Cuando veo esas imágenes plásticas de bailarines de tango en poses acrobáticas inmortalizados por el flash, algo en mi interior se revuelve gritando: ¡Eso no es el tango de verdad! Será que como argentina media me he criado escuchándolo y viéndolo bailar en casa, mejor o peor, pero siempre dando muestras de lo mejor de este baile-canción: su pasión, su origen humilde y popular.
Y nos quieren “vender” que el tango es ese revoleo artificial de pantorrillas, quiebres antinaturales de cadera y miradas al infinito. ¡Mucho Hollywood!, diría mi madre. El cine ha hecho algunas interpretaciones del baile rioplatense por excelencia, que en ocasiones han causado más daño que otra cosa. ¡Esos brazos tiesos acompañando esos pasos marciales! ¡Dios! Si Discépolo levantara la cabeza, volvería a esconderla bajo tierra con un lagrimón resbalando por la mejilla. ¡Eso no es el tango de verdad!
Pero: ¿Se puede ver tango “de verdad” en Buenos Aires?
Sí, claro. Por ser un baile básicamene popular, el tango ha pasado por bajones pero viene remontando fuerte entre la gente común, la que no necesita zapatos de baile especiales ni maquillaje para las cámaras. El tango se baila en tacones comunes y hasta en zapatillas, en vaqueros o bermudas. Lejos de escenarios y coreografías acrobáticas, el tango de verdad vive a pleno en milongas y clubes de barrio. En fiestas familiares, bodas y hasta en el patio de casa.
¿Dónde ver tango de verdad en Buenos Aires?
El tango nace a finales del siglo XIX en los barrios periféricos de aquel Buenos Aires, arrinconados en el sur más allá del Riachuelo. Hoy te lo encuentras en cada esquina de los barrios más populares, pero el visitante necesitará algunas pistas para poder verlo, y no perderse con las “luces del centro” y los espectáculos “for export“.
Los puntos de encuentro con los bailarines y amantes de esta música son centros culturales, antiguos salones, cafés y clubes. Espacios en los que aficionados y principiantes llegan cada noche para descubrir una propuesta diferente, relacionada con el mundo del tango.
Si quieres meterte en el tema, debes intentar aprender los ocho pasos básicos el tango de toda la vida. Deja las piruetas para el circo. Aquí se viene a bailar. En Buenos Aires, existen diferentes espacios en los que se enseñan desde los primeros movimientos hasta los más rebuscados saltos, a pedido de los que tienen mucho Hollywood en la cabeza.
En las escuelas se enseñan diversas técnicas y estilos de tango. Y se contemplan también los diferentes niveles de aprendizaje. Las clases pueden ser grupales o individuales.
En las milongas el tango se vive de otra manera. Son reductos en los que confluyen curiosos, principiantes y aficionados, tentados por la misma pasión. En estos espacios temáticos la experiencia se hace alrededor de la pista junto a los expertos bailarines.
Las propuestas de tango se desarrollan durante toda la semana, en su mayoría después de las 18 y hasta altas horas de la madrugada cuando se cansan los tacones. Algunas de estas milongas funcionan en las mismas confiterías donde por las tardes tomar un típico café porteño. Por ejemplo, los domingos, desde las 18, está la milonga de Plaza Dorrego, junto al Mercado de Antigüedades en San Telmo.
En la City porteña hay bares típicos que homenajean a diario el tango como el Café Tortoni, la Esquina Homero Manzi, el Bar Sur, el Bar Del Viejo Hotel, Tango del 900, Café Homero, El Viejo Almacén o La Bodeguita. El turista visita habitualmente estos lugares, porque allí estuvieron las grandes voces de este género. Sí, algunos son un poco “demasiado para turistas”. Una pena.
Pero todavía quedan muchas milongas y clubes de barrio donde “sacarle viruta al piso“. Ver, aprender y bailar el tango verdadero. Por ejemplo:
Bendita Milonga (Perú 571)
La Independencia Tango Club (Av. Independencia 572)
Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575)
Lo de Celia Tango (Humberto Primo 1783)
Club Gricel (La Rioja 1180)
El Beso (Riobamba 416)
La Marshall en Plaza Bohemia (Maipú 444)
Alma de Bohemio (Necochea 948)
La Garufa del Konex (Sarmiento 3131)
Y si estás de paseo por un barrio cualquiera, pregunta dónde está la milonga del barrio. Y ellos sabrán guiarte. ¿Conoces alguna milonga o club de tango en Buenos Aires?
Y nos quieren “vender” que el tango es ese revoleo artificial de pantorrillas, quiebres antinaturales de cadera y miradas al infinito. ¡Mucho Hollywood!, diría mi madre. El cine ha hecho algunas interpretaciones del baile rioplatense por excelencia, que en ocasiones han causado más daño que otra cosa. ¡Esos brazos tiesos acompañando esos pasos marciales! ¡Dios! Si Discépolo levantara la cabeza, volvería a esconderla bajo tierra con un lagrimón resbalando por la mejilla. ¡Eso no es el tango de verdad!
Pero: ¿Se puede ver tango “de verdad” en Buenos Aires?
Sí, claro. Por ser un baile básicamene popular, el tango ha pasado por bajones pero viene remontando fuerte entre la gente común, la que no necesita zapatos de baile especiales ni maquillaje para las cámaras. El tango se baila en tacones comunes y hasta en zapatillas, en vaqueros o bermudas. Lejos de escenarios y coreografías acrobáticas, el tango de verdad vive a pleno en milongas y clubes de barrio. En fiestas familiares, bodas y hasta en el patio de casa.
¿Dónde ver tango de verdad en Buenos Aires?
El tango nace a finales del siglo XIX en los barrios periféricos de aquel Buenos Aires, arrinconados en el sur más allá del Riachuelo. Hoy te lo encuentras en cada esquina de los barrios más populares, pero el visitante necesitará algunas pistas para poder verlo, y no perderse con las “luces del centro” y los espectáculos “for export“.
Los puntos de encuentro con los bailarines y amantes de esta música son centros culturales, antiguos salones, cafés y clubes. Espacios en los que aficionados y principiantes llegan cada noche para descubrir una propuesta diferente, relacionada con el mundo del tango.
Si quieres meterte en el tema, debes intentar aprender los ocho pasos básicos el tango de toda la vida. Deja las piruetas para el circo. Aquí se viene a bailar. En Buenos Aires, existen diferentes espacios en los que se enseñan desde los primeros movimientos hasta los más rebuscados saltos, a pedido de los que tienen mucho Hollywood en la cabeza.
En las escuelas se enseñan diversas técnicas y estilos de tango. Y se contemplan también los diferentes niveles de aprendizaje. Las clases pueden ser grupales o individuales.
En las milongas el tango se vive de otra manera. Son reductos en los que confluyen curiosos, principiantes y aficionados, tentados por la misma pasión. En estos espacios temáticos la experiencia se hace alrededor de la pista junto a los expertos bailarines.
Las propuestas de tango se desarrollan durante toda la semana, en su mayoría después de las 18 y hasta altas horas de la madrugada cuando se cansan los tacones. Algunas de estas milongas funcionan en las mismas confiterías donde por las tardes tomar un típico café porteño. Por ejemplo, los domingos, desde las 18, está la milonga de Plaza Dorrego, junto al Mercado de Antigüedades en San Telmo.
En la City porteña hay bares típicos que homenajean a diario el tango como el Café Tortoni, la Esquina Homero Manzi, el Bar Sur, el Bar Del Viejo Hotel, Tango del 900, Café Homero, El Viejo Almacén o La Bodeguita. El turista visita habitualmente estos lugares, porque allí estuvieron las grandes voces de este género. Sí, algunos son un poco “demasiado para turistas”. Una pena.
Pero todavía quedan muchas milongas y clubes de barrio donde “sacarle viruta al piso“. Ver, aprender y bailar el tango verdadero. Por ejemplo:
Bendita Milonga (Perú 571)
La Independencia Tango Club (Av. Independencia 572)
Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575)
Lo de Celia Tango (Humberto Primo 1783)
Club Gricel (La Rioja 1180)
El Beso (Riobamba 416)
La Marshall en Plaza Bohemia (Maipú 444)
Alma de Bohemio (Necochea 948)
La Garufa del Konex (Sarmiento 3131)
Y si estás de paseo por un barrio cualquiera, pregunta dónde está la milonga del barrio. Y ellos sabrán guiarte. ¿Conoces alguna milonga o club de tango en Buenos Aires?