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10 diciembre 2008

Valle del Elqui, una escapada alternativa al Norte de Chile

Hoy te propongo un viaje hacia las estrellas en Chile. El Valle del Elqui, a unos 90 km de La Serena y 470 km al norte de Santiago, goza dicen de los cielos más claros del hemisferio sur, razón por la cuál organizaciones internacionales han instalado observatorios astronómicos en las cumbres de algunos de sus cerros.

Considerado un polo energético está también asociado a los OVNI por las comunidades que realizan actividades espirituales en él. El Valle del Elqui es además cuna de la poetisa chilena Gabriela Mistral, ganadora del Premio Nobel de Literatura el año 1945.

Me encontraba en La Serena, localidad chilena situada a 474 Kilómetros al Norte de Santiago, y no sabía muy bien hacía dónde ir. Bolivia me esperaba, pero no me apetecía abandonar Chile todavía. Durante una de las inumerables conversaciones nocturnas acompañadas de pisco sauer que con Francisco, conocido como Pancho y zapatero de profesión, solíamos mantener en Marias Casa, esa cómoda y confortable casa de hospedaje en La Serena que él mismo regenta, apareció su nombre, el Valle del Elqui.

Mi amigo chileno me habló de la paz y la tranquilidad que reina en esa pequeña aldea situada a 107 km Este de La Serena. Mi estancia en esta localidad había sido de todo menos eso, serena, por lo que no dudé ni un instante y seguí su recomendación; empaqueté la mochila y me subí al primer autocar que partía desde La Serena a Pisco Elqui.

Pancho me había proporcionado la dirección de un amigo suyo que vivía en la pequeña aldea y que alquilaba habitaciones a viajeros como yo. No fue difícil encontrarlo; se alegró de recibir noticias de su amigo en La Serena mientras compartíamos, cómo no, unos tragos de pisco sauer. El precio que me cobró por hospedarme en su casa fue, nunca mejor dicho, de amigo; además me dio permiso para utilizar su cocina, de modo que me pude permitir ahorrar algunos pesos más.

Pasé cuatro días en el Valle del Elqui, y créeme, nunca había vivido bajo un cielo tan limpio y tan claro, tanto de día como de noche. Los paseos nocturnos después de la cena se convirtieron en mi actividad favorita; jamás en mi vida había presenciado un cielo tan estrellado como el que cubre las noches en el Valle del Elqui, verdaderamente parecía que pudieras tocar las estrellas con la mano. Cómo diría el bueno de Obélix, parecía que el cielo se nos fuera a caer encima.

En fin, que la breve escapada al Valle del Elqui fue una fantástica parada en el camino, perfecta para recargar pilas antes de adrentarme en el Desierto de Atacama, última estación en Chile antes de penetrar en tierras bolivianas.

Via: viajablog

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