-
-
-
-

05 diciembre 2008

Argentina: Bariloche, sensaciones a cielo abierto

Bariloche, en Río Negro, es la ciudad cosmopolita de la Patagonia. En temporada llegan uno tras otro vuelos nacionales e internacionales con turistas de todo el mundo. La capacidad de alojamiento superará este verano las 23 mil plazas. Confluyen aquí todas las posibilidades del turismo. Y el abanico abarca desde las actividades extremas hasta la pesca.

A continuación, un panorama de esta diversidad de alternativas en uno de los más bellos paisajes de la Argentina.

Exploración por las alturas

Los rayos de sol que se cuelan entre las ramas de los pinos trazan fugaces chicotazos de luz en el cuerpo que atraviesa como una flecha el aire fresco del bosque. Porque así es el canopy: se vuela como un pájaro, deslizándose por un cable de un árbol a otro. La actividad nació como una técnica para estudiar las selvas sin alterarlas y fue adoptada por el turismo de aventura. En Bariloche, Canopy Adventure Tour la ofrece en el Cerro López, en las inmediaciones de Colonia Suiza, desde donde se llega con una travesía en 4x4. Tras el entrenamiento (los instructores son muy serios y la seguridad rigurosa) uno se lanza por el aire, en nueve vuelos, los primeros cortos, los últimos de hasta 210 metros de recorrido. El principio en la espesura del follaje de los coihues, luego ante la visión gloriosa del lago Moreno, la península de San Pedro dentro del Nahuel Huapi, más allá el Hotel Llao Llao, Puerto Pañuelo.

Otra manera de explorar las alturas de la zona la propone Bariloche Aéreo con inolvidables vuelos en planeador. Consultas en Web: (www.canopybariloche.com / www.barilocheaereo.com.ar)

A pescar se ha dicho

Quizás cuando lleguemos, el Paraíso nos resulte familiar: nos recordará los días que pescamos en Bariloche. En verano el clima es agradable, las lluvias son escasas, los días largos, los ríos van cargados de abundante agua en la que se agitan las truchas que regresan a los lagos. Las posibilidades de obtener un buen trofeo son muchas. Truchas marrones, truchas de arroyo, truchas de lago, truchas arco iris. Durante años las autoridades han establecido normas contra la depredación y han recomendado enfáticamente devolver los pescados al agua. El resultado es que donde antes se veían solamente unos pocos peces pequeños, este verano se pescarán peces de buen porte.

Los expertos dicen que la vedette es el río Limay -en donde se vienen consiguiendo ejemplares de hasta siete kilos-, con su variedad de ambientes ideales para el buen pique y recomiendan los lagos Mascardi, Gutiérrez, Fonk, Hess, y el río Manso.

Paisajes desde la bici

Todos los caminos y las sendas de Bariloche son circuitos de mountain bike, lo que sintoniza con ese rasgo genético que tiene la bicicleta de poder llegar a todas partes. Máquina familiar por excelencia, todos pueden usarla y descubrir mil rincones escondidos. Esta es la razón por la que el cicloturismo es una de las actividades más populares de Bariloche en verano. Es vasta la oferta de operadoras de cicloturismo que ofrecen desde un simple paseo hasta una expedición de diez días por ríos, valles, montañas y quebradas o recorridas a la luz de la luna. Se contratan guías, bicicletas, cascos y sobran las travesías: a Colonia Suiza, o a Ñirihuau, por la estepa patagónica, o una travesía del Lago Mascardi al Lago Steffen, del Lago Steffen a Río Villegas, de Paso Pérez Rosales a Chile. La bici nunca se cansa.

Las aguas bajan puras

Las aguas que chorrean de los glaciares por las laderas empinadas de las montañas son un regalo para los corazones jóvenes que festejan el chapoteo más ajetreado. En Bariloche se recorren rápidos, estanques y toboganes. Son aventuras por lagos y ríos del agua más pura del planeta, en el corazón del bosque andino-patagónico o en la estepa, entre piedras de formación tempestuosa y alerces y coihues eternos. Pueden hacerse excursiones de un día para que toda la familia navegue por el río Manso Inferior, junto a playas de arena y bosques, desde el Lago Steffen, o por el mismo río hasta la frontera con Chile, con más emoción (se exige condición física y saber nadar), atravesando los Andes a través de estrechos cañones silenciosos rodeados de vegetación exuberante. El Manso nace en los glaciares del Cerro Tronador y recorre los lagos Mascardi, Los Moscos, Hess y Steffen. Las excursiones incluyen traslados, guías, kayak de apoyo, trajes de neoprene y comidas. Se hacen en balsa, aunque la adrenalina brota intensamente cuando se recorren los ríos en kayaks o duckies, los nuevos kayaks inflables. Entre los lagos Los Moscos y Hess, los intrépidos desafían el vértigo en el escenario de competencias súper exigentes como el Raid Gauloises y el Eco Challenge. Otras aventuras en el Manso o en el río Aluminé llevan tres días, e incluyen campamentos, trekkings y una intimidad con el río y con los compañeros de viaje que crea lazos perdurables. Más tranquilo es el floating: dejar que las aguas soñolientas del Limay lleven al aventurero a la deriva en gomones por la yerta estepa que se extiende hasta el Atlántico, junto a fabulosas rocas volcánicas bajo el sol.

El temperamental y hermosísimo lago Nahuel Huapi está resultando fantástico para el kitesurfing y el windsurf y un observatorio mágico si se lo navega a vela. Otros bucean sus aguas en la Isla de las Gallinas y la Isla Victoria.Los entusiastas pueden dar un paso más allá del turismo y hacer un curso de kayak. (Informes: www.extremosur.com)

Caminantes, hay caminos

La naturaleza barilochense es formidable para ser explorada con el cuerpo sin intermediación de ninguna máquina. El cuerpo se larga a andar por las laderas, desde Pampa Linda hasta el valle del Castaño Overa, cruza un río, remonta otro, llega al pie de una cascada encajonada, se mete en un bosque de coihues, sube hasta que los coihues se han transformado en lengas achaparradas. Ha llegado al Paso de las Nubes, donde descansará. Cuando baje hacia el otro lado de la cumbre hará el camino inverso por otro bosque sintiendo los paredones de roca que perfora el Glaciar Frías. Oirá el agua que entra en las rocas formando cataratas, caminará por un valle y encontrará un río. Lo atravesará por un tronco y se encontrará finalmente en la orilla del lago Frías: escarpadas paredes recubiertas por vegetación que se zambullen en las aguas. Esta es una de las travesías recomendadas por el Club Andino Bariloche, la del Paso de las Nubes (1.335 metros de altura), 27 km de Pampa Linda a Puerto Blest, viendo las laderas del Cerro Tronador, el Cerro Constitución, el valle Frías y el valle Alerce.

Hay un laberinto infinito de travesías dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, los pies pisando las montañas, la cabeza metida en el aire perfecto, los ojos observando lo que no nos atreveríamos a desear, el Cielo en la Tierra.

La intendencia de Parques Nacionales y el Club Andino Bariloche mantienen una Red Troncal de trekking. Unas 70 mil personas las recorrieron el verano pasado. Para las travesías se recomienda contratar guía (hay listado en el Club Andino: 20 de febrero 30, tel. 52-9277). Además, dado que el estado de las sendas cambia, debe procurarse información antes de salir, en las oficinas de Parques Nacionales o en el Club Andino. Conviene inscribirse en el Sistema de Registro de Trekking. Este verano se inaugura un servicio online; también puede hacerse en las oficinas de Parques Nacionales, San Martín 24, Tel. 02944-423111. (Más información: www.clubandino.com.ar / www.nahuelhuapi.gov.ar).
Y escala las piedras...

En Bariloche imanta el desafío de la tercera dimensión: la altura. Están todos los desniveles del terreno para trepar, subir, escalar. Hay guías instructores y rocas fabulosas. Rocas sedimentarias, rudáceas, calcáreas, silíceas, ferríferas; rocas magmáticas, volcánicas, plutónicas; rocas graníticas, monolíticas, metamórficas. A todas se trepa. El refugio del Frey, en el cerro Catedral, está rodeado por uno de los mejores lugares para escalar de la Argentina, una profusión de torres y paredones de granito, con vías de hasta 300 metros. El cerro Ventana, El Trébol, el Valle Encantado y Villa Llanquín son santuarios de la escalada deportiva. Para los que tienen más entusiasmo que experiencia, a 6 km de la ciudad, está Piedras Blancas, con paredes y torres de entre 10 y 50 metros y aproximadamente unas 100 vías de ascenso. Desde el Refugio Otto Meiling se puede hacer una escalada en hielo y caminata por los glaciares del Monte Tronador. ¿Cómo seguir la vida normalmente, con hielos milenarios esperándonos para que los trepemos y los abracemos? Más información (www.clubandino.com.ar / www.nahuelhuapi.gov.ar).

Noticias del mes (revisa por meses)