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15 octubre 2008

Argentina y Chile: Por la Ruta de la Araucaria

El serpenteante lago Aluminé aparece este atardecer extraordinariamente "planchado", un espejo al que casi da pena surcarlo, para no deformar esos reflejos perfectos de cumbres nevadas y bosques de araucarias. Pero la excursión en kayak por esta inmensa geografía es demasiado tentadora. Bajo la guía de Hernán Gallina, los kayaks se deslizan suavemente y nos regalan postales inolvidables desde la superficie del lago, con el volcán Batea Mahuida como fondo, blanquísimo, destacándose sobre el cielo rojizo.

Estamos en Villa Pehuenia, al oeste de la provincia de Neuquén. Desde aquí hasta Curacautín, en la región de la Araucanía de Chile, no hay más de 150 km, aunque los inabarcables paisajes de montaña y la gran variedad de actividades que se pueden practicar se empeñen en hacer que la zona parezca mucho mayor, enorme. Montañas, lagos, ríos cristalinos, volcanes, parques nacionales, centros de esquí y un sinnúmero de actividades al aire libre se combinan a través de esta Ruta de la Araucaria, que fue presentada recientemente. El recorrido une la zona cordillerana de Neuquén con la de la Araucanía chilena, a la sombra de las araucarias o pehuenes, esos hermosos y milenarios árboles, sagrados para los mapuches -esta es la única región del mundo con bosque nativo de araucarias-. Un reciente estudio realizado en Chile dice que la mayoría de los turistas llegan aquí en busca de naturaleza y aventura, y en segundo lugar, por la gran oferta termal.

Para ver la zona en toda su magnitud ascendemos las laderas del Batea Mahuida -la cima está a 2.000 metros-, a cuyos pies se encuentra el pequeño centro de esquí administrado por la comunidad mapuche puel. Mate de por medio, el cacique -lonco- de la comunidad, Manuel Calfuqueo, me cuenta los planes para crear más pistas e instalar nuevos medios de elevación, y pienso que nada mejor que estas alturas para captar este mágico lugar en toda su dimensión: el lago Aluminé y la península donde se asienta Pehuenia, poblada de araucarias, los volcanes Lanín, en Argentina -dentro del Parque Nacional Lanín-, y Villarrica, Llaima e Icalma en Chile, y ahí abajo el estrecho paso La Angostura, que une los lagos Aluminé y Moquehue. Precisamente hacia allí nos dirigimos al bajar del cerro, en busca de una actividad bastante nueva en la zona: canopy, en un recorrido creado por Fernando López, de cinco etapas que permiten "volar" en tirolesa por distintos cables colgados entre las araucarias, y deslizarse haciendo rappel contra sus añosos troncos. Y todo a la orilla del lago, con el cerro El Colorado enfrente.

En Argentina, esta zona de bosques naturales de araucarias se extiende hacia el sur hasta Aluminé -con un caudaloso río, ideal para la pesca y el rafting-, y al norte hasta Caviahue, cuyo centro de esquí acaba de cerrar una temporada invernal récord. La cercana villa termal de Copahue, en tanto, se prepara para su próxima apertura, en noviembre, con sus reconocidas aguas mineromedicinales, fangos, algas y vapores, que se aplican en distintos programas de prevención y salud. Actividades de aventura y excursiones en el bellísimo entorno del Parque Provincial Copahue complementan a la perfección el relax termal.

Los cuatro volcanes

Cruzando a Chile por el paso Icalma y tomando la ruta 89, pasamos por Lonquimay y el Túnel Las Raíces, que con sus 4,52 km fue el más largo de Sudamérica hasta 2006. Apenas a la salida está la localidad de Malalcahuello, con termas famosas por sus aguas y su excelente infraestructura; un poco más adelante, Manzanar -nuevamente un centro termal-, y a pocos km Curacautín (significa "Piedra de reunión"), una población de casi 18.000 habitantes que en otros tiempos supo ser paso obligado de los pehuenches que vivían a ambos lados de la cordillera, y que en verano recolectaban piñones (fruto de la araucaria), que siguen siendo un importante alimento en toda la zona. De hecho, muchos chefs los han redescubierto y los utilizan en modernos platos gourmet, e incluso en riquísimos alfajores que se elaboran con harina de piñón.

Esta pintoresca comuna de la región de la Araucanía chilena está rodeada por cuatro volcanes, dos parques nacionales, cuatro centros termales y tres centros de esquí, entre otros atractivos. Desde los jardines del complejo de cabañas se ve asomar, tras la cortina de álamos, la silueta del volcán Llaima, de 3.125 metros, esbelta, perfecta. El volcán está dentro del Parque Nacional Conguillío, que atesora lagos, lagunas, milenarias araucarias y hasta un bosque sumergido. Justo antes de entrar al parque, resulta imperdible la vista del Llaima desde el mirador, una estructura de madera construida sobre un impresionante río de lava, eco de una antigua erupción. Muy cerca están los volcanes Lonquimay, Sierra Nevada y Tolhuaca, y a las puertas de este último, unas termas de película -casi a la misma latitud que Copahue, pero "del otro lado"-, con fumarolas que despiden vapores y aguas que surgen a 96 grados desde las profundidades.
Toda la zona es perfecta para cabalgatas, pesca, avistaje de aves (el Parque Nacional Tolhuaca posee una muy interesante guía de aves) y actividades más aventureras, como trekking (hay numerosos senderos autoguiados en los parques nacionales), canopy o rappel.
Y están, claro, los artesanos, como en todo territorio mapuche, maestros en trabajar madera o lana, como lo demuestra Luz María Yáñez con sus telares-murales hilados con rueca y teñidos con vegetales. O Sergio Abarca, con sus impactantes obras en metal. Ambos participarán en una gran exposición, en diciembre. Obligatorio volver, pienso, camino al paso Pino Hachado, regreso a Neuquén.

Por: Pablo Bizón

08 octubre 2008

Brasil Náutico

Recientemente, se ha lanzado una página web en Brasil dedicada a las prácticas náuticas. Siendo un país que cuenta con 8.500 kilómetros de litoral atlántico, la historia, la cultura y la vida de Brasil están íntimamente ligadas al mar. Por lo tanto, es un sitio ideal para los amantes de la navegación – que se complementa con un clima privilegiado – y por ello esta web es de suma utilidad para ellos.

La página ofrece información sobre distintos itinerarios turísticos y las actividades náuticas que en ellos se puede realizar. Desde luego, no faltan datos sobre el clima, permanentemente actualizados por el Instituto Nacional Meteorológico y la Marina de Brasil, y también sobre los atracaderos disponibles en cada ciudad, donde poder dejar la embarcación. Los mapas y las recomendaciones sobre las distintas rutas marítimas tienen su lugar, como así también todos los datos que podamos necesitar para nuestro viaje.


También hay artículos, sugerencias, calendario de eventos y competiciones. La historia de las diferentes rutas del mar es particularmente interesante, ya que se relaciona, como ya dijimos, con la historia misma de Brasil.

La página está hecha por navegantes experimentados y técnicos expertos en las distintas áreas, por lo tanto no sólo es confiable sino que también es completa. De esta forma, podemos disfrutar del inmenso mar de Brasil, que es lo mejor que el país tiene para darnos.

Vía: Expreso

Cómo armar un equipaje reducido

Cuando nos vamos de viaje, ninguno de nosotros quiere malgastar su dinero en pagar por el exceso de equipaje, así que buscar la forma de llevar todo lo necesario, a la vez que podamos hacerlos con una maleta sola – cuanto más pequeña mejor – es ventajoso para cualquier viajero. Además, si queda algo de lugar extra podemos utilizarlo para guardar aquello que traigamos de las compras realizadas, ya que es casi seguro que algo llevaremos a casa.

Realizar una maleta pequeña y que sea suficiente, es particularmente difícil para las mujeres, que queremos llevarnos un conjunto de ropa para cada ocasión, con el correspondiente calzado, bolso y demás accesorios. Y sin embargo, aunque nos esforzamos por llevar cada vez menos cosas, cuando regresamos nos damos cuenta de que no hemos usado ni la mitad. ¿A ustedes, lectoras, no les pasa lo mismo?

Por eso voy a recomendarles un sitio web muy interesante, que se dedica precisamente a darnos consejos para empacar de forma adecuada, salvándonos no sólo de pagar exceso de equipaje, sino también permitiéndonos desplazarnos con comodidad del aeropuerto al taxi, al hotel – y ni que hablar si realizamos combinaciones de vuelos –. Así que espero que os sea útil y que su próximo viaje sea más “liviano” gracias a este pequeño consejo.

Vía: One Bag

Argentina: La luminosa "ruta de los seismiles"

La llamada "Ruta de los seismiles" es probablemente uno de los itinerarios más sorprendentes que esconde la geografía argentina, un lugar ideal para los amantes de los escenarios vírgenes y de la naturaleza en estado puro. Integrado por 14 picos que superan los 6.000 metros de altura sobre el nivel del mar, el circuito se despliega en el oeste de Catamarca, pegado a la frontera con Chile y ofrece una combinación de pequeños pueblos llenos de encanto y una sucesión increíble de paisajes.

Hasta no hace mucho, la Ruta de los seismiles sólo era frecuentada por montañistas argentinos y extranjeros, que llegan cada año a esta zona para desafiar las complicadas cumbres catamarqueñas, pero en los últimos tiempos se ha convertido en un destino muy visitado por toda clase de viajeros.


Los pueblos del oeste
Viajando hacia el oeste desde San Fernando del Valle de Catamarca, el camino transcurre por la solitaria ruta 60, que conduce hasta el Paso de San Francisco, el punto cúlmine de la travesía. Cuando la silueta de la cordillera ya es una presencia insoslayable en el horizonte, se impone una primera parada en Tinogasta, la localidad más importante del oeste catamarqueño. Fundada en el siglo XVIII, la ciudad ofrece una amplia gama de servicios para turistas y cuenta con dos excelentes museos que atesoran objetos de las culturas indígenas que habitaron en esta región.

Un poco más adelante, continuando por la ruta 60, se encuentra Anillaco, donde se conservan las ruinas de una pequeña iglesia levantada en 1712, y luego el famoso santuario de la localidad de San Pedro. Declarado Monumento Histórico Nacional, el templo de San Pedro fue construido en 1770 y presenta una fisonomía blanca y sencilla, de aires coloniales, con una antigua imagen cusqueña del patrono de la iglesia en su interior.

Justo antes de ingresar al último tramo del recorrido, donde están los dominios de los majestuosos seismiles, aparece la localidad de Fiambalá. Fundada en 1702, la ciudad es un sitio ideal para pasar la noche, ya que tiene varios hoteles y vale la pena dedicar una jornada para pasear por sus calles y visitar los oasis de cultivos que hay en sus afueras.

El reino de los colosos
Después de pasar por Fiambalá, la ruta 60 gira abruptamente hacia el oeste y se coloca de cara a la cordillera. Tras dejar atrás el pequeño poblado de Chaschuil, la carretera vuelve a colocarse en paralelo a las montañas y se convierte en una fabulosa vidriera de espectáculos naturales.

El primer pico en aparecer es el monte Pissis, que se halla justo en la frontera con la provincia de La Rioja. El Pissis, que tiene una altura de 6.882 metros, no solamente es el volcán inactivo más alto del mundo, sino que también pelea con el cercano Ojos del Salado para ocupar el segundo lugar en la lista de montañas más altas de toda América. El debate sobre cuál de las dos es el escolta del Aconcagua tiene que ver con que muchos especialistas no se ponen de acuerdo en la altura definitiva de cada una, que es una diferencia de apenas unos pocos metros, insignificante y fundamental al mismo tiempo.

En la capital catamarqueña se pueden contratar excursiones que llegan hasta varios de los salares que hay por toda esta región. Entre los más impactantes se cuentan los salares de la Laguna Negra y el del Hombre Muerto, donde se puede disfrutar de paisajes increíbles, compuestos por la inmensidad blanca de los mares de sal, las montañas de fondo y grupos de guanacos correteando en diferentes direcciones.

Otro gran espectáculo lo constituyen las solitarias lagunas que se encuentran delante de varios de los grandes picos de esta ruta, como la laguna del Peinado y la laguna Verde. Todos estos parajes transmiten la sensación de ser territorios absolutamente vírgenes y se hallan bastante aislados, por lo que se llega a ellos por medio de vehículos 4x4.

En el corazón de la cordillera, haciendo frontera con Chile están varios de los más importantes seismiles, como el cerro de los Patos y el cerro Tres Cruces. Entre estos, el que mejor se ve desde la ruta es el Incahuasi, que se divisa justo antes del ingreso al último tramo del viaje. El Incahuasi es uno de los picos favoritos por los andinistas y allí se encontró una famosa estatuilla de un ajuar funerario indígena.

Al girar la ruta 60 hacia el oeste aparece el majestuoso cerro San Francisco, que es probablemente el más conocido y visitado de los seismiles, ya que se encuentra muy cerca de la carretera y del Paso de San Francisco.

Este paso, que une el territorio argentino con la localidad chilena de Copiapó es el punto final de un recorrido de casi 200 kilómetros prácticamente desiertos, en los que la presencia imponente de los seismiles invita a reflexionar sobre la real medida del hombre frente a la naturaleza. Desde el hito limítrofe, situado a 4.700 metros de altura, no es posible dejar de mirar hacia atrás y observar en silencio la imagen de los colosos, transmitiendo todo su poder y su paz.

03 octubre 2008

Ushuaia, cárcel del fin del mundo: el peor de los castigos

La historia de la humanidad está plagada de relatos crueles, de historia de hombres atormentados, hostigados y martirizados en manos de hombres, al punto que poco importa lo que hayan hecho para merecerlo. Pero en la ciudad más austral del mundo, Ushuaia, existió una prisión que supo albergar criminales terribles, que han causado sufrimiento como pocos, pero que sin embargo han pagado con una estancia en lo que el Dante bien pudo haber identificado como la puertas del mismo infierno.

El Penal de Ushuaia se levantó en 1904, con el fin de llevar lo más lejos posible a todo aquello que la sociedad no quiere cerca, a lo que más teme, a lo que se quiere invisibilizar. El duro clima de la zona, y lo remota de su ubicación reforzaban no sólo la seguridad de la cárcel, sino que era una forma de acentuar el castigo de los presos. Llegó a tener cinco pabellones principales, con 540 detenidos y 250 guardias. Los reclusos recibían educación primaria, de no poseerla, y realizaban distintas tareas laborales en sus talleres.

Constituyó uno de los principales impulsos de la actividad económica de la ciudad, además de proporcionarle el tren, que trasladaba a los reclusos. Sin embargo, hacia 1947 – y por una cuestión de humanidad – se decidió clausurar como prisión, y hacia la década del ’80 se convirtió en museo, como lo es hoy en día. El frío y la humedad implacables hacían un caldo de cultivo ideal para la rápida propagación de toda clase de enfermedades, además de los tratos crueles a los que muchas veces se sometía a los privados de su libertad, teniendo en cuenta el poco control que allí podía haber. Es un lugar que exuda dolor y sufrimiento.

Al ser un penal de máxima seguridad, fueron a parar allí criminales muy peligrosos como el Petiso Orejudo, un asesino en serie brutal, Mateo Banks, que mató a toda su familia para quedarse con una acaudalada herencia. Hubo también célebres presos por causas políticas, como el anarquista Simón Radowitzky.

Un sitio lúgubre, pero más que interesante, y que – por otra parte – nos hace reflexionar si después de tantos milenios de la humanidad en este mundo, el castigo severo y la revancha son eficaces a la hora de reparar males cometidos.

Via turismito

Nueva campaña turística: Perú vive la leyenda

Argentina: San Salvador y la ruta de los diques

Naturaleza, pesca y deportes náuticos en el circuito de los embalses Los Alisos, La Ciénaga y Las Maderas.

La geografía del noroeste argentino es una caja de secretos y sorpresas. Además de los famosísimos paisajes de la Puna, de los pueblos blancos de aire colonial y de los ríos furiosos que serpentean en la aridez de los valles, también es posible sorprenderse con sitios cuya estampa muchas veces no tiene nada que ver con lo que uno esperaría encontrar en esta parte de nuestro país. Esto ocurre en la llamada "ruta de los diques" de la provincia de Jujuy, un circuito poco conocido que se encuentra al sur de la ciudad de San Salvador y que rompe con los moldes habituales del paisaje jujeño.
En torno a los diques La Ciénaga, Las Maderas y Los Alisos, el desierto cedió parte de sus dominios para dar lugar a un oasis de vegetación que parece haber brotado de la nada. Gracias a la construcción de estas represas, en medio de la árida Puna es posible disfrutar de un fresco remanso donde los árboles muestran infinitas tonalidades de verde, practicar deportes acuáticos y soltar la pasión por la pesca deportiva.

De Los Alisos a El Carmen
Partiendo desde la capital jujeña en dirección sur, el primer hito del recorrido es el dique Los Alisos, situado a apenas 17 kilómetros de San Salvador. Enmarcado por laderas cubiertas por una increíble variedad de helechos, Los Alisos es un lugar ideal para realizar travesías de trekking y biking que permiten conocer la flora y la fauna característica de la región. En la zona alta se encuentra el Complejo Eva Perón, que permite acampar en un área desde la que se tiene una visión maravillosa del dique y además posee una pileta de natación y distintas instalaciones deportivas. El dique Los Alisos -al que se puede acceder por la ruta nacional 9 y por las provinciales 2 y 8- es desde hace tiempo una pequeña Meca para los amantes de la pesca, por la enorme cantidad de pejerreyes que habitan en sus aguas profundas y azules.

Continuando el paseo por la ruta 2 se atraviesan hermosos cerros cubiertos por un manto verde antes de llegar a las pequeñas localidades de La Almona, donde parten vuelos de parapente, y La Loma, que constituye el punto más alto del recorrido, a 1.450 metros sobre el nivel del mar.

Un poco más adelante se halla San Antonio, un pueblito encantador conocido en todo Jujuy por la calidad de sus quesillos, que son elaborados desde hace muchísimos años a partir de un método estrictamente artesanal.

Antes de girar por la ruta 9, que lleva a los embalses La Ciénaga y Las Maderas, se pasa por El Carmen, una villa dedicada a la producción de tabaco en la que también hay viñas y una pequeña bodega. El Carmen tiene una rica historia, ya que allí se aprovisionaban las tropas de Güemes y Belgrano durante la campaña del Ejército del Norte, y en el mes de julio es sede de una semana de festejos dedicados a Nuestra Señora del Carmen en los que abundan los productos típicos jujeños y también del sur de Bolivia.

Paraísos para pescadores
A pocos kilómetros de El Carmen se encuentra La Ciénaga, un magnífico espejo de agua que tiene muchos servicios especialmente orientados a los pescadores deportivos que llegan en busca de pejerreyes. En el Club Náutico La Ciénaga hay alquiler de botes de pesca, una pileta de natación y una hostería. En torno al dique también hay zonas de camping, asadores y un restaurante en el que preparan diferenes platos con el pejerrey de protagonista.

El embalse Las Maderas está prácticamente pegado a La Ciénaga, pero su extensión es sensiblemente mayor. Esta presa conforma un lago artificial de 960 hectáreas de superficie que, además de ser otro paraíso para los amantes de la pesca, ofrece actividades como windsurf, canotaje, paseos en lancha y esquí acuático.
Como sucede en Los Alisos y La Ciénaga, Las Maderas está rodeado por un paisaje profundamente verde, más parecido a una selva tropical que a la cercana Puna. Aun en pleno verano, el clima allí es fresco y agradable, con tardes de cielos abiertos que invitan a dormir una siesta arrullada por árboles susurrantes, agitados por el viento que corre entre los cerros jujeños.

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