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22 abril 2013

¡Cuidado, carterista a la vista! Características, técnicas y dónde actúan este tipo de ladrones

Los carteristas, esos ladrones silenciosos que actúan ante el menor descuido o distracción, suelen ser los peores enemigos de los turistas. Así, es bastante común escuchar a viajeros quejarse por haber encontrado, de repente, su bolso o mochila vacía. Sin cartera, sin cámara fotográfica, sin móvil.

Es por ello que la empresa de protección y servicios de asistencia CPP, junto con la Policía Nacional y la Policía Municipal de Madrid, han dado forma a la campaña #StopCarterismo. La misma, tiene como fin dar a conocer toda la información posible para que la gente sepa cómo evitar a estos delincuentes.

Para ello, han dado forma a un mapa con los puntos calientes de la ciudad, una radiografía del carterista, las técnicas más usadas y los tipos de carteristas, entre otros datos de interés.

Veamos, entonces, alguno de lo aportado por la campaña. Para tener en cuenta y estar siempre precavidos:

Las técnicas utilizadas por los carteristas

Hacen lo suyo con mucho cuidado. Tanto que es casi imposible darse cuenta en el momento. Pues algunas de las formas en las que actúan son estas:
  • Rozar el bolsillo: así pueden averiguar dónde está la cartera o el móvil.
  • Empujar en un paso de cebra: para que la víctima levante las manos y acceder a sus bolsillos.
  • Aprovechar descuidos: cuando se deja la mochila abierta.
  • Distraer: fingen una pelea, manchan la camisa, dejan caer monedas….
  • Con el sexo: una mujer atractiva que se hace la borracha para manosear.
  • Observación: miran a la persona que está en el cajero automático, a la hora de pagar algo, cuando alguien guarda la cartera o el móvil.
  • Camuflaje: los carteristas son expertos en el arte del disfraz. Sus preferidos son el de hombre de negocios, el de mujer con bebé, el de turista o el del hombre del gas.
  • Taparse un brazo con una chaqueta: de esta manera evitan el contacto visual y pueden inclinar la cabeza.
  • Tapar la visión de la víctima: enseñan un mapa o pasan por viajeros que leen el periódico.
  • Hacen parar: bloquean el paso.
Las principales características de estos delincuentes
  • Los carteristas son profesionales del hurto
  • Su entorno ideal son las aglomeraciones
  • Los carteristas son expertos conocedores de la legislación
  • Los carteristas no suelen ser violentos
  • Los carteristas no suelen ser denunciados
  • Los carteristas actúan en grupo y están muy organizados
  • Los carteristas son expertos en el arte del camuflaje
  • Los carteristas son habituales y reincidentes
  • Los carteristas no roban para comer
  • Los carteristas son una seria amenaza para el turismo
En qué sitios actúan

Los carteristas suelen estar en lugares en los que concurre mucha gente es por ello que habrá que prestar especial atención en los siguientes sitios:
  • Transporte público
  • Vía publica y aglomeraciones
  • Cafeterías, bares, restaurantes
  • Zonas de copas y fiestas populares
  • Mercados, tiendas, centros comerciales

Parque Nacional Mochima en Venezuela

No es novedad que Venezuela tiene espacios naturales privilegiados, y el Parque Nacional Mochima no es la excepción. Está localizado entre los estados Sucre y Anzoátegui – entre las ciudades de Puerto La Cruz y Cumaná – en el este del país, y tiene una superficie de unos 950 kilómetros cuadrados.

Los turistas disfrutan plenamente de este espacio natural protegido, en especial de sus 90 playas únicas y privilegiadas. Es que el parque está conformado por un grupo de islas que ofrecen geografía marítima de lo más diversas: bahías, acantilados, golfos, costas de aguas profundas, playas de arena blanca, arrecifes de coral, islas e islotes y ensenadas. Otro sector, se caracteriza por una orografía montañosa cubierta de exuberante vegetación.

Decíamos que tiene decenas de playas que son verdaderas joyas, algunas con acceso por carretera como Playa Arapito y Playa Colorada, otras están ubicadas en las islas como Playa Las Maritas, Playa Blanca, Playa Cautaro, a las que se arriba en embarcaciones, que por poco dinero trasladan al bañista.

El parque tiene también otras playas espectaculares como el Golfo de Santa Fe, el Archipiélago de la Borracha, la Península de Manare y la Bahía de Mochima. Las costas están salpicadas de muchas islas, entre las cuales hay algunas que son casi vírgenes, tal es el caso de las Islas Caracas y las Islas Chimaná.

Los viajeros suelen alojarse en Mochima, el pueblito que prestó su nombre al parque nacional venezolano. Es una antigua aldea de pescadores, que actualmente se ha abocado al turismo y ofrece el cálido encanto de un pueblecito costero. Es necesario descender unos 500 metros desde la ruta que une Puerto La Cruz con Cumaná, hay una única vía de ingreso y salida, lo que hace muy segura a esta aldea, que tiene algunos restaurantes y hoteles sencillos, pero a cambio ofrece mucha tranquilidad.

Playa Blanca es la de mayor infraestructura, se llega en lancha a la mañana y luego la retirada es al atardecer. Hay chiringuitos, y tumbonas de alquiler, y un mar cristalino. Otra playa muy pintoresca es la Playa Colorada, que se llama así por la tonalidad de sus arenas, entre el dorado y el rojizo. Es una de las playas más populares del parque, con aguas transparentes, cocoteros, servicios varios para el turista y una fauna única.

Puerto La Cruz está también en el área del parque, es una ciudad mucho más populosa y bulliciosa que estos otros pueblitos que salpican esta zona natural. Es que aloja una de las más importantes refinerías de petróleo del país, sede de numerosos edificios de PDVSA, salen 200.000 barriles por día.

En la zona alta la vegetación es generosa, destacándose los helechos y la orquídea, que es la flor nacional de Venezuela.

Te dejamos, finalmente, el enlace al sitio oficial del parque, y al web de los Parques Nacionales de Venezuela.

17 abril 2013

Visitando el barrio más hippie de San Francisco

Haight-Ashbury es el barrio hippie por antonomasia de San Francisco, ya de por sí una ciudad bastante hippie y alternativa.

Aquí, en 1966, además de gente tomando LSD sin reloj en la muñeca, uno se podía topar con un festival llamado Death of Money and Rebirth of the Haigh Parade (La muerte del dinero y el renacimiento del defile de Haight). Poco después se produjo el Summer of Love. Buen rollo, flores, drogas, amor libre, cantos tibetanos y ceremonias de bienvenida al solsticio de verano. Pero ya no es así, ni de lejos.

Mi impresión, al pasear por estas calles, es que estaba en un barrio de estética hippie, sí, pero de aires en realidad capitalistas, modernos, peripuestos. Es decir, un simple decorado. Un fue y ya no es.

En efecto, en Haight-Ashbury hay hippies pululando por doquier, pero muchos de ellos se nota a la legua que son ciudadanos pudientes, incluso mucho más pudientes de lo que yo voy a ser jamás. También hay infinidad de tiendas de ropa y cachivaches hippies (como una dedicada en exclusiva a la marihuana), pero todas desprenden un tufo a tienda para engatusar a turistas que tira para atrás. Además, los precios son tan elevados que incluso escandalizarían a una familia burguesa media.

No en vano, aquí también se celebró en 1967 el festival Death of Hippie Ceremony and Birth of the Free Man (Muerte de la ceremonia hippie y nacimiento del hombre libre). A finales de 1970, el barrio ya se había degradado (de aquí era Charles Manson, que en 1960 asesinó brutalmente a Sharon Tate, la esposa del cineasta Roman Polanski).

Es decir, que aquí huele a sándalo y pachuli, pero se vende a precio de oro. Como se venden camisetas carísimas con propaganda antisistema, incluso con consignas contra el capitalismo, lo cual no deja de ser una infantil paradoja. Sin embargo, no importa la contradicción cuando todo es tan denodadamente cool.

Los hippies se habían vuelto yuppies; o como decía Kurt Cobain refiriéndose al vocalista y guitarrista del mítico grupo folk estadounidense The Grateful Dead, Jerry Garcia: “Yo sólo me pondría una camiseta teñida si estuviera hecha con sangre de Jerry Garcia.”

Pero, exceptuando a Garcia, hay otro personaje de la época que merece que le prestemos un poco más de atención: Ken Kesey, el autor de la novela Alguien voló sobre el nido del cuco (1962), que Milos Forman adaptó cinematográficamente en 1975, con Jack Nicholson, más desbrozado que nunca, como protagonista. Kesey había estudiado en la Universidad de Stanford, trabajando como auxiliar del servicio psiquiátrico de un hospital en el que se llevaban a cabo investigaciones con mescalina, psilocibina y LSD.

Kesey se prestó voluntario a todos los experimentos, descubriendo las bondades de las drogas a fin de abrir las puertas de la percepción. No en vano, en 1964, junto a un grupo de amigos llamados Merry Pranksters (Alegres Bromistas), optó por hacer apostolado de esta convicción: compraron un destartalado autobús escolar, lo pintaron con mandalas y colores psicodélicos, lo bautizaron como Furher (Más allá) y recorrieron el país de costa a costa regalando jarras de zumo de naranja mezclado con LSD. El chófer era nada menos que Neil Cassady, amigo de Jack Kerouac y el inolvidable Dean Moriarty de El Camino. Podéis leer más acerca de estos autores en mi otra entrada de California dedicada a la Beat Generation: Generación Beat, escritores malditos, cirrosis y mala vida.

Pero todo ya es agua pasada en Haigh-Ashbury. Hasta el punto de que no de mis sabores favoritos de los helados Ben&Jerry es el Cherry Garcia, juego de palabras entre Jerry y Cherry (cereza), el líder de los Grateful Dead. Y a pesar de que me hace ver las estrellas, no, no lleva unos microgramos de LSD.

Visita la estatua de la mujer que se negó a ceder su asiento a un blanco… y cambió el mundo

A veces, los pequeños actos, los más cotidianos en apariencia, por su efecto acumulativo con otros pequeños actos, al igual que las bolas de nieve que crecen y crecen cuando caen por una pendiente, son capaces de arrasar con lo establecido.

Eso fue lo que ocurrió con aquel mínimo acto de desobediencia que llevó a cabo Rosa Parks el 1 de diciembre de 1955, cuando se negó a ceder su asiento del autobús a una persona de raza blanca (en aquella época tan terriblemente cercana, los afroamericanos, y Rosa Parks era negra como el azabache, debían moverse a la parte de atrás de los autobuses públicos del sur de Estados Unidos, como en Montgomery, Alabama.)

Por este acto de rebeldía frente a la segregación racial en los autobuses, Rosa Parks fue encarcelada y multada con 14 dólares, lo que motivó que Martin Luther King, un pastor bautista que aún era un gran desconocido, celebrara una protesta pública, desencadenando a su vez más protestas contra otras prácticas de segregación. Y los afroamericanos conquistaron, poco a poco, más derechos civiles, gracias en parte a esta costurera de 45 años.

En 1956, la Corte Suprema de los Estados Unidos declaró que la segregación en el transporte iba en contra de la constitución estadounidense.

Visita el Capitolio

Esta pequeña pero inspiradora historia también puede servir como aliciente para hacer una visita al Capitolio, en la ciudad de Washington DC. Y es que este edificio que alberga las dos cámaras del Congreso de los Estados Unidos, localizado en el barrio Capitol Hill, una de las principales atracciones turísticas del país, ahora alberga, también, una estatua de la activista afroamericana Rosa Parks.

El presidente de Estados Unidos (el primero afroamericano) Barack Obama inauguró esta estatua en febrero de 2013 con estas palabras: “En un solo instante, con el más simple de los gestos, ella ayudó a cambiar Estados Unidos y el mundo.”

La estatua está en el Salón Nacional de las Estatuas del Capitolio, junto a otras personas que han permitido configurar la trayectoria de Estados Unidos. Parks, también, se ha convertido en la primera estatua afroamericana a tamaño natural de este salón (Sojourner Truth, una de las primeras mujeres negras que combatieron la esclavitud en el país, tiene un busto en el centro de visitantes del Capitolio).

Parks falleció en 2005 por causas naturales. Si ahora estuviera viva, tendría 100 años de edad. Pero si visitáis el Capitolio, descubriréis que sigue viva, allí sentada, renuente a ceder el sitio a otra persona que creía que no todos éramos iguales ante la ley.

Por cierto, el edificio del Capitolio, con su gran cúpula y otros dos edificios anexos a cada lado, todo un ejemplo del neoclasicismo arquitectónico estadounidense, merece también la visita si estáis por Washington por otro motivo importante: todavía existe por simple casualidad, o porque otro grupo de ciudadanos luchó por evitarlo con la misma valentía y arrojo que Parks.

Y es que el 11 de septiembre de 2001, cuando sendos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas, otro avión de pasajeros se dirigía a este lugar para estrellarse contra el Capitolio. Era el vuelo 93, que finalmente no alcanzó su objetivo debido a la lucha entre los pasajeros y los terroristas, que provocó que el aparato se estrellara en un área despoblada. Podéis asisitr a toda su odisea en la hiperrealista película United 93.

Finalmente, si algún día pasáis por Montgomery, Alabama, descubriréis una placa titulada “Bus Stop” en Dexter Avenue. El lugar donde Rosa Parks subió al autobús.

 
 

Estados Unidos: La ruta de The Walking Dead por Georgia

En los últimos años, la serie televisiva The Walking Dead ha sabido ganarse un buen número de fanáticos, y son ellos seguramente los interesados en participar de la ruta de The Walking Dead por el estado de Georgia, en Estados Unidos, donde está ambientada.

Como otros casos, un pequeño pueblo de 3.300 habitantes llamado Senoia – a apenas 40 kilómetros de Atlanta – ha ganado repentina fama con la serie, y miles de turistas de todo el mundo llegan a conocer la ciudad. Es que ha servido de escenarios a la ciudad de Woodbury, de ficción.

En la ruta no faltan sitios que serán reconocidos por cualquier seguidor, como el centro para los sin hogar Atlanta Union Mission, que ha servido para escenificar el hospital de la ciudad de ficción King County, donde el comisario Rick Grimes despierta de un coma para descubrir que el mundo ya no es lo que era, y que está rodeado de zombies, es el inicio de The Walking Dead.

También es posible visitar el Westside Park, donde habitan los supervivientes, en las afueras de Atlanta, o el CDC (Center for Disease Control, Centro de Control de Enfermedades), que es en realidad el centro cultural Cobb Energy Performing Arts Center.

Se puede visitar también el sitio donde se filmó el atasco en la carretera del final de la segunda temporada, en la autopista 20 en Henry County.

El mes que viene abrirá una tienda oficial de productos de la serie, y para fin de año, abrirá sus puertas un hotel-boutique tematizado.

Existen en Georgia muchos guías de turismo y agencias que muestran la ciudad de Senoia como escenario de ‘The Walking Dead ‘, pero si quieres hacerlo por tu cuenta, visita este blog (en inglés), que indica algunas locaciones de la serie en escenarios reales de Georgia.

11 abril 2013

Time Lapse de las calles de Chicago



La ciudad de Chicago es uno de los grandes destinos turísticos de los Estados Unidos. Conocida como “La ciudad de los vientos”, tiene una energía muy particular. Tiene mucho de otras grandes urbes americanas como Nueva York o Los Ángeles, pero al mismo tiempo tiene un espíritu más sosegado.

Además, la cultura de la ciudad es tan rica que es un destino buscado por arquitectos particularmente, y por turistas de todo el mundo que se maravillan con sus grandes rascacielos, pero también con un rico pasado histórico, y también tiene multitud de parques, bosques, ríos, y otro protagonista importante como el gran lago Michigan, a cuya margen descansa la urbe.

La ciudad de Chicago está en el estado de Illinois, y recibe su apodo de Ciudad de los Vientos por la manera en la que las corrientes de aire corren a través de sus amplias avenidas, encajonadas por los altos edificios. Es la tercera ciudad en tamaño de los Estados Unidos – detrás de Nueva York y Los Ángeles –.

Sin dudas que la vista de sus magníficos e imponentes rascacielos, como así también de sus característicos puentes – que cruzan el Río Chicago uniendo el Loop con el resto de la ciudad al norte y al oeste –, además de la panorámica desde el lago, conforman un único espectáculo visual, que podremos ver en este vídeo en time lapse.

Algunos monumentos y esculturas urbanas son otros de los característicos elementos de Chicago, también plasmados en estas imágenes, que nos llevan a recorrer esta inquietante ciudad en apenas unos minutos.

Se utilizaron unas 30.000 tomas fijas realizadas entre julio y octubre de 2012 en el downtown de la ciudad.

Visita la habitación de la escritora que no salió de ella durante 25 años

Existen casos célebres de personas que, tanto por decisión propia como por obligación, han tenido que permanecer encerradas en sus respectivas habitaciones durante meses o incluso años.

Casos de obligación como el de Ana Frank, que estuvo casi dos años y medio ocultándose con su familia y cuatro personas más de los nazis en Ámsterdam. Si viajáis a Holanda, no podéis dejar de visitar su habitación, ahora convertida en museo, pues conserva alguno de sus efectos personales, así como su famoso diario, que muchos de nosotros tuvo que leer cuando iba al instituto. Eso sí: preparaos para hacer cola, porque Anna Frank es todo un fenómeno de masas.

Hay también casos como el de las personas que deciden encerrarse en su habitación por propia iniciativa, o impelidos por sus códigos culturales, como los adolescentes japoneses que, superados por las exigencias del sistema educativo en particular, y de la vida nipona en general, deciden no salir más del cuarto, jugando a su consola, con sus tebeos, esperando que sus madres les pasen comida por debajo de la puerta. Este fenómeno incluso tiene nombre: Hikikomori.

Pero si queréis visitar una habitación/claustro/cárcel/concha poco conocida, que fue habitada por una escritora durante nada menos que 25 años… no perdáis la ocasión de viajar a Nueva Inglaterra, concretamente a Amherst.

La escritora a la que me estoy refiriendo es la célebre Emily Dickinson, que, si bien era una escritora sobresaliente, no supo gestionar muy bien sus emociones. Viéndose atormentada por la realidad reinante, la joven Emily decidió aislarse del mundo y encerrarse en su casa, en plan ermitaño.

Permaneció allí dentro durante 25 años, y durante ese tiempo sólo se permitió ver a su familia. Si venía alguna visita, entonces se limitaba a intercambiar algunas frases con ellos, sí, pero siempre desde una habitación vecina, sin interactuar directamente. Como si fuera una persona infectada con un virus que se contagiara a través del aire. O al contrario: como si la humanidad estuviera contagiada y ella quisiera permanecer sana.

Dickinson, al menos, se vestía para estar por casa, pero empezó a hacerlo exclusivamente de blanco: es decir, que allí dentro, siempre reclusa, de un lado para otro vestida de blanco, quizá habría resultado estéticamente parecida a un fantasma. Pero no se dedicaba a asustar al personal, sino a escribir. Escribía de forma obsesiva. Enfermiza. Y, además, no permitía a casi nadie que leyera sus poemas: salvo 5 poemas, tres ellos publicados sin su firma y otro sin que la autora tuviera conocimiento de ello, su voluminosa colección permaneció inédita y oculta hasta después de su muerte.

De esos 25 años de reclusión voluntaria, los últimos 3 años los pasó permanentemente en su habitación. Emily nació en 1830, y murió en 1886.

Ahora, la habitación de Emily puede visitarse en el museo que alberga la casa familiar de Amherst, en Nueva Inglaterra, Massachusetts, en la costa Este de Estados Unidos.

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