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20 febrero 2013

Video: Choquequirao, al sur de Perú


Las ruinas de la ciudad inca de Choquequirao están ubicadas al sur de Perú, en la región de Cusco, a más de tres mil metros de altura, entre las estribaciones del Nevado de Salcantay; las mismas están distribuidas a distintos niveles dado la accidentada geografía del enclave y se extienden desde Sunch’u Pata hasta la cumbre, que fue nivelada y se encuentra cercada con piedras.

Fortaleza o centro de culto

Desde la ciudadela emplazada en lo alto (con el valle del caudaloso Río Apurimac a sus pies) se protegía el acceso a los centros más importantes de la cultura incaica, que eran Machu Pichu y Pisac.

De hecho fue uno de los últimos bastiones de la resistencia contra los invasores españoles, mas no se cree que haya sido una fortaleza en sí, sino más bien un lugar religioso. A pesar de la latitud en la que se halla Choquequirao, en las alturas la temperatura es templada, pero el camino hacia allí se encuentra inmerso en clima cálido debido al cañón que forma el río, que es uno de los más profundos que existen en el mundo.

A comienzos del siglo XX el célebre arqueólogo Hiram Bingham describió la ciudad minuciosamente, pero los trabajos para sacarla a la luz comenzaron varias décadas después. El complejo comprende algo más de mil ochocientas hectáreas y para su clasificación las ruinas fueron divididas en nueve sectores. Llama poderosamente la atención su elaborado sistema de acueductos, fuentes y canales gracias a los cuales nunca faltaba agua potable en el emplazamiento.

La riqueza del trópico

Las principales construcciones (realizadas con piedras unidas mediante mortero de barro) del sector político y administrativo se elevaban en torno a una gran plaza central a la que llegaban las calzadas abiertas hacia cada punto cardinal, algo más alejadas (en la periferia) se agrupaban viviendas más pequeñas a modo de aldeas.

Muchas de las edificaciones constaban de dos pisos y poseían hornacinas en su interior. Los cultivos se realizaban en andenes o terrazas, aprovechando las laderas de los cerros circundantes.

La biodiversidad de la zona es su principal atractivo, este es uno de los pocos lugares en los que aún se pueden observar a los majestuosos cóndores surcando el cielo, ver vizcachas y zorros paseando con tranquilidad y hallar orquídeas y helechos gigantes descendientes de la flora más antigua del planeta entre la espesa vegetación tropical.

La ascensión se lleva a cabo mediante zigzagueantes senderos con vistas a los más increíbles paisajes de selva y nevados eternos, siempre con la compañía de guías especializados.

Una experiencia única que deja en cada visitante vivencias inolvidables.

 

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