Como si a Nueva York le faltara atractivo, la historia que se teje debajo de la superficie de sus calles encierra capítulos apasionantes. Algunos de los más atractivos están en las estaciones fantasma del metro de Nueva York.
Estaciones que por diversas razones, algunas económicas, otras técnicas, en algún momento dejaron de oír los pasos apurados de miles de neoyorquinos para sumirse en el silencio y la oscuridad. Años o décadas después de caer en el olvido general, algunas recuperan parte de su brillo para los viajeros curiosos. Otras, siguen viviendo en un letargo que las hace más atractivas aún.
Estación City Hall
En 1904 el Metro de Nueva York se inauguraba oficialmente aunque desde algunas décadas antes existía un sistema parecido a un transporte subterráneo en el que los pasajeros viajaban en coches que eran poco más que plataformas móviles sobre rieles.
Ese mismo año una de las primeras líneas, la “Manhattan Main Line“ llevaba a los pasajeros hasta la Estación Brooklyn Bridge para continuar luego un poco más hasta la Estación City Hall. De allí, los convoyes daban una vuelta para reiniciar la línea hacia la otra cabecera.
Esta estación era (y es) una de las más bonitas de la vida subterránea de Nueva York. Con muchas similitudes con la decoración de la Gran Estación Central, especialmente en el uso del hierro y los cristales.
La actual línea 6 del Metro de Nueva York sigue pasando por esta estación, a pesar de hacerse cerrado al tránsito en el año 1945. Nunca fue una estación muy utilizada. La mayoría de sus pasajeros bajaban y subían en la cercana Brooklyn Bridge (del otro lado del parque) por su cercanía con puntos nodales de transporte y de salida de la ciudad. La estación no pudo seguir operando.
Los nuevos trenes eran más modernos que los que habían corrido durante los primeros 40 años de vida de la línea. Y también más largos que los pequeños trenes que en formación, se alineaban al andén siguiendo la curva. Los nuevos trenes no podían hacerlo. Al llegar a la estación City Hall los pasajeros se encontraban con una brecha entre el tren y el andén que era muy peligro salvar. Después de algunos pequeños accidentes, se decidió cerrar la estación al uso de pasajeros.
Sin embargo, quienes hoy viajen en la línea 6 hasta el final del recorrido, luego de Brooklyn Bridge podrán pasar por la estación fantasma y admirarla en todo su esplendor ya que por seguridad, los trenes pasan a muy baja velocidad. Ideal para hacer fotos. Lamentablemente no está permitido bajarse allí.
Desde 1995 a 1998 se realizaban visitas a la estación City Hall organizadas por el Museo de Tránsito de Nueva York. Esas visitas se suspendieron y a partir del 2006 se realizan sólo para miembros del museo y en ocasiones especiales.
En la superficie, frente al Parque City Hall puedes ver una “entrada” que sólo sirve como salida de emergencia y que no permite bajar a conocer al estación. Una pena ya que los andenes tiene un hermoso aire de principios de siglo pasado, con mosaicos y trabajos en hierro muy bonitos. Como curiosidad, te contamos que en mitad del parque hay un área reservada para perros y allí hay una abertura de hierro que permite asomarse a los andenes de la estación.
A pesar de su aparente soledad, la estación City Hall tiene una nueva “vida” gracias a los grafitteros neoyorquinos que, respetando los andenes elegantes, han tomado los túneles de maniobras para convertir sus muros en una verdadera galería de arte callejero. Ya sabes, si quieres fotografiarla, toma la línea 6, sigue hasta el final, y un poco más. Te asombrará. Ver mapa
Estaciones que por diversas razones, algunas económicas, otras técnicas, en algún momento dejaron de oír los pasos apurados de miles de neoyorquinos para sumirse en el silencio y la oscuridad. Años o décadas después de caer en el olvido general, algunas recuperan parte de su brillo para los viajeros curiosos. Otras, siguen viviendo en un letargo que las hace más atractivas aún.
Estación City Hall
En 1904 el Metro de Nueva York se inauguraba oficialmente aunque desde algunas décadas antes existía un sistema parecido a un transporte subterráneo en el que los pasajeros viajaban en coches que eran poco más que plataformas móviles sobre rieles.
Ese mismo año una de las primeras líneas, la “Manhattan Main Line“ llevaba a los pasajeros hasta la Estación Brooklyn Bridge para continuar luego un poco más hasta la Estación City Hall. De allí, los convoyes daban una vuelta para reiniciar la línea hacia la otra cabecera.
Esta estación era (y es) una de las más bonitas de la vida subterránea de Nueva York. Con muchas similitudes con la decoración de la Gran Estación Central, especialmente en el uso del hierro y los cristales.
La actual línea 6 del Metro de Nueva York sigue pasando por esta estación, a pesar de hacerse cerrado al tránsito en el año 1945. Nunca fue una estación muy utilizada. La mayoría de sus pasajeros bajaban y subían en la cercana Brooklyn Bridge (del otro lado del parque) por su cercanía con puntos nodales de transporte y de salida de la ciudad. La estación no pudo seguir operando.
Los nuevos trenes eran más modernos que los que habían corrido durante los primeros 40 años de vida de la línea. Y también más largos que los pequeños trenes que en formación, se alineaban al andén siguiendo la curva. Los nuevos trenes no podían hacerlo. Al llegar a la estación City Hall los pasajeros se encontraban con una brecha entre el tren y el andén que era muy peligro salvar. Después de algunos pequeños accidentes, se decidió cerrar la estación al uso de pasajeros.
Sin embargo, quienes hoy viajen en la línea 6 hasta el final del recorrido, luego de Brooklyn Bridge podrán pasar por la estación fantasma y admirarla en todo su esplendor ya que por seguridad, los trenes pasan a muy baja velocidad. Ideal para hacer fotos. Lamentablemente no está permitido bajarse allí.
Desde 1995 a 1998 se realizaban visitas a la estación City Hall organizadas por el Museo de Tránsito de Nueva York. Esas visitas se suspendieron y a partir del 2006 se realizan sólo para miembros del museo y en ocasiones especiales.
En la superficie, frente al Parque City Hall puedes ver una “entrada” que sólo sirve como salida de emergencia y que no permite bajar a conocer al estación. Una pena ya que los andenes tiene un hermoso aire de principios de siglo pasado, con mosaicos y trabajos en hierro muy bonitos. Como curiosidad, te contamos que en mitad del parque hay un área reservada para perros y allí hay una abertura de hierro que permite asomarse a los andenes de la estación.
A pesar de su aparente soledad, la estación City Hall tiene una nueva “vida” gracias a los grafitteros neoyorquinos que, respetando los andenes elegantes, han tomado los túneles de maniobras para convertir sus muros en una verdadera galería de arte callejero. Ya sabes, si quieres fotografiarla, toma la línea 6, sigue hasta el final, y un poco más. Te asombrará. Ver mapa