El pasado año una de las noticias que conmovió al mundo fue la de los mineros de Chile, que lograron sobrevivir a un accidente durante varias semanas, y salir todos con vida.
Eso hizo que no pocos turistas que llegaran a Chile tuvieran curiosidad por ver cómo realizan su dura labor estos trabajadores.
Así, ya existe la posibilidad de verlo en persona. En Lota, localidad sobre el mar, se encuentra la mina Chiflón del Diablo, que abrió recorridas turísticas. Esta mina se introduce por debajo del océano Pacífico, y se llama así por el silbido del viento.
Este lugar, que ofrece tour por mina chilena, estuvo activo desde 1884 hasta 1997, cuando dejó de ser rentable. Pero ahora, un antiguo minero lleva a los turistas a recorrerla, equipados con cascos con luces como los verdaderos mineros.
Así, los visitantes descienden 500 metros en una cápsula metálica y en grupos de cinco, hasta llegar a lo profundo de la mina. El viaje dura un minuto.
“Así es como se sentían los mineros”, reflexiona uno de los pasajeros mientras desciende, en referencia al rescate en octubre pasado, que recordemos que se hizo con una cápsula en la cual, uno a uno, fueron izados desde una profundidad de 600 metros.
También se pueden ver las antiguas jaulas de los canarios, usados para detectar el grisú (gas metano), ya que son más sensibles que los humanos al gas. Cuando el canario moría, los mineros sabían que debían huir para evitar explosiones.
En el recorrido se observa la veta de carbón, así como los espacios donde los mineros comían o el baño improvisado en un recoveco de la galería con bidones y cal viva.
Roberto Rojas – el ex minero que oficia de guía – explica que los hijos de los mineros entraban a trabajar cuando cumplían ocho años, y que los amarraban con cuerdas a las galerías para que se acostumbraran a la oscuridad y no escaparan hacia la superficie. “Quien entraba a la mina aprendía a amarla”, dice.
Sin dudas, una experiencia muy intensa que no se ofrece prácticamente en ningún otro sitio del mundo.
Eso hizo que no pocos turistas que llegaran a Chile tuvieran curiosidad por ver cómo realizan su dura labor estos trabajadores.
Así, ya existe la posibilidad de verlo en persona. En Lota, localidad sobre el mar, se encuentra la mina Chiflón del Diablo, que abrió recorridas turísticas. Esta mina se introduce por debajo del océano Pacífico, y se llama así por el silbido del viento.
Este lugar, que ofrece tour por mina chilena, estuvo activo desde 1884 hasta 1997, cuando dejó de ser rentable. Pero ahora, un antiguo minero lleva a los turistas a recorrerla, equipados con cascos con luces como los verdaderos mineros.
Así, los visitantes descienden 500 metros en una cápsula metálica y en grupos de cinco, hasta llegar a lo profundo de la mina. El viaje dura un minuto.
“Así es como se sentían los mineros”, reflexiona uno de los pasajeros mientras desciende, en referencia al rescate en octubre pasado, que recordemos que se hizo con una cápsula en la cual, uno a uno, fueron izados desde una profundidad de 600 metros.
También se pueden ver las antiguas jaulas de los canarios, usados para detectar el grisú (gas metano), ya que son más sensibles que los humanos al gas. Cuando el canario moría, los mineros sabían que debían huir para evitar explosiones.
En el recorrido se observa la veta de carbón, así como los espacios donde los mineros comían o el baño improvisado en un recoveco de la galería con bidones y cal viva.
Roberto Rojas – el ex minero que oficia de guía – explica que los hijos de los mineros entraban a trabajar cuando cumplían ocho años, y que los amarraban con cuerdas a las galerías para que se acostumbraran a la oscuridad y no escaparan hacia la superficie. “Quien entraba a la mina aprendía a amarla”, dice.
Sin dudas, una experiencia muy intensa que no se ofrece prácticamente en ningún otro sitio del mundo.