Hay lugares del planeta que todo hombre debería visitar una vez en la vida, antes de dejar el mundo para siempre. Son sitios tan impresionantes, románticos o especiales que provocan en toodo aquelo que los visita un cursioso hormigueo al plantarse delante de ese lugar que tantas veces a visto en fotos o en televisión. Times Square, las pirámides, la muralla china…producen un deja vu al situarse frente a ellas dificil de describir.
Lo mismo ocurre con
las Cataratas de Niagara. Ubicadas en el río del mismo nombre, las cataratas forman un grupo de tres cascadas que en cada lado son llamadas de diferente manera. ‘Cataratas canadienses’, dicen en Ontario, ‘Lupas Americanas’ (Nueva York) o ‘Cataratas Velo de Novia’, en la parte oriental de la frontera entre Canadá y Estados Unidos…
No, no importa la confusión a la hora de nombrarlas, porque todos sabemos la espectacularidad y magnificencia del monumento natural al que nos referimos. Las raíces históricas de las cataratas del Niágara se encuentran en la glaciación, cuando un enorme glaciar avanzó sobre el área oriental de Canadá erosionando rocas y suelo, removiéndolos y profundizando algunos canales de ríos hasta convertirlos en las actuales cataratas.
El turista puede disfrutar de unas magníficas vistas tanto desde el lado estadounidense como del lado canadiense. Mientras que en el lado estadounidense, la Cueva de los Vientos conduce a los excursionistas a un punto debajo de la caída de agua Velo de Novia, en el lado canadiense el Parque Reina Victoria posee plataformas que ofrecen una espectacular vista a las cataratas estadounidenses y canadienses.
En este lado, próximo a la ciudad de Toronto, encontrarás más tiendas, restaurantes y locales pensados para el turista que en la otra cara de las cataratas. Entrar en ese “turislandia” que se asemeja a la ciudad de Las Vegas pero en formato reducido puede asustar un poco a los que gusten de viajar por libre y odien el clásico tour turístico de “paramos 5 minutos en la tienda de souvenirs”. Para los que prefieran contratar un pack que les traslade al lugar y que incluya un paseo en barco por las cataratas e incluso la comida del día, nada mejor que una agencia de viajes. Depende de gustos.
Aunque si tienes la posibilidad, nosotros te recomendamos que te acerques a verlas de noche, cuando el misterio y la penunbra refuerzan la sensación de magnificencia que trasmite el lugar. La empresa Niagara River Recreational Trail ofrece un tour que va desde el fuerte Erie hasta el fuerte George (alrededor de 32 kilómetros), incluyendo varios sitios históricos de la guerra anglo-estadounidense de 1812. Una visita diferente a la que está acostumbrado a hacer el clásico turista.