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25 septiembre 2008

Síndrome Post-Vacacional: cuando la vuelta a la rutina se hace cuesta arriba

A todos nos pasa que, al regresar de las vacaciones, tardamos unos días en readaptarnos a las tareas habituales del hogar y el trabajo, todo nos cuesta más esfuerzo, y a veces pareciera que, en realidad, estamos más fatigados que antes de partir. No terminamos de caer en la cuenta que nuestro viaje ha terminado, y ya pasó a formar parte de nuestros recuerdos preciados.

Pero, cuando estas emociones afectan en profundidad a la persona, los síntomas físicos y/o psíquicos son severos, disminuyendo notablemente la calidad de vida, estamos ante lo que los profesionales de la salud denominan Síndrome Post-Vacacional.

¿Cuáles son las señales de alarma, a las que hay que prestarles especial atención? Pues son el cansancio, la irritabilidad, sensación de tristeza, desconcentración, falta de apetito, dolores musculares, ansiedad y dificultades para conciliar el sueño. ¿Qué hacemos si esto nos ocurre? Antes que anda, no alarmarse. Se calcula que alrededor de un 40% de los menores de 40 o 45 años lo padecen. Sin embargo, si en dos semanas la sintomatología no remite por sí sola, realizar la consulta médica.

Algunas medidas que ayudan a lidiar con el síndrome: Adoptar una actitud positiva hacia el trabajo, destacando lo que nos satisface y minimizando lo que no; volver a casa al menos dos o tres días antes de regresar a trabajar, para adoptar nuevamente los horarios de acostarnos y levantarnos temprano, garantizándonos un descanso óptimo; si es posible, incrementar la actividad en forma progresiva; alimentarnos adecuadamente; dejar unos días libres para despejarnos cada tanto el resto del año; aprovechar al máximo los fines de semana, de manera tal de continuar haciendo las cosas que nos gustan todo el año.

Lo importante es pensar que este síntoma es una señal que nos indica que algo anda mal: cuanto más disconformes estemos con nuestros trabajos y nuestra vidas, más tendemos a idealizar las vacaciones como una etapa donde los problemas desaparecen temporariamente, por ello el regreso es tan duro. Tal vez sea hora de revisar qué nos está pasando, para tener la vida plena que nos merecemos, no sólo en vacaciones sino durante todo el año.

Vía: Hola

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