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06 marzo 2013

El sitio arqueológico de Ollantaytambo, en Perú

El sitio arqueológico de Ollantaytambo se encuentra a orillas del Río Patachanka, cerca de la confluencia de éste con el Río Urubamba, en la Región de Cuzco (a unos sesenta kilómetros hacia el noroeste de la ciudad homónima), dentro de la Provincia de Urubamba en Perú, a una altitud de casi tres mil metros.

En la antigüedad el Inca Pachacútec fundó allí una ciudad y un centro ceremonial, los cuales mucho después sirvieron como fortaleza para la lucha contra los conquistadores españoles y es la única de todas las ciudadelas incaicas que aún está habitada.

Hoy en día es un importante centro de turismo internacional, punto de partida del camino inca que lleva hacia Machu Pichu.

Una parada en el valle

Entre las ruinas podemos apreciar las magníficas calles empedradas que suben serpenteando hacia la cima, las que fueran terrazas de cultivo, la antigua fortaleza del lugar y el templo, desde el cual se tiene una particularmente impresionante vista del Valle Sagrado de la Cultura Inca.

El clima es siempre fresco allí, no sólo debido a la altura sino que entre los dos valles sobre los que se sitúa siempre está corriendo una moderada brisa.

Al parecer la palabra Ollantay es de origen aimara y significa mirador o atalaya, luego esa lengua fue perdiendo terreno frente al quechua y se cambió el nombre a Ullantay; la palabra que la acompaña, tambo, sirve para designar a los albergues que cada 20 o 30 kilómetros se levantaban a lo largo de los caminos principales, en los cuales se guardaban alimentos y leña no sólo para los que se hospedaran en ellos sino también para casos de necesidad de la población de las cercanías, todo con un perfecto sistema contable de entradas y salidas controlado mediante quipus.

Construcciones megalíticas

Llama poderosamente la atención el trabajo efectuado en la construcción de la ciudad-fortaleza, puesto que cada piedra parece haber sido tallada individualmente; especialmente se nota esto en el denominado Templo del Sol formado por seis rocas ciclópeas de unas setenta toneladas cada una, perfectamente pulidas y colocadas a la par con precisión milimétrica.

Sigue sin develar el misterio de cómo fueron transportadas hasta allí puesto que la cantera de la que se las extrajo está a cuatro kilómetros y quedaron muchas más sin emplazar.

Las calles de la actual ciudad están delineadas de forma recta y ocupan unas quince hectáreas o manzanas al norte de la plaza principal, en ella sirve de atractivo turístico una enorme roca con quince aristas que encaja a la perfección con las de la hilera superior y las de la inferior, otro misterio.

La mayoría de las casas datan de la época colonial española pero fueron erigidas sobre muros incas que se destacan por el color rosado de sus piedras.

Muchos piensan que las construcciones megalíticas ya estaban allí cuando la civilización inca tuvo acceso a ellas, pero mientras continúa la investigación sobre su origen nosotros podemos disfrutar de todo el entorno que es espectacular, unas vacaciones-aventura que difícilmente olvidaremos.

 

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