En esquinas y plazas, a la salida del Metro o en la puerta de grandes edificios de oficinas, del cine o del teatro… los carritos de comida callejera son un clásico en Nueva York. Una de esas experiencias que no quieres perderte en tu visita a la “Gran Manzana”.
Hot dogs, donuts, kebabs, pizza, burritos, saganakys, helados, patatas fritas, palomitas, ensaladas de frutas exóticas, cupcakes, waffles, pretzels o choripanes… el mundo culinario se te presenta en cada esquina neoyorkina. Como en las pelis y series de la tele, quieres repetir el acto de parar, elegir, pagar y llevarte tu almuerzo para disfrutarlo al paso, en un banco o en una plaza como los miles de empleados y paseantes.
Esta costumbre está en peligro gracias a que las autoridades de la ciudad han desempolvado una antigua ordenanza que estuvo más de 50 años durmiendo en el olvido: no se permiten puestos ambulantes de venta de comida ubicados en áreas de aparcamiento medido.
Muchos dueños de estos carritos están empezando a recibir multas “de tránsito” por esta causa. Otros han visto cómo la grúa se llevaba toda su mercancía perecedera a un depósito municipal. En fin, que está abierta la polémica porque hay quienes dicen que restan espacio de aparcamiento y otros que defienden la ubicación de los carritos por la cercanía a los puestos de trabajo, por ejemplo.
Hot dogs, donuts, kebabs, pizza, burritos, saganakys, helados, patatas fritas, palomitas, ensaladas de frutas exóticas, cupcakes, waffles, pretzels o choripanes… el mundo culinario se te presenta en cada esquina neoyorkina. Como en las pelis y series de la tele, quieres repetir el acto de parar, elegir, pagar y llevarte tu almuerzo para disfrutarlo al paso, en un banco o en una plaza como los miles de empleados y paseantes.
Esta costumbre está en peligro gracias a que las autoridades de la ciudad han desempolvado una antigua ordenanza que estuvo más de 50 años durmiendo en el olvido: no se permiten puestos ambulantes de venta de comida ubicados en áreas de aparcamiento medido.
Muchos dueños de estos carritos están empezando a recibir multas “de tránsito” por esta causa. Otros han visto cómo la grúa se llevaba toda su mercancía perecedera a un depósito municipal. En fin, que está abierta la polémica porque hay quienes dicen que restan espacio de aparcamiento y otros que defienden la ubicación de los carritos por la cercanía a los puestos de trabajo, por ejemplo.