-
-
-
-

18 agosto 2009

La NASA quiere entrar en el negocio del turismo espacial

La gran agencia espacial estadounidense se prepara para incursionar en los viajes comerciales al espacio. Para ello, planifica una inversión de 50 millones de dólares que le permitan al viajero promedio llegar a visitar las estrellas.

Las compañías que se sientan capacitadas de crear un medio de transporte eficiente para estos propósitos, tienen 45 días para presentar un proyecto que podría llegar a ser financiado por la NASA.

Luego de siete misiones más el año próximo, la flota espacial será retirada, una vez se ultimen detalles de la Estación Aeroespacial Internacional.

Entonces, los viajes al espacio comerciales parecen ser la salida para la NASA, y para poner nuevamente a los Estados Unidos en la carrera espacial, siguiendo los pasos de los rusos. Boeing, Retro Aerospace, Davidson Technologies y Emergent Space Technologies son algunas de las empresas interesadas en la creación de estas naves.

Vïa: Gadling

Brasil: Bahía, por ese palpitar

Doña Canó vive en Santo Amaro -a unos 70 km de Bahía- y no suele ir a San Salvador a menos que haya una razón especial. Cuando el actual presidente de Brasil, Luiz "Lula" da Silva, quiso conocerla, tuvo que ir hasta su casa -siempre de puertas abiertas- en el 179 de la Av. Ferreira Bandeira. Quizá porque Claudionor Veloso -mejor, Doña Canó- lo amerita: es una institución bahiana, con sus 101 años, a punto de cumplir los 102, el próximo 16 de setiembre. Secular y memoriosa; enjuta y de ojos vivaces, es la madre de Caetano y María Bethania, dos músicos geniales nacidos en esta región de azúcar, café, arena y mar.

Como un prodigioso caldero

Tierra de poetas como los inefables Vinicius de Moraes y Dorival Caymmi -ambos vivieron en Itapuá, la playa más conocida del litoral-, Bahía es un caldero prodigioso donde se guisaron las prosas de "Doña Flor y sus dos maridos" y de "Gabriela, clavo y canela" por quien supo marinar los placeres de la carne con los de la poesía, don Jorge Amado.

Se ha dicho hasta el hartazgo: Bahía es un vientre fértil del que surgieron cientos de artistas como Joao Gilberto (el padre de la bossa nova), intérpretes como Gilberto Gil, voces como la de Daniela Mercuri o María Creuza, y ritmos sincréticos afro-pop brasileños como los que identifican a Carlinhos Brown, quien toma su nombre del rey del soul, James Brown y de H. Rap Brown (ambos exponentes de la música negra).

Un viaje al corazón de la ciudad no admite la mirada distante, "de postal". No se puede "hacer turismo aséptico" en Bahía. Es imposible no involucrarse con sus historias, su magia, su espíritu profano y su sagrado catolicismo saturado de iglesias.

Es inútil sustraerse a los perfumes intensos del aceite de dendé, donde crujen esos camarones enrojecidos de pimientas que impregnan el aire.

Y aunque uno se resista, el cuerpo no obedece y se va, calle abajo, sambando al compás del berimbao. La música ao vivo se improvisa en las esquinas al ritmo de lo que haya para golpear en síncopa o se filtra a través de las janelas (esas ventanas felizmente entreabiertas) que dejan entornadas los tabuleiros (bares típicos con mostrador) para que escapen los vapores de la cachaça, el humo de los cigarros y las melodías antiguas de algún chorinho.

No se puede hacer "turismo distraído". Y menos aquí. Fue la primera ciudad de Brasil y su capital, entre 1549 y 1763. Hoy tiene casi 4 millones de habitantes y el ochenta por ciento son negros.

Como dijo Amado: "Su misterio te envolverá; jamás podrás olvidarla. El aceite de su densa belleza te bañó, su realidad mágica te perturbó. Le darás tu corazón para siempre".

Las dos ciudades

Negros africanos, portugueses y nativos. Una mixtura con buena parte de mulatos. Música, comida y poesía. He aquí de qué está hecha la ciudad, amén de sus paisajes. Construida sobre los morros de una península con costas caprichosas, San Salvador está partida en dos: la ciudad baja, portuaria, y la alta, donde está lo más preciado, el Pelourinho, su casco colonial, Patrimonio Cultural de la Humanidad (UNESCO, 1985).

Un acantilado provoca el cisma pero las distancias se salvan gracias a funiculares, autopistas y el emblemático elevador Lacerda (hecho en 1873, que usan a diario unas 35 mil personas). Justo frente a este ascensor está el Mercado Modelo Beira Mar, un edificio neoclásico de dos pisos, inaugurado como aduana en 1861 y devenido en feria en 1912.

Es famoso por sus artesanías, sus comidas típicas y sus ilustres visitantes: antes, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvouir, Pablo Neruda, Aldous Huxley y Orson Wells. Ahora, Gabriel García Márquez, Leo DiCaprio o Ana Belén, entre otros.

Aunque quien dejó la mayor impronta fue, sin duda, Jorge Amado. Sus novelas de mulatas con mal de amores, fogosos burdeles y poderosos hacendados nacieron con manuscritos hechos sobre las mesas de los bares del Mercado.

Sus relatos se inspiraron aquí. "En Bahía, la cultura popular entra por los ojos, por los oídos y por la boca", escribió en "Bahía de todos los santos", en 1945.

En 1977, Amado rehízo el libro y lo transformó en una guía de la vida cotidiana de los bahianos más marginados, el misticismo y la musicalidad citadinas.

Un escenario emblemático

Es en su casa del Pelourinho -tenía otra en Ilheus, junto a la playa- donde está la Fundación que lleva su nombre y guarda su obra. Es también aquí donde se encuentra ubicado el Largo do Pelourinho, la plaza que tomó el nombre de la estaca donde se castigaba a los esclavos.

Alrededor, las fachadas de las casonas que fueron de los ricos fazenderos, después ocupadas por los sin techo y luego recuperadas y pintadas de rosa, azul, verde y amarillo.

Este es el escenario icónico de Bahía, rodeado por cinco iglesias barrocas, bañadas en oro puro. Sobre una de estas callejuelas empedradas y próximas, está la Escola de Sabor e Arte, la misma donde estudiaba Doña Flor.

La directora -doña Edna Leal- supo preservar la tradicional cocina bahiana, mezcla de ingredientes africanos como el dendé (aceite de palma) y pimientas fuertes, que iban a fusionarse con la mandioca y el coco de los aborígenes, y los cocidos portugueses.

Gran paradoja y mejor ejemplo éste, el de la comida, que no separa el menú del conquistador y el conquistado, que pone en el mismo plato la moqueca de peixe (con dende y leche de coco), el vatapá (con jengibre, maníes y camarones) o los beiju (finas galletas de tapioca). La típica, es una cocina de tres continentes con marcado influjo africano. Y es una culinaria de ofrendas a los Orixas (divinidades afrobrasileñas) preparada por las primeras cocineras africanas con recetas "transliteradas" y servidas en bandeja de plata a sus amos.

En algunas esquinas, negras de blanco con varios discos de faldas almidonadas, preparan los tradicionales acarajés, unos bollitos de verduras y mariscos. En otras, grupos de Capoeira reviven la lucha de los esclavos y los tambores redoblan la herencia africana.

Los cuatro elementos

Misteriosos son los terreiros del Candomblé, espacios de culto a los Orixás y las deidades de los Yoruba (con origen en Nigeria), que simbolizan los cuatro elementos. En el panteón, se venera a Oxalá Dacum que es la Paz y el Amor y a Yemanjá, diosa del Mar y la Fertilidad.

Y si bien en lo religioso la fuerza católica separó los ingredientes que la gastronomía mezcló, los dioses se colaron en ese gran pastel y, para no morir, cambiaron de nombre: Yemanjá trasmutó en Nuestra Señora de la Concepción y Oxalá en el Sagrado Corazón de Jesús. El último día del año, la imagen del Bom Jesús sale de la Iglesia de Boa Viagen y visita a la Virgen en la iglesia de Concepción da Praia.

Miles de barcos, miles de velas

Lo hace a bordo de un saveiro -una barca típica- acompañado de miles de embarcaciones. En este navío del Señor dos Navegantes, Yemanjá está de polizón. Su fiesta será recién el 2 de febrero y en la playa del río Vermelho. Será el momento en que los favelados bajarán del morro y se mezclarán con los turistas, pescadores y todo aquél que tenga fe.

La noche se iluminará con miles de velas y se arrojarán al mar canastos repletos de flores de color blanco, barquitos de papel con pedidos y promesas, y también un gigantesco pez de madera.

Nadie nunca las contó, pero dicen que Bahía tiene 365 iglesias -tal vez, sean más- y una de ellas es la más visitada. Está en una pequeña colina y es la de Nosso Señor do Bomfim, el salvador de los náufragos y el señor de la lluvia.

Aquí están las fitinhas, esas cintas de colores que se atan a las muñecas. La fiesta de Bomfim es a mediados de enero y dura una semana. Entre los crucifijos y la iconografía del santoral católico que representa a este protector de los navegantes, está escondido Oxalá, descubierto por los miles de fieles que, agradecidos, le llevan el pago de sus promesas. Cuestión de fe. Y aquí es lo que sobra.

Todas las voces

Los músicos son la voz de Bahía. Llevan sus canciones por todo el planeta y sus versos reflejan la dura realidad nordestina. No todo es amor, playa y mar en las letras brasileñas; no todo es un romántico paisajismo. Esa suerte de tradición lírica del canto popular se quebró cuando "Pedro pedreiro", la canción de Chico Buarque, introdujo contenido político al narrar las desventuras de un obrero de la construcción.

En los 60 y a fines de esa década, el Tropicalismo o la Tropicália tuvo un abanderado, Caetano Veloso. Y miles de músicos afiliados a ese movimiento escribieron las verdades de un Brasil real. No fue como la bossa-nova que había nacido con un fin artístico, sin compromiso social. Dictadura militar y exilios mediante, los cantautores regresaron a sus filas y proclamaron la libertad, pero nunca abandonaron la descripción de su exultante natureza.

La letra de "Samba da Bencao", que Vinicius de Moraes compuso con Baden Powell, dice: "Porque el samba nació allá en Bahía" y, afirman los que saben, que la bossa-nova también, ya que serían las lavanderas de Juazeiro (ciudad natal de Joao Gilberto) a quienes él habría escuchado canturrear al compás repiqueteado de sus tablas de fregar.

Una identidad única

Traje de baño, protector solar, sombrero, ojotas... Tudo bom y en cualquier época del año, porque la temperatura media del agua es de 26 grados. Pasajes, documentos, dinero y expectativas previas al viaje. Tudo legal. Pero e bom demais advertirlo: aquél que decida conocer Bahía lleve toda su sensibilidad, porque será una vía ineludible para conocer la "bahianidad", un sentir y un ser únicos, que quedarán para siempre en la memoria emocional.

12 agosto 2009

Cámara digital USB para deportes de aventura

Si te va la adrenalina y los deportes de aventura te encantará saber que por unos 70 euros te puedes acoplar una cámara digital en tu casco y grabar las locuras que haces con la mountain bike, bajando en rafting o incluso deslizándote por algún tobogán realizando barranquismo.

La USB Action Camera puede acoplarse facilmente a un coche, a una bicileta o a cualquier casco. Viene equipada con una VGA de 640×480 con 30 capturas por segundo. En su interior lleva una tarjeta de memoria con 2G y sólamente pesa 80 gramos. El software que lleva incorporado funciona perfercamente con cualquier editor de vídeo PC o Mac.

Ideal como regalo para todo freaky de los deportes de aventura que se quede corto contando sus peripecias.

Vía: Digital Cameras

Flexotel: el hotel flexible y portátil

Una empresa danesa de diseño ha inventado una moderna solución, útil para ocasiones especiales en las que una ciudad ve desbordada su capacidad hotelera y tiene visitantes que requieren alojamiento por una o dos noches.

Se trata de un concepto innovador que propone casi un hotel descartable. Es un cuarto de hotel en un contenedor, que puede ser desempacado y amueblado en diez minutos.

Cada container aloja dos habitaciones, una de cada lado, y un solo camión puede transportar varias habitaciones. El set se completa con instalaciones para el personal de servicio y con facilidades para servir el desayuno en la cama a los huéspedes del Flexotel.

Está claro que no tendremos baño, aire acondicionado, ducha, lavabo o televisor. Pero sin embargo, en su primer evento masivo demostró ser un éxito. Mucha gente prefiere este hotel portátil antes que una carpa.

Vïa: Gadling

Argentina: Tras los pasos de los jesuitas

Entre las ciudades de Corrientes que se recuestan sobre el río Uruguay, la Ruta de los Jesuitas es una presencia mágica, llena de mitos y leyendas, donde conviven relatos sobre los guaraníes, restos de las misiones fundadas por la Compañía de Jesús y recuerdos de los crueles ataques de los cazadores de esclavos brasileños. A cada paso se hace presente la historia, en los trazados originales de los pueblos, en los antiguos túneles y murallas que los defendían, en las casas con sus muros de piedras acarreadas y talladas por los indios.

El circuito de reducciones fundadas por los jesuitas en Corrientes recorre el extremo oriental de la provincia, sobre las márgenes del río Uruguay, y es también un paseo por sus playas y estancias. Pasa por cuatro ciudades que fueron importantes misiones jesuíticas: Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé y San Carlos. Cada una en su estilo, todas conservan una gran riqueza cultural y arqueológica, pero se han modernizado al punto de ser destinos que ofrecen buena infraestructura y atractivas opciones de turismo alternativo.

La higuera de San Martín

En más de un siglo, hasta la expulsión de la Compañía en 1767, los jesuitas fundaron misiones y estancias, construyeron iglesias y viviendas, cultivaron yerba y algodón y crearon un comercio a gran escala. Luego de la expulsión, muchos poblados fueron destruidos, pero varios conservan restos del trazado original y reliquias de riqueza histórica y arqueológica.

La primera ciudad del circuito jesuítico correntino, Yapeyú ("fruto maduro", en guaraní), fue una de las misiones más importantes del continente y también el pueblo natal de José de San Martín, motivos ambos de gran orgullo para sus pobladores, que aportan manteniendo calles y casas con una limpieza inmaculada y contestando a cada consulta, amables e informadísimos. Uno de los grandes hitos de Yapeyú es el higuerón de 300 años bajo cuya sombra, dicen, jugaba el Libertador de niño, y que aún sigue en pie en la plaza principal. También se puede visitar la casa donde nació San Martín, en la que están las cenizas de su padre; el Museo Jesuítico Padre Furlong, con una importante colección de documentos históricos y objetos de la antigua reducción; el Museo Sanmartiniano, con la cama que ocupaba el general; la iglesia San Martín de Tours, donde había una capilla de la época jesuítica y donde hay una talla en madera de una Virgen Morena. Por toda la ciudad sobrevuelan los vestigios del pasado, cuando Yapeyú era epicentro cultural, religioso y económico de los padres jesuíticos, y funcionaban allí una escuela de música, talleres de carpintería y tornería, tejeduría, panadería, zapatería, molino, astillero.

Pero Yapeyú no es sólo historia: hermosas chacras en los alrededores ofrecen alojamiento y actividades rurales. Y la costa del río Uruguay, con playas de arena y de fondo los montes correntinos, es ideal para la pesca de bogas, dorados y surubíes.

Pocos km al norte está La Cruz, fundada en 1630, la ciudad más antigua de la provincia, junto con la capital. En varios puntos todavía se pueden ver restos de la muralla original, y en la plaza principal se conservan algunas luminarias -columnas de piedra que se usaban para alumbrar-. La Cruz rebosa de elementos del pasado, vasijas, pedazos de tejas, imágenes religiosas. La cortada Primer Centenario, en el casco histórico, es impactante: calle de arena y paredes y pisos de casas hechas con piedras talladas por los guaraníes. Detrás de la iglesia hay un reloj de sol de 18 pies de altura, una de las reliquias más famosas de las misiones. También hay buenas playas sobre el río y un lindo lugar para el turismo aventura: Los Tres Cerros.

Historia y fiestas de carnaval

Siguiendo hacia el norte por la ruta 14 se llega a Santo Tomé, donde se instalaron los jesuitas en 1683. El poblado fue incendiado por tropas portuguesas y refundado en el siglo XIX, y hoy es una ciudad moderna, con excelentes hoteles y varios balnearios y campings a orillas del río. Al igual que en las otras ciudades de este recorrido, aquí los carnavales son una gran fiesta, con comparsas desfilando por la avenida San Martín acompañadas por un hervidero de gente.

En el museo Pablo Argilaga de Santo Tomé hay numerosos objetos de la época jesuítica, como restos de columnas, tallados en piedra y un reloj de sol. En la iglesia Inmaculada Concepción se conserva también una pila bautismal y una campana fundida en 1688. Otros lugares interesantes son la plaza San Martín y el monumento a Andresito Guacurarí, el caudillo mestizo que luchó contra los portugueses e impuso reglas más justas para su pueblo.

A 9 km del límite con Misiones está San Carlos, fundada en 1631 y tal vez el pueblo que mejor conserva el trazado original de la reducción: se ven claramente la iglesia, la plaza y los túneles, y se conservan muros de 2 m de altura. Hay casas coloniales con galerías y calles de tierra colorada. Y no hay que perderse el museo de Arte Jesuítico, con cerámicas europeas e indígenas, piedras para boleadoras y candelabros; un Centro de Documentación, con bibliografía y piezas y trabajos de herrería; y la iglesia San Carlos Borromeo, ubicada sobre el templo jesuita del siglo XVII.

06 agosto 2009

Huellas prehistóricas en la costa argentina

En 1986, el ojo experto del doctor Roque Bianco, se topó con las huellas de grandes mamíferos en una playa al sur de Buenos Aires. Desde entonces, los hallazgos se continúan. Las huellas prehistóricas en la costa argentina, a escasos 600 kilómetros de la capital, necesitan ser preservadas para las futuras generaciones.

Se trata de unos 5 a 6 kilómetros de arcilla que dicurren por debajo de la arena de la playa entre Monte Hermoso y Bahía Blanca. Por allí pasaron en el Pleistoceno tardío megaterios, mastodontes, macrauquenias, scelidoterios (foto) y gliptodontes. Allí quedaron sus huellas en un yacimiento único en el mundo que está en peligro de desaparecer.

A pesar de los estudios realizados por la Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca, y la Universidad Nacional de La Plata, el área está pobremente preservada y con deficiente infraestructura y señalización.

Si bien sólo se permite el acceso peatonal a la zona, los vehículos pasan cerca y ponen en peligro la estabilidad y conservación de las huellas. La Reserva Geológica, Paleontológica y Arqueológica Provincial “Pehuen Co – Monte Hermoso” necesita algo más que un alambrado para proteger este patrimonio.

En la zona ya se han identificado 22 especies distintas entre mamíferos y aves que convivieron hace miles de años aquí.

Según explica la geóloga y paleontóloga Teresa Manera: “El sector más vulnerable es el de las huellas de animales, que incluyen algunas huellas humanas. Pero cerca de los balnearios de Monte Hermoso hay 0,5 kilómetros con gran cantidad de huellas humanas de hace 7000 años y que no están asociadas con los megamamíferos extinguidos, sino con fauna más parecida a la actual.“

Piezas e información recogida en el yacimiento argentino de Monte Hermoso, pueden verse en el Museo de Ciencias Naturales Charles Darwin, en Coronel Rosales muy cerca de Bahía Blanca, Argentina.

Via: diariodelviajero

Santa Cruz de Mompox, en Colombia

A 248 kilómetros de Cartagena, capital de Colombia, se encuentra la antigua ciudad de Santa Cruz de Mompox. Es accesible por vía terrestre y aérea, pero también se puede llegar a ella por vía fluvial, a través del río Magdalena.

La ciudad fue fundada en 1530, y es una de las urbes coloniales más hermosas y mejor conservadas del país. Durante años, fue hogar de un importante puerto estratégicamente ubicado para ser un sitio clave de la ruta comercial.

Pero todo ello terminó en el siglo XVIII, cuando el cauce del río Madgdalena cambió y la ciudad quedó totalmente aislada, además de perder su situación privilegiada como puerto. En 1995, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Muchos son los lugares y monumentos que visitar en Mompox. Uno de los conjuntos más impresionantes lleva el nombre de Casa de los Portales de la marquesa de Torrehoyos. Se trata de un grupo de cuatro viviendas fácilmente identificables por los portales que caracterizan a su fachada.

La Casa del Recuerdo es otro emblema arquitectónico. Fue edificada entre 1806 y 1809, junto a la iglesia de San Juan. Hoy funciona en su interior un albergue para ciudadanos mayores.

También son muy famosas las Casas Altas y las Casas Bajas. Están ubicadas frente a la plaza de San Carlos, y antiguamente eran hogar de los personajes ilustres de la ciudad. La casa baja se distingue, además de por su tamaño, por la gran cantidad de ornamentaciones que adornan su fachada.

La casa alta fue originalmente del tamaño de la casa baja, pero con el tiempo se la fue ampliando y se edificó una segunda planta. La fachada cuenta con numerosos balcones de estilo cartagenero.

La iglesia de Santo Domingo es otro sitio imperdible. Fue construida por los frailes de la orden Dominica, pero debió ser reconstruida en 1856, tras un derrumbe casi total.

Via: sobreturismo


Noticias del mes (revisa por meses)