Latinoamérica tiene una enorme riqueza histórica. Es que su civilización no comienza con la llegada de los europeos, sino que se remonta a muchos siglos más hacia atrás, a las ricas culturas precolombinas que habitaban el continente.
Ecuador no es la excepción y allí también es posible para los turistas conocer el pasado de las tribus originarias. Por ejemplo, las tumbas de los indios Quitu que conoceremos en este post.
Es que hace ya unos 1.200 años, tenían el ritual de enterrar a sus muertos en profundos pozos en la tierra, que al día de hoy podemos ver en plena ciudad de Quito, en el Museo de Sitio La Florida.
Descubierto en los años 30’ del siglo pasado, no fue sino hasta ahora que se puede ver este yacimiento, donde hay hasta tres niveles de cuerpos en las tumbas, y vasijas con ofrendas como joyas, chicha, alimentos, tejidos. Estas piezas se exponen en el museo junto con figuras humanas elaboradas a partir de las evidencias óseas
Estas tumbas tienen forma de chimenea invertida y pueden tener hasta 17 metros de profundidad, por eso es que un sistema de cámaras permite internarse en ellas.
Este yacimiento arqueológico se une a la red de sitios arqueológicos de la ciudad de Quito conformada también por los sitios de Tulipe y Rumipamba.
Ecuador no es la excepción y allí también es posible para los turistas conocer el pasado de las tribus originarias. Por ejemplo, las tumbas de los indios Quitu que conoceremos en este post.
Es que hace ya unos 1.200 años, tenían el ritual de enterrar a sus muertos en profundos pozos en la tierra, que al día de hoy podemos ver en plena ciudad de Quito, en el Museo de Sitio La Florida.
Descubierto en los años 30’ del siglo pasado, no fue sino hasta ahora que se puede ver este yacimiento, donde hay hasta tres niveles de cuerpos en las tumbas, y vasijas con ofrendas como joyas, chicha, alimentos, tejidos. Estas piezas se exponen en el museo junto con figuras humanas elaboradas a partir de las evidencias óseas
Estas tumbas tienen forma de chimenea invertida y pueden tener hasta 17 metros de profundidad, por eso es que un sistema de cámaras permite internarse en ellas.
Este yacimiento arqueológico se une a la red de sitios arqueológicos de la ciudad de Quito conformada también por los sitios de Tulipe y Rumipamba.