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07 mayo 2009

Bolivia Tan cerca del cielo

Puedo?, ¿cómo se hace?", le pregunta el estadounidense Kevin al guía que va al mando de la 4x4, antes de tomar unas hojas de coca de la bolsita de nailon, para dar sus primeros pasos en el coqueo, esta tradición tan ancestral como necesaria. Ancestral porque aquí, en Bolivia, todo el mundo lo hace desde siempre, con toda naturalidad. Y necesaria, ahora, porque ayuda a soportar la altura, que para cualquier visitante desprevenido puede ser un problema. A más de 3.600 metros sobre el nivel del mar, comprendemos por qué a la Bolivia andina algunos le dicen "el techo de América", y otros "el Tíbet sudamericano". En todo este recorrido nunca estaremos por debajo de los 2.700 metros -llegaremos a rozar los 5.000-, y nos sumergiremos en una cultura milenaria, con raíces que se nutren de quechuas y aimaras, las lenguas que todos hablan por aquí.

Pero volvamos a la 4x4, que comienza a internarse en el blanco eterno del salar de Uyuni, el más grande del mundo, con 10 mil millones de toneladas de sal repartidos en nada menos que 12 mil km2. A 3.650 metros más arriba que el mar, es uno de los paisajes más sorprendentes que la mente pueda imaginar: un inmenso, interminable desierto blanco y duro, que las lluvias inundan por sectores provocando espejismos mágicos, con reflejos que confunden suelo, cielo y nubes, aquí tan cercanas. Es también uno de los destinos más visitados de Bolivia, porque aquí todo sorprende; desde el pequeño poblado de Colchani, donde las familias de los trabajadores de la sal venden artesanías -llamitas, ceniceros, cajitas, todo hecho en sal- hasta los hoteles construidos íntegramente con ladrillos de sal y la Isla del Pescado, pedregosa y poblada de cactos, en medio del espejo blanco.

"Es genial, un experto en todo", dice Kevin sobre Vico -el guía, que maneja, cocina, cuenta historias, cambia cubiertas y, como mecánico, auxilia a otras camionetas que hacen el mismo recorrido-, cuando nos trae el almuerzo que acaba de preparar: bifes de llama acompañados de quínoa, verduras y frutas. El reflejo lastima los ojos, pero las fotos no pueden esperar. Luego será tiempo de volver a la camioneta para salir del salar por el otro lado -más de media hora de viaje recto, a buena velocidad- y pasar la noche en un refugio construido con ladrillos de sal -hay paredes, mesas y bancos de sal- en Chuvica, un puñado de casas de adobe a orillas del mar blanco. Luego de la cena, bajo un cielo tapizado de estrellas, con Damiana, Kevin y su novia Aren, el austríaco Lorenz y la chilena Fernanda, buscamos estrellas fugaces: 4 en pocos minutos. Y el frío nos lleva a la cama.

Son las 4 de la mañana cuando Vico golpea la puerta de la habitación del refugio a orillas de Laguna Colorada, en medio del más árido altiplano, de belleza cruda y flamencos andinos. Los seis integrantes de la excursión nos levantamos refunfuñando y salimos al frío de la mañana - aún noche. Se sienten en los huesos los varios grados bajo cero que escarchan pastos y parabrisas. Dos horas más tarde, cuando el sol empieza a asomar entre las montañas, lelga la recompensa: calzarse el traje de baño y correr -hace mucho frío- a la pileta natural con aguas termales que brotan a casi 40° C del volcán Sol de Mañana, a casi 5.000 metros sobre el nivel del mar.

El valle tapizado de casas

A unas 8 horas en tren desde Uyuni está Oruro, ciudad que supo vivir tiempos de gloria por la minería y que hoy es famosa por su multitudinario y alegre Carnaval. Quien no llega en épocas carnavalescas, sin embargo, puede revivir parte de ese espíritu en la calle de La Paz, donde se suceden los talleres en los que mascadores y bordadores confeccionan los coloridos y costosos trajes para Diabladas, Morenadas y demás.

Y de esta calle a La Paz, pero la ciudad, hay unas tres horas de bus y una bienvenida impactante: se atraviesa el populoso barrio de El Alto, que creció hasta transformarse en una ciudad en sí misma, que custodia La Paz desde los cerros que la rodean. Desde allí, la vista es impresionante: una gran olla que se hunde 400 metros hasta el fondo del valle, completamente tapizado de casas color ladrillo, que parecen trepar los cerros. Al fondo, el Illimani, de más de 6.400 metros; abajo, los altos rascacielos que rodean El Prado, la avenida principal de la ciudad, que la atraviesa de lado a lado: en el Norte, La Paz populosa, ruidosa, siempre movediza, con un tránsito caótico e ininterrumpido de minibuses y con interminables y coloridos mercados callejeros. En el Sur, la ciudad elegante, de altos edificios vidriados, camionetas 0 km y prolijos supermercados.

Conviene tomarse con tiempo La Paz; no sólo porque caminarla exige ir parando de tanto en tanto para recuperar el aliento -los 3.600 metros de altura se sienten-, sino porque al segundo o tercer día el viajero se va acostumbrando a los ruidos -bocinas constantes-, a los aromas -se cocina, y mucho, en las veredas-, a la aventura de cruzar calles con autos y buses que no paran ante nada ni nadie, y se permite disfrutar sin reservas de sus joyas: la calle Linares, con sus mercados de artesanías y brujerías, la colonial calle Jaén y sus museos, la iglesia de San Francisco y los puestos de flores, o la plaza Murillo, con el Palacio Quemado -casa de gobierno- y la Legislatura.

La isla de las escaleras

Pero a sólo tres horas de bus está Copacabana, a orillas del lago Titicaca. En el lago navegable más alto del mundo -a 3.800 metros sobre el nivel del mar-, tomamos la lancha a Isla del Sol, que supo ser centro ceremonial de los incas y hoy está habitada por comunidades indígenas que ofrecen alojamiento -hay varios hostales muy bien puestos-, restaurantes y bares. Las cholas tejen y venden sus artes a los lados de la Escalinata de Yumani -nombre de una de las comunidades de la isla-. Casi 200 escalones de piedra preincaicos, que trepan hasta la cima de la isla, desde donde el paisaje -y el esfuerzo- dejan sin aliento. En toda la isla se preservan las milenarias terrazas de cultivo que, aún hoy, se siguen utilizando.

En el hostal Palla Khasa nos reciben como eso, es decir, como en casa: té de coca para recuperar energías, una mesa al aire libre con vista hipnótica al lago azul, la Cordillera Real coronada por el Illampu -casi 6.400 metros- y las costas de Perú al otro lado.

Más tarde, una ducha caliente ayudará a combatir el intenso frío de la noche. Los senderos, que discurren entre cultivos y llamas que miran fijo, llevan a pequeñas y tranquilas playas y a sitios arqueológicos como la roca sagrada o de los orígenes, de la cual, dice la leyenda, salieron Manco Cápac y Mama Ocllo a fundar la ciudad de Cusco, centro del Imperio Inca. También están la Chinkana o laberinto y el palacio inca de Pilkokaina, único por sus características constructivas. De frente, como agazapada, nos vigila la Isla de la Luna.

El esplendor colonial

Ahora el bus se toma su tiempo: 13 horas de curvas y contracurvas, de subidas y bajadas, para llevarnos de La Paz hasta la ciudad más blanca, limpia y elegante de esta parte de Bolivia: Sucre, la capital constitucional del país, la que aloja al Poder Judicial, la que fue fundada en 1538 como Ciudad de la Plata de la Nueva Toledo y se llamó luego Charcas y Chuquisaca. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1991, es una de las ciudades de arquitectura hispánica mejor conservada en toda América: calles limpias y empedradas, fuentes de granito, antiguas iglesias, una catedral señorial y casas con tejas y paredes muy blancas, que se pintan todos los años. Y especialmente ahora, cuando se prepara para celebrar, en 2010, el bicentenario del primer levantamiento independentista de América. Cerca de la plaza hay varios bares y restaurantes en los que se puede probar un buen pique macho, un plato típico que reúne carne de vaca, pollo y cerdo, salchichas, papas fritas y cebollas rehogadas. Si lo pide picante, aténgase a las consecuencias.

Cuatro horas de un bus que no para de subir y subir van de Sucre a Potosí, a casi 4.100 metros sobre el nivel del mar, una de las ciudades más altas del mundo. Hay que caminarla mucho para disfrutar ese esplendor colonial un tanto marchito pero digno, y recuperar el aliento en algún banco de la Plaza 10 de Noviembre -antigua Plaza del Regocijo-. Todo debe haber lucido muy parecido aquí hace cuatro siglos, cuando Potosí era una de las ciudades más grandes y ricas del mundo -llegó a tener 160.000 habitantes en el siglo XVII, más que París y Londres-, gracias a la plata que se extraía del Cerro Rico, con las minas más famosas de América.

Se dice que con tanto mineral extraído del cerro se pudo haber construido un puente de plata entre Potosí y España. Sí es seguro que esa riqueza permitió dotar a la ciudad de magníficas construcciones coloniales, como las 80 iglesias y monasterios que aún se yerguen en cada cuadra, y la monumental Casa de la Moneda, uno de los edificios coloniales más importantes de América. Tras más de 450 años de explotación, el Cerro Rico sigue dando riquezas, ahora a cooperativas en las que trabajan unas 7.000 personas, en más de 400 bocaminas.

Por esa historia viva que aún no se detiene, la excursión a las minas es en Potosí casi una obligación. Adentrarse en las venas todavía abiertas de América Latina y brindar con los mineros, el Tío -el Diablo, a quien se venera en las minas- y la Pachamama, es una de las experiencias más impactantes que se pueden vivir en esta bellísima Bolivia indígena, en las alturas de los Andes.

30 abril 2009

Argentina: La ruta de la yerba mate

La yerba mate es una planta arbustiva con cuyas hojas se prepara el mate, una infusión muy arraigada en la cultura argentina. Existen interesantes leyendas en torno a su origen y a las virtudes que se le atribuyen.

Lo cierto es que el mate es la bebida nacional, la más consumida en el país, y desde luego despierta una gran curiosidad en los turistas que lo visitan. Es por eso que el área de Turismo Rural de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires ha diseñado la ruta de la yerba mate, un itinerario turístico en torno de la yerba.

Al realizar la ruta se puede conocer de primera mano todo el proceso de elaboración, desde los productores yerbateros, cosecheros, establecimientos agropecuarios e incluso los restaurantes en los que se elabora comida realizada con yerba mate como ingrediente principal.

La ruta consta de diversos circuitos que transcurren por la provincia de Corrientes y en su mayoría por la de Misiones, la mayor provincia productora de yerba mate y la misma donde se encuentran las famosas Cataratas del Iguazú.

Si planeas un viaje a esta región argentina, la ruta de la yerba mate puede ser una atractiva forma de conocer una de las plantas más influyentes en la cultura argentina.

Gripe porcina y turismo, primeras evaluaciones

Ya han comenzado a aparecer muchos artículos en la Red sobre las consecuencias de la fiebre porcina en el mercado turístico. Las primeras apreciaciones son fáciles de resumir: los grandes perdedores van a ser México, por su caída en la cantidad de turistas, y la industria aérea. En este último caso, las cosas se van a poner mucho peores si hay suspensión de vuelos hacia México, algo que varios países estarían considerando.

Algunas lecturas interesantes como para revisar hacia donde va el tema:

Swine Flu Hurts Tourism Stocks, Boosts Pharmaceuticals (Wall Street Journal): mientras el valor de las acciones de las empresas aéreas cae, sube el de las farmacéuticas, las grandes ganadoras de esta crisis. Hay más datos sobre el tema en Travel, tourism stocks in turmoil on swine flu, en Reuters. En español se puede ver El temor a los efectos de la gripe porcina arrastra al sector turístico en Bolsa, en El País, de España.

El virus amenaza con agravar la situación de las compañías aéreas (La Nación, Argentina): ya la demanda mundial de pasajes venía bastante floja, con caídas de un 10% con respecto al año pasado. La gripe porcina puede agravar este panorama poco alentador.

Swine flu a further hit to Mexican tourism (The Guardian): algunas apreciaciones muy preliminares sobre el impacto de la crisis sanitaria en el turismo hacia México, por ahora con pocas cifras. También se puede chequear Swine flu outbreak adds to Mexican tourism woes, en Los Angeles Times, y Mexican Tourism, Already Hurt by Violence, Bears Blow of a Health Scare, en The New York Times.

La gripe porcina podría afectar al turismo y la economía (Reuters España): un resumen de datos y estimaciones sobre el impacto de la gripe porcina en el mercado turístico mundial.

Para los interesados, hay un mapa que se actualiza con los casos de gripe porcina que informan los Estados, y que pueden chequear en este enlace.

La imagen que abre la entrada fue tomada en la ciudad de México por Eneas, y publicada en Flickr bajo licencia Creative Commons Attributio

Hielo glaciar en Buenos Aires para publicitar a El Calafate

A la hora de promocionar un producto o un destino parece que la imaginación no tiene límites. Es así que, durante el otoño de Buenos Aires con temperaturas dignas del verano, el centro porteño sorprendió con un bloque de hielo del Glaciar Perito Moreno. Claro, es que todo ello formó parte de una campaña de promoción y lanzamiento de la temporada de invierno de El Calafate, la llamada capital nacional de los glaciares.

De este modo, un operativo completo hizo que los hielos llegasen a la capital argentina intactos para que el público que por allí paseaba se sorprendiese con el espectáculo que los bloques de un blanco puro y de un frío increíble brindaban.

Para ello la Secretaría de Turismo de El Calafate debió contar con una organización que incluyó a los buzos de la Prefectura Naval Argentina quienes durante dos días extrajeron 20 toneladas de hielo desprendidas del glaciar de forma natural, además de un camión de 4 metros de alto y casi 20 de largo que mantuvo a los hielos a 15 grados bajo cero.

De este modo los hielos emprendieron un largo viaje de tres días y medio en el que recorrieron los cerca de 3.000 kilómetros que separan al Parque Nacional Los Glaciares de la esquina donde finalmente se mostraron al público.

Fue así que los bloques se convirtieron en los protagonistas de una campaña que incluyó una pantalla gigante que reproducía los atractivos de El Calafate y la presentación de promociones y descuentos que procuran atrapar al turismo local que poco acceso tiene a ese destino por lo caro que les resulta y, claro está, al turismo internacional en tiempos de crisis.

Pero ¿Bastará un trozo de hielo para que la gente, en época de economías congeladas, decida gastar sus ahorros en un viaje? El tiempo lo dirá, pero no hay dudas de que el esfuerzo fue grande y la idea muy original.

29 abril 2009

Un programa que te dice exactamente qué empacar

Preparar las valijas para salir de viaje puede volverse una tarea tortuosa si no nos tomamos el tiempo de pensar qué llevar y qué no, considerar con quienes viajamos y qué tipo de viaje haremos. Por eso Universal Packing List puede ser una herramienta muy útil para quienes no se deciden sobre aquello que deben meter en sus maletas.

Un sistema en línea y en inglés nos da una lista de aquello que debemos empacar dependiendo del tipo de viaje que hagamos, la duración, nuestros acompañantes, el medio de transporte y nuestras expectativas. El programa también considera las temperaturas medias de nuestro destino, si pensamos cocinar o salir a comer afuera, si utilizamos lentes, si viajamos con cámara digital o notebook, así como las actividades que tenemos planeadas.

También podemos seleccionar nuestros destinos en un mapa que aparece abajo de la grilla de opciones.

Si bien todo el sistema está inglés es bastante sencillo completar los datos necesarios para que nos diseñe una lista. Los resultados son útiles para quienes cuenten con un nivel básico de inglés, esperamos que pronto esté la versión en español.

Los resultados personalizados son sorprendentemente completos, entre las recomendaciones encontramos: consejos generales (como ver la fecha de vencimiento de nuestro pasaporte), vacunas recomendadas dependiendo nuestros destinos, ropa adecuada a nuestro género y a la temperatura especificada. Si seleccionamos que vamos a cocinarnos nuestra propia comida nos dirá los elementos básicos que no podemos olvidar. Lo mismo teniendo en cuenta el tipo de alojamiento elegido.

Qué hacen las compañías aéreas frente a una emergencia sanitaria mundial

Estamos enfrentando una nueva situación de emergencia sanitaria mundial: la fiebre porcina que surgió estos días en México. La extensión de la misma al resto del mundo, es un hecho que pocos se animan a negar. Pero ¿qué hacen las compañías aéreas frente a una emergencia sanitaria mundial de esta naturaleza?

Impedirlo es como tratar de parar la luz del sol con la mano. Por ello, y a raíz de la experiencia conseguida durante el inicio de la pandemia de la fiebre aviar en el año 2005, la Organización Mundial de la Salud y la IATA (International Air Transport Association) han elaborado en conjunto protocolos de acción que, lamentablemente, se han activado nuevamente estos días.

De acuerdo a la experiencia anterior, se ha preparado desde el 2005 un Plan mundial de la OMS de preparación para una pandemia de influenza (aquí el PDF de la versión en español ) y junto con la IATA han publicado recientemente la guía de acción a aplicar por las empresas aéreas previendo la dispersión de los agentes a través de vuelos internacionales (aquí el PDF en inglés del Emergency Response Plan – Public Health Emergency ).

Vamos a sintetizar algunas de las muchas medidas que se toman en cada eslabón de la cadena de servicios aéreos frente a una pandemia:

Mantenimiento de aviones

Aproximadamente el 50% del aire dentro de un avión es reciclado. El proceso de reciclado del aire indica que debe pasar por filtros HEPA (high efficency particulate air). El índice de remoción de bacterias y virus de estos filtros es del 99.999%.

Manejo de carga y equipaje

Si bien no hay evidencia alguna que la fiebre porcina ( Swine Influenza ) pueda transmitirse por el contacto de objetos, sino exclusivamente por vía aérea entre humanos (ver post anterior: Fiebre porcina en México. Consejos para el viajero), las autoridades de los aeropuertos instan a las empresas aéreas y terceros que manejen carga y equipaje, a extremar el cuidado en la manipulación especialmente en los vuelos procedentes de zonas afectadas.

Instrucciones al personal de cabina

Todo el personal a bordo de un vuelo ha recibido instrucción especializada para esas emergencias. Las compañías aéreas dotan a cada tripulación del material necesario para dar a conocer y enfrentar la posibilidad de casos durante el vuelo.

Deben estar alertas y comunicar si un pasajero o miembro de la tripulación presenta fiebre de 38 grados o más asociada con alguno de los siguientes síntomas: mal estado general, tos persistente, accesos de tos, diarrea, vómitos, hemorragias, picazón o estado de confusión.

En tal caso deben seguir las indicaciones ya previstas (ver enlace del título) para aislar al enfermo y avisar a tierra el caso para que se determine el curso de acción (regreso al origen o prosecución del vuelo). En ambos casos se pone en marcha el apoyo sanitario en tierra y apoyatura a distancia.

Limpieza del avión

El personal encargado de la limpieza del avión arribado desde una zona infectada, tiene instrucciones precisas sobre el equipamiento personal y medidas a tomar para realizar su tarea. Deben usar guantes descartables y mascarillas, secuencia de limpieza, desinfección total del interior del aparato, etc.

Las empresas aéreas pueden aislar un pasajero o miembro de la tripulación aún antes de embarcar en caso de presentar los síntomas mencionados. Todos los casos sospechosos son avisados a las autoridades sanitarias del aeropuerto de salida o de llegada.

Los pasajeros desde/hacia zonas donde se presente la fiebre, deberán completar un formulario con sus datos para poder hacer un seguimiento y poder contactarlos en caso de necesidad.

Por el momento, la Organización Mundial de la Salud no ha elevado el nivel de alarma general (está en este momento aún en nivel 3) por lo que no existen restricciones para viajar a México u otras zonas infectadas .

La International Civil Aviation Organization y la IATA trabajan junto con la OMS para establecer las medidas necesarias de acuerdo al progreso de la emergencia sanitaria.

Argentina: Colores y sabores de Calamuchita

Lleva un nombre indígena que significa "abundancia de talas y molles", y recientemente fue declarada oficialmente ciudad, con una población de 13.500 habitantes. Sin embargo, a Santa Rosa de Calamuchita, en la provincia de Córdoba, también se la podría denominar "la ciudad que nunca fue fundada", ya que no existe documento oficial que lo acredite. Por eso suele tomarse 1784 como el año de su nacimiento, cuando se fundó la antigua capilla, preciado tesoro histórico convertido en el Museo de Arte Religioso Santa Rosa de Lima.

Cada verano la pintoresca villa, enclavada en pleno Valle de Calamuchita, entre las Sierras Chicas y las Sierras Grandes o de Comechingones, recibe unos 100 mil visitantes. Pero durante todo el año quienes se acercan aquí encuentran, además de un ambiente sosegado y paisajes de ensueño, sitios ideales para realizar múltiples actividades, que satisfacen todos los gustos.

Aventura, sabores y ecoturismo

La travesía 4x4 al Cerro Champaquí -el más alto de la provincia, con 2.884 metros- y los circuitos de mountain bike y trekking por el cordón de las Sierras Chicas son algunas de las opciones más buscadas en la zona, que ofrece además tirolesas y alquiler de cuatriciclos y de motos enduro, para desandar escarpados senderos.

En materia de ecoturismo, el parque ecológico-educativo El Faro permite recorrer senderos en medio de un bosque poblado por una gran variedad de árboles autóctonos a los que se propone reconocer, mientras se realizan avistajes de avifauna.

Entre las actividades rurales se destacan la apicultura, las visitas a bodegas y viñedos, los paradores ecológicos y una destilería de esencias serranas, además de los clásicos fiambres artesanales que se elaboran en la zona. La artesanía aborigen -en particular los telares- es otro elemento destacado, y en el Paseo de las Artes se exhiben trabajos en madera y cerámica, pintura en tela, grabados en cuero y exquisiteces caseras. Además, la galería de artes Quiroga muestra obras de diferentes autores cordobeses; y en Tawa, un taller en el que predominan la creatividad y el arte, se admiran exclusivas piezas de alfarería.

De jesuitas y dominicos

En otros tiempos centro de la cultura precolombina de los comechingones, Santa Rosa de Calamuchita registra huellas de una historia milenaria. Fue en estas onduladas tierras, por ejemplo, donde se produjo el primer encuentro entre los españoles y los pueblos originarios, en tiempos en que la ciudad de Córdoba ni siquiera había sido fundada. De aquel encuentro nació la leyenda de la "Ciudad de los Césares", cubierta de oro y plata, mito que se distribuyó por toda América. Pero, además, hizo posible que Calamuchita se formara en la cultura de las poblaciones originarias prehispánicas y continuara con la colonización española, dando forma así a una multiculturalidad particular, en la que la mezcla de costumbres e idiosincrasias es un elemento fundamental.

Muchos de estos pueblos conservan de forma latente su raíz y su identidad. Estancias y antiguas capillas son visita obligada que destacan el legado jesuítico y su impronta, y a ellas se suman sitios arqueológicos, museos, circuitos histórico culturales y parques temáticos que reflejan el perfil de cada comunidad. Santa Rosa figura, además, en las crónicas de los Padres Dominicos y sus tareas evangelizadoras en la zona, a fines del siglo XVII. En aquellos apuntes, los religiosos destacaban que durante el verano, el clima, el paisaje embriagador, el candor del río y, sobre todo, la abundancia de molles, convocaban a pueblos de distintas latitudes y "desataban los bríos festivos del espíritu", que se llamaban a sosiego cuando las temperaturas comenzaban a descender.

Infraestructura y actividades mediante, ahora esos bríos festivos se disfrutan todo el año, con la ayuda del amplio calendario de eventos que despliega la localidad durante el año, coronado por la Fiesta Patronal, en honor a Santa Rosa de Lima, que se hace durante la última semana de agosto. Una cita imperdible.

Aguas que bajan claras

Desde las sierras -tanto las Chicas como las Grandes- se desprenden innumerables vertientes naturales que originan arroyos y ríos que forman la cuenca hídrica más importante del centro del país, poblada de senderos, balcones naturales con vistas panorámicas, flora y fauna autóctonas e infinidad de rincones para disfrutar de la naturaleza o la pesca deportiva, que también se practica en los embalses -como dique Los Molinos, embalse Río Tercero, Cerro Pelado o Arroyo Corto-. Se dice que buenas truchas se pueden encontrar en los ríos, camino a Yacanto de Calamuchita, hasta el Paraje El Durazno, y distintas especies de salmónidos en el camping Río Grande.

Tantos ríos y embalses son también ideales para quitarse de encima los calores del verano o relajarse en contacto con el agua. Para ello, a lo largo de la costanera se suceden numerosos balnearios, como El Puchuqui, Puente Colgante, Playa Soleada, La Choza o Santa Rita, entre otros, con todos los servicios y entretenimientos para jóvenes y familias.

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