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23 julio 2008

Dos tesoros bajo riesgo


Reclaman acciones para preservar las ruinas incas de Machu Picchu y para proteger a las ballenas.

La administración de la zona arqueológica, la deforestación, el peligro de avalanchas, el crecimiento urbano sin control y el acceso ilegal son las principales amenazas que, según la UNESCO se ciernen sobre las ruinas de Machu Picchu, la famosa ciudadela inca en Perú. Las visitas a este sitio histórico suman 800 mil personas por año y, es lógico suponer, tanta gente puede traer dificultades a la hora de preservar las ruinas incas.

A 500 kilómetros al sudeste de Lima, en el valle de Urubamba (Cusco), Machu Picchu fue designado Santuario Histórico Nacional en 1981 y Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1983. El año pasado, además, la ciudadela inca fue elegida como una de las siete nuevas maravillas del mundo, tras el concurso organizado por la Fundación New 7 Wonders.

Si bien es cierto que la UNESCO no incluyó a Machu Picchu dentro de la lista de monumentos en peligro, en la última reunión anual del Comité del Patrimonio Mundial -que se realizó en Quebec, Canadá a principios de este mes- se solicitó a Perú que implemente "mecanismos de vigilancia reforzada (...) para examinar cuidadosamente los sitios que se encuentran en situación de alto riesgo de deterioro grave".

Uno de los principales problemas es el desarrollo descontrolado de infraestructura para atender a la creciente cantidad de turistas en Aguas Calientes, la localidad vecina.



Salven a las ballenas
Por otro lado, la protección de las ballenas parece seguir a la deriva y nada podrá evitar que en la próxima temporada "mil ballenas mueran bajo los arpones de la flota japonesa", señalan en el Instituto de Conservación de Ballenas. Es que tras la reunión de la Comisión Ballenera Internacional en Santiago de Chile (que finalizó hace unas pocas semanas), no se logró el acuerdo para crear el Santuario en el Atlántico Sur. Sí es cierto que habrá un grupo encargado de conciliar posiciones entre los países conservacionistas y quienes buscan por todos los medios reanudar la cacería comercial de ballenas.

"Todos tenemos como meta detener a los países que presionan por la reanudación de la caza comercial y por sobre todo, poner fin a los programas de caza científica que lleva adelante Japón en las aguas del Santuario del Océano Austral", se señala en un comunicado del Instituto de Conservación de Ballenas.

Agregan: "Es una burla a la ciencia y por sobre todo a la moratoria vigente a la cacería comercial de ballenas ya que es bien conocido que la carne de los animales capturados terminan en los mercados de Japón".

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