Cuando recorres las salas del Museo Nacional de Antropología en Ciudad de México, te asombras al ver la hermosura de joyas y objetos realizados en dos piedras que son un símbolo de las culturas precolombinas: el jade y la turquesa. El jade era, sin dudas, la mas valorada.
El jade y su valor cultural
“Mi amor por ti es tan eterno como el jade“. Así reza una estela donde un príncipe maya declaba su amor. El jade de los olmecas, mayas y aztecas era símbolo de eternidad ya que tendrá la misma apariencia a medida que pasen los años.
La importancia de las piedras y los minerales en Mesoamérica radicaba no sólo en los usos que se les daba sino en que en muchos casos se les relacionaba con el Universo.Entre la larga lista de minerales y piedras que los pueblos mesoamericanos utilizaban, sobresale el jade, que es una piedra verde o verdeazul.
Era considerada como símbolo de vida y más valorada que el oro. Cuando Hernán Cortés ordenó a Moctezuma que le entregara sus tesoros más preciados, para su frustración, no recibió oro, sino jade, porque para los mexicanos prehispánicos el jade era considerado mucho más valioso que el oro.
En el México prehispánico, el jade era la piedra en que se concentraban las máximas fuerzas divinas. Es la piedra con vida y la que da vida, porque se identifica con el agua, con la vegetación, con el sol y el sustento. Ninguna otra tiene su sacralidad, ninguna otorga una protección más completa.
El jade se utilizaba con varios fines: ornamental, funerario, utilitario, terapéutico y ritual. El valor de esta piedra no era sólo material. Por su color verdeazul, que es el del agua, el jade era la representación de la diosa del agua, Chalchiuhtlicue, “la que tiene su falda de chalchihuites“. Los olmecas se frotaban el abdomen con una piedra de jade que llamaron “piedra de yjada“, porque creían que de esta manera podían tratarse enfermedades renales.
Las piedras, más que un emblema, eran consideradas fracciones de la diosa y como tal objeto de profunda veneración. El agua equivale a vegetación, y ésta a sustento: maíz, frijol, chile, nopal, frutos. Verde es el color de la vegetación: color mágico y sagrado.
El jade era símbolo de la vida y la transmutación de la muerte. Los guerreros que custodiaban los lugares más sagrados, cubrían su pecho con pectorales cubiertos de trozos de jade.
El jade para Olmecas y Mayas
Los olmecas fueron los primeros en reverenciar el jade, porque para ellos representaba la esencia de la Serpiente Emplumada, y con él diseñaron objetos para ofrendar a los dioses desde 1,500 años antes de Cristo. Fueron los primeros mesoamericanos que labraron el jade. Pequeñas cuentas y pendientes datan de 1,000 años antes de nuestra era y joyería exquisita, objetos rituales, figurillas y máscaras de tamaño natural fueron laboriosamente labradas en duro y traslúcido jade color turquesa con la mayor maestría.
La civilización Maya también reverenciaría el jade, pero prefirió el de tonalidades más oscuras, símbolo de los recursos más preciados, el agua y el maíz. El jade se asoció a Yum Kaax, la joven deidad del maíz y mazorcas labradas en jade embellecieron templos y pirámides. La nobleza lucía ornamentos de jade, incrustaba jade en sus dientes y eran sepultados con máscaras de jade para que su jerarquía fuera reconocida incluso después de la muerte.
Ejemplos magníficos del uso del jade pueden encontrarse en todo el amplio territorio que cubrían las distintas civilizaciones mesoamericanas. Cabezas y esculturas hechas de jade (foto) o máscaras mortuorias se han encontrado en lugares tan diversos como Michoacán o Palenque. Tal vez uno de los ejemplos más conocidos sea el “Trono de jade“. El trono-jaguar unicéfalo está localizado en la subestructura del Castillo en Chichen Itzá. Está pintado de rojo y las manchas del felino están representadas por discos de jade. En Palenque, se han encontrado figuras completas de jade, incluyendo al magnífico “Hombre de jade”.
Jade: piedra escasa y valiosa
Cortés no creyó al rey azteca que le dijo que cada piedra valía dos pepitas de oro. No conocía el valor de las cuentas y las despreció como si fueran solo piedras. Hoy, el valor del jade es sólosuperado por el del diamante. El jade es raro y solamente se encuentra en alugnos pocos lugares del mundo. En Birmania y en Guatemala se encuentran las únicas minas que se explotan comercialmente. Japón, Suiza, Rusia y Estados Unidos cuentan con reservas naturales, pero su ubicación no las hace económicamente rentables.
De Guatemala se distribuían las piedras a todo el territorio mesoamericano prehispánico. Es en la Sierra de Las Minas en donde se encuentran las mayores fuentes de jade de Guatemala. En las cercanías del Río Motagua, en un lugar no revelado, se explota una antigua mina maya que estuvo abandonada durante unos 500 años en el departamento de Zacapa.
No se distingue a simple vista pues frecuentemente está combinado o recubierto de otros minerales, por lo cual los expertos llevan consigo un martillo de aproximadamente 5 kilos de peso, con el cual golpean la roca y esperan el ansiado ruido metálico y que el martillo rebote con fuerza en sentido contrario.
En Antigua, Guatemala, existe un Museo del Jade donde se explica el proceso de extracción, transporte en mulas y trabajo de las piedras. Los métodos han cambiado poco desde aquellos tiempos en que Cortés desechó aquellas piedras verdes.