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06 junio 2013

Nueva York: la inolvidable experiencia de una misa en Harlem

Nueva York es una ciudad que, además de sus atractivos más reconocidos, esconde tesoros que cualquier turista puede descubrir y sin gastar demasiado dinero. Sí, porque en la Gran Manzana se puede hacer mucho y gratis.

Pues entre esas cosas existe la posibilidad de vivir una experiencia única, sin igual, diferente, vibrante y atractiva. ¿De qué se trata? De participar de una misa en el barrio de Harlem y escuchar a los famosos y hermosos coros Gospel.

Es este un sector de la ciudad básicamente poblado por ciudadanos afroamericanos. Un barrio que supo ser muy peligroso pero que hoy, al menos en determinados sitios, se puede recorrer sin ningún temor. Allí, entonces, se alzan las diferentes iglesias bautistas que son aquellas que cuentan con estos alegres ritos en los que la música y los coros son los protagonistas.

Sin dudas una de las mejores experiencias que puede vivirse en Nueva York lejos de los circuitos turísticos pero muy cerca de la gente. Viviendo junto a ellos algo tan especial e íntimo como lo es la celebración de una misa.

De este modo existen diferentes templos en Harlem donde escuchar buenos coros y participar del rito. Llamará la atención de los viajeros el aspecto de los fieles quienes se visten de fiesta, con sus mejores ropas para asistir a la misa. Colores vivos, sombreros y zapatos.

Además, una vez comenzada la celebración, es común escuchar a la gente alabar al Señor con gritos o voz elevada. Gritos como “¡Aleluya! ¡Oh Lord! ¡Thanks God”! en medio de la celebración, brazos en alto o voces que repiten lo que el Ministro dice en el altar.

Pues como lo hemos dicho son los coros, sin dudas, los que le dan a esta experiencia mucho color y… sonido. Increíbles voces y alegres canciones transmiten una energía única. Indescriptible.

Las misas comienzan a las 11 de la mañana y habrá que estar allí unos minutos antes. Claro, dado que por lo general los turistas ingresan por separado y en otro sector. Cabe destacar que la celebración puede durar entre dos y tres horas. Por ello es recomendable quedarse detrás, para poder abandonar el lugar cuando se desee y sin interrupciones.

Pero ¿Cuáles son las iglesias que se pueden visitar? La mayoría de las guías recomiendan conocer la Abyssinian Baptist Church pero habrá que tener la suerte de poder entrar, dado que el cupo es limitado y la cola de ingreso de viajeros es muy larga. Otra opción, y también de las más concurridas, es la Antioch Baptist Church. Otra de las más renombradas es la Bethel Gospel Assambley. Pues si se desea algo más íntimo y pequeño, una opción es la Shiloh Baptist Church. También se puede preguntar en el barrio por alguna iglesia bautista que son aquellas que cuentan con coros.

Consejos

No tiene muchos secretos el hecho de participar de una misa, pero existen ciertos tips para tener en cuenta a la hora de vivir esta experiencia. Para evitar malos entendidos y situaciones incómodas.

Las iglesias no trabajan de la mano de ninguna compañía de turismo. En consecuencia pueden visitarse sin necesidad de contratar tours. Claro que quienes lo deseen podrán hacerlo, pero esto tendrá un costo extra.
Los turistas son bienvenidos a los servicios de las 11 de la mañana y no a los que se celebran más temprano.
En los templos más reconocidos suele haber filas exclusivas para turistas. Claro que se corre el riesgo de que el cupo se complete y algún miembro de la iglesia salga a anunciar que ya no puede entrar más gente.
Habrá que cuidar el atuendo que se lleva. Como lo hemos dicho para los fieles es un día muy importante. Es así que por una cuestión de respeto habrá que evitar chanclas, pantalones cortos, camisetas que dejen ver el cuerpo y habrá que cubrir los hombros.
No se permite tomar fotografías ni filmar durante la misa. A la salida se suelen vender los CDs con la música que se interpreta en el lugar. Claro que ello depende de la importancia del templo y su coro.

Katz’s, el mejor pastrami de Nueva York

Si alguien menciona pastrami seguramente te suena familiar por alguna película o serie que transcurre en Nueva York. Y no es casual, pues esta particular delicatessen es sumamente popular en la Gran Manzana, más que nada en la gran comunidad de italoamericanos, aunque a estas alturas les guste a todos. Y si quieres comer un pastrami tradicional de Nueva York, debes pedirte un sándwich en Katz’s.

Este deli –o restaurante donde sirven “delicatessen” o alimentos que por sus características son especiales – está ubicado en la zona del Lower East Side, en Manhattan, y tiene 125 años de historia, nada menos. Es un sitio emblemático de la ciudad.

Y si necesitas alguna referencia, es precisamente el lugar que vemos en “Cuando Harry encontró a Sally”, donde la pareja protagonista comparte una comida ligera y ella finge magistralmente un orgasmo. Algo que de acuerdo a sus dueños, ocurre al menos una vez a la semana. Tal es así, que la mesa donde se filmó la escena está señalada, y un cartel allí indica “Donde Harry conoció a Sally… esperamos que tengas/pidas lo que ella tuvo/pidió”, en referencia a aquella escena memorable.



En cuanto al famoso pastrami, se trata de carne de ternera en salmuera, curada durante tres semanas a un mes, para luego ahumarla durante 48 a 72 horas, y finalmente se cocina en agua unas cuatro o cinco horas. El clásico sándwich se sirve rebanado muy finamente, en pan de centeno y con mostaza a gusto. Es realmente una porción generosa que se puede llegar a compartir si no se tiene un exagerado apetito.

Otros clásicos de Katz’s que podrías probar es el sándwich de corned beef, carne de ternera en conserva. También puedes probar el famoso sándwich Reuben: corned beef, chucrut, queso suizo, y salsa rusa. El acompañamiento es a base de pickles (pepinillos encurtidos), o las latkes de patatas: tortillas con salsa agria o puré de manzanas.

Evita visitar Katz’s los días de semana entre las 12:30 a las 14:00 pues se llena de oficinistas en su hora de almuerzo que pueden llegar a hacer largas colas. En cualquier otro momento, podrás disfrutar de una rica comida en este lugar tan pintoresco.

Otra tradición entrañable de Katz’s surgió en la Segunda Guerra Mundial, cuando los propietarios de entonces tenían tres hijos en el campo de batalla, y enviaban su famoso salami a los muchachos, una práctica que actualmente se sigue realizando, enviando productos de este deli a las tropas.

Por un motivo o el otro, no dejes de visitar el famoso Katz’s en tu próximo viaje a la Gran Manzana.

03 junio 2013

Chile: El lejano Glaciar Amalia

El Glaciar Amalia, que recibe también el nombre de Skua Glaciar, se encuentra dentro del Parque Nacional Bernardo O’Higgins en el sur de Chile. Comienza en el Campo de Hielo Patagónico Sur (el cual se extiende de norte a sur por 350 kilómetros y está compuesto por 48 glaciares mayores, 46 de los cuales terminan en fiordos sobre el océano o en lagos interiores y dos lo hacen en la tierra, y más de 100 pequeños circos y valles glaciares), rodea en parte el glaciar que descansa sobre el Volcán Reclus y erosiona el lado norte de éste.

Una increíble región

Las principales puertas de acceso al parque se hallan en Puerto Natales, en Caleta Tortel, en Puerto Edén y en Villa O’Higgins.

El Glaciar Amalia es una larga silueta de 21 kilómetros de largo descendiendo de la Cordillera de los Andes con dirección oeste, tiene un ancho aproximado de un kilómetro y una altura de cincuenta metros, cubriendo una superficie de 158 metros cuadrados; es un glaciar en retroceso, habiendo perdido en cuarenta años unos siete metros de su longitud total.

Para llegar hasta allí un confortable crucero, que tomamos en Puerto Montt, nos lleva por el Canal de Darwin camino al Océano Pacífico, un hermoso trayecto que demanda alrededor de dos horas,con extraordinarias vistas e infinita paz. Al salir de él nos encontramos con pequeñas islas que son verdaderos santuarios de aves.

Faros y cascadas

Desde allí pasamos al Canal Trinidad que se une con el Canal Wide y eventualmente con el Seno Eyre, para ir hacia el Glaciar Pío XI, el más largo de la zona. Como el canal es en algunos lugares bastante estrecho hay pequeños faros sobre las rocas que avisan a los barcos de la proximidad de la costa.

Podemos observar,además, numerosas cascadas que parecen brotar de las paredes montañosas, son el fruto del derretimiento de la nieve en las altas cumbres. También vemos depresiones con forma de letra U en las laderas y eso nos indica que allí hubo alguna vez un glaciar.

Navegando por el Estero Peel nos encontrarnos con el Glaciar Amalia donde numerosos pingüinos y otras aves nos reciben. De allí pasamos al Estero Calvo desde el que pueden observarse otras seis de esas inmensas masas de hielo.

Las aguas se llenan de témpanos flotantes que reflejan la luz solar produciendo distintas tonalidades; todo es calma y quietud.

Una de las regiones más australes del mundo y una de las de mayor belleza, imposible el visitarla y no enamorarse de ella.

Estados Unidos: Manhattanhenge, el espectáculo que el sol brinda en Manhattan

Sin dudas Mantahattan tiene todo lo necesario como para cautivar a cualquiera pero, además, este sitio tiene guardada una sorpresa para algunos afortunados. ¿Cuál? El Manhattanhenge.

Se trata éste de un fenómeno también conocido como solsticio de Manhattan. Pero ¿Qué sucede exactamente? Pues la puesta del sol se alinea perfectamente con las calles de la ciudad.

El hecho se produce dos veces al año, entre el 28 de mayo y el 13 de julio. Su nombre, en tanto, deriva de Stonehenge, el monumento megalítico que se alza en el condado de Wiltshire (Inglaterra) donde el sol se alinea con las piedras en los solsticios. Así fue bautizado, entonces, por Neil deGrasse Tyson , un astrofísico del Museo Americano de Historia Natural.

De este modo, durante Manhattanhenge toda persona ubicada en una de las calles de este a oeste cuadriculadas verá la puesta de sol sobre Nueva Jersey, justo enfrente de la calle.

Así fue que el miércoles 29 a las 20:15 horas se pudo apreciar este espectáculo. Espectáculo por el que no habrá que esperar mucho más para su segunda y última “función” de 2013. Claro, dado que se repetirá el próximo 12 de julio a las 20:23.

Por su parte, un consejo es el de disfrutarlos desde las siguientes calles: 14th, 23rd, 34th, 42nd, 57th y otras adyacentes.

El Tren Crucero de Ecuador

Ecuador como destino turístico está adquiriendo cada vez más fuerza dentro de América Latina, y es por ello que las opciones turísticas que ofrecen están siendo cada vez más publicitadas. Y en este marco, el Tren Crucero de Ecuador es una grandiosa experiencia de viajar sin apuros desde los maravillosos paisajes de los Andes hasta el Pacífico, atravesando vistas escenográficas y conociendo más a su gente y su cultura.

Este tren ofrece un maravilloso viaje de más de 450 kilómetros de longitud, que asciende por escarpadas geografías hasta alcanzar una altitud máxima de 3.600 metros sobre el nivel del mar, para luego descenderlos casi por completo. Durante la travesía, es posible cruzar por paisajes tan cautivantes como la Avenida de los Volcanes, la Nariz del Diablo y el Bosque Nublado – que se considera la división entre Sierra y Costa –.

Pero además, se trata de un tren muy pintoresco, que por tramos es impulsados por una histórica locomotora a vapor del siglo XX, permitiéndonos ver cómo era aquella forma de viajar. Y no hay que dejar de destacar que el viaje contempla además el contacto con comunidades indígenas, para que el viajero conozca su particular cultura milenaria.

El viaje cubre la ruta entre la capital Quito en plena zona andina, y la ciudad de Guayaquil, de gran importancia en Ecuador, y más cerca de la costa del Pacífico. En medio, atraviesa las verdes planicies del Parque Nacional Cotopaxi – nombrado así en honor a un imponente volcán –, también es posible divisar el famoso Chimborazo, el el volcán y montaña más alta de Ecuador y el punto más alejado del centro de la Tierra, es decir el punto más cercano al espacio exterior, por lo que poéticamente se lo llama “el punto más cercano al sol”.

Y desde luego, un plato fuerte del menú del Tren Crucero es atravesar la Nariz del Diablo, como se llama al accidente geográfico por el que se emprende un vertiginoso descenso de casi un kilómetro, zigzagueando por una escarpada ladera rocosa, un paso temerario pero imprescindible para descender hasta la costa.

El viaje dura en total cuatro días y tres noches, aunque claro que puede hacerse un tramo más reducido, pero de todas formas recomendamos emprender la aventura completa pues es realmente inolvidable.

29 mayo 2013

Mo’orea, la perla celeste de la Polinesia Francesa

Mo’orea (también conocida como Moorea) es una isla alta dentro de la Polinesia Francesa, parte de las Islas de la Sociedad, a unos diecisiete kilómetros al noroeste de Tahití. Su bellísimo nombre significa lagarto amarillo en tahitiano, ya que en la isla hay gran cantidad de estos especímenes rondando por doquier, pero también se la puede conocer como ‘Aimeo o ‘Eimeo siempre dependiendo de los muy simpáticos locales.

Una isla sin igual


Para ser tan hermosa, Mo’orea mide sólo 10 millas de oeste a este, con dos pequeñas bahías en la costa norte. De éstas sugerimos recorrer la que se encuentra al oeste, llamada 'Ōpūnohu Bay, ya que no está muy poblada pero sin embargo es uno de los destinos turísticos más bellos del mundo, aunque otros páramos ideales para visitar son el de Piha’ena al este y el de Papeto’ai al oeste.

No nos hemos olvidado de mencionar la otra bahía del norte, del lado opuesto a 'Ōpūnohu, llamada Cook’s Bay o Pao Pao Bay, y es uno de los sitios más poblados de la isla después de Maharepa.

El punto más alto de este fantástico sitio es el Monte Tohi’e’a, casi al centro de la isla, y que enseguida podemos distinguirlo en el panorama ya que se ve desde casi todos los puntos altos en Mo’orea y hasta puede observarse en Tahití.

Dentro de las muchas montañas de la isla se pueden realizar expediciones guiadas, muchas de éstas organizadas desde la bahía Vai’are al este, en donde se pueden encontrar gran parte de las tiendas de la isla y que además recibe muchos turistas cada año.

El corazón de la Polinesia

Una de las particularidades más impresionantes de esta isla es que desde arriba tiene la forma de un simpático corazón, principalmente por las bahías de Cook’s y 'Ōpūnohu que estiran simétricamente los extremos de ésta y dan la apariencia de los lóbulos del corazón.

Además, aquellos fanáticos de la geología disfrutarán de saber que Mo’orea nació siendo un volcán hace aproximadamente 2,5 millones de años, luego de una ruptura en la placa oceánica que formó el Archipiélago de la Sociedad en su totalidad, y se considera que las bahías eran plataformas que se llenaron durante el período del Holoceno.


Por sus bellos panoramas y accesibilidad a la capital de Tahití, Papeetē, Mo’orea es muy visitada cada año por aquellos turistas que planean recorrer toda la Polinesia Francesa, especialmente aquellos que van de luna de miel, y seguro se han cruzado más de una vez con una imagen de la isla ya que es muy utilizada en las revistas y folletos de bodas.

El legendario Arthur Frommer (creador de la Guía Frommer) la llamó la isla más hermosa del mundo y, pensándolo detenidamente, la verdad es que no tenemos nada que refutarle.

 
 

Consejos para hacer un crucero por el Amazonas

Dentro de la lista de esos viajes idílicos que muchos sueñan, generalmente hay un espacio reservado para internarse en el corazón de América del Sur en un crucero por el Amazonas. Una experiencia que nos acerca a uno de los pocos sitios del mundo donde se vive el aislamiento, y la Naturaleza manda sobre todo lo demás.

Una vez tomada la decisión, debes decidir qué tramo quieres navegar. Según nuestra experiencia, encontrarás puntos en común y algunas diferencias si sales de Manaus o desde Iquitos.

Saliendo desde Manaus: este puerto de se encuentra en el interior de Brasil. La ciudad tiene una larga historia que se remonta a la dorada “Era del Caucho”. Es tal vez el puerto mas conocido y concurrido tanto por los habitantes de ese tramo del río, como de turistas de todo el mundo. Es una opción.

Saliendo desde Iquitos, en el interior de Perú, rodeada de selva y río. Este es un viaje diferente, por el ancho cauce que lleva hacia las nacientes del Amazonas, pasando por la confluencia de grandes (gigantescos) ríos que aportan sus aguas. Un crucero por las llanuras de la selva, entre lagunas con jardines flotantes, árboles altísimos y muy pocos visitantes.

El Amazonas nace en las sierras peruanas, brazos de los Andes, a mas de 3000 metros de altura. Llega hasta Nauta e Iquitos luego de sortear alturas y dibujar un mapa repleto de meandros zigzagueantes, mientras cambia de nombre: Lloqueta, Apurímac, Ene, Tambo, Ucayali, Marañón y Amazonas.

Recorrer estos ríos, que forman la cuenca fluvial mas grande del planeta y que se extiende por mas de 7.200 kilómetros desde las alturas de Perú hasta las aguas del Atlántico, requiere tener en cuenta ciertos consejos para hacer un crucero por el Amazonas y poder aprovechar la experiencia a pleno.

Después de haberlo vivido hace unas semanas, dejamos aquí nuestros consejos que esperemos te sirvan cuando comiences a organizar tu propio crucero por el Amazonas.

Documentación: lleva tu pasaporte, tarjetas de crédito, comprobantes sanitarios y papeles importantes dentro de una funda impermeable y convenientemente fotocopiados ya que no hay muchos consulados por la zona. La protección de los documentos de la humedad reinante es recomendable, aunque por supuesto, la misma puede quedar a buen resguardo en la caja de seguridad del barco durante todo el recorrido.
Salud: piensa que estarás en un ambiente a altas temperaturas pero, sobre todo, altísima humedad. Si tomas medicación, consulta tu médico antes de partir y comenta estas circunstancias. Lleva tus medicinas en cantidad suficiente y pide sus consejos sobre tu caso particular.

Botiquín preventivo: lo primero que debes poner en la maleta es… el repelente para mosquitos. En spray para utilizar en brazos y piernas, en crema para la cara y cuello. Colócate repelente en todo el cuerpo (aún debajo de la ropa) cada vez que salgas de visita fuera del barco, y llévalo en la pequeña mochila de excursión para volver a ponerte al cabo de una hora o, en caso de que sudes mucho. El tentador paseo por la cubierta para ver atardecer o amanecer, o luego de la cena, puede ser la ocasión en convertirte en festín para los mosquitos. No te descuides ni un minuto.

En el botiquín, puedes incluir un buen bote de talcos. Es ideal para combatir la humedad en todo el cuerpo. Después de ducharte, una vez seco, espolvorea tu cuerpo con talcos para absorber la humedad restante. Esto si vas a quedarte a bordo, bajo techo. Si piensas salir a cubierta… ¡repelente de mosquitos!
Siempre viste ropa de algodón, no de tejidos sintéticos. Siempre viste ropa de mangas y piernas largas. Siempre viste zapatillas o botas que cubran bien todo el pie (ni sandalias, ni zapatos abiertos). Para las incursiones por la costa, visita a poblados y sobre todo para caminatas por la selva, se impone tener una botas que cubran bien el tobillo o, incluso, botas de lluvia para el caso de caminar por terreno húmedo, suelo de hojas o barroso.

No olvides un buen gorro. La selva no es lugar para cuidar demasiado el estilismo. Debes protegerte del sol con prendas prácticas. Un buen gorro, de alas anchas y que den sombra tanto a la cara como al cuello. En mi último viaje, compartí crucero con un nutrido grupo de turistas americanos que iban provistos de todo modelo de gorras, gorros, pamelas y hasta unos inventos que mas parecían un escafandra que incluía una tela mosquitera que le llegaba hasta los hombros. Al principio me reí, cuando comencé a sufrir las picaduras entre los omóplatos a través de la ropa (una zona muy difícil de rascar, te aseguro), les envidié.

Investiga antes de salir de casa. No nos cansaremos de decir que la preparación del viaje comienza investigando, aprendiendo, leyendo, acumulando información que nos será muy útil para que el tiempo cunda un 500%. Siempre encontrarás la ayuda del guía local, pero no dejes para ese momento aprender ciertos conceptos: algo sobre las especies que SI viven allí y las que efectivamente puedes llegar a ver (otras muchas, no están al alcance de los viajeros normales porque viven en lo profundo de la selva, o sus hábitos son muy ermitaños). O las estaciones del régimen fluvial del río, que sube durante 6 meses (de diciembre a mayo aproximadamente) inundando las orillas bajas y dejando bosques enteros bajo metros de agua; para luego suceder la estación de “bajante” cuando los ríos llevan menos caudal y las orillas bajas ven crecer amplias playas de arena y tierras fértiles donde sus pocos habitantes cosechan maíz para su consumo.

Prueba todo los equipos antes de llegar. Hablamos de cámaras fotográficas, teléfonos, cámaras de video. Lleva todos los cargadores, baterías extras y enchufes y adaptadores necesarios. Lleva muchas tarjetas de memoria… muchas. Nunca serán suficientes.

Cuélgate los prismáticos al cuello apenas llegues a Iquitos. No dejarás de usarlos cada día para descubrir plumas iridiscentes, pequeños monitos color miel a 60 metros de altura, un par de ojos rojos entre hojas enormes al atardecer, las aguas revueltas por el paso de mágicos delfines rosados, o atrapar con la mirada una mariposa única. La selva parece cercana, lo está, pero entre el inabarcable escenario de mil verdes, tu mirada puede perder éstos y mil detalles mas. Lo dicho: llévate los binoculares.
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Observa, interactúa, toma conciencia. Estarás en un lugar único, con su propio equilibrio, con sus propias normas, y con una calidad de vida diametralmente opuesta a la que se tiene en cualquier ciudad. Si visitas alguna comunidad, intenta no juzgar, no lleves una mirada prejuiciosa ni distante. Aprende de la experiencia con cercanía y amabilidad, tanta como recibirás.

Deja “la civilización” en el aeropuerto. Aprende.

 
 

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