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08 octubre 2008

Argentina: La luminosa "ruta de los seismiles"

La llamada "Ruta de los seismiles" es probablemente uno de los itinerarios más sorprendentes que esconde la geografía argentina, un lugar ideal para los amantes de los escenarios vírgenes y de la naturaleza en estado puro. Integrado por 14 picos que superan los 6.000 metros de altura sobre el nivel del mar, el circuito se despliega en el oeste de Catamarca, pegado a la frontera con Chile y ofrece una combinación de pequeños pueblos llenos de encanto y una sucesión increíble de paisajes.

Hasta no hace mucho, la Ruta de los seismiles sólo era frecuentada por montañistas argentinos y extranjeros, que llegan cada año a esta zona para desafiar las complicadas cumbres catamarqueñas, pero en los últimos tiempos se ha convertido en un destino muy visitado por toda clase de viajeros.


Los pueblos del oeste
Viajando hacia el oeste desde San Fernando del Valle de Catamarca, el camino transcurre por la solitaria ruta 60, que conduce hasta el Paso de San Francisco, el punto cúlmine de la travesía. Cuando la silueta de la cordillera ya es una presencia insoslayable en el horizonte, se impone una primera parada en Tinogasta, la localidad más importante del oeste catamarqueño. Fundada en el siglo XVIII, la ciudad ofrece una amplia gama de servicios para turistas y cuenta con dos excelentes museos que atesoran objetos de las culturas indígenas que habitaron en esta región.

Un poco más adelante, continuando por la ruta 60, se encuentra Anillaco, donde se conservan las ruinas de una pequeña iglesia levantada en 1712, y luego el famoso santuario de la localidad de San Pedro. Declarado Monumento Histórico Nacional, el templo de San Pedro fue construido en 1770 y presenta una fisonomía blanca y sencilla, de aires coloniales, con una antigua imagen cusqueña del patrono de la iglesia en su interior.

Justo antes de ingresar al último tramo del recorrido, donde están los dominios de los majestuosos seismiles, aparece la localidad de Fiambalá. Fundada en 1702, la ciudad es un sitio ideal para pasar la noche, ya que tiene varios hoteles y vale la pena dedicar una jornada para pasear por sus calles y visitar los oasis de cultivos que hay en sus afueras.

El reino de los colosos
Después de pasar por Fiambalá, la ruta 60 gira abruptamente hacia el oeste y se coloca de cara a la cordillera. Tras dejar atrás el pequeño poblado de Chaschuil, la carretera vuelve a colocarse en paralelo a las montañas y se convierte en una fabulosa vidriera de espectáculos naturales.

El primer pico en aparecer es el monte Pissis, que se halla justo en la frontera con la provincia de La Rioja. El Pissis, que tiene una altura de 6.882 metros, no solamente es el volcán inactivo más alto del mundo, sino que también pelea con el cercano Ojos del Salado para ocupar el segundo lugar en la lista de montañas más altas de toda América. El debate sobre cuál de las dos es el escolta del Aconcagua tiene que ver con que muchos especialistas no se ponen de acuerdo en la altura definitiva de cada una, que es una diferencia de apenas unos pocos metros, insignificante y fundamental al mismo tiempo.

En la capital catamarqueña se pueden contratar excursiones que llegan hasta varios de los salares que hay por toda esta región. Entre los más impactantes se cuentan los salares de la Laguna Negra y el del Hombre Muerto, donde se puede disfrutar de paisajes increíbles, compuestos por la inmensidad blanca de los mares de sal, las montañas de fondo y grupos de guanacos correteando en diferentes direcciones.

Otro gran espectáculo lo constituyen las solitarias lagunas que se encuentran delante de varios de los grandes picos de esta ruta, como la laguna del Peinado y la laguna Verde. Todos estos parajes transmiten la sensación de ser territorios absolutamente vírgenes y se hallan bastante aislados, por lo que se llega a ellos por medio de vehículos 4x4.

En el corazón de la cordillera, haciendo frontera con Chile están varios de los más importantes seismiles, como el cerro de los Patos y el cerro Tres Cruces. Entre estos, el que mejor se ve desde la ruta es el Incahuasi, que se divisa justo antes del ingreso al último tramo del viaje. El Incahuasi es uno de los picos favoritos por los andinistas y allí se encontró una famosa estatuilla de un ajuar funerario indígena.

Al girar la ruta 60 hacia el oeste aparece el majestuoso cerro San Francisco, que es probablemente el más conocido y visitado de los seismiles, ya que se encuentra muy cerca de la carretera y del Paso de San Francisco.

Este paso, que une el territorio argentino con la localidad chilena de Copiapó es el punto final de un recorrido de casi 200 kilómetros prácticamente desiertos, en los que la presencia imponente de los seismiles invita a reflexionar sobre la real medida del hombre frente a la naturaleza. Desde el hito limítrofe, situado a 4.700 metros de altura, no es posible dejar de mirar hacia atrás y observar en silencio la imagen de los colosos, transmitiendo todo su poder y su paz.

03 octubre 2008

Ushuaia, cárcel del fin del mundo: el peor de los castigos

La historia de la humanidad está plagada de relatos crueles, de historia de hombres atormentados, hostigados y martirizados en manos de hombres, al punto que poco importa lo que hayan hecho para merecerlo. Pero en la ciudad más austral del mundo, Ushuaia, existió una prisión que supo albergar criminales terribles, que han causado sufrimiento como pocos, pero que sin embargo han pagado con una estancia en lo que el Dante bien pudo haber identificado como la puertas del mismo infierno.

El Penal de Ushuaia se levantó en 1904, con el fin de llevar lo más lejos posible a todo aquello que la sociedad no quiere cerca, a lo que más teme, a lo que se quiere invisibilizar. El duro clima de la zona, y lo remota de su ubicación reforzaban no sólo la seguridad de la cárcel, sino que era una forma de acentuar el castigo de los presos. Llegó a tener cinco pabellones principales, con 540 detenidos y 250 guardias. Los reclusos recibían educación primaria, de no poseerla, y realizaban distintas tareas laborales en sus talleres.

Constituyó uno de los principales impulsos de la actividad económica de la ciudad, además de proporcionarle el tren, que trasladaba a los reclusos. Sin embargo, hacia 1947 – y por una cuestión de humanidad – se decidió clausurar como prisión, y hacia la década del ’80 se convirtió en museo, como lo es hoy en día. El frío y la humedad implacables hacían un caldo de cultivo ideal para la rápida propagación de toda clase de enfermedades, además de los tratos crueles a los que muchas veces se sometía a los privados de su libertad, teniendo en cuenta el poco control que allí podía haber. Es un lugar que exuda dolor y sufrimiento.

Al ser un penal de máxima seguridad, fueron a parar allí criminales muy peligrosos como el Petiso Orejudo, un asesino en serie brutal, Mateo Banks, que mató a toda su familia para quedarse con una acaudalada herencia. Hubo también célebres presos por causas políticas, como el anarquista Simón Radowitzky.

Un sitio lúgubre, pero más que interesante, y que – por otra parte – nos hace reflexionar si después de tantos milenios de la humanidad en este mundo, el castigo severo y la revancha son eficaces a la hora de reparar males cometidos.

Via turismito

Nueva campaña turística: Perú vive la leyenda

Argentina: San Salvador y la ruta de los diques

Naturaleza, pesca y deportes náuticos en el circuito de los embalses Los Alisos, La Ciénaga y Las Maderas.

La geografía del noroeste argentino es una caja de secretos y sorpresas. Además de los famosísimos paisajes de la Puna, de los pueblos blancos de aire colonial y de los ríos furiosos que serpentean en la aridez de los valles, también es posible sorprenderse con sitios cuya estampa muchas veces no tiene nada que ver con lo que uno esperaría encontrar en esta parte de nuestro país. Esto ocurre en la llamada "ruta de los diques" de la provincia de Jujuy, un circuito poco conocido que se encuentra al sur de la ciudad de San Salvador y que rompe con los moldes habituales del paisaje jujeño.
En torno a los diques La Ciénaga, Las Maderas y Los Alisos, el desierto cedió parte de sus dominios para dar lugar a un oasis de vegetación que parece haber brotado de la nada. Gracias a la construcción de estas represas, en medio de la árida Puna es posible disfrutar de un fresco remanso donde los árboles muestran infinitas tonalidades de verde, practicar deportes acuáticos y soltar la pasión por la pesca deportiva.

De Los Alisos a El Carmen
Partiendo desde la capital jujeña en dirección sur, el primer hito del recorrido es el dique Los Alisos, situado a apenas 17 kilómetros de San Salvador. Enmarcado por laderas cubiertas por una increíble variedad de helechos, Los Alisos es un lugar ideal para realizar travesías de trekking y biking que permiten conocer la flora y la fauna característica de la región. En la zona alta se encuentra el Complejo Eva Perón, que permite acampar en un área desde la que se tiene una visión maravillosa del dique y además posee una pileta de natación y distintas instalaciones deportivas. El dique Los Alisos -al que se puede acceder por la ruta nacional 9 y por las provinciales 2 y 8- es desde hace tiempo una pequeña Meca para los amantes de la pesca, por la enorme cantidad de pejerreyes que habitan en sus aguas profundas y azules.

Continuando el paseo por la ruta 2 se atraviesan hermosos cerros cubiertos por un manto verde antes de llegar a las pequeñas localidades de La Almona, donde parten vuelos de parapente, y La Loma, que constituye el punto más alto del recorrido, a 1.450 metros sobre el nivel del mar.

Un poco más adelante se halla San Antonio, un pueblito encantador conocido en todo Jujuy por la calidad de sus quesillos, que son elaborados desde hace muchísimos años a partir de un método estrictamente artesanal.

Antes de girar por la ruta 9, que lleva a los embalses La Ciénaga y Las Maderas, se pasa por El Carmen, una villa dedicada a la producción de tabaco en la que también hay viñas y una pequeña bodega. El Carmen tiene una rica historia, ya que allí se aprovisionaban las tropas de Güemes y Belgrano durante la campaña del Ejército del Norte, y en el mes de julio es sede de una semana de festejos dedicados a Nuestra Señora del Carmen en los que abundan los productos típicos jujeños y también del sur de Bolivia.

Paraísos para pescadores
A pocos kilómetros de El Carmen se encuentra La Ciénaga, un magnífico espejo de agua que tiene muchos servicios especialmente orientados a los pescadores deportivos que llegan en busca de pejerreyes. En el Club Náutico La Ciénaga hay alquiler de botes de pesca, una pileta de natación y una hostería. En torno al dique también hay zonas de camping, asadores y un restaurante en el que preparan diferenes platos con el pejerrey de protagonista.

El embalse Las Maderas está prácticamente pegado a La Ciénaga, pero su extensión es sensiblemente mayor. Esta presa conforma un lago artificial de 960 hectáreas de superficie que, además de ser otro paraíso para los amantes de la pesca, ofrece actividades como windsurf, canotaje, paseos en lancha y esquí acuático.
Como sucede en Los Alisos y La Ciénaga, Las Maderas está rodeado por un paisaje profundamente verde, más parecido a una selva tropical que a la cercana Puna. Aun en pleno verano, el clima allí es fresco y agradable, con tardes de cielos abiertos que invitan a dormir una siesta arrullada por árboles susurrantes, agitados por el viento que corre entre los cerros jujeños.

25 septiembre 2008

Chile: La piscina más grande del mundo


Esta enorme piscina en el pueblo chileno de San Alfonso del Mar ha sido nombrada como la más grande del mundo por el libro Guinness de los records.

El lago forma una inmensa psicina de más de un kilómetro de largo y cubre ocho hectáreas de terrero. En su interior cobija más de 25.000 metros cúbicos de agua.

Esta especie de piscina o lago artificial ya ha sido abierto al público pero los detalles tecnológicos con los que se ha realizado todavía no se han desvelado. De paso, esperamos que tampoco sean copiados por otro ser con afanes faraónicos...

Vía América Zoom

Parque Nacional Tortuguero, Costa Rica: Pura Vida

Costa Rica tiene un tercio de su territorio cubierto de Parques Nacionales, por ello no es de extrañarse que el país utilice como lema la expresión “Pura Vida”. Entre los parques más afamados a nivel mundial, se encuentra el de Tortugueros, un ecosistema abundante en especies animales y vegetales.

El nombre de Tortugueros se lo debe a que en sus playas, desovan tortugas loras, baulas carey, y otras. Entre los meses de julio y octubre es cuando se produce este fenómeno de la naturaleza. Luego, llegado el momento, es un espectáculo en sí mismo ver a las pequeñas tortuguitas recién nacidas luchar por llegar al mar.

El Parque Nacional Tortuguero se encuentra al noreste del país, a 254 kilómetros de San José, la capital. Tiene un área de 18.946 kilómetros cuadrados, atravesada por lagunas y canales que son óptimos para la navegación. En esas aguas viven cocodrilos, tortugas, manatees, cangrejos y 52 especies de peces de río.



El clima es sumamente húmedo: caen entre 5.000 y 6.000 mm. al año, lo que la hace una de las zonas más húmedas de Costa Rica. Las lluvias pueden ser suaves, o las características lluvias del Caribe, que pueden durar dos semanas. Por eso, la época ideal para ir – la temporada seca – es de Febrero a Marzo.

Entre las especies que podemos encontrar en el parque, podemos mencionar el danta, el jaguar, congos, pizotes, mapaches, murciélagos pescadores, ranas venenosas, etc. También se pueden encontrar muchas especies de aves protegidas.
Lo mejor de la biodiversidad costarricense está en este parque, visitarlo es tener una vivencia de contacto directo con la naturaleza.

Vía: Costa Rica Map

Síndrome Post-Vacacional: cuando la vuelta a la rutina se hace cuesta arriba

A todos nos pasa que, al regresar de las vacaciones, tardamos unos días en readaptarnos a las tareas habituales del hogar y el trabajo, todo nos cuesta más esfuerzo, y a veces pareciera que, en realidad, estamos más fatigados que antes de partir. No terminamos de caer en la cuenta que nuestro viaje ha terminado, y ya pasó a formar parte de nuestros recuerdos preciados.

Pero, cuando estas emociones afectan en profundidad a la persona, los síntomas físicos y/o psíquicos son severos, disminuyendo notablemente la calidad de vida, estamos ante lo que los profesionales de la salud denominan Síndrome Post-Vacacional.

¿Cuáles son las señales de alarma, a las que hay que prestarles especial atención? Pues son el cansancio, la irritabilidad, sensación de tristeza, desconcentración, falta de apetito, dolores musculares, ansiedad y dificultades para conciliar el sueño. ¿Qué hacemos si esto nos ocurre? Antes que anda, no alarmarse. Se calcula que alrededor de un 40% de los menores de 40 o 45 años lo padecen. Sin embargo, si en dos semanas la sintomatología no remite por sí sola, realizar la consulta médica.

Algunas medidas que ayudan a lidiar con el síndrome: Adoptar una actitud positiva hacia el trabajo, destacando lo que nos satisface y minimizando lo que no; volver a casa al menos dos o tres días antes de regresar a trabajar, para adoptar nuevamente los horarios de acostarnos y levantarnos temprano, garantizándonos un descanso óptimo; si es posible, incrementar la actividad en forma progresiva; alimentarnos adecuadamente; dejar unos días libres para despejarnos cada tanto el resto del año; aprovechar al máximo los fines de semana, de manera tal de continuar haciendo las cosas que nos gustan todo el año.

Lo importante es pensar que este síntoma es una señal que nos indica que algo anda mal: cuanto más disconformes estemos con nuestros trabajos y nuestra vidas, más tendemos a idealizar las vacaciones como una etapa donde los problemas desaparecen temporariamente, por ello el regreso es tan duro. Tal vez sea hora de revisar qué nos está pasando, para tener la vida plena que nos merecemos, no sólo en vacaciones sino durante todo el año.

Vía: Hola

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