para alterar la vida de los indios tapuias y tupinambá en la primitiva aldea Upa Guazú, hasta que tres años después fueron echados por conquistadores portugueses.

Ya no hay tensiones a la vista, mucho menos en la Casa de las Artes o Posada da Zinha. El almuerzo se huele y el encantador jardín con maceteros desbordados de flores, helechos, palmeras y bananos parece un buen presagio antes de volver a la lancha y despedirme de un tiempo lejano.

02 julio 2008

Brasil: ¿Qué hacer en el norte de Florianópolis?


Para muchos, especialmente los que van a pasar varias semanas en la capital de Santa Catarina, la principal actividad de las vacaciones es bien simple: silla, sombrilla y playa. Pero hasta los más sedentarios van a querer en algún momento salir de su base para recorrer otras partes de la isla. Esta entrada forma parte de una trilogía (que incluye también Centro-Lagoa y Sur) con pistas y orientaciones básicas para el que quiera saber cuáles son los principales atractivos de la isla.

En el norte de Florianópolis se encuentran las dos playas preferidas de los argentinos, Canasvieiras e Ingleses y, por tanto, una de las mayores concentraciones de turistas de toda la isla. Además de las actividades propias de cada uno de esos lugares, el principal interés de la zona norte de la isla es andar de playa en playa. Los desplazamientos son relativamente cortos (pueden hacerse interminables durante la temporada alta debido a los perennes embotellamientos de una isla con una infraestructura viaria precaria), y existen furgonetas que comunican las diferentes playas de la región.



De oeste a este del norte de la isla, estas son las principales playas:
Daniela. Tiene tres kilómetros de extensión, aguas tranquilas, sin olas, y arenas finas. Bastante buena para familias con niños (el fondo marino tiene poca inclinación). En la esquina izquierda de la playa hay un manglar, cerca del cual se pescan gambas (camarones), cangrejos y berberechos. El paseo hasta la punta de la playa es muy agradable.
Forte. Entre la Daniela y Jurerê, también es bastante buena para familias con niños, tiene una buena franja de arena. En ella se encuentra la Fortaleza de São José da Ponta Grossa, que formaba parte de las fortificaciones levantadas por los portugueses para defender la isla de los invasores. El acceso y el estacionamiento no son fáciles, por eso suele haber menos gente que en otras playas.
Jurerê. Una playa que en realidad son dos. En la parte izquierda, la urbanización de Jurerê Internacional, donde si circuláis en coche os parecerá estar en Miami, con sus mansiones, sus cochazos y la ostentación del lujo por todas partes. Si queréis ver la parte superior de la pirámide de la concentración de renta en Brasil (de hecho, de buena parte de Sudamérica), este es uno de los mejores lugares. Las aguas de la playa son tranquilas y la franja de arena es grande. A la derecha de Jurerê Internacional se encuentra la playa de Jurerê propiamente dicha. Con buena infraestructura y bastante turistas.

Canasvieiras es la siguiente playa, con completa infraestructura, hoteles, tiendas, restaurantes y clubes nocturnos. Un pedazo de Argentina en Brasil. El mar tiene pocas olas y la temperatura del agua es muy buena durante todo el verano. Pero cuidado, la franja de arena es muy estrecha, y casi desaparece durante la marea alta. De Canasvierias salen paseos en barco que van a la Baía dos Golfinhos y la Isla de Anhatomirim.
a continuación se encuentran las playas de Cachoeira do Bom Jesus y Ponta das Canas. La primera tiene un mar muy parecido al de Canasvieiras, con aguas tranquilas y templadas. Tiene bastante infraestructura, pero es un poco más tranquila que aquella. Después de la Cachoeira do Bom Jesus se encuentra la Ponta das Canas, que se desarrolló a partir de un núcleo de pescadores. Es otra playa familiar, con arena blanca y aguas tranquilas. Hay muchos argentinos en la zona.
la Lagoinha es una de las playas más tranquilas del norte de la isla. Tiene casi un kilómetro de extensión, arenas claras y aguas tranquilas. No hay mucha infraestructura, la playa está ocupada principalmente por residencias. Tampoco es fácil estacionar en la región. Se puede llegar a la Lagoinha caminando a partir de la Ponta das Canas.
la Praia Brava, nuestra siguiente parada en el recorrido, ya es una playa con mar más agitado y agua más fría. Es una de las mejores playas para la práctica del surf. A pesar de que el mar no es muy adecuado para niños pequeños, la franja de arena es muy ancha y atrae muchas familias. Hay bares y restaurantes. Cuando lleguéis a la playa por la carretera os quedaréis impresionados con la cantidad de urbanizaciones que han sido construidas, acabando con cualquier aspiración de “naturaleza intocada” que la playa hubiera podido tener en el pasado. A pesar de ello, es una playa bastante bonita.




Ingleses es la siguiente playa, otra favorita de los argentinos. Es una de las playas más urbanizadas de toda la isla. Como Canasvieiras, tiene todo tipo de servicios. En Ingleses el oleaje es más fuerte que en Canasvieiras y las aguas son más frías. En las dunas que separan Ingleses de la playa de Santinho se practica el sandboard (surf en la arena). Vale la pena acercarse para divertirse un rato.
la playa de Santinho, al estar un poco más apartada del resto, atrae a gente que busca un poco de tranquilidad. El creciente número de construcciones hace que el contacto con la naturaleza sea cada vez más artificial. La playa tiene olas fuertes y atrae a muchos surfistas. Es bastante peligrosa para el baño. En la esquina derecha de la playa se encuentra uno de los complejos hoteleros más caros de la isla.

En la costa occidental de la isla, a mitad de camino entre el centro de Florianópolis y las playas del norte, se encuentran las villas portuguesas de Sambaqui y Santo Antônio de Lisboa. Son dos lugares interesantes para pasear con la familia, a pesar de que sus reducidas playas no son aptas para el baño. En los dos pueblos hay una gran concentración de restaurantes de pescado y marisco, así como tiendas de artesanos. En el mar veréis los utensilios utilizados para el cultivo de las ostras, y el puente Hercílio Luz a lo lejos.

Via: blog.deviajeabrasil.com

18 abril 2008

Nuevo tren de lujo en Brasil


Brasil, además de ser un paraíso tropical para los turistas se ha convertido en el primer país de Latinoamérica en contar con un tren de lujo.

A partir del 23 de abril el recorrido del Great Brazil Express partirá desde Curitiba (aunque el tour comienza en Río de Janiero), cruzará todo el estado de Paraná, al sur del país, hasta llegar a Foz de Iguazú, ciudad ubicada en el lado brasilero de las Cataratas del Iguazú, en la triple frontera entre Brasil, Argentina y Uruguay.

En la web oficial no hay información acerca de las características de los trenes, salvo por algunas fotos y el vídeo que podéis ver a continuación, pero los precios sí que vienen bien claritos. Parten desde los 2.500 euros el tour de 8 días en régimen de todo incluido.



Para quien pueda permitírselo es una forma interesante de conocer el sur de país carioca y el descanso perfecto después de visitar la ajetreada Río de Janeiro. Habrá que ver si logra consolidarse como un clásico del lujo sobre rieles como es el caso del Royal Scotsman en Escocia o del Rovos Rail en Africa.

Fuente: Gadling

07 marzo 2008

Goiânia Brasil




Goiânia es la capital del estado de Goiás, Brasil. Es una ciudad relativamente moderna, habiendo sido diseñada por el urbanista Armando de Godói e inaugurada en 1933. De altos edificios y amplios parques tiene los beneficios de una urbe planeada con la zona industrial al norte, el área gubernamental al centro y las viviendas al sur. Las calles son concéntricas desde la Plaza Cívica, en el centro de la ciudad, con otras interceptándolas que parten desde este punto hacia las afueras. Una realización del sueño de muchos arquitectos puesta en práctica con excelentes resultados.


Nuestra estancia en Goiânia fue muy breve, de apenas un día. Sin embargo en el poco tiempo que allí estuvimos logramos disfrutar de las comodidades de esta ciudad del interior de Brasil. Los hoteles que vimos son excelentes, según nos informan algunos son de cinco estrellas, y también los hay más módicos. Los restaurantes son muy apropiados y en el que almorzamos de excelente calidad. El vestir es elegante y muy moderno.


Goiânia en portugués se pronuncia muy parecido a Goiyania. Se encuentra situada a 209 kilómetros al suroeste de Brasilia por la actual carretera BR-060, la cual viajamos y está en perfectas condiciones. La travesía se toma unas tres horas, tiempo que pronto será considerablemente reducido con el proyectado y aprobado tren-bala que se prepara instalar entre las dos capitales. De acuerdo a ciertas guías turísticas que hemos consultado Goiânia apenas sobrepasa el millón de habitantes, mas los estimados de la metrópolis se elevan a más de medio millón de personas.





fuentes: caminandosinrumbo.com

08 febrero 2008

Brasilia


El presidente Juscelino Kubitschek, haciendo realidad su promesa de campaña electoral de “cincuenta años de progreso en cinco”, en 1956 puso en marcha el ideal, concebido en 1789 y expresado en el artículo 3 de la Constitución de la República redactada en 1891, de construir una nueva ciudad capital al enviar al Congreso el “Mensaje de Anápolis”. Siendo aprobado ese mismo año por la Cámara y el Senado, quedó la obra del planeamiento urbanista en manos de Lúcio Costa y el diseño de los edificios en las del arquitecto Oscar Niemeyer.

No todo fue fácil, además de tener que abastecer a la nueva ciudad de todas las necesidades, desde el concreto para las construcciones hasta las cucharas de los restaurantes, también tuvieron que construirse carreteras de acceso que unieran a la nueva localidad, hasta entonces prácticamente despoblada, con el resto del país. Y por su puesto que hubo gran oposición de parte de muchos ya acostumbrados a las comodidades de Río de Janeiro. Sin embargo, el 21 de abril de 1960, las palabras de Kubitschek se hicieron tangibles al ser inauguraba Brasilia.

Se le critica a Kubitschek la deuda e inflación que el proyecto acelerado de la capital llevó al país. Nosotros no sabemos de economía y mucho menos nos atreveríamos a criticar a un presidente elegido por un pueblo tan noble como lo es el brasileño. Lo que sí afirmamos es que desde su inauguración siempre hemos deseado visitar a Brasilia, y ya complacido nuestro deseo sólo nos queda otro y ese es, volver a visitarla.




El centro de Brasilia fue delineado con un amplio corredor de jardines delimitado por dos amplias avenidas que separan la ciudad en dos zonas similares, la norte y la sur. Culmina el corredor en la Plaza de los Tres Poderes, donde radican el Tribunal Supremo Federal, el Congreso Nacional con sus dos cúpulas y torres gemelas, y el Palacio de Planalto donde radica el presidente o poder ejecutivo. Antes de la Plaza de los Tres Poderes se encuentra la Explanada de los Ministerios con sus edificios de apariencia similar, continuados por los sectores culturales norte y sur. Las dos avenidas del corredor central, las cuales reciben diferentes nombres en su transcurso, son atravesadas por otras avenidas que corren creando un semicírculo o arco. Por eso dicen que vista desde el cielo tiene la forma de un pájaro en vuelo o un avión. El corredor central siendo el cuerpo o fuselaje y las avenidas que lo atraviesan formando las alas.
Al este del centro está el lago Paranoá, creado por la mano del hombre y de considerables dimensiones. Al oeste la cruza la carretera Rodoviária que hacia el sur, o bien directo o por intercepciones con otras carreteras, conduce a São Paulo, Río de Janeiro y otras ciudades y hacia el norte hacia Formosa, Salvador de Bahía y demás destinaciones.
Un lugar ideal de donde poder apreciar el centro de Brasilia es la Torre de Televisión, en el corredor central y aproximadamente un kilómetro de la Plaza de los Tres Poderes. Desde esta torre se divisa la hermosura y organización del diseño arquitectónico. Claro, después hay que ir y admirarlos de cerca. Muy atractiva es la catedral metropolitana de Nossa Senhora Aparecida. La entrada es subterránea, o al menos hay que bajar por una rampa como entrando en un túnel. El Palacio Itamaratí y el Palacio de Justicia son otros edificios de atractivo peculiar que se deben ver. Hay varios museos y otros edificios que también merecen atención, pero nuestro tiempo era muy limitado y preferimos tener una excusa para justificar el regreso. El zoológico tiene una bonita e interesante colección de animales en un amplio parque donde pasar un buen rato en contacto con la naturaleza.



Tenemos entendido que el día de la inauguración en toda Brasilia sólo habían 150 habitaciones de hoteles disponibles, lo cual creó algo de conflicto ya que sólo los invitados diplomáticos sumaban unas cinco mil personas. De este problema ya no hay que preocuparse, a no ser que sea un día muy significante. Desde la Torre de Televisión vimos una buena cantidad de hoteles que a simple vista cada uno de ellos indican superar el número total con que la ciudad contaba en su inauguración. Los hoteles se encuentran en el Setor Hoteleiro Norte y Setor Hoteleiro Sul, tenemos entendido que la calidad y el precio varían desde lo lujoso hasta lo práctico. En el sector sur, próximo al lago, hay muchos restaurantes, almorzamos en uno de ellos con gran satisfacción y aunque sí fue uno de los caros, el costo fue muy reducido comparado con otro de la misma cadena de restaurantes y similar menú en los Estados Unidos.



Alrededor de lo que es el centro de Brasilia se han ido construyendo repartos o suburbios que según nos dijeron son consideradas ciudades anexas. En algunas de estas ciudades vimos residencias muy bonitas, otras no aparentan ser muy prósperas. Nos informaron que en total la metrópolis cuenta con tres millones de habitantes. En los bajos de Torre de Televisión hay un sinfín de tiendecitas de souveniers donde se puede comprar todo tipo de recuerdos. No tuvimos ningún tipo de inconveniente, al contrario, todo el mundo muy amable y cortés. Y aunque podríamos continuar indefinidamente contando esta exitosa visita, sólo nos queda decirle que si algún día se decide por viajar, Brasilia es un destino ideal.
fuente: caminandosinrumbo

26 enero 2008

São Paulo Caminando sin rumbo


Caminar por entre las postmodernas edificaciones de São Paulo y dejar la vista, siempre inquieta, que busque aquello que le atrae, pronto nos encontramos admirando el azul que a todos nos cubre, en busca de lo que ha de haber tras él. De las aceras, muchas de ellas adornadas al compás de la zamba, a los aeropuertos, que cubren las cúspides de los edificios, todo es armonía. Todo es como debe de ser y ya complacida la mirada, que con gusto se sació de lo que a su alcance encontró, se eleva hasta permanecer tranquila en total admiración. Una total exaltación del ánima humana en busca de la perfección.



En las calles de São Paulo, que por números y construcciones con todo derecho se puede llamar uno de los grandes colosos de América Latina, los paulistas son amistosos y hospitalarios. Porque les gusta compartir lo que tienen, sin estarse complacidos hasta que no ven en el visitante la misma sonrisa que ellos regalan. Pueden ser rectos, sin vacilar su eficiencia, cuando el trato o momento lo demanda. Sin embargo, la norma es el espíritu de hermandad, aun cuando las lenguas no contribuyen en la comunicación.



Realmente cuando el camino nos indicó que São Paulo era nuestro próximo destino, no nos imaginamos todas las agradables sorpresas que allí encontraríamos. Esta ciudad no es turística, posiblemente la más cultural del muy diverso Brasil, pero no del todo recomendada para aquellos en busca de comodidad o entretenimiento. Viendo algunos panfletos turísticos sólo se limitan a presentarla como ideal para ir de compras y por ser la capital brasilera de la pizza. La mayoría de aquellos que la visitan son personas de empresas. Nos imaginamos que esto se deba en parte a la publicidad de que disfruta que no es del todo sana ni tampoco justa, y en parte porque como siempre, la gente va a donde va la gente. Lo cual hizo nuestro viaje mucho más excitante, ya que la aceptación a auténticos turistas, y a caminantes sin rumbo, es excepcional. No somos tantos en medio de un mar de personas ansiosas por recibirnos.



La gastronomía de por sí, aun para aquellos de nosotros que tratamos de evitar la pizza y el perro caliente, es razón para cambiar la percepción que nos inculcan de São Paulo. Cocinas de todo el mundo se esmeran en complacer el paladar de aquellos que a sus establecimientos acuden. Desde el delicioso caldo de cana (jugo de caña o guarapo) hasta los platos de carnes y pastas en los lujosos restaurantes complacen todos los caprichos. La vida nocturna comienza el miércoles al atardecer y continúa escalando hasta unir al sábado con el domingo, pero de esto solo tenemos que decir que São Paulo hace honra a Brasil.



Muchos museos, muchos parques, muchos estadiums de fútbol, muchas iglesias de todas las religiones, shoppings, tiendas establecidas y mesas por las calles con todo tipo de mercancía, uno de los mejores parques zoológicos que hemos visitado, y gente por todas partes. El tráfico se mueve con relativo orden por amplias avenidas que cruzan puentes y se esconden en túneles todos muy bien mantenidos y de diseño muy atractivo. Claro, durante las horas de la mañana y la tarde es bien congestionado y puede ser impresionante para aquellos que no están acostumbrados a ciudades de estas magnitudes, pero avanza mucho más rápido de lo que nosotros hubiésemos estimado. Los trenes y autobuses contribuyen a la movilización de los millones de habitantes de forma eficiente y organizada.



Hay residencias muy lindas y hay barrios muy pobres. Como siempre, no fuimos invitados a visitar ninguna de las bellas mansiones pero sí tuvimos el gran honor de pasar tiempo con personas en los barrios menos pudientes. Nos dijeron que no eran fabelas porque las casas no eran de madera, pero para todos los efectos el estado económico era bien desfavorable en varios de los lugares que visitamos. ¡Qué gente! ¡Qué trato! algunos en su hospitalaria espontaneidad no estuvieron muy lejos de adoptarnos. Proposición que sinceramente nos hubiese agradado mucho porque aquello allí es como una gran familia a la cual todos están muy orgullosos de pertenecer. Y para nosotros, el ser aceptados en esa familia sólo por ser como somos es el mayor regalo que se nos puede hacer.


informacion recopilada en www.caminandosinrumbo.com

31 diciembre 2007

Brasil: Trindade (Río de Janeiro)


Trindade es un pueblecito minúsculo a media hora de Paraty, justo en la frontera entre los estados de Río de Janeiro y São Paulo. Algunas de sus playas son muy populares con los surfistas.

LO QUE MÁS NOS GUSTA: la combinación alucinante de montaña, selva tropical y playa

LO QUE MENOS NOS GUSTA: el crecimiento descontrolado e insostenible del horrible pueblecito de Trindade; el caos que se forma en el pueblo durante los fines de semana, en la que centenares de jóvenes acuden con sus propios coches y colapsan el lugar

CUIDADO CON: la peligrosísima carretera de acceso por la que los turistas conducen alocadamente

LUGARES FAVORITOS: la playa de Cachadaço, una de las más maravillosas de Brasil




CONSEJOS:

* al llegar a Trindade, olvidaros de la playa que hay al pie del pueblo y dirigiros a la playa do Meio, que queda más al sur, dos playas pequeñitas muy parecidas separadas en medio por unas piedras. De ahí a la playa de Cachadaço solo hay un pequeño obstáculo, una pequeña colina que hay que subir y bajar. El trayecto es corto y con tiempo seco se hace sin ningún problema. Ahora bien, si hubiera llovido el día anterior llevad calzado bueno, porque la subida es empinada y resbaladiza.
* la playa de Cachadaço es completamente desierta, los bares para hacer una parada técnica y comer un aperitivo están en la playa do Meio
* 20 minutos después del final de la playa de Cachadaço, por un camino dentro de la selva, paralelo al mar, se llega a las piscinas naturales de Cachadaço
* evitad a toda costa ir a Trindade durante el fin de semana

15 diciembre 2007

BRASIL: Ilha do Marajó (Pará)


La Ilha do Marajó, en el estado de Pará al norte de Brasil, es la mayor isla marítimo-fluvial del mundo, justo en la desembocadura del Amazonas. Con una extensión superior a Suiza, las zonas turísticas de la isla se concentran en los municipios de Salvaterra y Soure, localizados en el este de la isla y separados por el río Paracauari. El símbolo de Marajó son los búfalos que se han adaptado perfectamente a los extensos campos inundados que existen en la isla. Mansos y dóciles los vais a encontrar en grandes manadas en fazendas típicas, sueltos por las calles e incluso sirviendo de montura para la Policía.

LO QUE MÁS NOS GUSTA: la variedad paisajística en un entorno natural exuberante y virgen. La tranquilidad y la seguridad. El queso y la carne de búfalo y las muy dulces piñas de Salvaterra.

LO QUE MENOS NOS GUSTA: la lejanía y las pésimas comunicaciones en unos barcos incómodos. La nula infraestructura turística pública. La erosión que está acabando con Salvaterra ante la inacción de los poderes estatales.

CÓMO LLEGAR: por vía marítima salen barcos todos los días desde Belém hasta el puerto de Camará (el billete cuesta unos R$ 14). Si queréis llevaros el coche, el ferry sale desde la pedanía de Icoarací, cada coche sale por unos R$70. El trayecto dura entre tres y cuatro horas. Del puerto de Camará hasta Salvaterra el autobús cuesta R$2. El transbordador que cruza a Soure es gratis para los peatones y unos R$6 por cada coche. Recientemente se ha puesto en funcionamiento un barco que va directamente a Soure con una duración de entre cuatro y cinco horas.

CUIDADO CON: el vaivén del barco llega a ser verdaderamente molesto, no apto para estómagos impresionables. El viento sopla muy fuerte en sus playas, aunque los lugareños lo adoran porque mitiga el calor. Las distancias son muy grandes, se necesita transporte para casi todo.

LUGARES FAVORITOS: praia do Pesqueiro en Soure; Fazenda Bom Jesús, en Soure; Joanes, en Salvaterra.

CONSEJOS:

* no te pierdas la visita a una fazenda, algunas de ellas incluso ofrecen hospedaje y excursiones de todo tipo
* si viajas en transbordador desde Icoarací, compra un pasaje de primera clase, eso te permite subir a cubierta y disfrutar de la travesía al aire libre
* Joanes, una aldea de Salvaterra, agrupa varios atractivos: ruinas de una misión jesuita del siglo XVII, acantilados, villa de pescadores y una playa muy bonita
* la isla es ideal para usar la bicicleta: totalmente llana y con escaso tráfico, algunas pousadas las ofrecen a sus clientes
* también se puede entrar en contacto con la naturaleza marajoara navegando en canoa por los numerosos igarapés (arroyos) de la isla.
* el mejor periodo para visitar la isla es desde junio a diciembre cuando las lluvias son menores y el Amazonas disminuye su caudal dejando más bonitas las playas y practicables los caminos.

Bracil: Fernando de Noronha


El archipiélago de Fernando de Noronha es con casi total seguridad el destino brasileño más cercano al paraíso. A 300 kilómetros de la costa nordeste de Brasil, Noronha reúne parajes de una belleza sin igual, en un marco de total paz y tranquilidad. Un lugar en el que, además, existe una preocupación real por la preservación del medio ambiente, tarea compartida tanto por los habitantes de la isla como por sus visitantes.

El archipiélago está formado por una isla principal, habitada, y una serie de islotes menores. Una parte del archipiélago forma el Parque Nacional Marítimo de Fernando de Noronha. La UNESCO declaró al archipiélago Patrimonio Mundial de la Humanidad en 2001 (el que quiera consultar las razones de esta decisión lo puede hacer aquí).

LO QUE MÁS NOS GUSTA: las playas, el color del mar, bucear con tubo, los delfines, las tortugas, los peces de colores, el silencio, las estrellas, las croquetas de tiburón

LO QUE MENOS NOS GUSTA: los precios caros, comenzando por los billetes de avión, continuando por el alojamiento y acabando por la comida; la aplicación sui generis de la legislación de protección ambiental, permitiendo que un rico presentador construya una pousada de lujo en el límite del parque nacional saltándose a la torera toda la legislación; la empresa que tiene el monopolio de los servicios turísticos en la isla; la gente que va a Noronha buscando lujo sin darse cuenta de que el lujo es estar ahí; que Noronha se esté convirtiendo cada vez más en un destino al alcance de muy pocos

CUIDADO CON: la escalera que baja a la playa de Sancho, al bucear en el pecio del puerto, los barcos que entran y salen

LUGARES FAVORITOS: la playa de Sancho, el puerto de Santo Antonio (buceo), la playa de Conceição, la bahía de los Delfines

BUCEO CON TUBO: si pensáis bucear bastante durante vuestra estancia en la isla, podéis alquilar aletas de buceo en el puerto para la duración de vuestra estancia en Noronha. Si no tenéis máscara y tubo, las podéis alquilar también. Y hasta un chaleco salvavidas para los que no estáis tan seguros de vuestras habilidades en el agua. Hay varios lugares excelentes para bucear con tubo:

* el pecio a la entrada del puerto. Son diez minutos nadando desde la playa. En torno al naufragio vais a encontrar una enorme concentración de peces. Yendo y volviendo al pecio, las cuatro veces que hice ese recorrido, me topé con tortugas. Vi también rayas, bancos de peces, y barracudas.
* la playa de Sancho. Los mejores puntos están en la esquina de la derecha, según se mira al mar, cerca de las piedras, y en el medio de la playa, mirando al mar también, un centenar de metros mar adentro, donde hay unas rocas con bastante vida alrededor.
* la bahía de Porcos. En torno a las piedras. Aquí solo se puede bucear cuando el mar está completamente parado, si no puede ser una aventura bastante peligrosa.
* la bahía de Sueste. Mirando hacia el mar, en la parte de la derecha de la bahía, hay una zona en la que siempre hay tortugas alimentándose. El único problema es que hay que nadar hasta ahí, teniendo que superar en el camino el fuerte oleaje. Solo para los que se sientan muy seguros de su forma física.
* la playa de Atalaia. Cuando baja la marea, se forman unas piscinas naturales. El acceso a ellas está controlado y los visitantes solo pueden estar en el agua una cantidad de tiempo limitada. Conviene llegar pronto a la playa para evitar las filas
* además de los lugares señalados arriba, cualquier playa en la que el mar esté tranquilo es una buena excusa para entrar en el agua. En la playa da Conceição vimos un enorme banco de sardinas.

BUCEO CON BOTELLA: hay tres empresas de buceo en la isla: Águas Claras, Atlantis Divers y Noronha Divers. El usuario no elige el punto de buceo, que es determinado por las autoridades medioambientales, que establecen que cada empresa buceee cada día en un lugar diferente de las otras.

CONSEJOS:

* vale muchísimo la pena el paseo en barco para ver los delfines; además, el barco os lleva a partes de la isla a las que no se puede llegar andando, y hace una parada para bucear en la increíble playa de Sancho
* en general la comida es cara, aunque hay un restaurante por quilo (restaurante do Biu) y una crepería donde se pueden hacer comidas más asequibles. El buffet de pescado de la Gameleira, a un precio razonable, es excelente, con el pescado asado en la hoja del plátano. En la Vila dos Remédios, el principal núcleo habitado de la isla, hay un pequeño supermercado
* al final de la tarde, hay conferencias diarias en la sede del Projeto Tamar. Son gratuitas, y el tema de la charla cambia todos los días, versando todos sobre aspectos de la fauna de Fernando de Noronha. Es una manera excelente de acabar el día en una isla en la que las opciones de entretenimiento nocturnas son bastante limitadas
* entre agosto y octubre el mar está como un plato en las playas del lado continental; en diciembre se celebran competiciones de surf en esas mismas playas. Por esa razón, para el que quiera ver el mar como un plato, septiembre y octubre son los mejores meses para ir a la isla
* la página oficial en internet de Fernando de Noronha (enlace más abajo) es muy completa, y contiene todo lo que necesitáis saber sobre cómo llegar, qué hacer y dónde alojaros.
* en Noronha hay que pagar una ecotasa, cuyo valor se incrementa exponencialmente conforme la duración de la estancia aumenta. La taxa de preservação se puede abonar directamente en el aeropuerto, a la llegada, o se puede pagar por adelantado en cualquier banco, evitando la larga fila que se forma en el minúsculo aeropuerto de la isla cada vez que llega un vuelo. Para ello, hay que rellenar el siguiente formulario e imprimir el documento que aparecerá y que sirve para efectuar el pago en cualquier banco. Si os parece complicado, no os preocupéis, podéis pagar la tasa en la isla.
* para desplazarse por la isla hay varias opciones. Un autobús público la recorre de un lado a otro a intervalos regulares. Basta informarse de los horarios para poder aprovechar un sistema de transporte conveniente y barato. De la ruta del autobús a la mayoría de las playas (con la excepción de la de Atalaia) hay un corto paseo. También se pueden utilizar taxis (en forma de buggys o furgonetas). Finalmente, para aquellos que quieran realizar una contribución a la contaminación del medio ambiente, existe la posibilidad de alquilar un buggy, con el que no vais a poder entrar en ninguna playa (afortunadamente) y que os va a dejar a la misma distancia de todos los lugares de lo que lo haría un taxi. Pero bueno, alquilar un buggy en Noronha es como ir al Pirineo (o a los Andes) y alquilar un quad para “disfrutar” de la naturaleza.
* aunque la seguridad absoluta no existe en ninguna parte, si hay un lugar en Brasil en el que os podéis sentir tranquilos, durante el día y durante la noche, ese es Noronha.
* en el puerto, la ONG Projeto Golfinho Rotador cuelga todos los días una hoja en la que se informa del número de delfines que han entrado en la bahía dos Golfinhos ese día y los días anteriores, según la cuenta realizada por sus voluntarios.
* en muchos lugares indican que hay que pegarse una increíble madrugón para ir a ver entrar los delfines en la bahía dos Golfinhos. Aunque ese madrugón puede valer la pena, la realidad es que se pueden ver los delfines durante la mayor parte de la mañana y el comienzo de la tarde. A las 11 de la mañana, la bahía era un espectáculo incesante de delfines haciendo piruetas fuera del agua.
* no hace falta contratar ningún guía para visitar las diferentes playas de la isla. A todas se puede acceder sin ningún problema a pie o usando el transporte público.

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