En el estado de Nevada, en Estados Unidos, es posible encontrar un géiser cuyas formas y dimensiones hacen que sea muy peculiar, realmente cuesta creer que un lugar así exista en la Tierra de verdad.
Ubicado en un territorio árido e igualmente extremo como es el Black Rock Desert, este Fly Geyser está ubicado en la meseta de Hualapai, a unos cuantos metros de la carretera estatal 34, desde donde se lo puede ver.
Se trata de esos atractivos turísticos que no salen en ninguna guía, sin embargo, los curiosos y turistas que por algún motivo están por allí cerca, no quieren dejar de conocer este maravilloso géiser. El problema es que está en tierras privadas, en un rancho cuyo dueño no es muy amigable con las visitas.
Sin embargo, algunos intrépidos se saltean los cercos para obtener una mejor vista del espectáculo tan único, asegurando que bien vale la pena por sus maravillosas formas, a pesar de que tiene apenas un metro y medio de altura por 3,7 de diámetro. Pero curiosamente, no se trata de un fenómeno del todo natural, ya que surgió a principios del siglo XX tras una perforación en búsqueda de napas de agua. El pozo funcionó bien por décadas, hasta que aguas geotermales lograron llegar a la superficie. Luego, la acumulación de minerales formó el montículo alrededor del orificio por el que sale el vapor y el agua.
Son los diferentes minerales los que le dan esos colores únicos, además forma piscinas naturales en un área de tres hectáreas a la redonda. Otros dos géiseres se han formado de manera similar allí.
Si por esas vueltas de la vida llegas a pasar cerca de Gerlach, en el condado de Washoe en Nevada, no dejes de curiosear este espectáculo único, con chorros de agua danzantes que alcanzan a elevarse metro y medio por encima de la boca del géiser.
Ubicado en un territorio árido e igualmente extremo como es el Black Rock Desert, este Fly Geyser está ubicado en la meseta de Hualapai, a unos cuantos metros de la carretera estatal 34, desde donde se lo puede ver.
Se trata de esos atractivos turísticos que no salen en ninguna guía, sin embargo, los curiosos y turistas que por algún motivo están por allí cerca, no quieren dejar de conocer este maravilloso géiser. El problema es que está en tierras privadas, en un rancho cuyo dueño no es muy amigable con las visitas.
Sin embargo, algunos intrépidos se saltean los cercos para obtener una mejor vista del espectáculo tan único, asegurando que bien vale la pena por sus maravillosas formas, a pesar de que tiene apenas un metro y medio de altura por 3,7 de diámetro. Pero curiosamente, no se trata de un fenómeno del todo natural, ya que surgió a principios del siglo XX tras una perforación en búsqueda de napas de agua. El pozo funcionó bien por décadas, hasta que aguas geotermales lograron llegar a la superficie. Luego, la acumulación de minerales formó el montículo alrededor del orificio por el que sale el vapor y el agua.
Son los diferentes minerales los que le dan esos colores únicos, además forma piscinas naturales en un área de tres hectáreas a la redonda. Otros dos géiseres se han formado de manera similar allí.
Si por esas vueltas de la vida llegas a pasar cerca de Gerlach, en el condado de Washoe en Nevada, no dejes de curiosear este espectáculo único, con chorros de agua danzantes que alcanzan a elevarse metro y medio por encima de la boca del géiser.