-
-
-
-

19 octubre 2012

Las Montañas Capixabas, un lugar mágico dentro de Brasil

 La región conocida por el nombre de Montañas Capixabas se extiende a lo largo de ocho municipios del Estado de Espíritu Santo en Brasil. Allí la naturaleza prodigó sus bellezas y es así como en ese mágico lugar se puede disfrutar tanto de montañas, como de ríos y cascadas; todo aunado a una fauna y flora maravillosas, que se hallan protegidos desde la creación del Parque Estatal de la Piedra Azul.

Esta región abarca los municipios de Alfonso Claudio, Brejetuba, Castelo, Conceiçao do Castelo, Domingo Martins, Laranja da Terra, Marechal Floriano y Venda Nova do Imigrante.

Raíces europeas

Los sitios para hospedarse son muy cómodos y con todas las sofisticaciones de la vida moderna. La cocina ofrece verdaderas delicias y las artesanías son excelentes.

En Domingo Martins, que tiene raíces alemanas en su colonización, podemos  visitar el Museo de la Inmigración, la Iglesia de Santa Isabel  (de estilo neogótico) y también la Casa de la Artesanía; se realiza turismo rural y hay excursiones hasta los rápidos del Río Jucu, al Parque do China, al Orquideario Kautsky (que tiene más de mil especies), a la Reserva Forestal de Bremenkamp y a la Piedra Azul (dentro del Parque homónimo), que se yergue hacia el cielo mostrando distintas coloraciones según la hora del día.

En Afonso Cláudio hay bellísimas cascadas, una Eco Estación que cuida de la flora y la fauna, la Iglesia de San Sebastián (de estilo neoclásico), la Gruta de Nuestra Señora de Lourdes y la Pedra de los Três Pontoes.

En Castelo se puede admirar un bello salto de agua que supera los cien metros, conocido como la Cascada de Plata, junto con otros de menor altura como los de San Luis y San Vicente. Está también la Gruta do Limoeiro y su piedra de la campana, que suena como tal; el Pico del Forno Grande que mide más de dos mil metros y, si llegamos para Corpus Christi, disfrutaremos viendo las hermosas alfombras artesanales (realizadas por el pueblo mismo) sobre las que desfila la procesión.

Hermosos edificios y exuberante naturaleza

En Conceição do Castelo está la Iglesia de Nossa Senhora da Conceição, erigida en el año 1848 y en las afueras podemos llegarnos hasta la Cascada de la Fumaça, la Cascada del Pozo Fundo  o bien hasta la Cascada de los Vargas, todas en medio de idílicos paisajes de exuberante vegetación, con lugares para acampar y pasar un hermoso día.

En Venda Nova do Imigrante la principal atracción es el agro turismo, hay alrededor de 80 establecimientos que reciben a los visitantes para mostrarles cómo se confeccionan el pan, el queso, cómo se muelen el café y el maíz y permitiéndoles degustar los exquisitos productos mientras se pasa un momento agradable.

En toda esta región lo más importante es la cordialidad de los habitantes, que nos abren las puertas de sus casas y los brazos para recibirnos con una calidez que difícilmente encontraremos en otras partes.

Los murales de Filadelfia

Una de las ciudades realmente recomendables para conocer es Filadelfia. Se trata de una ciudad histórica, destacada porque es un centro histórico – donde acontecieron varios hechos relevantes para el país – también se lo identifica como centro cultural y artístico de los Estados Unidos.

Es por ello que hoy veremos un aspecto cultural muy interesante de la ciudad, que quizá no todos conocen. Se trata de los más de 3.000 murales que adornan las paredes en diferentes calles de la urbe.

Ello se debe a que la ciudad cuenta con un programa, el Programa de Murales de Arte Filadelfia o Muralart, surgido como iniciativa para combatir el deterioro de muchos muros urbanos, y para canalizar el arte graffitero, evitando que estropeen determinados lugares pero habilitando en cambio muchos otros para que los artistas callejeros desplieguen lo suyo.


Pero además, este ejemplar programa ofrece clases de arte en barrios donde los vecinos tienen mayores necesidades, y así les dan a estos jóvenes una actividad enriquecedora, seguramente descubriendo nuevas vocaciones profesionales en muchos casos.

Con casi tres décadas, se trata de un programa altamente exitoso, lo cierto es que los murales son un gran atractivo turístico.

Cabe señalar que ya existe una ruta turística llamada Mural Mile, que lleva en visita guiada a conocer los murales más icónicos de Filadelfia, es una ruta a pie en la zona céntrica. Recomendamos especialmente que conozcas la obra de Isaiah Zagar, artista con más de 120 murales en la ciudad.

En este enlace, encontrarás una galería de imágenes.

12 octubre 2012

Argentina: Salta, una provincia de enorme belleza

En el noroeste de Argentina está la hermosa provincia de Salta, un sitio que aún conserva su aspecto colonial. En cada uno de sus rincones el pasado regresa: el Monasterio de las Carmelitas, al pie del cerro de San Bernardo; la rústica iglesia de fachada secular, con su nicho al frente que guarece de las inclemencias climáticas a una imagen traída de España que luce añosa; la venerable puerta de un convento, tallada con lujo inusual y defendida con gruesos cerrojos enmohecidos; o las callejuelas asfaltadas en piedra de las afueras de las ciudades.

Casas de incomparables paisajes

Podemos aún observar las viejas casas del siglo XVIII. Se caracterizan por sus grandes portales y rejas salientes, estrechos corredores sostenidos por pilares que forman arcadas decoradas con arabescos y espaciosos patios de lajas. Estos patios suelen estar adornados con macetas floridas, provistas de largos fondos rodeados de paredes de adobe y convertidos en huertos.

Muchas de ellas pueden ser visitadas y es así como nos extasiamos frente al mobiliario de la época, macizos muebles de caoba, labrados bargueños con incrustaciones de nácar y pesados muebles vitrina que lucen orgullosos la vajilla de plata que parece recién lustrada. Hay horas en las que sólo el tañer de las campanas de las tantas iglesias que la pueblan rompe el beatífico silencio.

En el momento de la fundación de la que es hoy su ciudad capital, Salta (en 1582), el español Hernando de Lerma  tuvo a su lado un poeta: Ruy Díaz de Guzmán. Hecho casual o no, fue de todos modos premonitorio porque la provincia no recorrió un solo tramo de su historia sin la presencia de la poesía, hasta el punto de ser ésta una manifestación constante en el arte de su pueblo. Es también la música otro de los grandes exponentes de su cultura.

Su Catedral alberga el Panteón de las Glorias del Norte y el Altar Cívico, con urnas que guardan las cenizas de varios próceres, entre ellos el General Martín Miguel de Güemes que fue la figura más representativa en la lucha contra el invasor europeo.

Naturaleza imponente

Toda la provincia es un despliegue natural de belleza, el Parque Nacional Baritú presenta una topografía de cuchillas y pliegues distribuidos irregularmente y una densa vegetación de características selváticas.

San Carlos es la localidad más antigua del actual territorio salteño y fue en su tiempo paso obligado para cruzar la frontera hacia el norte. Era sede de una relevante Misión Jesuítica y un centro comercial de gran importancia en la región. Hay numerosos salares, como el de Arizaro y el de Pocitos y altas sierras como la del Cobre y la de Chañi.  La vegetación tupida y exuberante se da hacia el oeste montañoso, pero a medida que se avanza hacia el este cambia a otra de menor porte porque los valles son cálidos y secos.

Todas sus ciudades son importantes y dignas de ser visitadas, Cafayate, La Poma, Rosario de Lerma, San Antonio de los Cobres (donde cada 5 de agosto se celebra la Fiesta de la Pachamama o Madre Tierra), La Viña, Metán; en Cabra Corral y Campo Alegre los amantes de la pesca se encuentran a sus anchas.

Y como corolario a nuestro paseo por la provincia, no debemos dejar de ver los Valles Calchaquíes para enmudecer con el color de las montañas que los rodean o viajar en el mundialmente famoso Tren de las Nubes.

Podríamos hablar durante horas sobre las maravillas con las que cuenta Salta, pero lo mejor es verlas personalmente; ese es el mejor consejo que se puede brindar.

Puerto Madero en Buenos Aires

Si visitas la ciudad de Buenos Aires, seguramente que en alguna guía u oficina de turismo te sugerirán visitar la zona de Puerto Madero. Se trata de uno de los 48 barrios en los que legalmente se divide la ciudad, y es una de las zonas más exclusivas de la capital de Argentina.

Es que tiene una ubicación ideal cerca del centro de la ciudad, además es un área extensa con una gran vista al Río de la Plata. Por ello, aquí se encuentran los edificios y restaurantes más selectos, y es por eso que siempre figura dentro de las sugerencias de sitios a visitar. Está delimitado por los barrios de Boca al sudoeste, San Telmo, Monserrat y San Nicolás al oeste y Retiro al norte, con la localidad de Dock Sud al sur, y con el Río de la Plata al este.

Este antiguo puerto es ahora uno de los sectores más modernos de la urbe, habiendo recuperado espacios del antiguo puerto de la ciudad en desuso. Es típica la reutilización de los antiguos docks y los edificios donde antes se guardaban granos y otras mercaderías, hoy reconvertidos en viviendas u oficinas.

Una de las características más curiosas de este barrio es que los nombres de sus calles rinden honor a mujeres sobresalientes de la historia argentina. Es por ello que la edificación más destacada es la del Puente de la Mujer, en el Dique 3. Curiosamente, es la única obra de Calatrava realizada en América Latina. Su diseño esquematiza una pareja bailando tango.

Este barrio debe su nombre a Eduardo Madero, comerciante de la ciudad que presentó tres proyectos de puerto, logrando la aprobación del último por el entonces Presidente de la Nación Julio Argentino Roca en 1882.

Siguiendo este enlace lograrás obtener más información del barrio, como datos útiles, agenda, imágenes en 360º y otros.

Las estaciones fantasma del Metro de Nueva York. City Hall

Como si a Nueva York le faltara atractivo, la historia que se teje debajo de la superficie de sus calles encierra capítulos apasionantes. Algunos de los más atractivos están en las estaciones fantasma del metro de Nueva York.

Estaciones que por diversas razones, algunas económicas, otras técnicas, en algún momento dejaron de oír los pasos apurados de miles de neoyorquinos para sumirse en el silencio y la oscuridad. Años o décadas después de caer en el olvido general, algunas recuperan parte de su brillo para los viajeros curiosos. Otras, siguen viviendo en un letargo que las hace más atractivas aún.

Estación City Hall

En 1904 el Metro de Nueva York se inauguraba oficialmente aunque desde algunas décadas antes existía un sistema parecido a un transporte subterráneo en el que los pasajeros viajaban en coches que eran poco más que plataformas móviles sobre rieles.

Ese mismo año una de las primeras líneas, la “Manhattan Main Line“ llevaba a los pasajeros hasta la Estación Brooklyn Bridge para continuar luego un poco más hasta la Estación City Hall. De allí, los convoyes daban una vuelta para reiniciar la línea hacia la otra cabecera.

Esta estación era (y es) una de las más bonitas de la vida subterránea de Nueva York. Con muchas similitudes con la decoración de la Gran Estación Central, especialmente en el uso del hierro y los cristales.

La actual línea 6 del Metro de Nueva York sigue pasando por esta estación, a pesar de hacerse cerrado al tránsito en el año 1945. Nunca fue una estación muy utilizada. La mayoría de sus pasajeros bajaban y subían en la cercana Brooklyn Bridge (del otro lado del parque) por su cercanía con puntos nodales de transporte y de salida de la ciudad. La estación no pudo seguir operando.

Los nuevos trenes eran más modernos que los que habían corrido durante los primeros 40 años de vida de la línea. Y también más largos que los pequeños trenes que en formación, se alineaban al andén siguiendo la curva. Los nuevos trenes no podían hacerlo. Al llegar a la estación City Hall los pasajeros se encontraban con una brecha entre el tren y el andén que era muy peligro salvar. Después de algunos pequeños accidentes, se decidió cerrar la estación al uso de pasajeros.

Sin embargo, quienes hoy viajen en la línea 6 hasta el final del recorrido, luego de Brooklyn Bridge podrán pasar por la estación fantasma y admirarla en todo su esplendor ya que por seguridad, los trenes pasan a muy baja velocidad. Ideal para hacer fotos. Lamentablemente no está permitido bajarse allí.

Desde 1995 a 1998 se realizaban visitas a la estación City Hall organizadas por el Museo de Tránsito de Nueva York. Esas visitas se suspendieron y a partir del 2006 se realizan sólo para miembros del museo y en ocasiones especiales.

En la superficie, frente al Parque City Hall puedes ver una “entrada” que sólo sirve como salida de emergencia y que no permite bajar a conocer al estación. Una pena ya que los andenes tiene un hermoso aire de principios de siglo pasado, con mosaicos y trabajos en hierro muy bonitos. Como curiosidad, te contamos que en mitad del parque hay un área reservada para perros y allí hay una abertura de hierro que permite asomarse a los andenes de la estación.

A pesar de su aparente soledad, la estación City Hall tiene una nueva “vida” gracias a los grafitteros neoyorquinos que, respetando los andenes elegantes, han tomado los túneles de maniobras para convertir sus muros en una verdadera galería de arte callejero. Ya sabes, si quieres fotografiarla, toma la línea 6, sigue hasta el final, y un poco más. Te asombrará. Ver mapa

09 octubre 2012

La Península Valdés, en Argentina, muy al sur del planeta

Una de las provincias argentinas que conforman la región denominada Patagonia es Chubut. Está en su extremo Este, descansando sobre el Mar Argentino, una extensión de territorio: la Península Valdés (con una superficie de 3.620 kilómetros cuadrados), que forma dos golfos con puertos naturales y ensenadas, que cuentan también con puntas rocosas que se adentran en las aguas. Hacia el Norte se encuentra el Golfo San José y hacia el Sur el Golfo Nuevo. En el primero se ha constituido un Parque Marítimo Provincial y en el segundo una Reserva Faunística. La belleza de la zona es espectacular, tanto hacia la costa continental como hacia la costa oceánica.

Territorio increíble

Podemos acceder a ella desde la bella ciudad de Puerto Madryn; son cuatrocientos kilómetros de costas cambiantes que para el deporte de la pesca y el turismo son todo un Paraíso. Maravilla recorrer el estrecho istmo Ameghino que se interpone entre los dos golfos uniendo a la península con tierra firme.

Aquí se registran las mareas con más diferencia de nivel del mundo entero, cada cuatro horas las aguas suben en uno de los golfos y bajan en el otro. Su desnivel es tan marcado que se ha considerado a la península como una extraordinaria fuente de energía mareomotriz, con un potencial de producción eléctrica increíble.

Pero Valdés no es sólo uno de los accidentes geográficos más espectaculares de la Argentina. Sus condiciones climáticas (la temperatura no excede nunca los treinta grados centígrados ni desciende por debajo del cero), su topografía y su ubicación geográfica la convierten en una de las reservas de fauna más importantes.

Los lobos y los elefantes marinos, que tienen allí poblaciones estables con más de cien mil ejemplares, se alternan con colonias de pingüinos de diferentes variedades, cuyo número supera ampliamente el millón de individuos.

Recorrido por el paraíso

Como si tanta belleza natural no bastara, como si tanta majestuosidad no fuera suficiente, entre los meses de junio y diciembre (invierno y primavera en estas regiones australes), convocadas por la gran concentración de plancton y krill que hay en las costas y las temperaturas reinantes correspondientes a un clima templado oceánico, ingresan en los golfos San José y Nuevo, provocando un sensacional espectáculo, las ballenas francas (la variedad más antigua y de mayor tamaño que existe en la actualidad).

Nuestros ojos contemplan atónitos el extraño ballet de esas moles de unas treinta toneladas de peso. Emergen, saltan y caen de espaldas al mar. Miles de turistas no pueden cerrar sus bocas ni dejar de fotografiarlas y filmarlas; la experiencia será inolvidable.

Es un viaje que siempre recomendaremos a nuestros amigos porque sabemos que nos lo agradecerán.

Cosas a tener en cuenta si os perdéis en el bosque, sobre todo si eres un niño de 7 a 12 años

El principal consejo de supervivencia que puede ofrecerse a alguien que se pierde en el bosque es: quédate donde estás o encuentra un lugar abierto que esté próximo. Sobre todo si eres como Hansel y Gretel (o sea, niños de 7 a 12 años… no necesariamente atrapados por una bruja en una casa de chocolate).

Con todo, en el caso de que decidáis andar, se recomienda seguir el recorrido de los ríos, pues generalmente atraviesan lugares poblados.

Se sabe que la mayoría de los adultos sanos pueden sobrevivir hasta 3 semanas sin comida a menos que haga frío. Pero no ocurre lo mismo con el agua, que es necesaria al menos antes de que transcurran tres días. La mejor fuente de agua es un manantial, pero en caso de no encontrarlo entonces no queda otra que beber de un riachuelo, aunque ello pueda provocar enfermedades. Emplear las mangas de una chaqueta atándolas a los tobillos también es útil para hidratarse: al andar por la mañana sobre la hierba, la tela absorberá la humedad, y luego podréis chupar la tela.

A continuación, 7 consejos para encontrar el norte, entre los que se encuentran buscar musgo (por lo general crece orientado al norte, porque suele ser el más sombrío y húmedo) o buscar telas de araña (tienden a aparecer en el lado sur de los árboles).

Son consejos a tener muy en cuenta, porque cada años se extravían cientos de personas en los bosques de todo el mundo: precisamente porque perderse en el bosque es más fácil de lo que parece.

Los rastreadores expertos indican que una persona normal deja tras de sí 2.000 pistas por cada kilómetro que avanza. Pistas como una rama rota, unas huellas de zapato, una brizna de hierba retorcida. Un equipo de rastreadores, separados tres metros entre sí, generalmente puede detectar el 95 % de las pistas útiles.

Por eso no hay que moverse demasiado (siempre que alguien sepa que estás de viaje en ese lugar). Porque el mayor problema que aparece cuando una persona se pierde en un bosque frondoso es el miedo. El miedo activa los grandes músculos de las piernas. Las personas que se pierden, entran en un estado de alerta tal que no puede evitar avanzar o incluso correr de una forma tan enfermiza que incluso se olvidan de buscar comida y agua en sus propias mochilas.

Los niños pequeños de entre 1 y 6 años normalmente se desplazan entre 1 y 2,5 kilómetros, es decir. Tal y como aclara el experto en supervivencia Ben Sherwood en su libro El club de los supervivientes:

 Los más pequeños, de entre 1 y 3 años, no tienen conciencia de haberse perdido. Si se separan de sus padres, no tienen la capacidad suficiente para encontrar el camino y comienzan a deambular sin un objetivo, aunque normalmente no llegan demasiado lejos. Por lo general, se les encuentra durmiendo. Naturalmente, los niños de entre 3 y 6 años son más móviles y entienden el concepto de perderse. Suelen cuidar mejor de sí mismos que los niños de mayor edad o, incluso, que los adultos. Se ponen a cubierto cuando hace mal tiempo y duermen en cuevas o madrigueras. Normalmente son “resistentes extraños”.

Por esa razón, uno de los grupos más peligrosos son los niños de entre 7 y 12 años. Porque suelen echarse a correr cuando se pierden y, además, acostumbran a no responder a los buscadores hasta que tienen hambre y frío por miedo a una reprimenda.

Además, cuando perdemos puntos de referencia, solemos caminar el círculos. La razón de ello no es, como suele pensarse, que tengamos una pierna ligeramente más larga que la otra, sino que se ignora. Se barajan diversas hipótesis, que incluso se asocian al modo de procesar la información en dos hemisferios cerebrales. Pero no se dispone de una explicación concluyente de por qué, a pesar de que estemos convencidos de ello, somos incapaces de andar en línea recta cuando no disponemos de puntos de referencia visuales.

Noticias del mes (revisa por meses)