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08 septiembre 2012

El Salvador, la perla de Centroamérica

El nombre de San Salvador le fue dado por los conquistadores españoles que un día 6 de Agosto, Día de la Transfiguración del Salvador del Mundo, ganaron una batalla decisiva contra los pipiles (descendientes de los aztecas), habitantes originarios de esas tierras, a las que denominaban Cuscatlán. Es el más pequeño de los países centroamericanos, por el norte y el este limita con Honduras, al oeste con Guatemala y hacia el sur con el Océano Pacífico.

Una pequeña joya americana

Toda su geografía cuenta con bellas montañas; la Cadena de la Costa, que termina en el volcán de Canchagua, corre paralela al océano y se divide en tres ramales: La Sierra de Apaneca, la Cordillera Central y la sierra de Chinameca. Sobre el límite con Honduras pasa la sierra Madre, que es parte de la Cordillera de Los Andes que atraviesa Centroamérica. En El Salvador alcanza alturas de hasta 2.800 metros y presenta depresiones o cortaduras en los valles de los ríos Lempa, Sumpul y Guarajambala. Entre la Cadena de la Costa y el sistema de la Sierra Madre se extiende, a unos 600 metros sobre el nivel del mar, una meseta que atraviesa el Valle del Lempa.

De los catorce volcanes que posee algunos están activos. Los más elevados son el Lamatepec o Santa Ana de 2.381 metros, que tiene un cráter ancho y profundo con una laguna en el fondo; el Izalco, de 1.830 metros; el Quetaltepeque o San Salvador, formado por dos cumbres de 1.958 y 1.117 metros; el Chichontepec o San Vicente de 2.180 metros y el San Miguel con 2.129 metros de altura.

Más de 150 ríos engalanan el territorio, el principal es el Lempa que nace en Guatemala, pasa por Honduras y se continúa en El Salvador; tiene trechos navegables y termina desaguando en el océano. También grandes lagos aportan más belleza al paisaje, el Güija de 12 kilómetros de largo por 8,5 de ancho, el Ilopango de 64 kilómetros cuadrados y el Coatepeque de 40.

El jardín de Centroamérica

Su costa es muy irregular, encontramos allí las llamadas bocanas, que son pasos estrechos de mar que sirven de entrada a una bahía o fondeadero; de entre ellas se destacan la de Santiago, la de Cordoncillo, la del Río Lempa y la de La Chepona. Otros accidentes geográficos son las puntas de Remedios, de San Juan y el Faro; las bahías de Jiquilisco, de La Unión y el gran Golfo de Fonseca donde 16 islas completan el territorio nacional.

Su flora es de neto corte tropical, la mayoría de los árboles son especies frutales, y no faltan en ningún desayuno los mamey, los mangos, los aguacates y los cocos. La fauna incluye monos, tortugas de gran tamaño, tapires y jaguares entre los animales terrestres; en el mar hay cantidad de camarones, cangrejos y langostas y los cielos son surcados por gurruminches, chiltotas, clarineros y talapos de vistoso plumaje.

Numerosos artículos típicos tientan a los visitantes, las bellas calabazas decoradas de Izalco, las muñecas de barro policromado de Ilobasco y las canastas tejidas con hojas de coco de Apaneca. Seguramente no partiremos de allí sin llevarnos algún hermoso recuerdo material, aunque los más importantes serán, desde luego, los que quedarán en nuestro espíritu, marcados por la vista de una naturaleza tan exuberante y espléndida.


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