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03 junio 2009

El Jetboil, una cocina portátil

Muchas veces nos sucede cuando vamos de vacaciones a espacios al aire libre que no encontramos un lugar adecuado para cocinar, pero esta vez presentamos un artículo que nos hará disfrutar de la naturaleza en plenitud.

Nos estamos refiriendo al Jetboil, una increíble cocina portátil con la que disfrutaremos de la mejor comida donde quiera que nos encontremos, ofreciendo además numerosas ventajas que veremos a continuación.

Entre algunas de las características más destacables de este producto es el bajo consumo de combustible, empleando por ejemplo para hacer hervir dos tasas de agua en dos minutos tan sólo la mitad del gas que se utilizaría en una cocina común.

Este maravilloso equipo no sirve únicamente para calentar agua, sino que aparte, se utiliza para preparar cualquier tipo de alimentos sólidos, disponiendo de toda una serie de complementos que hace del Jetboil una cocina completa.

El costo es de 79.95 dólares, un precio bastante adecuado para un elemento tan útil que aparte ocupa un lugar tan pequeño como una botella. Todo mochilero que desee disfrutar de la aventura al máximo debe tener este implemento.

Vía: Nuestro Rumbo


Isla de Pascua, un tesoro chileno.

La Isla de Pascua es una pequeña isla volcánica,situada a 3700 kilómetros al oeste de la costa de América del Sur. Te cuento que la isla fue anexada a chile en el año 1888, bautizada por el holandés Jacob Roggeveen, el mismo que llegó a la isla en el año 1722.

Mucho antes que los europeos se fijaran en ella,existía en la Isla de Pascua una floreciente población polinésica,que llamaba al lugar "el ombligo del mundo".

Los nativos dejaron algunos monumentos espectaculares, los conocidos "moais" que son estatuas monolíticas con cabezas enormes talladas en una piedra volcánica blanda: la toba.Algunas alcanzan los 23 metros de altura y pesan casi 60 toneladas. Las más antiguas han estado allí por cerca de mil años y las más recientes son del siglo XVII.

Muy pocos descendientes de los talladores de piedra sobreviven hoy en día en la isla, ya que la trata de esclavos realizada por los peruanos entre 1862 y 1863, combinada con graves epidemias, diezmó virtualmente la población polinésica.Misioneros cristianos llegados en el siglo XIX contribuyeron a que la cultura indígena declinara.

La mayoría de los 2770 habitantes se concentra en la aldea de Hanga Roa,en la protegida costa oeste.Tradicionalmente se dedican a la agricultura, y también a la cría de ovejas dando origen a un pequeño comercio de la lana.Desde mediados de 1980 el turismo, sin embrago, se ha convertido en la principal fuente de ingresos de la isla.Por eso te recomiendo que visites cuanto antes este maravilloso lugar en el mundo.

Via: viajesudamerica


30 mayo 2009

Algunas aerolíneas retirarán la primera clase

Los efectos de la crisis están provocando cosas que hasta hace poco parecían descabelladas. Por ejemplo, que algunas líneas aéreas retiren el servicio de Primera Clase de sus aviones por falta de demanda. Además, las Business son cada vez más completas, por lo que muchos viajeros ven poco conveniente pagar entre tres y diez veces más por un billete por viajar en primera.

British Airways anunció oficialmente el retiro de la First Class de cuatro de sus vuelos, agregando que puede continuar por los otros. Ha reportado pérdidas por 401 millones de libras esterlinas. KLM y Delta van por el mismo camino.

Qantas, por su parte, anunció que removerá la Primera Clase de sus vuelos Sydney-Buenos Aires, Sydney-San Francisco y Melbourne-Hong Kong-Londres.

La única forma de que vuelva la primera es que aumente la demanda, es decir, que haya más pasajeros interesados en viajar de esta forma. Mientras tanto, el hecho de que la primera esté tan vacía significa una buena oportunidad para los viajeros de clases inferiores de ser trasladados a estos asientos Premium en caso de overbooking.

Vía: Gadling

Viajes gratis gracias a las Redes Sociales

Las redes sociales han invadido internet en los últimos años. Ahora, además de estar en contacto con tus amigos donde quiera que estés o de encontrar trabajo gracias a este tipo de redes, también puedes viajar gratis.

¿Cómo funciona? Gente de todo el mundo ofrece su casa a viajeros que llegan a su ciudad. Cada red tiene un sistema diferente, pero en general tienes que ponerte en contacto con los “anfitriones” y ellos te dicen si puedes alojarte en su casa o no. En algunas redes es obligatorio que tú también pongas tu casa a disposición de otros viajeros. Y no sólo en alojamiento queda la cosa, también puedes organizar viajes en coche con gente que viaja a tu mismo destino.

¿Cuáles son las ventajas de viajar de esta forma? La ventaja número una está bastante clara: viajar sin gastar nada en términos de alojamiento. Pero además, también tienes que tener en cuenta otros factores. Conocerás gente abierta y multicultural que te explicará los mejores lugares para visitar, las tradiciones, los sitios para salir de fiesta, para comer, etc. Y es que si quieres sumergirte en otra cultura, ¿qué puede ser mejor que alojarte en casa de alguien que viva allí?

¿Dónde encontrar estos “viajes”? A continuación os dejamos una enumeración con las redes sociales de viajes más populares de la red:


1. Couchsurfing: Una de las que cuenta con más miembros, casi 400.000 en todo el mundo. Una red ideal para organizar tus viajes a tierras desconocidas y conseguir alojamiento.

2. Shareling: Con el fin de reducir costes de transporte y actuar de manera sostenible con el medioambiente, en esta red podrás organizar viajes con gente que va al mismo sitio que tu de vacaciones.


3. Hospitality Club: La red de la hospitalidad. Aquí puedes encontrar alojamiento gratis o gente dispuesta a enseñarte su ciudad. Sin duda, una manera estupenda de conocer gente.

Si no tienes mucho presupuesto, eres atrevido, abierto y te gusta conocer gente tanto como viajar esta es la mejor manera de recorrer el mundo. Elige tu red social, date de alta y… ¡comienza el viaje!

Vía: 3 Viajes

Argentina: Entre Rios a todo lujo, entre el río y las lomadas

El toc-toc del pájaro carpintero impregna la atmósfera del parque de la estancia Las Colas, cerca de Gualeguay, Entre Ríos. El oído se agudiza y la vista busca entre álamos, palmeras, araucarias y robles, hasta dar con el responsable del sonido. Es media mañana y, desde los cómodos sillones de la galería descubierta del casco, el paisaje campestre invita a bajar las pulsaciones.

Es el primer contacto con este campo de 2.500 hectáreas, ubicado a dos horas de la ciudad de Buenos Aires. La casona de estilo renacentista casi no se distingue desde la ruta 11. Pero aparece, imponente, entre una variada arboleda, luego de recorrer mil metros por un camino de tierra.

Los anfitriones, Marta y Mario, reciben a los recién llegados y enseguida desaparecen entre bambalinas, para que la sensación de estar "como en casa" sea aún mayor. La maciza puerta de entrada da paso al hall y al comedor, con hogar a leña y piso de pinotea. En sus dos plantas, Las Colas tiene siete habitaciones, con una decoración austera pero pintoresca, aire acondicionado, camas cómodas y baños enormes.

Además del comedor, en el casco hay un living, mesa de juegos y biblioteca. El piso superior es luminoso, con ventanales que dan al parque, pisos de madera, muebles antiguos y reproducciones de Molina Campos.

Actividades y buena mesa

Luego de una primera recorrida, la galería, con piso de cerámicas blancas y negras, como un tablero de ajedrez, se lleva los elogios. A las virtudes de ese rincón de la casa se suma la picada de fiambres y quesos caseros. El almuerzo suele servirse en el comedor, pero, a pedido de los visitantes, el asado puede ser disfrutado en la galería.

El reposo después de la comida es un paso obligado que se repetirá durante toda la estadía. Los platos son caseros, abundantes y deliciosos, gracias a las manos de Marta y de Mario, en su rol de experimentado asador.

En Las Colas, ninguna actividad está programada. Hay mucho para elegir: canchas de tenis y fútbol, piscina, bicicletas y juegos infantiles. Durante la tarde, los caballos están ensillados y listos para largarse a una cabalgata por el campo. Empiezan a andar un rato con desgano, antes de entrar en ritmo, mientras varias bandadas de pájaros aparecen en el cielo en perfecta formación.

Enfrente de la caballeriza, un museo de antigüedades guarda máquinas agrícolas y carruajes de época. Para saber el porqué del nombre de la estancia, hay que remontarse a 1904, cuando Juan Mihura compró el campo de 6 mil hectáreas originales y cuyo dibujo en el plano semejaba un animal. La fracción donde está el casco era "la cola" del campo. Por una deformación a través de los años, el lugar pasó a ser conocido como "Las Colas". La estancia tuvo varios dueños y huéspedes famosos, como el ex presidente Marcelo Torcuato de Alvear.

La merienda en la galería se extiende entre charlas, mate, porciones de pasta frola y pan casero. Casi sin advertirlo, llega la noche y los bichitos de luz asoman como diminutos faros en la oscuridad del parque. Un rato después llegan los ñoquis a la bolognesa de Marta: el premeditado plan de descansar y comer rico se cumple a la perfección. Al día siguiente habrá tiempo para una caminata y un paseo en carro, con la infaltable foto delante de la casona.

27 mayo 2009

En la morada de los cóndores

La reserva natural Quebrada de los Cóndores es uno de esos lugares recónditos y poco conocidos que hacen de La Rioja un lugar sorprendente. Allí, en el puesto rural Santa Cruz de la Sierra, se ofrece alojamiento y cabalgatas a una espectacular saliente montañosa próxima a la morada de un centenar de cóndores que planean a metros del visitante. Si la estadía en Santa Cruz de la Sierra es de dos o tres días, el avistaje se puede combinar con paseos por circuitos alternativos, como la visita a pinturas rupestres y pesca de truchas en unos piletones naturales de agua cristalina.

El viaje a Quebrada de los Cóndores se realiza en vehículos doble tracción, y parte desde Tama -un pueblito ubicado a 180 kilómetros de la ciudad de La Rioja- con rumbo a Sierra de Los Quinteros.

Esta extraña y sorprendente serranía de rocas de granito -cubiertas de pastizales, pequeñas quebradas y cactos en flor- protege al 80 por ciento de esta comunidad de cóndores andinos, formada por 150 ejemplares. Una especie que en todo el continente está al borde de la extinción.

Por un camino de cornisa

El camino, que dura aproximadamente tres horas, asciende con suavidad por algunas cornisas de la quebrada hasta llegar a los altos de una meseta. Allí está el puesto rural de Santa Cruz de la Sierra, una posta para alcanzar la Quebrada de los Cóndores. La cordialidad y la hospitalidad de José de la Vega, quien recibe con silencioso entusiasmo, es una de las más gratas impresiones que se lleva el visitante.

La posada está preparada para brindar alojamiento a diez personas en habitaciones dobles provistas de baño privado, y cuenta con un comedor rústico donde la comida es en sí misma un verdadero motivo que justifica el viaje. Entre las delicias de la cocina riojana se sirven cazuela de gallina, cabrito al horno de barro, locro, empanadas, puchero de cabra y frutas silvestres cosechadas in situ por el mismo visitante.

También suelen realizarse fogones criollos, en los que los baqueanos narran con mucha calma y entusiasmo la rutina de la vida en este lugar.

Antes de partir, un sol radiante augura que la excursión que comienza con una caminata hasta el lugar donde nos esperan los caballos, superará las expectativas más ambiciosas.

Desde el mirador

La cabalgata que se avecina dura un poco más de hora y media; ese es el tiempo necesario para atravesar los cuatro kilómetros hasta el mirador natural de la Quebrada de los Cóndores.

El ascenso es lento y hay que hacerlo con mucha precaución, dada la evidente dificultad de este terreno. El recorrido sortea pequeños arroyos y nacimientos de vertientes que brotan entre las inmensas rocas de granito, hasta llegar al desfiladero que conduce al "Mirador de los Cóndores", un gigantesco peñasco que sobresale del acantilado unos tres o cuatro metros, a más de 1.800 de altura sobre el nivel del mar.

Después de transitar una angosta huella serpenteando la montaña, se accede a la cima de esta saliente que domina el paisaje. Desde allí la panorámica es conmovedora: se divisan hileras de montañas cubiertas de verde, varios riachuelos que marcan un trazo profundo entre las quebradas y el camino hasta la posta.

La abrumadora presencia del acantilado, escogido por estos reyes del aire para establecer su morada, causa un poco de impresión. Tal vez por ello, desarrollaron la capacidad de vivir en estas inmensas y recónditas montañas, cuyos recovecos y pequeños relieves sirven para constituir y proteger sus nidos.

Encuentro cercano

La escena es tan espectacular que, absortos el paisaje, en un primer momento no percibimos que más de cuarenta cóndores planean sigilosos a pocos metros de nuestras cabezas. Pero el encuentro es hipnótico y emocionante; pareciera que los cóndores están tan asombrados por nuestra presencia como nosotros por la de ellos.

Así, como en un ritual silencioso, permanecemos sentados en la cima de la montaña durante más de dos horas, viendo cómo las aves pasan una y otra vez, en círculos y en línea recta, hasta esconderse en sus nidos, entre las fisuras de las rocas.

Al emprender el regreso es cuando nos damos plena cuenta del efímero pero mágico momento que acabamos de disfrutar en la Quebrada de los Cóndores. Por el oeste, el sol se empieza a esconder entre una cortina de nubes, mientras el aire puro y la brisa silban suavemente, como en señal de despedida.

Reloj de agua para viaje

No lleva baterías.
No consume electricidad.
No contamina.
Es pequeño, portátil, liviano, útil y funciona con agua.

Sí, ya sé que hoy por hoy pocos llevan un reloj alarma cuando salen de viaje. Los teléfonos móviles, PDAs y hasta las videoconsolas nos pueden despertar a tiempo para no perder el avión.

¡ Pero no me dirán que no es precioso !

Además, me parece el una idea brillantemente sostenible. Todo lo qua hay que hacer para que este relojito funcione es llenalo con agua con unas gotas de jugo de limón (!).

Los electrodos toman la energía del agua (¿algún voluntario que nos explique cómo ?) que sólo es necesario cambiar muy de tanto en tanto, y agregar un poco de jugo de limón cada 5 a 7 semanas. Tiene además una memoria que te cuenta cuándo fue la última vez que lo cargaste de H2O.

Es de Bedol donde también tienen todo tipo de objetos eco-friendly incluyendo bolsos y varios modelos de relojes de viaje, radios y estaciones meteorológicas portátiles. Pero este chiquitín me pareció una joyita de diseño verde. Cuesta 16 dólares.

¿El plástico con que parece estar hecho, será reciclado?

Via: elproximoviaje

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