Las regulaciones prohiben el alquiler de apartamentos por períodos menores a 30 días, lo que de hecho afecta directamente a las opciones de alojamiento turístico en ambas ciudades.
En el caso de Nueva York ha sido una reglamentación nueva, pensada ad hoc para evitar este tipo de competencia a los hoteles de la Gran Manzana. En el caso de San Francisco se saca del olvido una ordenanza del año 1981 que nunca se aplicó, hasta ahora.
En ambos casos se hace mención que los apartamentos reservados para el alquiler “turístico” salen de mercado para quienes buscan un lugar donde vivir permanentemente en la ciudad, y elevan el costo de los alquileres para los residentes.