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11 septiembre 2010

Pucallpa: La puerta para descender el Amazonas

Todos sabían cuando oían hablar de “May yushin”, que nos dirigíamos hacia la región central del río Ucayali. Así conocían los antiguos exploradores a este rincón de llanura amazónica de Perú o lo que quiere decir en lengua shipibo: a la “tierra colorada”. Rojo es el color de Pucallpa, la puerta al Amazonas peruano.

Llegué después de un largo recorrido en bus por caminos inhóspitos hasta esta región siguiendo mi sueño de navegar y adentrarme en el Amazonas. Quizás algo de aquel impulso que empujó a Francisco de Oreyana a descender por vez primer este caudal sin igual de agua, me inspirase entonces.

Pero siendo totalmente sincero y evitando el divagar poético, tengo que decir que Pucallpa estaba marcado en el mapa como el punto de partida para buscar una embarcación que me permitiese llegar a Colombia navegando el río Amazonas.

La colonización de estas tierras la comenzaron en 1840 misioneros franciscanos, pero no fue hasta la fiebre del caucho cuando se supone que fue fundada allá por el año 1888.

La única vía de comunicación terrestre que llega hasta Pucallpa parte desde Lima. Y como no me gusta viajar en avión, la decisión estaba tomada. El camino de más de 17 horas de bus es en ocasiones sinuoso y en época de fuertes lluvias, como por ejemplo en el mes de diciembre, la inestabilidad del suelo erosionan la carretera y en muchos casos reducen la operatividad de la vía.

El caos del tráfico con los motocarros acentúa la sensación de encontrarnos en un lugar de paso. El que imagine que esta es una ciudad donde relajarse se llevará un buen chasco. El ir y venir de gentes y mercancías, de animales, el ruidajón de las bocinas de motos y coches, enmarcado con casas medio destartaladas, cada una de su padre y de su madre, invita a partir cuanto antes de esta ciudad con esencia de “puerta a otro lado”.

Pero como soy de los que creen que todo tiene su encanto, Pucallpa no podía ser menos. En ella se localiza el segundo puerto fluvial más grande de Perú. Pero que nadie se imaginé un puerto a usanza. La panza de las barcazas descansa sobre el fango, esperando a los viajeros y las mercaderías.

La vida se agita alrededor del puerto. Aunque uno desee estar quieto por un momento, el palpitar tan agitado de vida nos empuja a fluir con las gentes. Se percibe un halo de misterio que nos avisa que más allá y ya navegando las aguas del Ucayali, nos acercaremos al caudal del río más largo del mundo: el Amazonas.

Ya sólo por ese hecho la ciudad cobra una importancia capital. Desde aquí y dirigiendonos al puerto podremos encontrar embarcaciones que nos lleven hasta Iquitos y otras comunidades menos transitadas. Recomiendo la compañía de barcos “Henry” para este trayecto.

Los horarios no se suelen cumplir. No todos los días parten barcazas, así que es bueno pasear por las inmediaciones del puerto y hacer las averiguaciones pertinentes.

Antes de buscar barcaza muchos viajeros deciden tomar ayahuasca con algún chamán shipibo. La experiencia desde luego es intensa, pero recomiendo informarse sumamente de lo que este “viaje” implica y con quién se toma.

Se recomienda navegar el río cuando el caudal es alto, de diciembre a abril, aunque en mi caso lo hice en junio, hecho que dificulta mucho la navegación al encallar en varias ocasiones en bancos de arena. Si por lo normal en tres días podríamos arribar a Iquitos, en época seca nos puede llevar no menos de cinco días.

Otra cestión que se os planteará es como queréis viajar: en camarote o hamaca. Sin dudarlo recomiendo la hamaca aunque no sea lo más cómodo. A veces uno se siente acinado entre los demás viajeros, casi todos lugareños que utilizan la barcaza como medio de transporte cotidiano.

Los precios lógicamente varían. En hamaca podemos viajar hasta Iquitos por unos 30 euros, la mitad que en camarote. Las hamacas las debemos comprar junto al puerto. Comprar una buena hamaca de tela en vez de red, sino os acordaréis durante la travesía en más de una ocasión, de la madre del vendedor. Ah, y no olvidéis la mosquitera. Cuando os adentréis por el río el tamaño de los mosquitos crece hasta tamaños insospechados.

Pero por hoy no deseo profundizar demasiado en los pormenores de la vida en la barcaza, eso lo dejaré para otro día, para el mágico momento en que el Ucayalí se une al río Marañón y nace el río Amazonas unas pocas horas antes de llegar a Iquitos.

Famosos observatorios en Sudamérica

El día de hoy hemos decidido practicar turismo científico para conocer algunos de los observatorios más importantes. Iniciaremos nuestro recorrido en Argentina, específicamente en Malargüe, a donde encontramos al Observatorio de Pierre Auger, desde donde se puede apreciar el cielo, sus estrellas y planetas, sin embargo el principal objetivo de este observatorio es percibir la entrada de las partículas subatómicas o rayos cósmicos provenientes del espacio exterior, para poder prevenir los efectos de la lluvia cósmica. Vale la pena mencionar que este observatorio que data del año 2000 tuvo un costo de edificación de nada menos que 53 millones de euros.

Es hora de trasladarnos a Chile para conocer a uno de los observatorios astronómicos más grande del mundo. Nos referimos al ALMA (Atacama Large Millimeter / Submillimeter Array), el cual se encuentra en construcción todavía. Este observatorio, tiene como objetivo la observación de la luz en longitudes de ondas milimétricas y submilimétricas. Para conocerlo debemos dirigirnos específicamente a la meseta de Chajnantor en los Andes chilenos. El observatorio empezará a funcionar a principios del 2011.

En Chile podemos encontrar muchos otros observatorios como el Observatorio Very Large Telescope de Cerro Paranal de Antofagasta; el Observatorio Las Campanas en Atacama; Observatorio Interamericano de Cerro Tololo y Observatorio Gémini en Coquimbo; entre otros.

Ahora vayamos rumbo al Perú para conocer a uno de los observatorios más antiguos de América. Nos referimos al observatorio de Chanquillo, el cual tiene unos 2,300 años de antigüedad. Este observatorio posee 13 torreones que servían antiguamente para medir las fechas de los solsticios, los equinoccios y los meses.

La cadena de hoteles gay friendly Axel quiere abrir un establecimiento en Nueva York

El grupo catalán responsable de los hoteles Axel – orientados al huésped homosexual –, planea la edificación del primer hotel gay de la ciudad de Nueva York, el ‘Out NYT Urban Resort’.

Este hotel se ubicará en la zona de la ciudad que se denomina Hell’s Kitchen, contará con 127 habitaciones, un club, un spa y un restaurante con mil metros cuadrados de superficie que sin dudas será un reducto exclusivo donde se concentrará lo más selecto del colectivo de la ciudad.

Este hotel se mantendrá fiel al estilo de los Axel en cuanto a diseño y confort, siendo un espacio también “heterofriendly”, es decir que se acepta la diversidad en todas sus formas.

De la misma forma, la cadena planea incorporar nuevos destinos como San Francisco o Miami, así como Río de Janeiro, Sao Paulo, Londres, Milán y París.

08 septiembre 2010

Escalada de volcanes en Arequipa, Peru

La ciudad de Arequipa en el sur de Perú, también llamada “Ciudad Blanca” está rodeada por tres volcanes: la Cordillera Volcánica, La Cordillera de Ampato y la Cordillera de Chila. Todos estos han producido muchos hallazgos muy interesantes para los arqueólogos, relatando que los Incas usaban estos volcanes para escalar y para sacrificios humanos y santuarios.

Una de las actividades principales en esta zona del mundo es la escalada de volcanes, y hay muchas organizaciones que proveen de guías y tours para hacer un recorrido inolvidable. A veces se tiene que subir unos 4700 metros de alto, y los viajes a pie son de dos y tres días, acampando en algún lugar para disfrutar del mejor ambiente natural.

Aquí hay muchas opciones para subir. Puedes ir al Pichu Pichu con una altitud de 5,540 metros, al Chachani, con 5800 metros, o el Místi de 5821 metros de alto, todos con mucha historia sobre la población antigua de los Incas, y mucha historia de erupciones también.

Eso sí, este es un lugar para los más aventureros y los que estén en buena forma y con excelente salud, porque la subida es fuerte. Apenas para llegar a hacer la primera acampada se deben subir unos 3000 metros de altura, para luego continuar en el segundo día y llegar a la cima y estar lo más cerca posible de la entrada de cualquiera de estos volcanes.

Para los que aman la naturaleza, y siempre se han sentido fascinados por los volcanes, este es un excelente lugar en Perú con mucha historia para visitar y para hacer algo totalmente distinto.

Subida al Cerro San Bernardo en Salta (Argentina)

Cuando visito una ciudad nueva, me encanta, además de perderme en sus calles y descubrir rincones interesantes, poder subir hasta algún punto alto para poder tener una panorámica del lugar. En Salta, una de las ciudades más destacadas del noroeste argentino, el Cerro San Bernardo es el lugar ideal.

Este cerro mide 1.454 metros de altura pero, como Salta se encuentra a casi 1.200 metros sobre el nivel del mar, la ciudad está a una distancia ideal como para poder apreciarla bien desde los miradores.

Desde cualquiera de los balcones o terrazas construidos en su cumbre, las panorámicas son impresionantes. Se distinguen los principales edificios, como la Catedral o los otros edificios que se ubican en la Plaza 9 de Julio, así como las montañas a lo lejos. Y además de la perspectiva hacia abajo, el paisaje que rodea los miradores es hermoso, con mucha vegetación y cascadas artificiales. Y si tienen la oportunidad de verlo nevado, algo que no ocurre con mucha frecuencia, la imagen es impresionante.

Para llegar hasta arriba, puede hacerse en coche por una ruta asfaltada de unos 2 kilómetros que sale desde el barrio Portezuelo, yendo por la Av Hipólito Irigoyen y después la Av Ciudad de Asunción. A pie se hace subiendo los poco más de mil escalones de piedra que salen desde el Museo de Antropología, una opción que recomiendo para quienes tengan ganas de caminar.

También existe la opción de ir en el teleférico que sale desde el Parque San Martín, que está a unos 15 minutos caminando desde el centro histórico aproximadamente. El trayecto tiene un desnivel de 285 metros entre las dos estaciones, y se hace en 8 minutos. Si no son grandes apasionados de las caminatas o no tienen demasiado tiempo para hacer la subida a pie, es la opción ideal.

Funciona todos los días de 10:00 a 19:00 horas, y de precio está muy bien. Los adultos pagan 10 pesos (2 euros) por cada trayecto, y los niños de entre 6 y 12 años pagan la mitad. Al poderse comprar por separado los viajes de ida y vuelta, nos dejan la opción de subir en el teleférico y bajar a pie.

Esta es la mejor alternativa para quienes quieran bajar hasta la ciudad disfrutando de la vegetación y el paisaje, que es un paseo que vale la pena y no requiere gran esfuerzo. Por el sendero verán también las 14 estaciones del Vía Crucis que reflejan la tradición religiosa salteña.

La Ruta Verde de Canadá, una de las mejores rutas ciclistas del mundo

Los fanáticos de la bicicleta tienen en América del Norte una de las sendas ciclistas más apreciadas, ideales para aventureros que no tengan fronteras ni límites. Se trata de la célebre Ruta Verde de Canadá, llamada La Route Verte en el idioma original.

De esta forma, la Ruta Verde discurre zigzagueando por unos 4.000 kilómetros en la provincia de Québec, desde el norte al sur y desde el este al oeste.

Es asimismo una ruta muy segura pues los ciclistas viajan por sendas exclusivas o por caminos rurales seleccionados. Está además muy bien señalizada.

Así, se cruzan un montón de paisajes, desde las costas del río San Lorenzo a los espectaculares paisajes de las montañas Laurentides.

Es una ruta simple de seguir, y claro que si no se dispone del tiempo o la preparación para hacerla por completo, se puede hacer por partes.

En este sitio se pueden hallar varias cosas de utilidad para los interesados, como mapas, la adquisición de la guía oficial, listado de sitios para alojarse bike-friendly, entre otras cosas.

05 septiembre 2010

La Isla Robinsn Crusoe, en Chile

Chile tiene dos islas con nombres famosos: una es la hermosa y enigmática Isla de Pascua y la otra es la Isla Robinson Crusoe. ¿Conoces esta última? ¿No? Bueno, te cuento que es una isla que forma parte de un archipiélago llamado Juan Fernández, que no tiene más de 100km2 de superficie y que su población estable no llega a las 100 personas.

Esta isla fue descubierta en 1574 por el navegante español Juan Fernández, de ahí su nombre. A partir de entonces se incorpora a la entonces colonia española y sirve para varios propósitos pero en especial para prisión. Hoy es un parque nacional y una reserva mundial de la biosfera, esta última categoría otorgada por la UNESCO en 1977. Aquí hay muchas especies de flora y fauna endémicas y como muchas están en peligro de extinción la zona está por demás protegida. La gente que vive aquí hoy vive de la pesca de la langosta marina así que la población va y viene en número de acuerdo a la temporada de pesca.

Desde su descubrimiento la isla ha sido cuna de leyendas e historias de todos los que alguna vez pasaron por aquí o debieron vivir en sus calabozos. Náufragos, piratas, colonos, un poco de todo. Los piratas y corsarios empezaron a visitar la isla bajo el reinado de Isabel I que propiciaba este tipo de actividades contra las naves españolas así que los barcos piratas tocaban tierra para aprovisionarse o descansar de las correrías por el pacifico sur. Para defender la costa se construyó alguna vez un fuerte con siete baterías y otras fortificaciones con mas cañones. Estaba el Fuerte anta Bárbara con 15 cañones, la batería de San José en la playa con 8 cañones y el fortín San Carlos con 4 cañones más, por ejemplo. Bien, que hubo de todo y para ser pequeña y hoy un destino un poco olvidado la pobre isla ha vivido de todo y ha tenido todo tipo de visitantes.

Si te interesa conocer más sobre estas visitas te invito a que visites el sitio web oficial de la Isla Robinson Crusoe.

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