La capital de Canadá es una de las ciudades más tranquilas y bonitas de América del Norte. Aunque son más famosos otros centros urbanos como Montreal, Vancouver o Toronto, Ottawa es una ciudad de la que te enamorarás. Situada a orillas del río Ottawa, en la provincia de Ontario, la capital canadiense destaca por sus parques. Ottawa tiene más de 3.230 hectáreas dedicadas a zonas verdes, la segunda que más tiene en Canadá, detrás de Edmonton. Por eso, por el hecho de que uno de sus mayores atractivos son sus zonas al aire libre, repletas de vegetación, la mejor época para viajar a la capital canadiense es primavera y verano (aunque a veces los meses estivales pueden llegar a ser un poco agobiantes, con temperaturas impensables en esta parte del mundo).
El invierno en Ottawa es excesivamente duro, con temperaturas máximas medias de -6º en enero. Aún así, esto permite que el Canal Rideau, de varios kilómetros de longitud, quede completamente congelado y pueda usarse como pista de patinaje. La experiencia es bonita, pero hay que ir muy abrigado. En cuanto al otoño, también es una buena época para ir porque aún no hace frío y la estampa de los árboles caducifolios que adornan la ciudad desprendiéndose de sus hojas no tiene precio.
Los edificios que más llaman la atención son aquellos de arquitectura neogótica, que recuerdan mucho a ciudades como Edimburgo. Entre los más destacados se encuentran el del Parlamento, el hotel Château Laurier o las oficinas gubernamentales del edificio de la Confederación. Sin embargo, últimamente los edificios modernos están transformando por completo la ciudad. De hecho, Ottawa se está convirtiendo en una ciudad turística, además de cosmopolita, que destaca por sus centros comerciales.
En cuanto a las actividades de ocio más destacadas cabe señalar el Festival de los Tulipanes, que se celebra en primavera y que llena las calles de Ottawa de colores; y el carnaval Winterlude en invierno, que congrega a cientos de personas en el Canal Rideau. Por último, me gustaría realizar algunos apuntes sobre los museos de la capital canadiense. Los dos más importantes son el Museo de la Civilización y Galería Nacional de Canadá. El primero posee una amplio espacio dedicado a las primeras naciones del Canadá, además de salas para exposiciones itinerantes. Y el segundo, un edificio de cristal y granito, posee obras contemporáneas de autores como Andy Warhol, aunque también hay cuadros de Rubens, Dalí o Van Gogh.
El invierno en Ottawa es excesivamente duro, con temperaturas máximas medias de -6º en enero. Aún así, esto permite que el Canal Rideau, de varios kilómetros de longitud, quede completamente congelado y pueda usarse como pista de patinaje. La experiencia es bonita, pero hay que ir muy abrigado. En cuanto al otoño, también es una buena época para ir porque aún no hace frío y la estampa de los árboles caducifolios que adornan la ciudad desprendiéndose de sus hojas no tiene precio.
Los edificios que más llaman la atención son aquellos de arquitectura neogótica, que recuerdan mucho a ciudades como Edimburgo. Entre los más destacados se encuentran el del Parlamento, el hotel Château Laurier o las oficinas gubernamentales del edificio de la Confederación. Sin embargo, últimamente los edificios modernos están transformando por completo la ciudad. De hecho, Ottawa se está convirtiendo en una ciudad turística, además de cosmopolita, que destaca por sus centros comerciales.
En cuanto a las actividades de ocio más destacadas cabe señalar el Festival de los Tulipanes, que se celebra en primavera y que llena las calles de Ottawa de colores; y el carnaval Winterlude en invierno, que congrega a cientos de personas en el Canal Rideau. Por último, me gustaría realizar algunos apuntes sobre los museos de la capital canadiense. Los dos más importantes son el Museo de la Civilización y Galería Nacional de Canadá. El primero posee una amplio espacio dedicado a las primeras naciones del Canadá, además de salas para exposiciones itinerantes. Y el segundo, un edificio de cristal y granito, posee obras contemporáneas de autores como Andy Warhol, aunque también hay cuadros de Rubens, Dalí o Van Gogh.