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18 enero 2010

Peru: Iquitos, puerta de entrada al Amazonas

La ciudad de Iquitos, en Perú, es realmente una ciudad construida a los pies de una selva, acaso una de las más codiciadas por la mano del hombre durante años, y una de las que mejor resistió sus embestidas para dominarla.

Desde Iquitos es posible sumergirse en las entrañas de la selva del Amazonas, disfrutando de su naturaleza salvaje e inexplorada. Los orígenes de esta moderna urbe se remontan siglos atrás en la historia, cuando se trataba de una aldea primitiva. Era un asentamiento indígena ocupado por una tribu selvática que dio su nombre a la ciudad: la tribu de los iquitos. Se llamó de ese modo desde su fundación colonial, en 1864.

Iquitos es accesible en avión desde Lima. Una vez allí, las excursiones para realizar son inagotables. Una de las más impresionantes es, sin dudas, la que nos lleva al corazón del Amazonas, en donde además es posible hospedarse en albegues o lodges. También los cruceros por las aguas del río Amazonas son una manera muy popular de conocer estos paisajes intrincados y fabulosos.

La Reserva Nacional Pacaya Samiria, también conocida como la Selva de los Espejos, es otro de los destinos privilegiados. Este espacio de protección se extiende a lo largo de 2 millones de hectáreas, en las que habitan infinidad de especies de flora y fauna en estado natural. Se encuentra a 180 kilómetros de Iquitos, en la reunión de los ríos Marañón y Ucayali.

Más cerca de la ciudad, en la periferia de Iquitos, la naturaleza sigue teniendo un rol principal. El complejo turístico de Quistococha es un sitio dedicado a la conservación de la biodiversidad local; Santo Tomás es un pueblo situado a orillas de una magnífica laguna, y el río Momón bordea un buen número de comunidades nativas de Perú, como los Boras y los Yaguas.

Puerto Rico: Tierra de sol, salsa y ron

Prácticas de surf o buceo, alimentación absolutamente omnívora, vida silvestre, paseos históricos, una arquitectura colonial en envidiable estado de conservación, mucho ron, salsa y una población conjurada en obsequiarle al turista un recuerdo imborrable. Puerto Rico es esto y bastante más, pero cualquier síntesis que se pretenda hacer resulta injusta para esa isla ubicada en el corazón del Caribe y llamada, justamente, "la isla de los encantos". ¿Una exageración? Venga: hagamos una recorrida y despejemos dudas.

Para entrar en clima, no está nada mal que iniciemos el itinerario por el Viejo San Juan, que conserva, dentro de murallas y fortalezas construidas por los españoles entre los siglos XVI y XVII, gran parte de la riqueza cultural del pueblo boricua.

El distrito histórico de Puerto Rico es un islote unido a San Juan, su capital, por diversos puentes y constituye uno de los pilares turísticos del lugar. Este verdadero museo testimonial de la conquista española (la actual Puerto Rico fue descubierta por el propio Cristóbal Colón, en su segunda expedición a las Américas), se deja recorrer por una infinidad de callecitas adoquinadas. Durante el paseo se verán coloridas casitas coloniales, iglesias, plazas públicas, muelles y monumentos, entre los que se destacan el Fuerte San Felipe del Morro, el Fuerte San Cristóbal y el Palacio de Santa Catalina, también conocido como La Fortaleza, que hoy es la sede de la gobernación.

Las "lechoneras"

Las fortificaciones del Viejo San Juan, una ciudad amurallada que venció al tiempo, constituyeron la principal defensa a los ataques de las potencias extranjeras, y al asedio de las incursiones piratas. Hoy, bellísimas y seductoras calles arboladas, repletas de tiendas, restaurantes y museos, son toda una tentación para el visitante.

La Puerta de San Juan y la Catedral Metropolitana, que conserva los restos de Juan Ponce de León -su fundador-, son puntos obligados en el recorrido. San Juan, la capital actual de la isla, ofrece el atractivo inigualable de la cultura caribeña. El estilo de sus construcciones, paradójicamente, remite a los 60 y 70, un pasado más cercano y singular.

Por muchas de esas calles y avenidas es posible encontrar restaurantes y boutiques de alta gama, y un poco más allá, en los suburbios, el turista puede acceder a una "lechonera", un típico y folclórico local de comida, una especie de "parripollo" a la caribeña, donde se puede comer una porción de lechón, probar el mojito y hasta bailar salsa, si es que el cuerpo soporta semejante hazaña.

Más allá de estos centros urbanos aguardan, todos muy cerca, varios destinos para la fantasía. La facilidad para alcanzarlos tiene que ver con las dimensiones de la isla (160 kilómetros de Este a Oeste y 56 kilómetros, de Norte a Sur), que en auto se la puede cruzar en diagonal -el trayecto más largo posible- en apenas 3 horas y media en total.

Un vergel llamado El Yunque

A media hora de San Juan, el turista puede arribar a una de las perlas portorriqueñas: la reserva natural El Yunque, un bosque tropical pluvioso que cuenta con la protección de la Unesco. Se trata de un ecosistema inigualable de 133 kilómetros cuadrados de extensión, que recibe 400.000 millones de litros anuales de lluvia, lo que conforma numerosas cascadas y piletas naturales, rodeadas de una vegetación fascinante.

En El Yunque (firme candidato a figurar entre las "Siete maravillas naturales del mundo"), abundan orquídeas, helechos gigantes, palmas y cocoteros. El paseo debe incluir una visita a la torre de observación, accesible entre uno de los numerosos caminos posibles, clasificados según el grado de dificultad. Para los más audaces, la recomendación es llegar al cerro de El Toro, que contempla una caminata de 10 kilómetros.

Al salir de El Yunque se puede enfilar a Luquillo, una playa de arenas blancas cercada por palmeras y aguas transparentes y templadas provenientes del Atlántico, como para ir cumpliendo los sueños de los amantes del Caribe. El lugar, además, dispone de áreas para picnic y numerosos bares que ofrecen jugos, frutas y comidas típicas portorriqueñas. Sabemos que Puerto Rico tiene sol, playa e historia para regalar. Para seguir comprobándolo hay que continuar el viaje hacia el noroeste. Cerca de Luquillo -en realidad, todo queda relativamente cerca-, se llega a Fajardo, un poblado que cuenta con un completo menú de opciones acuáticas. Una de ellas es Seven Seas, otra de las playas emblemáticas del lugar, bañada por aguas tan claras que brinda una oportunidad inmejorable a los amantes del snorkel, para disfrutar de una escena subacuática con arrecifes de corales y coloridas especies de peces tropicales.

Si le gusta la navegación y vivir un par de experiencias memorables, no se apure a salir de Fajardo. Desde Puerto del Rey, la zona de muelles, se puede contratar una excursión marítima a Culebra, una isla que se conserva en estado casi virgen y que hoy es una reserva natural. No es raro encontrar delfines en el trayecto, como digno y merecido recibimiento a los viajeros.

La excursión incluye una parada previa en uno de los muchos islotes a medida de los fans del snorkel o el buceo para que aprecien bien de cerca la diversidad de la fauna marina que merodea por los arrecifes de corales.

Tampoco aquí faltan playas para quienes quieren descansar y broncearse. Dos horas después, el viaje continúa. Muchos de los habitantes de Culebra -existen unos 3.000 residentes permanentes- ofrecen sus casas en alquiler, lo que no es una mala alternativa.

De uno u otro modo, el paso por la playa Flamenco resulta ineludible. Rodeada de palmeras y contorneada por la vegetación, con aguas cristalinas, templadas y en general tranquilas y con arenas suaves y casi blancas, Flamenco se ganó, con estricta justicia, el reconocimiento de ser "una de las mejores playas del mundo".

Como testimonio de la presencia norteamericana, que utilizó a Puerto Rico y Culebra como puestos de observación durante la Segunda Guerra Mundial, quedaron dos tanques Sherman encajados en la arena.

Luces sobre el mar

Siglos atrás, mucho antes de ganarse la consideración del turismo mundial, Culebra se constituyó en el refugio preferido de los más famosos piratas del Caribe, lo que demuestra que esos bandidos tan afines al saqueo de los navíos españoles como al ron, no eran nada tontos para elegir morada. La isla, hoy, sirve de refugio a muchas especies en vías de extinción, como la tortuga marina.

La naturaleza obsequió a Puerto Rico otra rareza maravillosa: las llamadas "bahías bioluminiscentes", un espectáculo nocturno que realmente sorprende y del que difícilmente uno vaya a olvidarse. Este fenómeno es provocado por unos organismos microscópicos, agrupados en colonias, de nombre rarísimo (se los conoce como dinoflagelados), que iluminan cuando se mueven las aguas.

Son como luciérnagas marítimas muy pequeñas y producen un efecto encantador. Nos cuentan que hay sólo cinco lugares en el mundo donde es posible asistir a este prodigio natural. Y acotan: "Tres de esos lugares son portorriqueños".

Los más atractivos están en Bahía Mosquito, en Vieques; y Laguna, en el poblado de Las Croabas, también dentro del municipio de Fajardo. Desde Laguna, para ser testigos de estas bioluminiscencias, hay que embarcarse cualquier noche en kayak. Los inexpertos no tienen nada que temer, son aguas mansas y el camino incluye un largo canal rodeado de manglares.

El simple movimiento de los remos, allí será acompañado por una especie de oleaje del aire, el desplazamiento de cientos de esas diminutas lucecitas fluorescentes que tienen la virtud de no ser el producto de ningún efecto especial. "Esto es belleza pura", nos dicen. Y entendemos que la obviedad no lo es tanto. Porque es belleza. Y es pura. Tienen mucha razón los portorriqueños cuando dicen que tienen de todo para pasarla bien. Y, en ese sentido, no son nada egoístas con los turistas

15 enero 2010

Platos exóticos: el cuy (cobaya) en Perú

Este post podría enmarcarse en la serie de publicaciones en las que recomiendo los platos que no deben dejar de probarse en determinados destinos. Pero, claro, no podría aconsejar comer algo que yo misma no probaría: el cuy, cuis, cobaya o conejillo de Indias muy tradicional en Perú.

Y eso es así no por su gusto ni sus valores nutricionales que, luego de investigar y preguntar, supe que eran dos motivos muy buenos como para probar, al menos un bocado. Todo se debe a un pre concepto y a la importancia del sentido de la vista a la hora de probar un plato.

Claro, es que el cuy es una especie de roedor andina y, además, se sirve entero en el plato e, incluso, puede adquirirse en las calles a modo de brocheta. Sí, con un palillo atravesando el animal. Una imagen que puede apreciarse, por ejemplo, en las calles más importantes de Cusco.

Recorrido de bodegas en Mendoza, Argentina

Las principales bodegas de la provincia argentina de Mendoza, se ubican en la localidad de Maipú, a 15 kilómetros al sur de la capital, también llamada Mendoza.

Se pueden visitar y hay un circuito para realizar en bicicleta a través del pueblo con señalización adecuada. Hay varios lugares donde se alquilan bicis (Bikes & Wine, Don Hugo, Maipu Bikes, entre otros). El alquiler cuesta de 20 a 30 pesos (unos 5 euros de promedio) y te entregan la bici con un mapa donde encontrarás las bodegas señalizadas.

A visitar:

Viaje a Sao Paulo, guía de turismo

Sao Paulo es como una pequeña Nueva York que cada día crece más rápido. Es una auténtica jungla urbana, llena de playas relajantes y sol, un paraíso para las compras, comer bien y una apasionante vida nocturna. En Brasil se la conoce como la ciudad donde viven los ricos. Podéis visitarla en cualquier época del año, aunque, a ser posible, evitar que sea en verano, cuando el calor es muy sofocante por la humedad.

Los mejores meses para visitar Sao Paulo son entre abril y diciembre, cuando la ciudad se llena de música, arte y festivales culturales. En su origen, Sao Paulo era una ciudad de misioneros, fundada por sacerdotes jesuitas en 1554, a orillas del río Tiete. La ciudad se enriqueció con el cultivo del café en el siglo XIX, y los grandes comerciantes se instalaron aquí.

Hoy en día es una ciudad de 16 millones de habitantes, por lo que os podéis imaginar el caos en el que se puede convertir el centro de la ciudad. A pesar de todo, es una ciudad vibrante, llena de cultura, y que bien merece la pena una visita. ¿Queréis conocerla un poco más?. Pues veniros con nosotros, que ya tenemos en nuestra maleta a Sao Paulo.

VISITAS EN SAO PAULO

- Museo de Arte

Un gran edificio de hormigón alberga este museo en la Avenida Paulista. Contiene una importante colección de arte occidental, con grandes obras de artistas europeos de los últimos 500 años. Abre todos los días, y es gratis los jueves. El complejo incluye un restaurante a precios razonables. De viernes a miércoles abre de 11.00 a 18.00 horas, y los jueves de 11.00 a 20.00 horas. La entrada cuesta 15 dólares y gratis para los niños menores de diez años.

- Mercado Municipal

En la Rua da Cantareira se halla este mercado, situado en un edificio de estilo neogótico que data de 1933. En este gran mercado se vende fruta, verduras, quesos y otros productos. Os impresionarán sus amplias vidrieras, que representan escenas de las plantaciones de café y otras actividades agrícolas. Para que no os perdáis, el edificio se halla al norte de la Praça da Sé.

- Parque Ibirapuera

Con sus dos millones de metros cuadrados verdes, es la versión del Central Park neoyorquino en Sao Paulo. Hay rutas para pasear a pie o en bicicleta, conciertos al aire libre los domingos por la mañana, una biblioteca para leer en el parque, y una serie de museos, como el de Arte Moderno, el Museo Afro Brasil y el Auditorio de la Oca.

- Basílica de Sao Bento

Esta basílica data de 1910, y es impresionante, con su mezcla de mármol, madera y vidrieras. En su interior hay que destacar el impresionante órgano alemán, con más de seis mil tubos. La misa de los domingos a las 10.00 horas se oficia con ese órgano y con cantos gregorianos. También hay cantos gregorianos los viernes y sábados a las 07.00 horas.

- Catedral Metropolitana de Sao Paulo

Es una curiosa estructura, mezcla de estilos alemán, bizantino y gótico. La construcción se inició en 1911, y no se concluyó hasta 1954. La fachada de la Praça da Sé es maravillosa, ya que alinea junto a preciosas palmeras. Abre de lunes a sábado de 08.00 a 17.00 horas, y los domingos de 08.00 a 13.00 y de 15.00 a 18.00 horas.

- Casa das Rosas

Esta bonita mansión fue construida en 1928 por Ramos de Azevedo. Se halla en la Avenida Paulista, y hoy alberga un centro cultural, con exposiciones de arte. Si en ese momento no hay ninguna que os interese, visitar el precioso jardín de rosas. Abre de martes a domingo de 10.00 a 18.00 horas, y la entrada es gratuita.

GASTRONOMÍA EN SAO PAULO

Muchos la conocen como la Capital Mundial de la Gastronomía. En ella se puede comer de todo, desde cocina tradicional a cocina internacional. Curiosamente, cuenta con más restaurantes que Londres o París. No es de extrañar ver los bares y restaurantes llenos a cualquier hora del día, o bien después de ir al teatro por la noche. Así que lo mejor es siempre reservar mesa si váis a comer o cenar aquí.

VIDA NOCTURNA EN SAO PAULO

La vida nocturna de Sao Paulo casi se podría decir que comienza a la medianoche. La ciudad es la capital cultural de Brasil, con su lujoso Teatro Municipal, construido en 1903, o la Sala Sao Paulo, situada en la vieja estación de tren de Julio Prestes. En ambos lugares tendréis lo mejor de la música clásica, el teatro, la danza y la ópera de Sao Paulo.

Los jóvenes entre 18 y 30 años se concentran en Vila Olimpia, con grandes discotecas y muchos bares. La gente entre 25 y 45 años se dirige a Vila Madalena, con bares, restaurantes y salas de fiesta. En Vila Olimpia los bares se concentran en la Rúa Profesor Atilio Innocenti. Allí encontraréis Bar Favela, Athilio Music, o Pennélope.

COMPRAS EN SAO PAULO

Los paulistas dicen que si hay algo que no se puede comprar en Sao Paulo, no lo podréis comprar en todo Brasil. Quizás tengan razón, porque en Sao Paulo hay tiendas de todo y para todo. La zona de los Jardines es conocida por sus tiendas de alta moda, ropa cara, joyerías y tiendas de regalos, todas ellas de lujo.

El centro de la ciudad, sobre todo en la Rúa 25 de Março, es donde suelen ir a comprar tanto turistas como residentes. Allí hay mercadillos y pequeñas tiendas baratas de todo tipo. Eso sí, llevar la cartera en lugar seguro, porque suele haber mucha gente. Si buscáis algo oriental, lo mejor es acercaros a Liberdade, el barrio japonés de Sao Paulo. Todos los domingos tienen un mercado grande, en donde se vende desde bonsais hasta pequeñas estatuas de Buda.

La mayoría de tiendas abren de 09.00 a 18.00 horas de lunes a viernes, y de 09.00 a 13.00 horas los sábados. Otra cosa son los centros comerciales, que abren de 10.00 a 22.00 horas de lunes a sábado. La mayoría de tiendas aceptan las tarjetas de crédito, aunque quizás, si pagáis en efectivo, os hagan un pequeño descuento.

CLIMA EN SAO PAULO

El clima de Sao Paulo es caluroso y soleado. Las temperaturas más bajas son las de julio, con 12 grados, y las más altas las de febrero, llegando a los 30 grados. La lluvia en la ciudad, curiosamente, suele venir en los meses de verano, aunque no mucha.

CÓMO LLEGAR A SAO PAULO

La mejor forma de llegar a Sao Paulo es a través de su Aeropuerto Internacional Guarulhos, que se halla treinta kilómetros al noreste de la ciudad. Para llegar a Sao Paulo hay taxis, aunque suelen ser un poco caros. También hay un autobús lanzadera, que llega a los principales hoteles. Además hay autobuses disponibles, y oficinas de alquiler de coches.

TRANSPORTES EN SAO PAULO

En una ciudad tan grande como Sao Paulo, las carreteras siempre están colapsadas, por lo que lo mejor y más recomendable es usar el metro, la opción más rápida para desplazarse por el centro de la ciudad. Cuenta con una línea norte-sur, que incluye la estación principal de Tiete, una línea este-oeste, y una línea céntrica en la Avenida Paulista.

Asimismo hay cientos de autobuses que recorren la ciudad. Operan desde las 05.00 de la madrugada hasta la medianoche, pero generalmente suelen ir llenos de gente. Hay taxis, pero con el tráfico, y lo poco fiables que son, lo mejor es que sólo se utilicen a modo de urgencia y para movernos de noche, ya que hay varios barrios de Sao Paulo por los que, por seguridad, no se debe ir a pie de noche.

13 enero 2010

¿Cuánto cuesta un taxi en Nueva York?

Mientras cerrabas tu maleta para viajar a la Gran Manzana (o antes), te habrás preguntado por algunos gastos menores que no suelen pesar demasiado al momento de decidir un viaje, pero que es bueno tener claros para el día a día. ¿Cuánto cuesta un taxi en Nueva York?, es una de esas preguntas.

Convengamos que el costo de un viaje en taxi no será determinante para decidir viajar o no. Sin embargo si conoces aproximadamente los valores te sentirás más seguro al momento de subirte a uno de los yellow cab y evitarás el sentirte “timado” por desconocimiento.

Aquí algunos consejos y valores actualizados:

A los pies del Aconcagua

Un rey inca sumerge a su hijo en aguas milagrosas, Charles Darwin descubre el primer bosque fósil de América, José de San Martín desafía la Cordillera con su Ejército, un pueblo indígena graba sus huellas en la ladera de un monte. Anacronismos aparte, todos éstos podrían haber sido titulares de diarios de época y habrían tenido algo en común: el espectacular paisaje de la Cordillera de los Andes. Por eso, cuando uno emprende el camino desde la capital de Mendoza hasta la frontera con Chile, debe ir preparado para atravesar varios de los paisajes más espectaculares de la Argentina, y para escuchar infinidad de historias y leyendas.

La ruta 7, que une la ciudad de Mendoza con el Cristo Redentor, a más de 4 mil metros de altura, en la frontera con Chile, recorre casi 200 km de camino asfaltado, ancho y sinuoso. No hay caracoles ni infartantes cornisas, pero sí un camino que exige constante atención para retener la belleza del paisaje que va ganando altura. Si bien se puede ir y volver en el día, es recomendable disponer de más tiempo para disfrutar de cada parada.

El color de los Andes

Hay viajes en los que la ruta se impone sobre el destino. Uno de ellos es el recorrido del Circuito de Alta Montaña. La primera parada es Potrerillos, una localidad turística rodeada por los paisajes de la precordillera, el Cordón del Plata y el río Mendoza. Cerca está el centro de esquí Vallecitos -que frecuentan los mendocinos- y un espectacular dique. Las famosas termas de Cacheuta es otro lugar recomendado para detenerse, con un hotel que ofrece baños termales en piletas rodeadas por el paisaje cordillerano. La ruta sigue junto al río Mendoza, entre montañas de piedra, túneles y cañones, hasta llegar a Uspallata, mucho más que un "lugar de paso", como lo bautizaron los indígenas que habitaban la región. Fue el límite sur del imperio incaico, posta obligada en el camino a Chile desde tiempos de la colonia y el lugar elegido por San Martín para abastecer a sus tropas antes del épico cruce de Los Andes.

Con la sombra de sus alamedas, los cerros de colores de la precordillera a un lado y las cumbres nevadas de los Andes al otro, Uspallata merece una visita sin apuro. Una cabalgata desde el centro puede llevar al Cerro de los Siete Colores, formación natural de la precordillera que bien podría formar parte de la Puna. Aquí, los minerales se alinean en franjas rojizas, púrpuras, amarillentas, verdes, que cambian según la luz. Cerca de allí también se puede visitar Las Bóvedas, un conjunto de construcciones de adobe levantadas por los jesuitas en el siglo XVIII, que se utilizaban para el tratamiento de plata y zinc de las minas de Paramillos. Por su arquitectura, fueron declaradas Monumento Histórico Nacional.

Y si de historia se trata, también se pueden seguir los pasos del naturalista Charles Darwin, quien, fascinado con esta región, encontró el primer bosque fósil de Sudamérica. "Vi el lugar donde un grupo de finos árboles una vez ondularon sus ramas sobre las costas del Atlántico, cuando el océano vino al pie de los Andes", escribió el científico en sus diarios hace 174 años.

Si bien queda poco del famoso "Bosque de araucarias de Dar- win", se puede llegar al monumento erigido en su honor. Mejor suerte tuvieron los petroglifos del cerro Tunduqueral, a 7 km de Uspallata, donde se aprecian pinturas rupestres dejadas por los huarpes hace ocho siglos.

Más allá de sus sitios históricos, Uspallata es un pueblo apacible, donde se puede hacer base para recorrer la región y emprender caminatas, cabalgatas y rafting.Subimos desde el Valle de Uspallata hasta las cumbres más altas de América. La ruta 7 asciende entre cerros de colores y nieves eternas. En algunos tramos sigue el itinerario de San Martín durante el cruce de los Andes.

Darwin en Puente del Inca

A 80 km de Uspallata, Los Penitentes es, junto con Las Leñas, uno de los centros de esquí más importantes de Mendoza, cerrado durante el verano. No muy lejos de allí, a 2.720 metros de altura, Puente del Inca es uno de los lugares más misteriosos del recorrido. "Parece como si la corriente de agua hubiese excavado un canal sobre un lado, dejando una saliente colgante unida a la tierra", escribió Darwin. No es otra cosa que un puente natural de 47 metros de largo por 20 de ancho, que se levanta sobre el río Las Cuevas. Debajo del puente, entre las fantasmagóricas ruinas de un hotel arrasado por una avalancha, en 1965, brota el vapor de las aguas termales, famosas por sus propiedades curativas.

Las estalactitas que caen del puente, el color amarillento del suelo, la bruma de las termas y el olor a azufre hacen de este lugar el escenario de toda clase de leyendas. La más popular afirma que un antiguo jefe inca, que tenía un hijo muy enfermo, se dirigió hacia las termas para encontrar la cura del mal, pero un río torrentoso le impedía llegar. Los guerreros que lo acompañaban se abrazaron unos a otros, hasta formar un puente humano que le permitió al jefe caminar con su hijo en brazos hasta el otro lado del río. Una vez allí, el niño encontró la cura, pero al volver atrás la mirada descubrió que sus guerreros se habían petrificado, lo que dio origen al Puente del Inca.

En el acceso a la laguna Los Horcones, base de las expediciones al Aconcagua, se aprecia una espectacular vista nevada del lado sur del cerro más alto de América, con 6.959 metros.

Finalmente, en Las Cuevas afloran casitas de arquitectura nórdica y negocios adornados con campanitas. Un buen lugar para comer o tomar algo caliente antes de emprender el último tramo. Desde aquí se puede seguir hacia Chile o tomar un sinuoso camino de 8 km hasta la estatua Cristo Redentor, erigida en 1904 a 4.200 metros de altura, para afianzar la paz entre la Argentina y Chile. También al regreso es po-sible deleitar la vista con otras postales inolvidables. Para eso, los visitantes cuentan con el camino alternativo de Villavicencio, que caracolea sobre la cornisa.

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