Y aquí creo que hay que puntualizar una serie de cosas. Les pido lean hasta el final antes de dejar comentarios, porque mi idea es analizar los pros y contras de tomar medidas acerca de tener sistemas diferenciados de precios para residentes y turistas extranjeros. Haré un resumen de los argumentos al final, para que la discusión se concentre en ellos.
En primer lugar, los costos relativamente más bajos de los pasajes aéreos en Argentina se deben a la combinación de políticas del gobierno, que apuntan a no permitir aumentos de tarifas en pesos y a mantener un valor alto para el dólar en relación al peso. Tal costo, en particular el segundo punto, no es gratuito. El estado argentino está usando parte de sus fondos para sostener el precio del dólar; o sea, con los impuestos que se pagan internamente, más las retenciones a las exportaciones. Eso ha permitido, por ejemplo, que sectores como el turismo hoy sean más competitivos que en otros años, gracias a que pueden ofrecer precios en dólares menores.
Mi pregunta es: ¿es razonable que aquellas personas que visitan un país, y que no pagan impuestos en él, se beneficien de una política pagada con los tributos de los residentes? Justamente, si el turismo es atractivo para muchos países es porque los turistas traen dinero para gastar, y no porque aprovecharán los recursos propios de los Estados. En este sentido, varias naciones latinoamericanas, como Perú y Ecuador, cobran costos dolarizados a los turistas internacionales para visitar ciertos lugares (Machu Picchu y Galápagos, por ejemplo). Y no por eso han perdido turistas. De todos modos, hay que aclarar que los no residentes ya estaban pagando, en Argentina, los valores máximos permitidos para la clase turista en Argentina, en el caso de los vuelos aéreos internos.
Ahora bien: la dolarización de la tarifa para no residentes, tal como quiere ser aplicado por Aerolíneas Argentinas, aparece como evidentemente desproporcionada, y lleva a los costos internos de los vuelos a valores demasiado altos en comparación las naciones vecinas. Y para peor, se vincula con una estrategia comercial clara: este aumento no se aplica (o al menos no se aplica totalmente) a aquellos no residentes que lleguen a Argentina vía los vuelos internacionales de Aerolíneas. La intención, claro, es generar un “lock in” de pasajeros, que opten por las rutas internacionales de la “aerolínea de bandera” argentina.
Lo extraño, además, es que sólo Aerolíneas aplica este aumento. LAN sólo subió sus tarifas un 20%, tal como se anunció. Pero por desgracia, Aerolíneas es prestataria monopólica en ciertos destinos; en otros, la oferta de LAN no alcanzaría a cubrir la demanda. Tengan en cuenta que Aerolíneas y Austral, su empresa controlada, manejan el 80% del tráfico interno en Argentina.
Definitivamente esto tendrá un impacto muy negativo en el flujo de turismo a las provincias argentinas, y a mediano plazo en todo el país. Si bien el papel de Aerolíneas Argentinas se viene discutiendo hace rato, en este momento lo que falta es mayor oferta de vuelos hacia muchos destinos. Aún cuando precios más altos puedan mejorar la rentabilidad del sector aéreo e impulsar la necesario oferta de asientos, tarifas muy caras ahuyentarán a los turistas internacionales, el sector más buscado por muchos operadores turísticos. De hecho, como me cuenta Pablo Haas, que es socio y manager de una agencia local de viajes, están recibiendo múltiples cancelaciones de compras de pasajes por parte de turistas extranjeros. Por ahora, los platos rotos los están pagando las agencias, y pronto los prestadores de servicios turísticos en toda Argentina.