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05 diciembre 2008

Consejos sobre seguridad en Brasil

A la hora de plantearse cualquier tipo de viaje, mucha gente se preocupa por diversos factores encontrando siempre la seguridad como uno de ellos, y de los más importantes.

Gran parte de Sudamérica tiene mala fama respecto al tema. Tras dos semanas de viaje y una buena charla con Juan, un amigo colombiano que encontré hace unos días en el hostal de Sao Paulo, cada vez me doy más cuenta del gran poder de persuasión que tienen los medios informativos. El turismo de países como el suyo -Colombia- se ve seriamente afectado por la imagen que se da en los medios de los mismos. Él me comentaba que la gente sigue creyendo que el país está inmerso en una guerra diaria con los narcos y resulta que éso fue hace 10 anos y ahora todo está muy tranquilo. Y no sólo lo dice él, sino también Isa -española-, Jacob -australiano- y Emmo -holandés- con los que he hablado del tema en el último mes (con Isa hace más) y no dudan en colocarlo en el top 2 en sus destinos en toda Centro y Sudamérica.

Brasil no es un país extremadamente seguro y quizás sea justo decir que su estándar de seguridad se encuentra por debajo del que tenemos en la mayoría de países europeos, pero de ahí a las afirmaciones de que no puedes ir ni con un paquete de cigarros a la playa de Copacabana porque te lo roban seguro, hay un trecho.

Hasta ahora hemos pasado unos días en las dos urbes más grandes de brasil: Río de Janeiro y Sao Paulo, sin tener ningún percance en ninguna de ellas.

En ambas te aconsejan que evites los transportes públicos a partir de la caída de la noche y nosotros hemos montado en autobús y metro a las 11 de la noche sin tener ningún asomo de percance. A ver, si te coges el bus que pasa por todas las favelas de la ciudad, claramente multiplicas tus posibilidades de ser robado, pero eso es así en todas partes, imagino.

Por el día, incluso fuera de las zonas más turísticas como el centro de la ciudad o el Barrio de Santa Teresa en Río, o la Praça do Sé en Sao Paulo -donde los vagabundos duermen en la plaza a cualquier hora- no percibimos ninguna situación de peligro.

Sólo tuvimos una anécdota reseñable que fue cuando la policía encerró a un bus en pleno centro de Copacabana y los agentes salieron corriendo pistola en mano tras un tío que escapó del bus. No sé con qué frecuencia ocurren este tipo de cosas pero allí había una cámara para filmar el tema, así que imagino que cierta excepcionalidad tendría.

Eso sí, debes siempre tener cierto cuidado con algunas cosas como:
  • No caminar por alrededores de favelas -u otras zonas que te puedan parecer demasiado solitarias o conflictivas- a partir del anochecer y nunca por dentro de ellas.
  • No dejarte ver como un guiri auténtico por zonas poco turísticas. O sea, no me vayas con el pasaporte asomándote del bolsillo, la cámara y la riñonera. Así te roban en cualquier ciudad, aunque sólo sea por pringao.
  • Intenta no llevar grandes cantidades de efectivo contigo por la calle. Si las llevas, al menos repártelas en diferentes lugares.
  • Cuando vayas a pagar algo no saques un gran fajo de billetes y te pongas a contar delante de la gente. Se entiende que estés un poco oxidado con el tratamiento de moneda nueva, pero eso no quita para que sepas más o menos cuanto dinero llevas y cómo lo tienes repartido. Mírate el tema antes de salir de casa o del hotel.
  • No vayas demasiado asustado. Si vas por la calle apretando la mochila contra ti con cara de tensión, con los tendones marcados y mirando para todos lados, puede que lleves un llavero del Naranjito en la bolsa, pero alguien puede pensar que son los planes del punto débil del Pentágono como mínimo. Lo mismo si cada 10 minutos te ajustas el cinturón donde llevas el dinero justo por debajo de los gayumbos. A este movimiento tan casual le suele acompañar un buen goterón de sudor y una mirada nerviosa del tipo: ¿me habrá visto alguien?
En ciudades más pequeñas nos hemos mezclado con la gente en bares y demás y no hemos tenido ningún problema.

¡Así que haced la mochila y disfrutad!

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