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13 enero 2010

Un aventurero quiere llegar en autobús de Washington a la Antártida

Un intrépido viajero como es Andrew Evans, se planteó un propósito bien diferente para este 2010, que nada tiene que ver con “voy a comenzar la dieta” o “voy a dejar de fumar” que suele cruzarse por estos días en las cabezas de la mayoría de los mortales.

Este muchacho quiere viajar desde la capital de los Estados Unidos, Washington D.C, hasta nada menos que la Antártida. Lo más curioso de todo es que piensa llegar hasta allí en autobús, en una iniciativa que da en llamarse Bus2Antartica.

Partió en la mañana del primer día del año desde las oficinas centrales de Nacional Geographic, quienes apoyan su cometido, y por estos días se encuentra ya atravesando Guatemala.

Se estima que el viaje le llevará unas diez semanas, y recorrerá unos 16.000 kilómetros en autobús. Si deseas seguir sus andanzas, puedes leer este blog, o bien en Twitter en @Bus2Antarctica.

Claro que está en inglés, pero si manejas algo del idioma es muy interesante seguir su bitácora de viaje. No te pierdas el vídeo del día de la partida.

Vía: National Geographic

08 enero 2010

Peru: Las Ruinas de Caral, cuna de la civilización americana

Una de las excursiones que podemos hacer desde la capital de Perú, Lima, es visitar las ruinas de la ciudad mas antigua de América. Se llama Caral o Chupacigarro, y es el yacimiento arqueológico mas importante relacionado con la cultura de Caral-Supe, la cultura mas antigua de América con sus 5 mil años.

Caral está a unos 200 kilómetros de Lima y cuando llegas puedes ver los restos de una civilización que fue contemporánea de las grandes civilizaciones de Egipto, India, Mesopotamia y China. Es decir, había aquí una cultura igual de rica y compleja que ha dejado restos de enormes edificios con bases gigantescas, algo que los arqueólogos suponían que había en América pero unos mil o mil quinientos años después.

Las ruinas de Caral fueron descubiertas en 1905 pero la ausencia de cerámicas hizo muy difícil conocer cuán viejas eran y recién con la técnica del carbono 14 aplicada sobre algunas fibras del lugar pudieron datarse entre 2627 y 2100 años antes de Cristo. Es decir, en Perú comenzó la civilización americana pues lo mismos se vería en el resto del continente 1500 años después.

En Caral se han descubierto pirámides de mas de 150 metros de base, murallas de 20 metros de alto, plazas, edificios, en fin, un centro urbano muy relacionado con la religión maravilloso que no deja de asombrar. Además, aquí se ha encontrado un quipu más o menos en buen estado lo que ha llevado a cambiar la idea de que esta forma de registro de datos tiene 1500 años… pues si está aquí tiene casi 5 mil.

Bueno, ya sabemos que en la arqueología todo cambia entre descubrimiento y descubrimiento. En fin, que a mi las culturas precolombinas me fascinan, me hacen preguntarme cuál ese nexo que hay con las otras civilizaciones del mundo que se nos escapa.

Cuáles son los aeropuertos con escáneres de cuerpo entero

Puesto que tras el intento fallido de atentado terrorista en un vuelo entre Ámsterdam y Detroit muchos países decidieron implementar los controversiales escáneres de cuerpo completo, veamos entonces cuáles son los aeropuertos que actualmente los están utilizando.

De acuerdo al prestigioso periódico estadounidense Washington Post, hay sólo 40 escáneres operando en 19 aeropuertos. Londres y Nigeria tienen pedidos los suyos, pero aún no están funcionando, por ello veamos con cuáles se toparán los viajeros, y en qué aeropuertos:

• Aeropuerto Internacional de Albuquerque (ABQ)
• Aeropuerto de Atlanta Hartsfield-Jackson (ATL)
• Aeropuerto Internacional Baltimore-Washington (BWI)
• Aeropuerto de Dallas/Ft. Worth (DFW)
• Aeropuerto Internacional de Denver (DEN)
• Aeropuerto de Detroit Metro Wayne County (DTW)
• Aeropuerto Internacional de Indianapolis (IND)
• Aeropuerto Internacional de Jacksonville (JAX)
• Aeropuerto de Las Vegas-McCarran (LAS)
• Aeropuerto Internacional de Los Angeles (LAX)
• Aeropuerto Internacional de Miami (MIA)
• Phoenix Sky Harbor (PHX)
• Aeropuerto Internacional de Raleigh-Durham (RDU)
• Aeropuerto Internacional de Richmond (RIC)
• Aeropuerto Internacional de Salt Lake City (SLC)
• Aeropuerto Internacional de San Francisco (SFO)
• Aeropuerto Internacional de Tampa (TPA)
• Aeropuerto Internacional de Tulsa (TUL)
• Aeropuerto Nacional de Washington DC’s Reagan (DCA)
• Amsterdam-Schipol Airport (AMS)

Bien, la mayoría se encuentran en los Estados Unidos, salvo el que ya mencionamos que se instaló en Ámsterdam.
Continuaremos analizando esta nueva modalidad de seguridad aeroportuaria, y sobretodo, aprendiendo cuáles son los derechos del viajero en todo esto.

Argentina: Salta Las torres, los siglos, la vida

Miramos una iglesia altísima, confirmamos que es la indicada en el mapa, nos sacamos una foto adelante, damos una vuelta por adentro y seguimos. O sea, no estuvimos. Pero tenemos otra oportunidad. El niño que llevamos dentro nos contradice y se queda frente a la iglesia.

Está en silencio, porque lo ha dejado sin habla la maravilla que ve. No lo arranquemos para apurarlo hacia otro prodigio que tampoco apreciaremos. Respetémoslo, algo ha visto. Ha visto el descomunal trabajo de los hombres para erigir aquello. Ha visto la filigrana de la belleza tallando cada detalle. Ha visto la vida de los salteños transcurriendo alrededor de esa iglesia. Y ha visto el tiempo. El transcurrir de los siglos. Alguien debió colocar un banco donde está parado el niño, para que uno pueda explorar el milagro de la laboriosidad humana.

A cada paso en este recorrido por los monumentos históricos y arquitectónicos de Salta capital quedamos maravillados.

Convento de San Bernardo

Todo lo que ha pasado para que lleguemos aquí se nos impone en Salta con personalidad. El sobrio convento de San Bernardo es blanco y macizo. Pertenece a una época anterior a la colonia, cuando Salta aún era sueño.

San Bernardo fue el primer patrón de la ciudad. ¿Quién le otorgó ese título? Aquí todo tiene su historia. Un día los indios decidieron borrar del valle el asentamiento de los conquistadores, pero en uno de los ataques la figura de un breve varón pálido y solitario, con una capa blanca que ondulaba un viento irreal, los aterrorizó.

Dos de los infieles que habían huido entraron con los años a la ermita de adobe con destino de convento y dieron un alarido al ver al hombrecito que los había espantado misteriosamente con su bondad.

Los terremotos y los siglos hicieron lo posible por carcomer el convento hasta la muerte, pero los salteños, civilizadores empedernidos, no sólo lo impidieron sino que establecieron allí un hospital donde atendieron a los patriotas fundacionales de los albores de la Argentina, y luego un convento para que el candor de las carmelitas iluminara la ciudad secretamente. No es un edificio de vocación esplendorosa. En él Dios anda ocupado con sus hijos que sufren. No se exhibe. Con más modestia que entusiasmo ha aceptado el portal más fabuloso del valle. Nuestro niño lo observa azorado por la infinita aplicación con que lo construyeron aquellos lejanos indios despavoridos por el santito blanco.

Iglesia de la Candelaria

A unas cuadras se presenta la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria de la Viña. El mero nombre ya es un poema que les marca a los salteños su cantito musical.

Seduce la elegancia de esta gran iglesia, de sofisticación lograda con plomo y oro. Su cuerpo ancho emite destellos que se van flotando hacia el cielo.

Tiene una cúpula magistral y una torre, y cúpula y torre hacen una pareja sobria, que observa con atención a los hijos de la Virgen que andan por las calles.

Esa torre, de 44 metros, es hija de la devoción del alemán de Baviera Josep Heinrich Theodor Rauch. Se empezó, se suspendió, se retomó. Obra de la Fe, creció con el sustento de la Divina Providencia. Esta iglesia no nació aquí, ni tampoco así de fastuosa. Empezó capillita en una hacienda, construida para una virgencita de la Candelaria traída de Coimbra, Portugal, en 1600.

Algo pasó con aquella Virgen sentada que los vecinos de la comarca la adoraron todos. En 1735 fue mudada a Salta.

Museo de Uriburu

Más adelante seguiremos el recorrido por los tesoros arqueológicos de la religión y contaremos por qué la Catedral salteña alberga un milagro.

Ahora nos detendremos en la vida cotidiana de aquella Salta colonial, que tenía la gallardía y altivez que le otorgaban ser la reina de la corriente colonizadora desde el Perú. El orgullo de Salta tenía raigambre en reyes de Europa y de América.

Las casas de sus vecinos coloniales se emparentaban con las de Lima, Cartagena, Sucre y Guadalajara. Nos transporta hasta ese momento la Casa de los Uriburu, hoy Museo Histórico José Evaristo Uriburu.

En la calle Caseros (que se llamaba Calle Real de San Francisco cuando construyeron la casa, en el siglo XVIII) hay un frente suculento, de paredes anchísimas de adobe repintado de blanco, con una puerta oscura. No deja dudas de que allí dentro están los que mandan. Por esa puerta entraban los carros a un patio en el que se espera que en cualquier momento aparezca don Diego de la Vega disfrazado.

Se recorren seis salas que guardan objetos que pertenecieron a los Uriburu, a José Evaristo, a José Félix. A ellos los acunaron los mismos fantasmas familiares que presentimos hoy. La casa perteneció a la familia entre 1810 y 1920. Es en Salta donde están las estirpes que se alargan centenarias en una casa.

Casa de Leguizamón

La Casa de Juan Galo Leguizamón (también se la conoce como Casa de Don Pablo Arias Velázquez) hace la esquina de Caseros y La Florida. La construyeron en 1806. Tiene las paredes rosa intenso, las puertas verdes, los hierros negros y los ángulos filosos. Es una esquina tan característica que Salta no sería Salta sin ella.

El visitante descubre que, vivos en su interior, los muebles franceses tapizados de seda esperan el regreso de las señoras de la aristocracia, el piano guarda un vals para el regreso del general Paz, los balcones del primer piso desean volver a llenarse de entusiastas que vivan al general Martín Miguel de Güemes que regresa a caballo con su changada bravísima.

Iglesia San Francisco

Cuando a los 16 días del mes de abril de 1582 el licenciado en Leyes Don Hernando de Lerma leyó el Acta Fundacional de Salta, los presentes escucharon que quedaba establecido un lugar para la Iglesia de San Francisco. Y allí está: se la observa y se va directamente al siglo XVI.

Claro que la iglesia que se construyó entonces no era esta gloria arquitectónica que hipnotiza e impacta con su majestuosidad monárquica.

En pocas iglesias se siente como en esta que Dios es Unico. Sus columnas blancas son velas gigantes de marfil, el denso rojo de sus paredes es el púrpura real y el oro que la cubre de los pies hasta la cabeza expresa sin contradicciones que estamos ante el Palacio más importante de este mundo. Las ventanas de la iglesia miran al cielo francamente.

Junto al cuerpo principal está el cetro descomunal: la torre campanario más formidable de la Argentina y una de las más altas de Sudamérica, con 54 metros.

Su campana está amasada con el bronce de los cañones que consiguieron la Independencia. Los mismos que utilizó el general Manuel Belgrano cuando rezó aquí mismo por los hombres que dieron su vida por nuestra Libertad.

El interior de la iglesia alberga tesoros asombrosos: un San Pedro de Alcántara de Alfonso Cano, una pintura de San Francisco, probablemente de Zurbarán, y una talla del santo de Francisco de Rivera, una biblioteca con 40.000 volúmenes, que incluye incunables de 1488, un Niño Dios cusqueño del siglo XVIII, una virgen policromada de la misma época y una imagen de la Virgen de las Nieves, la primera virgen que entró en la ciudad de Salta.

La Catedral

Llegamos finalmente a la Catedral. Cuantas veces la voltearon las fuerzas del mal, este monumento a la persistencia de la Fe volvió a levantarse. Y hoy allí, frente a la plaza de la ciudad, en torno a la cual gira el Norte argentino. Cada vez que resucitó fue más magnífica la Catedral. La de hoy, una señora aposentada rosa y blanca, cubierta por dentro y por fuera de la decoración infinita de quienes la aman, derrama un lujo exuberante para festejar la religión, la relación con Dios.

Un lujo sólo parangonable con el de Oriente. En la Catedral de Salta lo más exquisito de este mundo se hace arte para celebrar el hallazgo de lo Divino.

Fue una iglesia de adobe cuando nació, y luego también fue un templo con una cúpula y dos torres.

En 1692 esta iglesia soportó un terremoto. La explicación de que haya resistido hay que buscarla exactamente un siglo atrás, cuando un cajón apareció flotando en el mar frente al puerto del Callao. Dentro del cajón encontraron un Cristo Crucificado. El Cristo siguió su travesía hasta Salta, donde fue a parar a otro cajón, hasta aquellos días de los terremotos. Entonces el padre José Carrión soñó con el ángel que le revelaba que aquel Crucificado salvaría la obra de Dios de la furia de las entrañas de la Tierra.

Y así fue que corrieron a colocarlo junto a la Virgen que había caído de unas torres. Entonces cesaron los sismos y nacieron Nuestro Señor y la Virgen del Milagro, y las procesiones que se reanudan en la ciudad cada 15 de setiembre. Todo para celebrar aquel sueño, aquel milagro.

30 diciembre 2009

Argentina:Turismo de acción en la Cordillera

Sube el camino, sinuoso, a espaldas del lago Menéndez. El sol pega con fuerza allí arriba y hay que afirmarse en las rocas para ayudar el ascenso. A un lado de la huella, orillando la cuesta, un arroyo se desmorona entre pequeñas cascadas de espuma. De tanto en tanto hay que parar para descansar, para tomar aire antes de seguir, hasta que alguien, el guía tal vez, dice que al fin se ha llegado. Y entonces, con el último aliento, los senderistas se rinden ante la maravilla de ese glaciar despeñándose entre las altas cimas.

El trekking hasta la base del glaciar Torrecillas, en el corazón mismo del Parque Nacional Los Alerces, es una de las travesías más fascinantes que pueden realizarse desde Esquel, la ciudad que se ha convertido en los últimos años en el eje irreemplazable de una enorme gama de actividades ligadas a la aventura. Caminatas por sitios casi vírgenes como los que llevan al Torrecillas, el reto que propone el rafting en las aguas del Corcovado, largas navegaciones en kayak por lagos andinos o el vértigo del canopy entre bosques de montaña son opciones cada vez más buscadas por esos viajeros que hacen del turismo un constante desafío pa-ra sus espíritus inquietos.

Situada en el noroeste de la provincia de Chubut, a la sombra de la Cordillera de los Andes, Esquel es una ciudad típicamente patagónica que posee en sus calles una incesante variedad de ofertas para la aventura. Aquí, en una esquina, un cartel que anuncia el rafting. Más allá, en la vereda opuesta, otro que seduce con el trekking del Torrecillas. Y en un sitio cercano a la estación de tren, sobre un ventanal, imágenes que muestran kayaks y lagos.

Un río entre cañadones

A la hora de meterse de lleno en el cosmos de las emociones fuertes, una buena alternativa es iniciarse con el rafting en el río Corcovado. Para ello, es necesario partir desde Esquel en un vehículo que recorre casi noventa kilómetros por asfalto y ripio antes de llegar a la pequeña villa de Corcovado, una localidad cordillerana de apenas dos mil habitantes enclavada entre montañas. Allí, a las orillas del río que lleva el mismo nombre del pueblo, comienza el vértigo. Media hora de explicaciones, de charlas técnicas y recomendaciones, sirven de preámbulo para la salida en las embarcaciones. Armados de trajes de neoprene, de chaquetas secas y chalecos salvavidas, hay que saltar al agua sobre un gomón de piso inflable y estar atentos a la voz del guía que grita cuándo remar y cuándo levantar palas. El agua salpica, la nave salta, rebota en la superficie y luego parece hundirse en el arrebato de un rápido. Hay que surfear los remolinos, sortear escollos, ladear piedras inmensas y buscar los remansos para descansar de tanto en tanto en un río encajonado entre cañadones que posee un grado de dificultad de tres en la escala internacional del rafting, una complicación que resulta ideal para los iniciados.

En el final, tras una hora y media de adrenalina, un almuerzo en un parador cercano sirve de excusa para las anécdotas. Y, entonces, alguien recuerda aquel rápido que parecía indomable, aquella roca sorteada con destreza por el timonel del guía o aquellos biguás rondando la ribera.

Por los lagos

El kayak es otra de las actividades imperdibles para los viajeros inquietos que llegan hasta Esquel. En este caso, hay que tomar rumbo desde la ciudad hasta el Parque Nacional Los Alerces, a algo más de 50 kilómetros, y exactamente hasta la hostería Quime Quipán, ubicada a orillas del enorme lago Futalaufquen, el mayor de toda la zona protegida. Allí aguardan los guías, las embarcaciones y varias bolsas con el equipo profesional necesario para aventurarse en los kayaks por las aguas frías no sólo del Futalaufquen, sino también del Kruger, el Rivadavia y el pequeño lago Verde.

Intensa y maravillosa, la aventura sobre los kayaks obliga a remar en forma sostenida decenas de kilómetros, a veces durante un par de horas, a veces por medio día e, incluso, durante un par de jornadas, dependiendo de la travesía que uno quiera realizar. Punta Mattos, Puerto Limonao, el río Arrayanes, las montañas reflejadas como cristales en la superficie, algún puente colgante que une dos márgenes, el silencio inconcebible apenas profanado por el ruido de los remos sobre el agua y el tiempo justo para una merienda sobre una playa apenas esbozada en la costa, son todas postales de una navegación decididamente inolvidable.

Sueños de hielo

A los pies del glaciar Torrecillas es imposible no sentir ese estupor que genera aquello que abruma, que hechiza. Tras el vértigo del rafting y la memorable fatiga del kayak, el trekking al glaciar permite descubrir un rincón de naturaleza casi inexplorado. Una parábola de la intimidad. Ubicado en un sitio bastante remoto del Parque, el Torrecillas es un glaciar colgante en retroceso, de muy difícil acceso. Para llegar hasta él se necesita en primer lugar embarcarse en una lancha en Puerto Chucao, y navegar por 45 minutos el lago Menéndez, hasta una pequeña playa llamada Puerto Nuevo. Desde allí, en un entorno costero de bosque patagónico, se inicia una caminata por una huella que comienza a ascender, primero suavemente, entre maitenes y cipreses, y luego más abruptamente, en una zona de rocas y vientos.

En grupos siempre pequeños (ya que las normas impiden contingentes grandes por razones de impacto ambiental) se sube dejando atrás el lago Menéndez, que durante casi todo el recorrido hace de telón de fondo para los senderistas. Ladeando un arroyo de montaña a lo largo de gran parte del ascenso, el trekking exige trepar levemente asido a las rocas en ciertos pasajes, lo que lo transforma en una aventura de cierta dificultad.

Lento, sin prisas, el largo ascenso demanda algo más de 90 minutos, hasta que la cuesta empieza al fin a enderezarse para transformarse en un inmenso pozo, cavado por siglos entre enormes muros de roca cordillerana, en el que una silenciosa laguna verde se extiende hasta las fronteras mismas del glaciar Torrecillas. Formada por aguas de deshielo, la laguna Del Antiguo (tal su nombre) y el glaciar parecen abarcar en esa hondonada todos los sueños posibles. Es un cuadro casi onírico, el perfecto final de la travesía, una más, allí, casi en los confines de la Cordillera.

Como en el kayak que surca los lagos, como en el rafting que desafía las aguas del río Corcovado, el viajero empieza entonces a atesorar esos imborrables recuerdos. Memorias de la aventura, más allá de la siempre bella y pintoresca ciudad de Esquel.

Revel in New York, una visión de la ciudad a través de su gente

No hay dudas de que, para conocer una ciudad a fondo, habrá que moverse como un residente y, para ello, qué mejor que los consejos de estas personas. Es así que el sitio Revel in New York es una guía cultural hecha con las opiniones de las personas que allí viven.

Para ello, sus creativos han elaborado una serie de vídeos en los que diferentes neoyorquinos, nacidos o por adopción, realizan sus propias recomendaciones.

Se trata de personajes que van desde artistas, cocineros, publicistas y deportistas hasta fotógrafos, religiosos y fetichistas, conocidos y desconocidos.

El Año Nuevo en distintas culturas y partes del mundo

Aunque la mayoría del mundo occidental está a punto de despedir el 2009 para recibir al 2010, es importante saber que no en todas las latitudes esto es así. Hay sitios que tienen otras costumbres culturales y hasta se rigen por distintos calendarios, por lo cual el Año Nuevo se celebra en otros momentos.

Si no te alcanza con los festejos de esta semana, chequea la lista para volver a celebrar Año Nuevo en otras fechas, y bajo costumbres diferentes.

- Algunos miembros de la Iglesia ortodoxa, como mantienen el calendario juliano celebran el Año Nuevo el 14 de enero.

- Tết, celebración del Año Nuevo Vietnamita, celebrado junto al Año Nuevo Chino, entre el 21 de enero o el 21 de febrero.

- El Año nuevo musulmán se celebra el 1 de muharram, aproximadamente fines de enero y principios de febrero.

- Losar, celebración del Año Nuevo tibetano, celebrado entre enero y marzo.

- Nouruz, celebración del Año Nuevo Iraní, celebrado para el equinoccio primaveral, cerca del 21 de marzo.

- Naw-Rúz, Año Nuevo de la Fe bahá’í – profesada mayormente en la India –, celebrado en el equinoccio primaveral.

- Ugadi, celebración del Año Nuevo de Telugu, estado indio de Andhra Pradesh, en la región este de la India, entre marzo y abril.

- En Tailandia, Camboya, Birmania y Bengala, se celebra entre el 13 y 15 de abril.

- We Tripantu, celebración del Año Nuevo Mapuche – tribu indígena sudamericana – , el 24 de junio.

- Cápac Raymi, celebración del Año Nuevo Inca, el 22 de diciembre.

- El Año Nuevo Aymara – otra tribu de el occidente de Bolivia, el sur del Perú y el norte de Chile – , es celebrado cada 21 de junio como la época del solsticio con la llegada del invierno.

- Rosh Hashanah, celebración del Año Nuevo Judío, celebrado generalmente en septiembre.

- Enkutatash, celebración del Año Nuevo Etíope, el 11 de septiembre.

- 1 de Vendimiario, celebración de Año Nuevo de acuerdo al calendario republicano francés, equivalente al 22 de septiembre.

- Samhain, celebración de Año Nuevo del Neopaganismo Celta, cerca del 1 de noviembre.

- El Año Nuevo Hindú es celebrado dos días antes del festival de Diwali, a mediados de noviembre.

- Entre los aborígenes guanches de Tenerife (Canarias, España), se celebraba con la recogida de las cosechas (aproximadamente el 15 de agosto), era llamado Beñesmer.

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