
La senda de Salcantay lleva ese nombre por una de las montañas más altas de la región, pero también se la conoce como la “puerta de atrás de Machu Picchu”. Una de las contras de esta alternativa es la altitud, de 4.700 metros, más de 600 por encima del Camino del Inca. Además, por el camino no se avistan ruinas arqueológicas como en el otro caso. Pero por lo demás es muy similar: dura cuatro días hasta llegar a las ruinas y las vistas cortan el aliento, y cuenta con sitios más tranquilos en cuanto al tráfico de personas.
Choquequiro es una montaña con un sendero que termina en un sitio arqueológico inca, aunque no tan famoso como Machu Picchu. Buena parte del trayecto aún pertenece a la jungla, y además se tiene un contacto más directo con los habitantes de los Andes. Es más remoto y desafiante que el Camino del Inca, pero aún los mochileros experimentados lo pueden realizar sin la compañía de un guía, otra buena ventaja de esta opción, aunque sólo los expertos deberían ir por su cuenta.
El Camino del Inca no es el único sendero de montaña que ofrece el Perú. La cordillera Huayhuash es un punto muy apreciado por los montañistas. Se ubica al norte de Lima, la capital, pero hay que estar muy preparado para tomarlo, ya que demanda nada menos que 16 días de excursión, llegando a altitudes de 5.500 metros. Rodeados de picos glaciares, ofrece de las vistas más impresionantes del planeta. Está entre los circuitos más codiciados por montañistas del mundo, pero volvemos sobre esto: hay que estar muy preparado.
Calzarse la mochila al hombro y andar cuesta arriba, para quienes lo disfruten con pasión, Perú ofrece mucho más que Machu Picchu.
Vía: Gadling