Una laaaarga fila de kioscos, teatros, bares, restaurantes, librerías, cafés, disquerías y demás comercios se extiende sobre el microcentro de la ciudad de Buenos Aires. Una avenida iluminada por focos y marquesinas que nunca se apagan, y que jamás parece estar sola, pues siempre hay algún turista dispuesto a beber un café a la salida de las funciones de teatro, ingresada la madrugada, o simplemente a caminar y dejarse llevar por este eje de la vida nocturna porteña .
Se trata de la Avenida Corrientes de Buenos Aires, una de las calles más transitadas - por no decir, la más transitada- de la capital de Argentina. Un viaje a esta ciudad amerita un recorrido por Calle Corrientes, un ícono de la ciudad que se cruza con otro de sus símbolos, el Obelisco.
Ya desde 1930, cuando la Avenida Corrientes se amplió, comenzó a poblarse rápidamente de variados negocios alineados en sus dos aceras. Los clásicos bares y cafés de Buenos Aires, donde todos se reunían a escuchar tango, se convirtieron en vecinos de cines y teatros, donde también se disfruta de una de sus costumbres populares: el espetáculo de revista porteña.
La calle Corrientes, por tanto, es también pasarela de imponentes autos importados que trasladan a los famosos a los teatros para hacer cada función. Atrás vienen los turistas y los curiosos que no dudan en aguardar, durante las horas que sean necesarias, a las celebridades en la acera para pedir un autógrafo o tomarse una fotografía.
La denominación Calle Corrientes se acuñó en 1822, en homenaje a la ciudad de Corrientes, que tuvo un papel activo en la Revolución de Mayo. Hasta 1931 fue una calle angosta como cualquier otra, pero luego durante la década del 30 se ensanchó para convertirse en la gruesa avenida que es hoy, conocida como “la calle que nunca duerme”.
La Avenida Corrientes de Buenos Aires se extiende unos 8,6 km. Nace en el coqueto barrio de Puerto Madero, en la calle Eduardo Madero donde se encuentra el Luna Park, y finaliza en la Avenida Federico Lacroze, en Chacarita.
Sin dudas, caminar por la Avenida Corrientes de Buenos Aires es un paseo obligado para todo quien visite la ciudad.
Se trata de la Avenida Corrientes de Buenos Aires, una de las calles más transitadas - por no decir, la más transitada- de la capital de Argentina. Un viaje a esta ciudad amerita un recorrido por Calle Corrientes, un ícono de la ciudad que se cruza con otro de sus símbolos, el Obelisco.
Ya desde 1930, cuando la Avenida Corrientes se amplió, comenzó a poblarse rápidamente de variados negocios alineados en sus dos aceras. Los clásicos bares y cafés de Buenos Aires, donde todos se reunían a escuchar tango, se convirtieron en vecinos de cines y teatros, donde también se disfruta de una de sus costumbres populares: el espetáculo de revista porteña.
La calle Corrientes, por tanto, es también pasarela de imponentes autos importados que trasladan a los famosos a los teatros para hacer cada función. Atrás vienen los turistas y los curiosos que no dudan en aguardar, durante las horas que sean necesarias, a las celebridades en la acera para pedir un autógrafo o tomarse una fotografía.
La denominación Calle Corrientes se acuñó en 1822, en homenaje a la ciudad de Corrientes, que tuvo un papel activo en la Revolución de Mayo. Hasta 1931 fue una calle angosta como cualquier otra, pero luego durante la década del 30 se ensanchó para convertirse en la gruesa avenida que es hoy, conocida como “la calle que nunca duerme”.
La Avenida Corrientes de Buenos Aires se extiende unos 8,6 km. Nace en el coqueto barrio de Puerto Madero, en la calle Eduardo Madero donde se encuentra el Luna Park, y finaliza en la Avenida Federico Lacroze, en Chacarita.
Sin dudas, caminar por la Avenida Corrientes de Buenos Aires es un paseo obligado para todo quien visite la ciudad.