El vapor es de gran ayuda, y no todos lo saben, pero algunas personas le piden al personal algunas toallas de papel mojadas en agua caliente, colocadas en un vaso de plástico. Así, se pueden colocar sobre las orejas y ayudar con el calor a dilatar un poco el conducto auditivo, ayudando a regular la presión del mismo.
Los viejos trucos como mascar chicles, o comer un caramelo duro que obligue a tragar permanentemente, siguen siendo efectivos, ya que la contracción de los músculos de la deglución ayuda a que el tubo de Eustaquio se contraiga y se abra, equiparando la presión. Se sabe que la maniobra está funcionando cuando sentimos un sonido similar a un “click”, y automáticamente la sensación de taponamiento cede. También puede ser útil bostezar, con similar efecto.
Si estás un poco resfriado o padeces de alergias respiratorias, dile a tu médico que e prescriba un spray nasal descongestivo, para utilizar antes de abordar, y también después.
Finalmente, la maniobra de Valsalva puede ayudarte. Para ello, bloquea las fosas nasales con los dedos y cierra tu boca. Luego intenta exhalar el aire por la nariz – sin dejarlo escapar –. Es la mejor forma de compensar los oídos, pero no repitas esta maniobra en tierra, en condiciones normales.
Si es un problema frecuente y viajas a menudo en avión, lo que puedes hacer es probar con tapones de oído dispensables para tal fin, que se venden en farmacias.