Dentro de la lista de esos viajes idílicos que muchos sueñan,
generalmente hay un espacio reservado para internarse en el corazón de
América del Sur en un crucero por el Amazonas. Una experiencia que nos
acerca a uno de los pocos sitios del mundo donde se vive el aislamiento,
y la Naturaleza manda sobre todo lo demás.
Una vez
tomada la decisión, debes decidir qué tramo quieres navegar. Según
nuestra experiencia, encontrarás puntos en común y algunas diferencias
si sales de Manaus o desde Iquitos.
Saliendo desde Manaus:
este puerto de se encuentra en el interior de Brasil. La ciudad tiene
una larga historia que se remonta a la dorada “Era del Caucho”. Es tal
vez el puerto mas conocido y concurrido tanto por los habitantes de ese
tramo del río, como de turistas de todo el mundo. Es una opción.
Saliendo
desde Iquitos, en el interior de Perú, rodeada de selva y río. Este es
un viaje diferente, por el ancho cauce que lleva hacia las nacientes del
Amazonas, pasando por la confluencia de grandes (gigantescos) ríos que
aportan sus aguas. Un crucero por las llanuras de la selva, entre
lagunas con jardines flotantes, árboles altísimos y muy pocos
visitantes.
El Amazonas nace en las sierras peruanas,
brazos de los Andes, a mas de 3000 metros de altura. Llega hasta Nauta e
Iquitos luego de sortear alturas y dibujar un mapa repleto de meandros
zigzagueantes, mientras cambia de nombre: Lloqueta, Apurímac, Ene,
Tambo, Ucayali, Marañón y Amazonas.
Recorrer estos
ríos, que forman la cuenca fluvial mas grande del planeta y que se
extiende por mas de 7.200 kilómetros desde las alturas de Perú hasta las
aguas del Atlántico, requiere tener en cuenta ciertos consejos para
hacer un crucero por el Amazonas y poder aprovechar la experiencia a
pleno.
Después de haberlo vivido hace unas semanas,
dejamos aquí nuestros consejos que esperemos te sirvan cuando comiences a
organizar tu propio crucero por el Amazonas.
Documentación:
lleva tu pasaporte, tarjetas de crédito, comprobantes sanitarios y
papeles importantes dentro de una funda impermeable y convenientemente
fotocopiados ya que no hay muchos consulados por la zona. La protección
de los documentos de la humedad reinante es recomendable, aunque por
supuesto, la misma puede quedar a buen resguardo en la caja de seguridad
del barco durante todo el recorrido.
Salud: piensa que estarás en
un ambiente a altas temperaturas pero, sobre todo, altísima humedad. Si
tomas medicación, consulta tu médico antes de partir y comenta estas
circunstancias. Lleva tus medicinas en cantidad suficiente y pide sus
consejos sobre tu caso particular.
Botiquín preventivo:
lo primero que debes poner en la maleta es… el repelente para
mosquitos. En spray para utilizar en brazos y piernas, en crema para la
cara y cuello. Colócate repelente en todo el cuerpo (aún debajo de la
ropa) cada vez que salgas de visita fuera del barco, y llévalo en la
pequeña mochila de excursión para volver a ponerte al cabo de una hora
o, en caso de que sudes mucho. El tentador paseo por la cubierta para
ver atardecer o amanecer, o luego de la cena, puede ser la ocasión en
convertirte en festín para los mosquitos. No te descuides ni un minuto.
En
el botiquín, puedes incluir un buen bote de talcos. Es ideal para
combatir la humedad en todo el cuerpo. Después de ducharte, una vez
seco, espolvorea tu cuerpo con talcos para absorber la humedad restante.
Esto si vas a quedarte a bordo, bajo techo. Si piensas salir a
cubierta… ¡repelente de mosquitos!
Siempre viste ropa de algodón,
no de tejidos sintéticos. Siempre viste ropa de mangas y piernas largas.
Siempre viste zapatillas o botas que cubran bien todo el pie (ni
sandalias, ni zapatos abiertos). Para las incursiones por la costa,
visita a poblados y sobre todo para caminatas por la selva, se impone
tener una botas que cubran bien el tobillo o, incluso, botas de lluvia
para el caso de caminar por terreno húmedo, suelo de hojas o barroso.
No
olvides un buen gorro. La selva no es lugar para cuidar demasiado el
estilismo. Debes protegerte del sol con prendas prácticas. Un buen
gorro, de alas anchas y que den sombra tanto a la cara como al cuello.
En mi último viaje, compartí crucero con un nutrido grupo de turistas
americanos que iban provistos de todo modelo de gorras, gorros, pamelas y
hasta unos inventos que mas parecían un escafandra que incluía una tela
mosquitera que le llegaba hasta los hombros. Al principio me reí,
cuando comencé a sufrir las picaduras entre los omóplatos a través de la
ropa (una zona muy difícil de rascar, te aseguro), les envidié.
Investiga
antes de salir de casa. No nos cansaremos de decir que la preparación
del viaje comienza investigando, aprendiendo, leyendo, acumulando
información que nos será muy útil para que el tiempo cunda un 500%.
Siempre encontrarás la ayuda del guía local, pero no dejes para ese
momento aprender ciertos conceptos: algo sobre las especies que SI viven
allí y las que efectivamente puedes llegar a ver (otras muchas, no
están al alcance de los viajeros normales porque viven en lo profundo de
la selva, o sus hábitos son muy ermitaños). O las estaciones del
régimen fluvial del río, que sube durante 6 meses (de diciembre a mayo
aproximadamente) inundando las orillas bajas y dejando bosques enteros
bajo metros de agua; para luego suceder la estación de “bajante” cuando
los ríos llevan menos caudal y las orillas bajas ven crecer amplias
playas de arena y tierras fértiles donde sus pocos habitantes cosechan
maíz para su consumo.
Prueba todo los equipos antes de
llegar. Hablamos de cámaras fotográficas, teléfonos, cámaras de video.
Lleva todos los cargadores, baterías extras y enchufes y adaptadores
necesarios. Lleva muchas tarjetas de memoria… muchas. Nunca serán
suficientes.
Cuélgate los prismáticos al cuello apenas
llegues a Iquitos. No dejarás de usarlos cada día para descubrir plumas
iridiscentes, pequeños monitos color miel a 60 metros de altura, un par
de ojos rojos entre hojas enormes al atardecer, las aguas revueltas por
el paso de mágicos delfines rosados, o atrapar con la mirada una
mariposa única. La selva parece cercana, lo está, pero entre el
inabarcable escenario de mil verdes, tu mirada puede perder éstos y mil
detalles mas. Lo dicho: llévate los binoculares.
.
Observa,
interactúa, toma conciencia. Estarás en un lugar único, con su propio
equilibrio, con sus propias normas, y con una calidad de vida
diametralmente opuesta a la que se tiene en cualquier ciudad. Si visitas
alguna comunidad, intenta no juzgar, no lleves una mirada prejuiciosa
ni distante. Aprende de la experiencia con cercanía y amabilidad, tanta
como recibirás.
Deja “la civilización” en el aeropuerto. Aprende.
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