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12 octubre 2012

Las estaciones fantasma del Metro de Nueva York. City Hall

Como si a Nueva York le faltara atractivo, la historia que se teje debajo de la superficie de sus calles encierra capítulos apasionantes. Algunos de los más atractivos están en las estaciones fantasma del metro de Nueva York.

Estaciones que por diversas razones, algunas económicas, otras técnicas, en algún momento dejaron de oír los pasos apurados de miles de neoyorquinos para sumirse en el silencio y la oscuridad. Años o décadas después de caer en el olvido general, algunas recuperan parte de su brillo para los viajeros curiosos. Otras, siguen viviendo en un letargo que las hace más atractivas aún.

Estación City Hall

En 1904 el Metro de Nueva York se inauguraba oficialmente aunque desde algunas décadas antes existía un sistema parecido a un transporte subterráneo en el que los pasajeros viajaban en coches que eran poco más que plataformas móviles sobre rieles.

Ese mismo año una de las primeras líneas, la “Manhattan Main Line“ llevaba a los pasajeros hasta la Estación Brooklyn Bridge para continuar luego un poco más hasta la Estación City Hall. De allí, los convoyes daban una vuelta para reiniciar la línea hacia la otra cabecera.

Esta estación era (y es) una de las más bonitas de la vida subterránea de Nueva York. Con muchas similitudes con la decoración de la Gran Estación Central, especialmente en el uso del hierro y los cristales.

La actual línea 6 del Metro de Nueva York sigue pasando por esta estación, a pesar de hacerse cerrado al tránsito en el año 1945. Nunca fue una estación muy utilizada. La mayoría de sus pasajeros bajaban y subían en la cercana Brooklyn Bridge (del otro lado del parque) por su cercanía con puntos nodales de transporte y de salida de la ciudad. La estación no pudo seguir operando.

Los nuevos trenes eran más modernos que los que habían corrido durante los primeros 40 años de vida de la línea. Y también más largos que los pequeños trenes que en formación, se alineaban al andén siguiendo la curva. Los nuevos trenes no podían hacerlo. Al llegar a la estación City Hall los pasajeros se encontraban con una brecha entre el tren y el andén que era muy peligro salvar. Después de algunos pequeños accidentes, se decidió cerrar la estación al uso de pasajeros.

Sin embargo, quienes hoy viajen en la línea 6 hasta el final del recorrido, luego de Brooklyn Bridge podrán pasar por la estación fantasma y admirarla en todo su esplendor ya que por seguridad, los trenes pasan a muy baja velocidad. Ideal para hacer fotos. Lamentablemente no está permitido bajarse allí.

Desde 1995 a 1998 se realizaban visitas a la estación City Hall organizadas por el Museo de Tránsito de Nueva York. Esas visitas se suspendieron y a partir del 2006 se realizan sólo para miembros del museo y en ocasiones especiales.

En la superficie, frente al Parque City Hall puedes ver una “entrada” que sólo sirve como salida de emergencia y que no permite bajar a conocer al estación. Una pena ya que los andenes tiene un hermoso aire de principios de siglo pasado, con mosaicos y trabajos en hierro muy bonitos. Como curiosidad, te contamos que en mitad del parque hay un área reservada para perros y allí hay una abertura de hierro que permite asomarse a los andenes de la estación.

A pesar de su aparente soledad, la estación City Hall tiene una nueva “vida” gracias a los grafitteros neoyorquinos que, respetando los andenes elegantes, han tomado los túneles de maniobras para convertir sus muros en una verdadera galería de arte callejero. Ya sabes, si quieres fotografiarla, toma la línea 6, sigue hasta el final, y un poco más. Te asombrará. Ver mapa

09 octubre 2012

La Península Valdés, en Argentina, muy al sur del planeta

Una de las provincias argentinas que conforman la región denominada Patagonia es Chubut. Está en su extremo Este, descansando sobre el Mar Argentino, una extensión de territorio: la Península Valdés (con una superficie de 3.620 kilómetros cuadrados), que forma dos golfos con puertos naturales y ensenadas, que cuentan también con puntas rocosas que se adentran en las aguas. Hacia el Norte se encuentra el Golfo San José y hacia el Sur el Golfo Nuevo. En el primero se ha constituido un Parque Marítimo Provincial y en el segundo una Reserva Faunística. La belleza de la zona es espectacular, tanto hacia la costa continental como hacia la costa oceánica.

Territorio increíble

Podemos acceder a ella desde la bella ciudad de Puerto Madryn; son cuatrocientos kilómetros de costas cambiantes que para el deporte de la pesca y el turismo son todo un Paraíso. Maravilla recorrer el estrecho istmo Ameghino que se interpone entre los dos golfos uniendo a la península con tierra firme.

Aquí se registran las mareas con más diferencia de nivel del mundo entero, cada cuatro horas las aguas suben en uno de los golfos y bajan en el otro. Su desnivel es tan marcado que se ha considerado a la península como una extraordinaria fuente de energía mareomotriz, con un potencial de producción eléctrica increíble.

Pero Valdés no es sólo uno de los accidentes geográficos más espectaculares de la Argentina. Sus condiciones climáticas (la temperatura no excede nunca los treinta grados centígrados ni desciende por debajo del cero), su topografía y su ubicación geográfica la convierten en una de las reservas de fauna más importantes.

Los lobos y los elefantes marinos, que tienen allí poblaciones estables con más de cien mil ejemplares, se alternan con colonias de pingüinos de diferentes variedades, cuyo número supera ampliamente el millón de individuos.

Recorrido por el paraíso

Como si tanta belleza natural no bastara, como si tanta majestuosidad no fuera suficiente, entre los meses de junio y diciembre (invierno y primavera en estas regiones australes), convocadas por la gran concentración de plancton y krill que hay en las costas y las temperaturas reinantes correspondientes a un clima templado oceánico, ingresan en los golfos San José y Nuevo, provocando un sensacional espectáculo, las ballenas francas (la variedad más antigua y de mayor tamaño que existe en la actualidad).

Nuestros ojos contemplan atónitos el extraño ballet de esas moles de unas treinta toneladas de peso. Emergen, saltan y caen de espaldas al mar. Miles de turistas no pueden cerrar sus bocas ni dejar de fotografiarlas y filmarlas; la experiencia será inolvidable.

Es un viaje que siempre recomendaremos a nuestros amigos porque sabemos que nos lo agradecerán.

Cosas a tener en cuenta si os perdéis en el bosque, sobre todo si eres un niño de 7 a 12 años

El principal consejo de supervivencia que puede ofrecerse a alguien que se pierde en el bosque es: quédate donde estás o encuentra un lugar abierto que esté próximo. Sobre todo si eres como Hansel y Gretel (o sea, niños de 7 a 12 años… no necesariamente atrapados por una bruja en una casa de chocolate).

Con todo, en el caso de que decidáis andar, se recomienda seguir el recorrido de los ríos, pues generalmente atraviesan lugares poblados.

Se sabe que la mayoría de los adultos sanos pueden sobrevivir hasta 3 semanas sin comida a menos que haga frío. Pero no ocurre lo mismo con el agua, que es necesaria al menos antes de que transcurran tres días. La mejor fuente de agua es un manantial, pero en caso de no encontrarlo entonces no queda otra que beber de un riachuelo, aunque ello pueda provocar enfermedades. Emplear las mangas de una chaqueta atándolas a los tobillos también es útil para hidratarse: al andar por la mañana sobre la hierba, la tela absorberá la humedad, y luego podréis chupar la tela.

A continuación, 7 consejos para encontrar el norte, entre los que se encuentran buscar musgo (por lo general crece orientado al norte, porque suele ser el más sombrío y húmedo) o buscar telas de araña (tienden a aparecer en el lado sur de los árboles).

Son consejos a tener muy en cuenta, porque cada años se extravían cientos de personas en los bosques de todo el mundo: precisamente porque perderse en el bosque es más fácil de lo que parece.

Los rastreadores expertos indican que una persona normal deja tras de sí 2.000 pistas por cada kilómetro que avanza. Pistas como una rama rota, unas huellas de zapato, una brizna de hierba retorcida. Un equipo de rastreadores, separados tres metros entre sí, generalmente puede detectar el 95 % de las pistas útiles.

Por eso no hay que moverse demasiado (siempre que alguien sepa que estás de viaje en ese lugar). Porque el mayor problema que aparece cuando una persona se pierde en un bosque frondoso es el miedo. El miedo activa los grandes músculos de las piernas. Las personas que se pierden, entran en un estado de alerta tal que no puede evitar avanzar o incluso correr de una forma tan enfermiza que incluso se olvidan de buscar comida y agua en sus propias mochilas.

Los niños pequeños de entre 1 y 6 años normalmente se desplazan entre 1 y 2,5 kilómetros, es decir. Tal y como aclara el experto en supervivencia Ben Sherwood en su libro El club de los supervivientes:

 Los más pequeños, de entre 1 y 3 años, no tienen conciencia de haberse perdido. Si se separan de sus padres, no tienen la capacidad suficiente para encontrar el camino y comienzan a deambular sin un objetivo, aunque normalmente no llegan demasiado lejos. Por lo general, se les encuentra durmiendo. Naturalmente, los niños de entre 3 y 6 años son más móviles y entienden el concepto de perderse. Suelen cuidar mejor de sí mismos que los niños de mayor edad o, incluso, que los adultos. Se ponen a cubierto cuando hace mal tiempo y duermen en cuevas o madrigueras. Normalmente son “resistentes extraños”.

Por esa razón, uno de los grupos más peligrosos son los niños de entre 7 y 12 años. Porque suelen echarse a correr cuando se pierden y, además, acostumbran a no responder a los buscadores hasta que tienen hambre y frío por miedo a una reprimenda.

Además, cuando perdemos puntos de referencia, solemos caminar el círculos. La razón de ello no es, como suele pensarse, que tengamos una pierna ligeramente más larga que la otra, sino que se ignora. Se barajan diversas hipótesis, que incluso se asocian al modo de procesar la información en dos hemisferios cerebrales. Pero no se dispone de una explicación concluyente de por qué, a pesar de que estemos convencidos de ello, somos incapaces de andar en línea recta cuando no disponemos de puntos de referencia visuales.

Estados Unidos: Fly Geyser, una fantástica maravilla geológica

En el estado de Nevada, en Estados Unidos, es posible encontrar un géiser cuyas formas y dimensiones hacen que sea muy peculiar, realmente cuesta creer que un lugar así exista en la Tierra de verdad.

Ubicado en un territorio árido e igualmente extremo como es el Black Rock Desert, este Fly Geyser está ubicado en la meseta de Hualapai, a unos cuantos metros de la carretera estatal 34, desde donde se lo puede ver.

Se trata de esos atractivos turísticos que no salen en ninguna guía, sin embargo, los curiosos y turistas que por algún motivo están por allí cerca, no quieren dejar de conocer este maravilloso géiser. El problema es que está en tierras privadas, en un rancho cuyo dueño no es muy amigable con las visitas.

Sin embargo, algunos intrépidos se saltean los cercos para obtener una mejor vista del espectáculo tan único, asegurando que bien vale la pena por sus maravillosas formas, a pesar de que tiene apenas un metro y medio de altura por 3,7 de diámetro. Pero curiosamente, no se trata de un fenómeno del todo natural, ya que surgió a principios del siglo XX tras una perforación en búsqueda de napas de agua. El pozo funcionó bien por décadas, hasta que aguas geotermales lograron llegar a la superficie. Luego, la acumulación de minerales formó el montículo alrededor del orificio por el que sale el vapor y el agua.

Son los diferentes minerales los que le dan esos colores únicos, además forma piscinas naturales en un área de tres hectáreas a la redonda. Otros dos géiseres se han formado de manera similar allí.

Si por esas vueltas de la vida llegas a pasar cerca de Gerlach, en el condado de Washoe en Nevada, no dejes de curiosear este espectáculo único, con chorros de agua danzantes que alcanzan a elevarse metro y medio por encima de la boca del géiser.

03 octubre 2012

Preparar un viaje en tiempos de crisis

Viajar no es sólo cosa de ricos, por ello hoy te presentamos algunas opciones que debes tener en cuenta si lo que quieres es hacerlo sin gastar más de lo necesario. Ya sea en invierno, verano, otoño o primavera las opciones son amplias y a veces sólo basta con modificar el planteamiento del viaje y la forma de organizarlo.
Estas serán dos de las claves que te ayudarán a añadir costes durante la organización de un viaje. Por lo que respecta al planteamiento, lo fundamental se encuentra en la búsqueda de rincones que contengan las principales características que buscas -como por ejemplo, playa o montaña- pero sin acudir a lugares masificados, según las épocas. Por otro lado, se encuentra la forma de organización.

A menudo se cae en el error de pensar que es mucho más sencillo planificar el viaje a través de una agencia, que sirve de enlace con restaurantes, hoteles y packs de excursiones. Sin embargo, ésto sólo supone un plus de comodidad ya que sólo tienes que preocuparte de definir lo que quieres y dejar el resto a la agencia. Una opción que esta bien si tienes un margen en el presupuesto. No obstante, a causa de ello puede que te estés perdiendo alguna ocasión o descuento que sólo se encuentra a través de Internet.

Por tanto, lo primero que deberías hacer en sumergirte en la Red y comparar precios de diferentes hoteles, hostales y casas ruales que, en no pocas ocasiones, ya disponen de su propa página web donde gestionar directamente los trámites de reserva, sin intermediarios y accediendo directamente a sus ofertas.

Mantener el plan abierto. Este sería el segundo paso a seguir y hace referencia al tema de las excursiones o visitas culturales. Esperar a llegar al destino y acudir al Turisinfo de turno puede que parezca arriesgado -especialmente si se planea viajar al extranjero- pero esto te ayudará más a recabar mejor información sobre las actividades. Además, evitarás así cambios de planes y puede que te permita conocer otros lugares que en un principio no planeaste por puro desconocimiento.

Hay que prestar especial atención a las ofertas que vienen de agencias externas, es decir, acudir a un punto que de turismo al margen del oficial puede ayudarte ahorrar pero también facilita el timo.

Por último en cuanto a restaurantes: no porque el sitio sea más grande la calidad será mejor. Ten en cuenta que lo establecimientos pequeños también pueden ofrecerte los productos típicos de la localidad y con excelentes calidades dado que esta enfocado a la gente de ese lugar que estas visitando y son, por así decirlo, quienes mejor conocen sus propios productos.

El Sudoeste de la Península de La Florida

Desde la primitiva belleza de los Everglades hasta las mecas de moluscos de las islas de Sanibel y Captiva, el Sudoeste de La Florida ofrece una costa excitante y muy diversa. Exclusivos balnearios y soberbios restaurantes le aportan una sofisticación placentera que atrae hasta a los más exigentes.

Entretenimiento en La Florida

En la clásica Fort Myers, famosa por sus bulevares bordeados de palmeras, se puede visitar la Casa de invierno y jardines de Thomas Alva Edison, donde están expuestos su colección de gramófonos, sus autos y las bombillas eléctricas creadas por este famoso inventor.

El aficionado a la vida al aire libre  disfruta allí tanto de excursiones de pesca entre los manglares como de paseos en los típicos cochecitos por las marismas; a través de los ríos Caloosahatchee y Orange puede uno internarse hasta la selva a través de los Everglades.

Las islas cercanas a la costa son tan encantadoras como la ciudad misma. Se llega a ellas alquilando una lancha en alguna de las marinas.

Las exóticas Captiva y Sanibel están colmadas de deleites para los visitantes; sus blancas arenas, la excelente pesca tanto de agua salada como de agua dulce, el avistamiento de aves, los famosísimos caimanes y la posibilidad de hallar mientras paseamos por la playa estrellas de mar, erizos y ostras de las más variadas formas.

El lado oeste de la isla Sanibel es un Refugio Nacional de fauna salvaje. En ella un estrecho camino de tierra conduce a través de muchos brazos pantanosos, los renombrados bayous, que separan el agua dulce de la salada.

El mejor lugar para viajar

Punta Gorda y su ciudad gemela Port Charlotte ofrecen más calma. Allí también se destacan las actividades acuáticas, hay cotos de caza, se puede ir de pesca (es particularmente curiosa la pesca de ranas), navegar y comer mariscos hasta hartarse.

En los confines del Pantano del Gran Ciprés nos encontramos con Naples, famosa por su muelle que se adentra algo más de 300 metros en el Golfo de México, sus Caribbean Gardens y sus almacenes y vagones convertidos en tiendas.

La comunidad de Marco Island, con sus anchas playas y su abundante fauna, da comienzo la región de las Diez Mil Islas, un verdadero laberinto entre los manglares que se puede explorar en lancha.

Las islas se funden en el mar a la entrada del Parque Nacional Everglades, cuya área total ocupa alrededor de un millón y medio de acres. Allí se pueden encontrar más de 600 variedades de peces, 300 de aves, e innumerables mamíferos, reptiles y anfibios.

Es en Everglades City donde se aprende mucho de la historia natural y ecología de esta tierra que sigue estando bajo el gobierno exclusivo de la naturaleza desde que comenzó a formarse hace ya seis millones de años. Si se entramos al parque desde el sur el Royal Palm Visitor’s Center será la primera parada, desde allí se continúa hasta Long Pine Key, donde hay lugares para acampar y merendar. También se puede visitar Flamingo, que fuera antaño una aldea pesquera accesible solamente a través del agua. Desde ella parten excursiones hasta Cape Sable.

Todo por ver, todo por descubrir, un territorio donde el verde paisaje guarda sorpresas maravillosas.


¿Qué es la medicina del viajero?

Todo viaje requiere de un plan. Un plan que no sólo tiene que ver con el traslado, las visitas, el recorrido y el alojamiento, sino también con la salud. Así, todo viajero precavido deberá tomar los recaudos necesarios de acuerdo a las características del viaje, del destino y de su estado antes, durante y después del viaje.

Pues para ello existe una especialidad llamada, justamente, Medicina del Viajero. La misma busca prevenir las múltiples enfermedades que los turistas pueden llegar a contraer en caso de no tomar las precauciones necesarias.

Por tal motivo, en las consultas se tratará, básicamente, la prevención de enfermedades y situaciones de riesgo a las que pueden llegar a exponerse los viajeros. En tanto, al regreso y en caso de ser necesario, el profesional trabajará sobre el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades adquiridas durante la estancia.

Consulta antes de viajar

Los especialistas indican que esta visita al médico especializado deberá realizarse, por lo menos, un mes antes de partir.

Durante la misma, el profesional ofrecerá una serie de recomendaciones de acuerdo al tipo de viaje y de viajero, diseñando así un plan de medidas preventivas y de ser necesario se indicarán las vacunas necesarias.

Cuando se habla del tipo de viaje, se hace referencia a los destinos e itinerario a seguir, a la duración total del mismo, el tipo de viaje (aventura, rural, urbano), tipo de alojamiento, qué actividades se realizarán y el contacto con la población del lugar.

Por su parte, en cuanto a los datos del viajero, habrá que tener en cuenta: edad, estado de salud, inmunizaciones anteriormente recibidas y, claro, su historia clínica.

En tanto, siempre es recomendable realizar un chequeo odontológico, especialmente si las vacaciones se extienden por más de tres meses.

Después del viaje

Habrá que prestar especial atención al regresar a casa. Muchas veces los viajeros suelen pasar por alto ciertos síntomas atribuyéndolos sólo al cansancio.

Pues los especialistas indican que en caso de no sentirse bien, tener fiebre, descubrir lesiones cutáneas, sufrir diarrea o síntomas respiratorios, habrá que concurrir de inmediato a un centro médico.

Pues allí no habrá que obviar información en cuanto al viaje de manera que los médicos tengan en cuenta las posibles enfermedades que viajero pudo haberse contagiado en el lugar.

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