Al sur de la provincia, por entre medio de los majestuosos Valles Calchaquíes, nace Cafayate, que por su clima y su cultura son los propicios para degustar de una experiencia inolvidable: sentir la reconfortante experiencia del paisaje y el disfrute de los buenos vinos cafayateños.
En Salta el cultivo de la vid fue introducido por los Jesuitas en el siglo XVIII en la región de los Valles Calchaquíes, principalmente en Cafayate. Aquí madura la cepa del torrontés, vino blanco que se distingue por su intenso aroma y sabor frutados. Esta variedad fue traída de España hace tres siglos y ha alcanzado una expresión única en suelo salteño, convirtiéndose en la uva blanca insignia de nuestro país.
Hoy en día, los viñedos se extienden por más de 1.800 hectáreas entre los departamentos de Cafayate, San Carlos, Angastaco y Molinos, todos ellos en los Valles Calchaquíes. Se destacan entre ellas el Cabernet Sauvignon, Malbec, Tannat, Bonarda, Syrah, Barbera y Tempranillo.
En los últimos años, la industria vitivinícola ha experimentado un gran crecimiento y desarrollo favoreciendo la elaboración de extraordinarios vinos de calidad, reconocidos en los mercados y concursos internacionales. No solo se ha extendido la cantidad de hectáreas de cultivo sino que los bodegueros han introducido nuevos cepas y reemplazado con nueva tecnología los toneles de algarrobo y las prensas manuales, manteniendo, sin embargo, el espíritu y la pasión con la que se elaboran los vinos.